2014-12-30

Bnav03_epif, FeAdulta20150104 (1 y 6): Jesús no es un apátrida

amigos de feadulta
30 de diciembre de 2014
Asunto: Jesús no es un apátrida


Amigas y amigos:
Esta semana casi batimos el record de fiestas a comentar: el jueves 1 de enero, el domingo 4 y el martes 6, Epifanía. Hoy hacemos el traje con lo que disponemos y si nos viene algo más de Epifanía en estos días, ya lo incluiremos y vosotros entráis en la portada y navegáis para descubrirlo. En eso quedamos.
Antes de nada, quisiera destacaros estos dos artículos:
El de Andrés Torres Queiruga [El papa pastor frente al restauracionismo preconciliar] es francamente extenso, pero vale la pena recorrerlo hasta el final. Yo he subrayado en negrita algunos párrafos que convencerán a quienes traten de pasar de largo…
El artículo de José María Castillo [¿Otro restauracionismo preconciliar?] redondea el tema con unas importantes puntualizaciones y muestra la gravedad del momento.
Así entiendo mejor por qué el Papa Francisco sacó a la opinión pública esas quince enfermedades de la Curia… digo yo que en un intento de llamada enérgica a la conversión… y para avisarnos de lo que puede pasar.
Pero haciendo de tripas corazón, volvemos a presentar otras novedades.

La fiesta múltiple del primero de enero.

Lc 2, 16-21. Los pastores acuden a ver a María, José y al niño. A los ocho días, lo circuncidan y le ponen de nombre Jesús.
Vicente Martínez: Jesús no es un apátrida. Ha sido consustanciado por elementos terrenales en el vientre de su madre.
Números 6, 22-27. Este texto de bendición es patrimonio tradicional y muy querido del pueblo de Israel.
Gálatas 4, 4-7. Jesús se ha anunciado al mundo entero, a judíos y gentiles, y nos ha mostrado que somos hijos del Padre.
Hechos 1, 12-14. Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está cercano a Jerusalén. [lectura alternativa o adicional]
Florentino Ulibarri: Bendición al iniciar el año. Que al comenzar este año sintamos, una vez más, cómo Dios nos mira con ternura y nos envía con gozo y amor a la vida.
Vicky Irigaray: Santa María, madre de Jesús y madre nuestra. Le pedimos que sea también nuestra madre y guíe nuestros pasos, como hizo con Jesús, y nos acerque a Dios.
Rafael Calvo: María, madre de Jesús. María ha sido doblemente dichosa, por ser madre de Jesús y por seguirle.
Fray Marcos: Todo pasa y todo permanece. El tiempo cronológico pasa inexorablemente. En la medida que descubra en cada momento su kairos dejará de pasar en balde.
José Antonio Pagola: La madre nos acompaña. Siempre que marginamos a María de nuestra vida, empobrecemos nuestra fe. Y siempre que despreciamos lo femenino, nos cerramos a cauces posibles de acercamiento a ese Dios que se nos ha ofrecido en los brazos de una madre.
José Sánchez Luque: Navidad y exclusión social. Dios está entre nosotros como debilidad, en los pobres, en los excluidos y en los débiles y eso es la Navidad y el Evangelio.
Carolina Abarca: Navidad, el desafío del Espíritu encarnado en un mundo que se parte. Los encuentros, como la Navidad, que dan sentido a nuestra vida están todos centrados en la transcendencia.
M. Asun Gutiérrez: María, madre de Jesús. Pronuncié tu nombre como una niña que llama a su madre cien veces. ¡¡¡MADRE!!!
El niño y su madre nos esperan. Solo encuentran a Dios los pequeños, los humildes, los que le guardan un espacio en su corazón. Presentación de Regina del Monasterio de Montserrat.
Salomé Arricibita: Magnificat. Proclama mi alma la grandeza de Dios. Y se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Salmo 66. El señor tenga piedad y nos bendiga.
Madre. Ese niño que tienes en tus brazos… Cada niño es tu Jesús y tu Jesús es cada niño. Poema de Patxi Loidi y presentación de M. Asun Gutiérrez.
Soltar amarras. Es tiempo de soltar amarras. Volver a ser tú mismo… ¿te imaginas? (Una maravilla de mensaje, banda sonora e imágenes. Autor desconocido).

El domingo 2º después de Navidad.

Jn 1, 1-18. Al principio ya existía la Palabra y la palabra se dirigía a Dios y la Palabra era Dios. Ella al principio se dirigía a Dios.
Eclesiástico 24, 1-4 y 12-16. Se presenta a Dios-Sabiduría que reside en Israel, en la Morada, en Jerusalén, y echa raíces en el Pueblo.
Efesios 1, 3-6 y 15-18. Los cristianos estamos elegidos para la santidad, para ser hijos de Dios y herederos de la riqueza del conocimiento de Dios.
De Oraciones de vida (Karl Rahner)No digas todo lo que Tú eres en tu infinitud, di solamente que me amas. Dime tan solo que eres bueno para mí. [lectura alternativa o adicional]
Florentino Ulibarri: Dios nos ha tomado la delantera. Hay que poner nuestra esperanza en Dios puesto que Él la ha puesto antes en nosotros. Hay que confiar más en Dios y echarnos en sus brazos y descansar en su regazo.
Vicky Irigaray: Dios, la sabiduría. Jesús posee la sabiduría de Dios, porque sigue los criterios y valores del Padre.
Rafael Calvo: La vocación de JesúsApuesta por la humanidad, por la felicidad de todos los seres humanos.
Fray Marcos: El Logos era la Vida y la Vida era la luz. El fallo de nuestra religiosidad consiste en querer alcanzar la luz antes de descubrir la Vida.
Enrique Martínez Lozano: Ver a Dios en todo. Solo las "etiquetas" que mi mente sobreimpone a la realidad me impide ver a Dios en todo.
M. Asun Gutiérrez: El amor gratuito de Dios. En el principio era la gratuidad. Todo está presidido por el amor gratuito de Dios.
Salmo 147. La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.

La gran fiesta de la Epifanía.

Mt 2, 1-12. Unos magos de Oriente preguntan a Herodes por el rey de los judíos. Herodes averigua que nació en Belén. Ellos visitan a Jesús y se vuelven por otro camino.
Isaías 60, 1-6. El profeta espera que se superen los problemas de Israel y ve a Jerusalén como centro glorioso de la peregrinación de todos los pueblos.
Efesios 3, 2-6. Pablo proclama su vocación específica como apóstol, anunciar el Evangelio a los gentiles.
Efesios 3, 1.5-9. Por esta razón yo, Pablo, prisionero por el Mesías Jesús para el bien de vosotros los paganos... [lectura alternativa o adicional]
Florentino Ulibarri: Bendición para el día de la epifanía. Que vuestros anhelos y proyectos tomen forma y se hagan realidad y que Dios os proteja y cuide hoy, y cada día.
Vicky Irigaray: Buena noticia para todos. Jesús predica y defiende un mensaje que es válido para todos, los creyentes de cualquier religión o incluso los no creyentes.
Rafael Calvo: Dios único y de todos. Dios se manifiesta a todos por igual, sin importar status, cultura, religión…
Faustino Vilabrille: La medida de la relación con Dios. Jesús se educó en una religión leguleya, pero lo suyo no es ninguna religión sino un mensaje universal de fraternidad y solidaridad.
M. Asun Gutiérrez: Epifanía de Jesús. Ponerse en camino es necesario para descubrir, encontrar y manifestar a Jesús. Encontrarle es la mayor alegría. Vinieron también mujeres sabias y le trajeron regalos útiles…

Y por encima de las fiestas, sabemos que la vida sigue.

Juan Masiá: Uniones prematrimoniales bendecidas. Dos tareas importantes: una teología del matrimonio como proceso y una moral de las relaciones humanas interpersonales.
José Arregi: Santos inocentes. Santo inocente es quien sigue creyendo en la bondad ajena como la verdad más profunda.
Yolanda Chávez: Las fosas clandestinas. Hay más de 90000 desaparecidos en México entre migrantes y víctimas del narcotráfico, también hay muchas voces que se levantan contra esta violencia.
Paco Bautista: Los puntos suspensivos… Para pararnos en el corazón de la Utopía, en la Entrañable Ternura, en la nueva era que el Pequeño comenzó en un pesebre.
Ángel Pérez Pueyo, nuevo obispo de Barbastro-Monzón. Es un sacerdote, hasta ahora rector del Pontificio Colegio Español "San José" de Roma. Jesús Bastante nos informa en Noticias de alcance, de que Granada, Barcelona, Burgos, Jaén cambiarán pronto de obispos.
Entrevista reciente a Hans Küng. ¿Lo rehabilitará Francisco? A pesar de su Parkinson, ante nosotros encontramos, a sus 86 años, al Küng de siempre, sonriente, cordial y ameno. Es el vídeo de la semana.

Y como corresponde, nos deseamos mutuamente un buen año 2015. 
Un abrazo y hasta pronto.
Rafael Calvo


2014-12-27

Bnav_sagradafamilia, Lc 2,22-40: El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría (20141228)

Servicio Bíblico Latinoamericano
Domingo 28 de diciembre de 2014 - Ciclo B
La Sagrada Familia de Nazaret
Santos Inocentes

Eclo 3,2-6.12.14: El que teme al Señor honra a sus padres
Salmo responsorial 127: Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos
Col 3,12-21: La vida de familia vivida en el Señor
Lc 2,22-40: El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría





Celebramos hoy la fiesta de la Sagrada Familia. Los textos de la liturgia hacen referencia a temas familiares. En la primera lectura, tomada del libro del Eclesiástico, escuchamos los consejos que un hombre, Ben Sirac, que vivió varios siglos antes de Jesucristo, da a sus hijos. El respeto y la veneración de éstos hacia sus padres es cosa agradable a los ojos de Dios, que éste no dejará sin recompensa. Los hijos que veneren a sus padres serán venerados a su vez por sus propios hijos. Todo estos consejos, aún conservando hoy plena validez, parecen insuficientes, puesto que están dados desde una mentalidad estrictamente rural, en donde otros aspectos de la vida familiar no son tenidos en cuenta. No sólo importa hablar hoy del respeto que los hijos deber a los padres, sino de la actitud de éstos con relación a los hijos. Esta insuficiencia resulta particularmente notable en momentos como los actuales, cuando la familia tiene planteados problemas de pérdida de sus funciones.

Desde una perspectiva cristiana, la familia continúa teniendo una función insustituible: ser una comunidad de amor en donde los que la integran puedan abrirse a los demás con una total sinceridad y confianza. Dejando aparte los consejos que en último lugar da San Pablo, y que son puramente circunstanciales y muy ligados a las costumbres y mentalidad de la época, la exhortación a la mansedumbre, a la paciencia, al perdón y, sobre todo, al amor, es algo realmente básico para la familia de nuestro tiempo.

El evangelio de Lucas que hoy proclamamos nos cuenta –dentro del género de los «relatos de la infancia»- el rito de la presentación del niño en el Templo, celebrado también por los padres de Jesús. El fragmento de hoy concluye con unas palabras muy importantes, que, junto con otros pasajes paralelos de Mateo, proclaman el “progreso” en el “crecimiento” de Jesús «en edad, sabiduría y gracia, ante los hombres y ante Dios».
Tiempos hubo en que la «cristología vertical descendente» clásica se veía en la necesidad de corregir estas palabras diciendo que, obviamente, eran metáforas, porque Jesús no podía «crecer, progresar en sabiduría ni en gracia», ya que era perfecto... La cristología renovada, «ascendente» ahora, por el contrario, se fijó en estos versículos y los subrayó: sería el evangelio mismo el que nos estaría afirmando que Jesús «fue haciéndose», no sólo creciendo en edad, sino «en sabiduría» e incluso «en gracia».
Este evangelio, y sus paralelos, es, por ello muy importante, por cuanto nos insta a desvincularnos de los planteamientos metafísicos griegos fixistas. La «encarnación» no sería un chispazo de conexión instantánea entre dos «naturalezas», sino todo un proceso histórico.

Pablo da algunos consejos para la convivencia con otros. Se requiere humildad, acogida mutua, paciencia. Y si fuese necesario, perdonar. Así procede Dios con nosotros. Su actitud debe ser el modelo de la nuestra (v.12-13). Pero, “por encima de todo”, está el amor, de Él tenemos que revestirnos, dice Pablo empleando una metáfora frecuente en sus cartas (v.14). De este modo “la paz de Cristo” presidirá en nuestros corazones (v.15).
Si el amor es el vínculo que une a las personas, la paz se irá construyendo en un proceso, los desencuentros irán desapareciendo (los enfrentamientos también) y las relaciones se harán cada vez más trasparentes. En el marco de la familia humana, esos lazos son detallados en el texto del Eclesiástico (3,3-17).

Lucas nos presenta a la familia de Jesús cumpliendo sus deberes religiosos (vv. 41-42). El niño desconcierta a sus padres quedándose por su cuenta en la ciudad de Jerusalén. A los tres días, un lapso de tiempo cargado de significación simbólica, lo encuentran. Sigue un diálogo difícil, suena a desencuentro; comienza con un reproche: “¿Por qué nos has hecho esto?”. La pregunta surge de la angustia experimentada (v. 48). La respuesta sorprende: “¿Por qué me buscaban?” (v. 49), sorprende porque la razón parece obvia. Pero el segundo interrogante apunta lejos: “¿No sabían que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”. María y José no comprendieron estas palabras de inmediato, estaban aprendiendo (v.50).
La fe, la confianza, suponen siempre un itinerario. En cuanto creyentes, María y José maduran su fe en medio de perplejidades, angustias y gozos. Las cosas se harán paulatinamente más claras. Lucas hace notar que María “conservaba todas las cosas en su corazón” (v. 51). La meditación de María le permite profundizar en el sentido de la misión de Jesús. Su particular cercanía a él no la exime del proceso, por momentos difícil, que lleva a la comprensión de los designios de Dios. Ella es como primera discípula, la primera evangelizada por Jesús.
No es fácil entender los planes de Dios. Ni siquiera María “entiende”. Pero hay tres exigencias fundamentales para entrar en comunión con Dios: 1) Buscarlo (José y María “se pusieron a buscarlo”); 2) Creer en Él (María es “la que ha creído”); y 3) Meditar la Palabra de Dios (“María conservaba esto en su corazón”).

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 138 de la serie «Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «Un viejo con esperanza». El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1600138  Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap138b.mp3 

Para la revisión de vida

          -¿Cómo vivo mi vida familiar? ¿Pueden mis familiares estar sufriendo por mí?
          -¿Tengo un desajuste entre lo que digo en la sociedad pública y lo que vivo en la familia?
          -La familia es una realidad estática que pasa por etapas evolutivas muy diferentes… ¿Cuál es la próxima etapa que vivirá mi familia? ¿Precisa ya de alguna preparación o previsión?

Para la reunión de grupo

-                  El tema de la “defensa de al familia” es un área de conflicto entre la Iglesia y la sociedad actual. Analizar las posturas de ambos lados. Por parte de la Iglesia: ¿será que defiende no la familia sino un modelo concreto de familia? ¿Cómo quedan ahí las relaciones y diferencias entre Iglesia y realidades autónomas, fe y cultura, pluralismo legítimo, inculturación… Concretamente: ¿qué actitudes nuevas sería bueno que tomara la Iglesia en este tema?
-                 Comparar la migración de Jesús (incluso aunque fuese simbólica) con la de los millones de desplazados y migrantes del mundo actual.
-                  Jesús no destacó por ser un “defensor de la familia”… Para él, claramente, la familia no es lo más importante en la vida. Hay valores a los que debe someterse la familia, valores que uno debe poner también por encima de la relación con su familia… Comentar la conducta de Jesús.

Para la oración de los fieles

-                 Por toda la Iglesia, para que los cristianos hagamos de ella una verdadera familia en la que no haya discriminaciones sino que reinen la justicia, el amor y la fraternidad. Oremos.
-                 Por todos cristianos, para que seamos solidarios en la tarea de hacer de este mundo una única familia humana llena de paz y fraternidad. Oremos.
-                 Por las familias cristianas, para que estén abiertas a todas las transformaciones positivas que vive hoy la institución familiar. Oremos.
-                 Por las familias rotas, los hijos que sufren las consecuencias de una separación, los que estén alejados de sus familias, los que no aciertan a saber convivir con los suyos. Oremos.
-                 Por las familias sin vivienda, sin trabajo, emigrantes. Oremos.
-                 Por nuestras familias, para que vivamos en coherencia con nuestra fe, trabajando por el Reino. Oremos.

Oración comunitaria

          Oh Dios, Comunidad Trinitaria plena, Padre y Madre de toda la Familia Humana: haz vibrar en todos nosotros el sentido de pertenencia a la misma y única Familia Universal, para que el mundo y la humanidad se transformen a la búsqueda de tu Proyecto de Amor. Tú que vives y haces vivir, por los siglos de los siglos. Amén.

          Señor Jesús que quisiste comenzar tu vida como todo ser humano, en el seno de una familia, necesitado del calor, el alimento y el apoyo de los más cercanos; comenzando a aprender a caminar... Danos apreciar las virtudes domésticas y el valor de autenticidad que da el compromiso en el día-a-día humilde y oculto. Por Jesucristo Nuestro Señor.

2014-12-24

Bnav_24-25dic, FeAdulta, Felicidades!!! (20141224-25)

FeAdulta.com
24de diciembre de 2014
Felicidades!!!



Amigas y amigos:  envío de nuevo la carta reformada, disculpadme.
Empiezo por daros las gracias por vuestros correos de felicitación. Respondo con la última que me llegó, que no es nueva pero es preciosa, y como ya no cabe en la web, la adjunto en esta carta.
Esta misma mañana he leído en el periódico cómo se las gastó ayer el Papa en el cruce de 'felicitaciones' con la Curia. Hay que leerlo, Francisco no se mordió la lengua… Va como segunda noticia de alcance. La primera suena muy bien: Francisco hace las paces con las monjas USA. El Papa recibe a las religiosas y se compromete a nombrar a mujeres en cargos de responsabilidad. Aleluya!!
La noticia de las monjas se ha de interpretar en clave más universal.  Marco A. Velásquez: Francisco promueve nuevo trato eclesial al pensamiento crítico dentro de la Iglesia.
El Papa sigue siendo noticia de primera página. Pablo Ordaz: Francisco, el gran mediador. Bergoglio puso la diplomacia vaticana al servicio de EE UU y Cuba. El Papa actúa además en Venezuela, Oriente Próximo y la lucha contra el yihadismo.
Ya tenemos nuevo cuestionario. Atrio: Nueva encuesta sobre la familia para el Sínodo 2015. Este informe establece un nuevo trato a las discrepancias, respeta la autonomía de los carismas y ejercita la comunión eclesial para la solución de conflictos.
Juan Masiá: Brújula y faro, en vez de semáforo rojo. Las propuestas del Papa Francisco sobre la familia son preguntas abiertas para pensar con una mentalidad abierta desde una ética de criterios flexibles para situaciones diversas.
Después de todo esto es justo y necesario darle las gracias a Dios por el regalo de Francisco. En eso estamos todos… Esta semana se nos multiplican los temas. Vamos por partes.

Lecturas de Nochebuena
Lc 2, 1-14. Por aquel entonces salió un decreto de César Augusto mandando hacer un censo del mundo entero. Este censo fue el primero que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria.
Isaías 9, 1-3 y 5-6. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande. Porque un niño nos ha nacido, príncipe de la paz.
Tito 2, 11-15. Ha aparecido alguien en quien podemos ver a Dios. Nuestra respuesta: renunciar a la vida sin religión, a la vida dedicada sólo a esta vida…

Lecturas de Navidad
Jn 1, 1-18. Al principio ya existía la Palabra y la palabra se dirigía a Dios y la Palabra era Dios. Ella al principio se dirigía a Dios.
Isaías 52, 7-11. Un canto guerrero, la alegría de la victoria, aplicado a la victoria del Reino de Dios, presente ya en Jesús.
Hebreos 1, 1-6. Jesús leído desde los tópicos del Antiguo Testamento "sentado a la derecha de Su Majestad en las alturas"... Pero nosotros lo vemos envuelto en pañales y acostado en el pesebre.

Pensando en celebraciones comunitarias…
José Antonio Pagola: Emmanuel: Dios con nosotros. Dios está con nosotros todos. No es propiedad de los cristianos ni de los buenos…
Karl Rahner: De Oraciones de vida. No digas todo lo que Tú eres en tu infinitud, di solamente que me amas. Dime tan solo que eres bueno para mí.
Florentino Ulibarri: Navidad, tiempo para creer. Creo en el buen hacer de José, en la fe adulta de María, creo en el gozo compartido de los pastores, creo en la ternura de los seres humanos… creo en Jesús.
Vicky Irigaray: Prepáranos para tu venida. Dios con nosotros es la gran alegría de todo el pueblo, sin marginados. Seamos Buena Noticia para cuanto nos rodean.
Rafael Calvo: Dios en nosotros. Si Dios se encarna en Jesús, es encarnación en todos y siempre.
Rafael Calvo: La vocación de Jesús. Apuesta por la humanidad, por la felicidad de todos los seres humanos.

Comentarios navideños.
Vicente Martínez: Del violeta al verde. Hay que re-santificar la tierra entera. El amor y la familia son la clave. Jesús, José y María lo sentían profundamente dentro.
Fray Marcos: Dios está siempre encarnado. No estamos celebrando un cumpleaños. Dios se está encarnando siempre. El prólogo de Juan es un relato metafísico sobre el nacimiento de Jesús.
José Antonio Pagola: El rostro humano de Dios. Dios no es mudo. No ha permanecido callado, encerrado para siempre en su Misterio. Dios se nos ha querido comunicar.
Enrique Martínez Lozano: Jesús es nuestra paz. "Paz en la tierra a las personas amadas de Dios". Navidad es un regalo, que nos recuerda que somos Paz.
Faustino Vilabrille: ¿Cómo celebraría hoy Jesús la navidad? Jesús celebraría hoy la Navidad proclamando el amor y la paz, y haciendo el bien como siempre lo hizo al lado de los pobres y de los oprimidos.
Koldo Aldai: ¡Sea bienvenida, una vez más...! Una reflexión en clave de esperanza y positiva de estas fiestas que son las de todos los que quieren participar y dar esa paz y ese amor que Jesús nos inspiró con su vida.
M. Asun Gutiérrez: La palabra se hizo humanidad. Como los padres se agachan para comunicarse mejor con sus hijitos, Dios en Jesús se coloca a nuestra altura. Luz y vida. El Dios que se muestra en Jesús, es Palabra, habla, es comunicación, es donación.
El itinerario del desasimiento. Dios escoge los lugares humildes, pero después de haber pasado Dios por ellos, quedan dignificados para siempre.
Navidad es una nueva creación. En el principio Dios lo creó todo diciendo una palabra: "Tú eres mi hijo".  Cuando resuena la palabra de Dios todo nace de nuevo.
Salomé Arricibita: Benedictus. En el principio ya existía la Palabra, desde el principio, Dios quería derramarla… para iluminar a los que viven en tinieblas y guiar nuestros pasos.
Salmo 95. Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Cantad al Señor un cántico nuevo. Salmo 127. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos. Que el Señor te bendiga.

Lecturas de la Familia de Jesús
Lc 2, 22-40. Cuando llegó el tiempo de que se purificasen conforme a la Ley de Moisés, llevaron al niño a la ciudad de Jerusalén para presentarlo al Señor.
Eclesiástico 3, 2-7. El que respeta a su madre acumula tesoros. La piedad para con tu padre no se olvidará.
Colosenses 3, 12-21. El Señor os ha perdonado; haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo, el amor. Sea vuestro uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión.

Para comunidades…
Teresa de Calcuta: Cuando pensabas que no te veía. Siempre te quise decir: ¡Gracias por todas las cosas que vi, cuando pensabas que no te veía!
Florentino Ulibarri: Confesiones de Dios. Entregaros un hijo es delegar mucho de mí en vosotros. La fuente de la vida, que encontró cauce en vosotros, tiene su origen en mis entrañas. Acostumbraos, pues, a verme en ellos…
Rafael Calvo: La familia de Jesús. Jesús creció y se educó en una familia que potenció su desarrollo personal.

Comentarios.
José Luís Sicre: Donde la familia no es lo importante. Las predicciones de Simeón y Ana quizás desentonen en el ambiente de fiesta en torno a la familia de Jesús.
Fray Marcos: La familia, marco ideal del desarrollo humano. Aprovechar el marco familiar para crecer en humanidad es el mejor camino para defenderla.

Aunque estemos de fiesta en casa, hay que mirar por la ventana…
José M. Castillo: Corrupción y religión. ¿Existe una misteriosa y tremenda conexión entre religión y corrupción? Ahí están los hechos…
Yolanda Chávez: El derecho a emigrar. No somos inmigrantes somos "El prójimo", no somos ni amenaza ni competencia, somos personas, la imagen de Dios. Hemos incorporado la voz de Yolanda Chávez y con ella la de muchos emigrantes…
Discurso de Pepe Mújica en Unasur (Ecuador) 5 dic. 2014. Pepe Mujica, aunque no espera ningún premio en otro mundo, siente la trascendencia de la justicia y de la entrega en beneficio de los más necesitados.
Mafalda (Quino): La vida despeina. Nos faltan permisos para disfrutar de la vida y todo debido a una moral de semáforo en vez de una ética de criterios y actitudes.

Termino que ya está bien.
En Granada, en el centro Suárez de los jesuitas y los días 10 y 11 de enero, José Antonio Pagola ofrece tres conferencias bajo el título de "Volver a Jesús, tarea urgente en la Iglesia actual". No me las quiero perder, ¿nos acompañas? Le hemos dedicado un banner en portada.
La sagrada familia de Antoni Gaudí. La catedral de la Sagrada Familia de Gaudí es algo de todos y para todos, poesía de Dios hecha de piedra, espacio y color.
Han enriquecido con el audio el Cancionero El Tocho de Coro 9. Gracias.
En las Cartas que nos llegan hemos reproducido tan solo dos felicitaciones (una es de Salomé y la otra de la comunidad Adsis) aunque nos hubiera gustado poner muchas más. Todas se lo merecían.

Un abrazo muy cariñoso, de los que solemos gastar estos días…
Rafael Calvo

2014-12-21

LOS RELATOS DE LA INFANCIA DE JESÚS: ¿TEOLOGÍA O HISTORIA? (Boff, 1980)

LOS RELATOS DE LA INFANCIA DE JESÚS:
¿TEOLOGIA O HISTORIA?

Leonardo BOFF
(De “Jesucristo Liberador”, capítulo 9, Sal Terrae 1980, pp. 169-187





Cuanto más se medita sobre Jesús, más se descubre el misterio que se escondía tras su vida humilde y más lejos en el tiempo se localizan sus orígenes. Cuando Lucas y Mateo redactan sus respectivos evangelios, hacia los años 75-85, se recogen las reflexiones que se habían hecho en las diversas comunidades. Para todos era evidente que Jesús había sido constituido por Dios como Mesías, Salvador, Hijo de Dios e incluso Dios mismo en forma humana. A partir de esta fe se interpretaron los hechos relativos al nacimiento y a la infancia de Jesús. Por detrás de esos relatos late un trabajo teológico muy profundo e intenso, fruto de un esfuerzo por descifrar el misterio de Jesús y anunciarlos a los fieles de los años 75-85 d. C. Las escenas familiares de Navidad, descritas por Lucas y Mateo, pretenden ser proclamaciones de la fe acerca de Jesús Salvador, más que relatos neutros acerca de su historia.


El proceso cristológico, tal como lo hemos desarrollado en el anterior capítulo, nos ha permitido comprender cómo surgieron los títulos y nombres atribuidos a Jesús. Por detrás de cada uno de los títulos (Cristo, Hijo del Hombre, Hijo de Dios, etc.) subyace una prolongada reflexión teológica que puede llegar a equipararse incluso a la sofisticación de la teología rabínica más refinada. Es esto lo que veremos en los relatos de la infancia de Jesús (1).
En el común sentir de los cristianos, los relatos del nacimiento de Jesús y la celebración de la Navidad constituyen una fiesta para el corazón. La fe se hace sentimiento, con lo cual alcanza a lo más profundo e íntimo de la personalidad humana, haciendo vibrar, alegrarse y saborear la vida como sentido. En el establo, ante el pesebre, con el Niño entre el buey y el asno, la Virgen y el buen José, los pastores y las ovejas, la estrella, las artes y las profesiones, la naturaleza, las montañas, las aguas, el universo de las cosas y de los seres humanos, todo sé congracia y se reconcilia ente el Recién Nacido. El día de Navidad todos nos hacemos pequeños y permitimos que, una vez al menos, el pequeño príncipe que anida en cada uno de nosotros hable el lenguaje inocente de los niños que se extasían ante el árbol navideño, las velas encendidas y las bolas de cristal. El ser humano se sumerge en el mundo de la infancia, del mito, del símbolo y de la poesía que es propiamente la vida, pero que los intereses, los negocios y la preocupación por la supervivencia pretenden ahogar, impidiendo la vivencia del eterno niño adulto que cada uno de nosotros sigue siendo.
Todos estos son valores que hay que defender y alimentar. Pero, para que sigan siendo valores cristianos han de estar en conexión con la fe. De lo contrario, el sentimiento y la atmósfera de la Navidad se transforman en un sentimentalismo que la máquina comercial de la producción y el consumo se encarga de explotar. La fe se relaciona con la historia y con Dios, que se revela dentro de la historia. Entonces, ¿qué fue lo que realmente ocurrió en la Navidad? ¿Será cierto que se aparecieron los ángeles en los campos de Belén? ¿Acudieron de verdad unos reyes de Oriente? No deja de ser curioso el imaginar una estrella errante que primero se dirige a Jerusalén y después a Belén, donde estaba el Niño. ¿Por qué no se dirigió directamente a Belén, sino que primero tuvo que brillar sobre Jerusalén, atemorizando a la ciudad entera y al rey Herodes, hasta el punto de obligar a éste a decretar la muerte de niños inocentes? ¿En qué‚ medida es todo esto fábula o realidad? ¿Cuál es el mensaje que pretendieron transmitir Lucas y Mateo con la historia de la infancia de Jesús? ¿Se trata de un interés histórico, o tal vez, mediante la amplificación edificante y embellecedora de un acontecimiento real, intentan comunicar una verdad más profunda acerca de ese Niño que más tarde, con la Resurrección, iba a manifestarse como el Liberador de la condición humana y como la gran esperanza de vida humana y eterna para todos los seres humanos?
Incluso para quien conozca los procedimientos literarios usados en las Escrituras, y para el historiador de la época de Jesús, los relatos de la Navidad no dejan de plantear problemas. Por detrás de la cándida simplicidad y el lirismo de algunas escenas, se esconde una teología sofisticada y pensada hasta en sus más íntimos detalles. Tales textos no son los más antiguos de los evangelios, sino los más recientes, elaborados cuando ya existía toda una reflexión teológica acerca de Jesús y acerca del significado de su muerte y resurrección; cuando ya estaban ordenados por escrito los relatos de su pasión, las parábolas, los milagros y los principales dichos de Jesús; cuando ya se habían establecido los principales títulos, como el de Hijo de David, Mesías, Cristo, nuevo Moisés, Hijo de Dios, etc., con los que se intentaba descifrar el misterio de la humanidad de Jesús. Al final de todo apareció el comienzo: la infancia de Jesús, pensada y escrita a la luz de la teología y de la fe suscitada en torno a su vida, muerte y resurrección. Es precisamente aquí donde hay que situar el lugar de comprensión de los relatos de la infancia, tal como son narrados por Mateo y por Lucas.


1. La fe que intenta comprender
La fe no exime ni dispensa de la razón. La fe, para ser verdadera, debe intentar comprender, no para abolir el misterio, sino para vislumbrar sus auténticas dimensiones y cantar, asombrada, la graciosa lógica de Dios. La fe profesaba que Jesús es el Salvador, el Mesías, el Sentido de todo (Logos), el profeta anunciado en otro tiempo (Dt 18, 15-22), el nuevo Moisés que había de liberar a los seres humanos en un definitivo‚ éxodo de todas las ambigüedades de la condición humana.
He aquí, sin embargo, que en seguida surgió una pregunta sumamente preocupante para los apóstoles: ¿en qué momento de su vida fue Jesús instituido por Dios como Salvador, Mesías e Hijo de Dios? (2) La predicación más antigua responde: en la muerte y la resurrección (cf. 1 Cor 15, 3-8; Hech 10, 34-43). Marcos, que escribió su evangelio hacia los años 67-69, afirma que, mediante el bautismo de Juan, Jesús fue ungido por el Espíritu Santo y fue proclamado Mesías y Liberador. Realmente, el evangelio de Marcos no contiene ningún relato de la infancia de Cristo, sino que se inicia con la predicación precursora de Juan el Bautista y con el bautismo de Jesús.
Mateo, que elaboró su evangelio en torno a los años 80-85, responde: Jesús es, desde su nacimiento, el Mesías esperado; más aún: toda la historia de la salvación, desde Abraham, estuvo encaminada hacia él (cf. la genealogía de Cristo, Mt 1,1-17).
Lucas que escribió su evangelio por el mismo tiempo que Mateo, da un paso adelante y dice que desde la Navidad, en la gruta de Belén, Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios. Pero no fue sólo la historia de Israel, desde Abraham, la que estuvo orientada a su nacimiento en la gruta, sino toda la historia humana, desde Adán (Lc 3, 38).
Viene por último San Juan, hacia el año 100, heredero de una larga y profunda meditación sobre la identidad de Jesús, y responde: Jesús era el Hijo de Dios antes incluso de nacer, en su preexistencia junto a Dios, mucho antes de la creación del mundo, porque «en el principio existía la Palabra... Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros» (Jn 1, 1-14).
Como es evidente, cuanto más se medita sobre Jesús, más se descubre su misterio y más lejos en el tiempo se localizan sus orígenes. Todo este proceso es fruto del amor. Cuando se ama a una persona, se intenta saberlo todo acerca de ella: su vida, sus intereses, su infancia, su familia, sus antepasados, su procedencia geográfica, etc. El amor ve más lejos y más profundamente que el frío raciocinio. La Resurrección reveló las verdaderas dimensiones de la figura de Jesús: Jesús interesa no sólo a los judíos (Abraham), ni sólo a la humanidad entera (Adán), sino incluso al cosmos, porque «sin él no se hizo nada de cuanto existe» (Jn 1, 3). A partir de la luz adquirida con el resplandor de la Resurrección, los Apóstoles comienzan a releer toda la vida de Cristo, a reinterpretar sus palabras, a relatar sus milagros y a descubrir en determinados hechos de su nacimiento (hechos bien sencillos en sí mismos) la presencia latente del Mesías - Salvador, patentemente revelado tan sólo después de la Resurrección. A esa misma luz fueron adquiriendo nueva claridad muchos de los pasajes del Antiguo Testamento considerados como proféticos, que ahora se amplían y se explican en función de la fe en Jesús, Hijo de Dios. Por eso, el sentido teológico de los relatos de la infancia no reside tanto en narrar hechos acaecidos con ocasión del nacimiento de Jesús, sino, mediante el ropaje de narraciones plásticas y teológicas, en anunciar a los oyentes de los años 80-90 d. C. quién es y que significa Jesús de Nazaret para la comunidad de los fieles. Por consiguiente, debe buscarse menos la historia que el mensaje de la fe.
Entre los hechos históricos contenidos en los relatos de la Navidad, la exégesis crítica católica (3) enumera los siguientes: 1. Los esponsales de María y José (Mt 1, 18; Lc 1, 27; 2, 5). 2. La descendencia davídica de Jesús (Mt 1, 1; Lc 1, 32) a través de la descendencia de José‚ (Mt 1, 16, 20; Lc 1, 27; 2, 4). 3. El nombre de Jesús (Mt 1, 21; Lc 1, 31). 4. El nacimiento de Jesús de la Virgen María (Mt 1,21,23,25; Lc 1,31; 2,6-7). 5. Nazaret como lugar de residencia de Jesús (Mt 2, 23; Lc 2, 39). Más adelante veremos cómo Mateo y Lucas elaboraron literaria y teológicamente estos datos para, con ellos y a través de ellos, anunciar, cada uno a su modo, un mensaje de salvación y de alegría para los seres humanos: que en ese niño, «envuelto en pañales y acostado en un pesebre porque no había sitio para ellos en la posada» (Lc 2, 7), se escondía el secreto sentido de la historia desde la creación del primer ser, y que en él se habían hecho realidad todas las profecías y esperanzas humanas de liberación y de plenitud total en Dios.


2. Mateo y Lucas: Jesús es el punto Omega de la historia, el Mesías, el Hijo esperado de David, el Hijo de Dios
La Resurrección demostró que, con Cristo, la historia había llegado a su punto Omega, porque la muerte había sido vencida y el hombre había sido totalmente realizado e inserto en la esfera divina. Por eso, él es el Mesías y, como tal, perteneciente a la estirpe real de David. Mediante sus respectivas genealogía de Jesús, tanto Mateo (1, 1-17) como Lucas (3, 23-38) pretenden aportar la prueba de que fue realmente Jesús, y no otro, quien apareció en el momento en que la historia llegó a su punto Omega; que es Jesús quien ocupa aquel preciso lugar, dentro de la genealogía davídica, que corresponde al Mesías; y que él se inserta en esta genealogía de tal forma que se hace realidad la profecía de Isaías (7,14) de que había de nacer de una virgen, recibiendo el nombre (y con ello su inserción en la genealogía) de su padre adoptivo José.

Según el apócrifo libro IV de Esdras (14, 11-12), el Mesías, Salvador de todos los seres humanos desde Adán, era esperado al final de la 11ª. semana del mundo. Once semanas del mundo son 77 días del mundo. Lucas construye la genealogía de Jesús desde Adán, mostrando que apareció en la historia cuando se habían completado los 77 días del mundo, cada uno de los cuales perteneciente a un antepasado de Jesús. Por eso la genealogía de Jesús, desde Adán hasta José, contiene 77 antepasados.
La historia llegó a su punto Omega en el momento en que Jesús nació en Belén. Que esa genealogía está construida de un modo artificial es algo que puede percibirse si se compara con la de Mateo Además, se detectan prolongados espacios vacíos entre una generación y otra.
Mateo utiliza un procedimiento semejante para demostrar que Jesús es Hijo de David y, consiguientemente, el Mesías esperado. Si sustituimos las consonantes del nombre de DaViD (las vocales no cuentan en hebreo) por sus respectivos números, nos da el número 14 (D=4, V=6, D=4, total: 14). Mateo construye la genealogía de Jesús de forma que, como ‚l mismo dice expresamente (Mt 1, 17), el resultado sea: 3 veces 14 generaciones. El número 14 es el doble de 7, cifra que simboliza en la Biblia la plenitud del plan de Dios o la totalidad de la historia. Las 14 generaciones desde Abraham hasta David constituyen el primer vértice de la historia judía; las 14 siguientes generaciones desde David hasta la deportación a Babilonia revelan el punto más bajo de la historia sagrada; y las restantes 14 generaciones desde el cautiverio babilónico hasta Cristo patentizan el último y definitivo vértice de la historia de la salvación, que jamás conocerá el ocaso, porque es ahí donde surgió el Mesías. A diferencia de Lucas, Mateo incluye en la genealogía de Jesús a 4 mujeres, todas ellas de mala reputación: dos prostitutas, Tamar (Gn 38, 1-30) y Rajab (Jos 2; 6, 17, 22ss); una adultera, Betsabé, la mujer de Urías (2 Sam 11, 3; 1 Cor. 3, 5) y una moabita pagana, Rut (Rut 1, 4). Con ello pretende Mateo insinuar que Cristo asumió tanto los puntos altos como los puntos bajos de la historia y tomó también sobre si las ignominias humanas Cristo es el último miembro de la genealogía, precisamente donde la historia llega a su punto Omega, completando 3 veces 14 generaciones. Por tanto, sólo él puede ser el Mesías prometido y esperado.


3. José y la concepción virginal en Mateo: una acotación a la genealogía
En su genealogía de Jesús, Mateo desea probar que Cristo desciende realmente de David. Pero, de hecho, no consigue probarlo porque, en el momento decisivo, en lugar de decir que Jacob engendró a José‚ y éste a Jesús, interrumpe la sucesión y afirma: «Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo» (1, 16). Según la jurisprudencia judía, la mujer no cuenta en la determinación genealógica. Consiguientemente, a través de María no puede Cristo insertarse en la casa de David. Sin embargo, para Mateo es evidente que Jesús es hijo de María y del Espíritu Santo (1,18). Y entonces surge un problema: ¿Cómo insertar a Jesús, a través del árbol genealógico masculino, dentro de la genealogía davídica si no tiene un padre humano? Para resolver el problema, Mateo hace una especie de acotación o glosa (explicación de una dificultad) y narra la concepción y el origen de Jesús (1, 18-25). Su intención no consiste en narrar la concepción de Jesús, ni en describir, como hace Lucas, el nacimiento de Jesús. El centro del relato lo constituye San José, el cual, al conocer el estado de María, pretende abandonarla en secreto. El sentido del relato de Mt 1, 18-25 consiste en resolver el problema que se ha originado; y el esclarecimiento lo tenemos en el versículo 25: José‚ pone al niño el nombre de Jesús. José‚, descendiente de David y esposo legal de María, al imponer el nombre a Jesús se convierte legalmente en su padre, con lo cual lo inserta en su genealogía davídica. De este modo, Jesús es hijo de David a través de José, y es también el Mesías. Así se cumple igualmente la profecía de Isaías (7, 14) de que el Mesías nacería de una virgen, y el plan de Dios se realiza de modo pleno.


4. ¿Quiso Lucas contar la concepción virginal de Jesús?
La anunciación y el nacimiento de Cristo los relata el evangelista Lucas. Lucas es considerado por la tradición como el evangelista 'pintor'. Verdaderamente, en los capítulos 1-2 pinta un auténtico díptico. El díptico es un retablo propio de la época medieval, con dos semiventanas o alas en las que hay unas pinturas que se corresponden simétricamente. Así, Lucas 1-2 pinta la infancia de Juan el Bautista en perfecto paralelo con la infancia de Jesús. De un modo semejante procederá más tarde Mateo al trazar un paralelo entre Moisés y Jesús. Sin embargo, en cada uno de los puntos paralelos trata de mostrar Lucas que Cristo es superior a Juan el Bautista. Así, hay una perfecta correspondencia entre el anuncio del nacimiento de Juan por el ángel Gabriel (Lc 1, 5-25) y el anuncio del nacimiento de Jesús (1, 26-56); en ambos casos se producen signos milagrosos al nacer el niño, al circuncidarlo y al imponerle el nombre (1, 57-66; 2, 1-21); en ambos casos se anuncia el significado salvífico de uno y otro: el de Juan, en la profecía de Zacarías (1, 67-79); el de Jesús, en las respectivas profecías de Simeón (2, 25-35) y de Ana (2, 36-38). En ambos casos se hace también referencia al crecimiento de los dos niños (1, 80; 2, 52).
Pero en todas las escenas se pone de manifiesto que el ciclo de Jesús supera siempre el ciclo de Juan: al anunciar la concepción de Juan (1, 11ss), el ángel Gabriel no pronuncia ningún saludo, mientras que saluda gentilmente a María (1, 28). A Zacarías le dice el ángel: «Tu petición ha sido escuchada» (1, 13), mientras que a María le hace ver reverentemente: «Has hallado gracia delante de Dios» (1, 30). En la escena de la visitación de María a Isabel, el saludo de María hace que el niño salte de gozo en el seno materno de Isabel, la cual queda llena del Espíritu Santo (1, 41). Jesús, por el contrario, es el portador del Espíritu Santo, porque en éste y en la Virgen tiene su origen. Juan el Bautista se manifiesta en el desierto (1, 80), mientras que Cristo lo hace en el Templo (2, 41-50).
Estos procedimientos literarios, destinados a hacer resaltar la función salvífica de Cristo, son utilizados de un modo aún más refinado al narrar el anuncio de la concepción de Cristo (1, 26-38), que se produjo en el sexto mes de gestación de Juan el Bautista. Ahora bien, seis meses de treinta días son 180 días; los nueve meses desde la concepción de Jesús hasta su nacimiento son 270 días; desde el nacimiento hasta la presentación en el Templo suman 40 días. La suma total da 490 días, es decir, 70 semanas. Y ¿qué significan 70 semanas para los lectores del Nuevo Testamento? Según Daniel (9, 24), el Mesías había de venir a liberar al pueblo de sus pecados y a traer la justicia eterna cuando hubieran transcurrido 70 semanas de años. Con esto pretende Lucas insinuar que la profecía de Daniel se había cumplido, y que únicamente Jesús es el Mesías esperado. Las mismas palabras de la anunciación pronunciadas por el ángel, la reacción de María y el saludo de Gabriel está todo ello formulado en estrecha vinculación con semejantes o idénticas palabras pronunciadas en situaciones parecidas del Antiguo Testamento (Lc 1, 42; Jdt 13, 18 Lc 1, 28, 30-33; Sof3, 14-17.Lc 1,28; Gn26,3,28;28, 15; Ex 3,12; 1Sam 3, 19, 1 Re 1, 37, etc.). La concepción de Jesús por obra y gracia del Espíritu Santo no pretende tanto explicar el proceso biológico de la concepción (para Lucas es indiscutible que Jesús nació de la Virgen como tal virgen), cuanto relacionar a Jesús - Salvador con otras figuras liberadoras del Antiguo Testamento que, por la fuerza del Espíritu Santo, fueron instituidas en su función (1 Sam 10, 6 s; 16, 13 s.; Jue 3, 10; 6, 34; 11, 29; 13, 25; 1 Re 19, 19; 2 Re 2, 8-15; etc.). Podemos percibir aquí la diferencia de perspectiva entre la catequesis tradicional y el punto de vista de Lucas y de Mateo. La catequesis tradicional acentuaba ante todo la virginidad de Nuestra Señora, el hecho de la virginidad física y perpetua de María, «antes del parto, en el parto y después del parto». Para los relatos evangélicos, la virginidad personal de María es algo secundario. Más importante resulta la concepción virginal de Jesús. Como perfectamente lo ha expresado don Paulo Eduardo Andrade Ponte, «la preocupación de los evangelistas consistía en destacar no el carácter virginal, sino el carácter sobrenatural, divino, de esa concepción. Para ellos, la concepción de Jesús fue virginal para que pudiera ser sobrenatural, y no sobrenatural para que pudiera ser virginal. Fue virginal para que Dios pudiera ser su causa no sólo primera, sino principal; para que Dios pudiera ser su autor directo... Cuando se oyen ciertos sermones o se leen determinados libros de Espiritualidad, se obtiene la impresión de que la concepción de Jesús fue sobrenatural y milagrosa al objeto de preservar la virginidad de su madre. Habría sido, por tanto, una concepción sobrenatural con el fin de que pudiera ser virginal, y no al revés. Y esto ha sido inspirado por una conceptuación moralizante y maniqueísta de la virginidad en el cristianismo» (4).

Pero es muy distinta la perspectiva de los evangelios, porque para ellos es Cristo quien está en el centro, y la virginidad de María está en función de él. Por eso, el Nuevo Testamento prefiere llamar a María la Madre de Jesús (Jn 2, 1, 3, 12; 19, 25-26; Hech 1, 14), en lugar de la Virgen, que aparece dos únicas veces en los textos neotestamentarios (Lc 1, 27; Mt 1, 23), y ello para poner de relieve su maternidad por obra del Espíritu Santo. La concepción misma de Jesús es descrita del mismo modo que la manifestación de la gloria de Dios en el tabernáculo de la alianza (Ex 40, 34 ó Lc 1, 35). Por la fuerza del Espíritu nace un ser, de tal forma penetrado por ese mismo Espíritu, que sólo de Él recibe su existencia. Cristo es la nueva creación de aquel mismo Espíritu que creó el viejo mundo. Este es el profundo sentido teológico que Lucas pretende transmitir con la concepción de Jesús por obra del Espíritu Santo, y no el describir un fenómeno milagroso en el orden biológico, aun cuando esto se suponga y sirva de motivo de reflexión teológica


5. ¿Dónde habría nacido Jesús: en Belén o en Nazaret?
Esta labor teológica que hemos detectado hasta ahora se produce también a la hora de narrar el nacimiento de Jesús en Belén. El nacimiento en si está narrado sin el menor tono romántico, pero su frío y severo estilo le confiere una gran profundidad: «Y sucedió que, mientras ellos estaban allí (en Belén), se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada» (Lc 2, 6-7). Este hecho tan normal, que podría haberle sucedido a cualquier madre, es releído, debido a la Resurrección, dentro de un contenido teológico. Si se ha revelado como Mesías e hijo de David por parte de su padre legal José, entonces también debe verificarse en él la otra profecía que dice: de Belén «ha de salir aquél que ha de dominar en Israel» (Miq 5, 1; 1 Sam 16,1 ss), el Mesías; y no de Nazaret, la patria de Jesús, un lugar tan insignificante que no es citado una sola vez en todo el Antiguo Testamento. Lucas no pretende hacer resaltar de modo especial el lugar geográfico, sino hacer una reflexión teológica sobre Belén y su significación mesiánica para dejar bien claro que Jesús es el Mesías.
Probablemente, la patria de Jesús históricamente haya sido Nazaret, lugar teológicamente irrelevante. Para hacer que Jesús nazca en Belén, Lucas crea una situación en la que la Sagrada Familia se ve obligada a marchar de Nazaret a Belén Y para alcanzar este objetivo teológico, Lucas refiere que Cesar Augusto había decretado la realización de un censo de todo el mundo, y que dicho censo se efectuó en Palestina siendo Cirino gobernador de Siria (provincia a la que pertenecía Palestina). Sabemos, sin embargo, que ese censo no se realizó, históricamente, hasta el año 6 d. C., como el propio Lucas lo refiere en el libro de los Hechos (5, 37), dando origen a un grupo de guerrilleros terroristas, los Zelotes, que, comandados por Judas el Galileo, manifestaron su protesta contra tal medida. Lucas utiliza ese hecho histórico, retrotrayéndolo en el tiempo, para, por una parte, motivar el viaje de María y José desde Nazaret a Belén (haciendo que, por motivos teológicos, nazca allí Jesús) y, por otra, insinuar que el acontecimiento - Jesús interesa no solo a Israel, sino a todos los seres humanos, como «luz que ilumina a las naciones» (Lc 2, 32). Las referencias a la historia profana con ocasión del nacimiento de Cristo y el comienzo de la predicación de Juan, no pretenden tanto situar históricamente los hechos cuanto poner de relieve la estrecha vinculación existente entre la historia sagrada y la historia profana universal en la que Dios, a través de Jesucristo, realiza la salvación.


6. ¿Quiénes son los pastores de los campos de Belén?
Si el relato del nacimiento de Cristo, debido a su sencillez, revela muy poco acerca del misterio inefable que estaba produciéndose en la historia del mundo, el relato de la aparición de los ángeles en los campos de Belén proclama con toda claridad dicho misterio. Un ángel del Señor (en este caso son legiones) proclama, como suele suceder en la Biblia, el significado secreto y profundo del acontecimiento: «Os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor» (Lc 2, 10-11) Los ángeles proclaman el significado de aquella noche: el cielo y la tierra se reconcilian porque Dios da la paz y la salvación a todos los seres humanos. Lo que se narra en Lc 2, 8-20, por su origen, no, pretende transmitir un hecho acaecido a los pastores de Belén. Los pastores son, desde el punto de vista teológico, los representantes de los pobres, a los cuales fue anunciada la buena nueva y para los cuales fue enviado Jesús (Lc 4, 18) Aquí no hay el menor rastro de una especie de romanticismo bucólico. Los pastores constituían una clase despreciada, y su profesión hacia a las personas impuras ante la ley (5). Pertenecían a la clase de los que no conocían la ley, como decían los fariseos Ahora bien, Cristo -y esto es algo que Lucas deja traslucir varias veces en su evangelio- fue enviado precisamente a esos seres marginados social y religiosamente A ellos les es comunicado en primer lugar el mensaje alegre de la liberación Pero es muy probable que ese mensaje no les fuera proclamado a los pastores de los campos de Belén, sino que va dirigido a los lectores de San Lucas (80-85 d. C.) para explicarles que aquél en quien creen es el verdadero liberador. Para quienes poseen los ojos de la fe, la debilidad de aquel frágil niño envuelto en pañales encierra un misterio que, una vez desvelado, constituye una alegría para todo el pueblo: es Él, el Esperado, el Señor del cosmos y de la historia (Lc 2, 11).


7. San Mateo: Jesús es el nuevo Moisés y el liberador definitivo
San Mateo refiere otros cuatro episodios vinculados a la infancia de Cristo: la venida de los reyes magos siguiendo a una estrella de Oriente, la huida de la Sagrada Familia a Egipto, la matanza de los santos inocentes decretada por Herodes y el regreso de la Sagrada Familia de Egipto a Nazaret (Mt 2) ¿Nos hallamos ante unos hechos históricos o ante una reflexión teológica al estilo de los midrashim (historización de un pasaje de la Sagrada Escritura o amplificación y embellecimiento de un hecho con el fin de hacer resaltar su mensaje) destinada a expresar la fe acerca de Jesús? Esta última posibilidad se desprende nítidamente de los propios textos.

a) ¿Qué significan los reyes magos y la estrella?

Como ya hemos visto, para San Mateo Cristo es el Mesías que hizo su aparición al llegar la plenitud de los tiempos, cumpliendo todas las profecías pronunciadas con respecto a él. Una de estas profecías hacía referencia al hecho de que, al final de los tiempos, acudirían a Jerusalén los reyes y las naciones para adorar a Dios y al Mesías y ofrecerle dones (Is 60, 6; Sal 72, 10 s.). Por eso los Magos van a Jerusalén (Mt 2, 1 s.) antes de llegar a Belén. Siguen a una estrella del Oriente (Mt 2, 2) llamada estrella del rey de Judá. La estrella es un motivo muy frecuente en la época del Nuevo Testamento. Cada cual posee su estrella, pero especialmente los grandes y los poderosos, como Alejandro Magno, Mitrídates, Augusto, o los sabios y filósofos como Platón El judaísmo también saben de la estrella del libertador mesiánico, como aparece en la profecía de Balaam (Núm 24, 17). Con ocasión del nacimiento de Abraham de Isaac, de Jacob y, especialmente, de Moisés, aparece una estrella en el cielo. Y esta sigue siendo la creencia judía en la época del Nuevo Testamento.
A esto hay que añadir un hecho histórico: desde los tiempos de J. Kepler, los cálculos astronómicos han demostrado que en el año 7 a C tuvo lugar realmente una gran conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. Este fenómeno no debió de pasar inadvertido, ya que en aquella época estaba muy en boga la creencia en las estrellas Para la astronomía helenista, Júpiter era el rey soberano del universo. Saturno era el astro de los judíos. La constelación de Piscis guardaba relación con el fin del mundo. Al producirse la conjunción de estos astros, los sabios de Oriente, magos que descifraban el curso de las estrellas, hicieron lógicamente la siguiente interpretación: En el país de los judíos (Saturno) había nacido un rey soberano (Júpiter) del fin de los tiempos (Piscis) (6). Consiguientemente, se ponen en marcha y, de este modo, se cumplen para Mateo las profecías acerca del Mesías Jesucristo. Ciertos textos del Antiguo Testamento y un determinado fenómeno astronómico habrían motivado, pues, la intención del relato de Mateo de anunciar la fe de la Iglesia en Jesús como Mesías escatológico.

b) Al igual que el primer liberador (Moisés), así también el último (Jesucristo)

Del mismo modo que Lucas traza un paralelismo entre la infancia de Jesús y la de Juan el Bautista, Mateo esboza un paralelismo análogo entre la infancia de Jesús y la de Moisés (7).
Era creencia normal en la época del Nuevo Testamento que el Mesías liberador de los últimos tiempos habría de ser también el nuevo Moisés que, al igual que éste, realizaría asimismo señales y prodigios. Se decía incluso: «Al igual que el primer liberador (Moisés), así también el último (el Mesías)». Sabemos que Mateo presenta en su evangelio a Cristo como al nuevo Moisés que, a semejanza del primero, promulgó también una nueva ley en lo alto de un monte (el Sermón de la Montaña). El midrash judío de Moisés refiere -en un paralelismo casi perfecto con Jesús- lo siguiente: El faraón se entera del nacimiento del libertador (Moisés) a través de unos magos (de un modo parecido a como Herodes se entera por los magos de la existencia del Libertador definitivo, Jesús) El faraón y todo el pueblo de Egipto se llenan de temor (Herodes y Jerusalén entera se intranquilizan--Mt 2,3) Tanto el faraón como Herodes deciden la matanza de criaturas inocentes. Al igual que Moisés, también Jesús escapa a la masacre. El padre de Moisés se entera, a través de un sueño, que su hijo será el futuro salvador (José, también por un sueño, sabe que Jesús ha de ser el salvador: «porque él salvará a su pueblo de sus pecados» Mt 1, 21). El paralelismo salta a la vista y es completado por otro texto de Ex 4, 19-20: Tras la muerte del faraón «Yahvéh dijo a Moisés en Madián: 'Anda, vuelve a Egipto, pues han muerto todos los que buscaban tu muerte'. Tomó, pues, Moisés a su mujer y a su hijo y, montándolos sobre un asno, volvió a la tierra de Egipto». Mt 2, 19-21 dice prácticamente lo mismo: Tras la muerte de Herodes, Dios habla a José por medio del ángel: «'Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y marcha a tierra de Israel, pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño'. Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel». El destino del nuevo Moisés (Jesús) repite el destino del primer Moisés. Del mismo modo que sucedió con el primer liberador, así también sucede con el último. Jesús niño es realmente el Mesías-Liberador esperado y el profeta escatológico. La huida a Egipto y la matanza de los inocentes de Belén no tienen por qué haber sido necesariamente hechos históricos (8). Sirven únicamente para establecer un paralelismo con el destino de Moisés Las fuentes de la época, especialmente Flavio Josefo, que informa con bastante minuciosidad acerca de Herodes, no hablan de semejante matanza. También es verdad que, aunque no pueda ser probada históricamente (ni tiene por qué serlo, puesto que en el relato de Mateo posee la función de reflexión teológica), pudo haberse producido, pues sabemos que Herodes era extremadamente cruel: diezmó a su propia familia, hasta el punto de que el historiador del siglo V Macrobio (Saturnal 2, 4, 11) refiere el juego de palabras que solía hacer Cesar Augusto: Prefiero ser el puerco (hys) de Herodes a ser su hijo (hyós).
Mateo 1-2 nos presenta en una perspectiva post-pascual, como en un prólogo, los grandes temas de su evangelio: Ese Jesús de Nazaret es el único y verdadero Mesías, hijo de Abraham, descendiente de la casa real mesiánica de David, el nuevo Moisés que ahora, en el momento culminante de la historia y en su final, conducirá al pueblo del éxodo de Egipto hacia la patria definitiva.


8. Conclusión
La Navidad: ayer y hoy, la misma verdad.
Cualquier lector no suficientemente informado acerca de los procedimientos exegéticos elementales con los que trabaja hoy la exégesis católica podría, al término de este capítulo, quedar escandalizado: Entonces, ¿todo es un cuento? ¿Nos han engañado los evangelistas? No. Los relatos de la Navidad no son ningún cuento, ni hemos sido engañados. Lo que ocurre es que nos equivocamos cuando pretendemos abordar los evangelios desde una perspectiva que no fue la que pretendieron sus autores, cuando queremos hallar respuesta a unas preguntas que ellos no se plantearon ni tuvieron intención de plantear.
Los evangelios, especialmente el evangelio de la infancia de Jesús, no son un librito de historia. Son un anuncio y una predicación en los que se asumieron, se elaboraron y fueron puestos al servicio de una verdad de fe que sus autores desean proclamar, determinados hechos reales, determinados dichos de la Sagrada Escritura y determinados comentarios midráshicos de la época. Por eso el Magisterio oficial de la Iglesia recomienda al estudioso de la Escritura que para comprender lo que Dios quiso comunicarnos, debe investigar con atención qué es lo que pretendieron realmente los autores sagrados y plugo a Dios manifestar con las palabras de ellos... «para lo cual ha de atender, entre otras cosas, a los 'géneros literarios'» (Dei Verbum, nº 12).
En la época neotestamentaria un género literario muy corriente es el midrash hagádico que, como ya hemos dicho, consiste en tomar un hecho o un dicho escriturístico, elaborarlo y embellecerlo al objeto de subrayar y proclamar de forma inequívoca una verdad de fe. Esto es lo que sucedió con los relatos de la infancia, donde hay unos hechos reales a los que se ha revestido de una forma teológica, en un lenguaje que a nosotros nos resulta hoy casi incomprensible. Pero es dentro de este género literario donde se esconde el mensaje que debemos desentrañar, retener y proclamar de nuevo con nuestro propio lenguaje actual: que ese frágil niño no era un Juan cualquiera, ni un don-nadie, sino el mismísimo Dios hecho condición humana, que de tal modo amó la materia que quiso asumirla, y de tal modo amó a los seres humanos que quiso ser uno de ellos a fin de liberarnos, que se humanizó al objeto de divinizarnos. Con él, el proceso evolutivo psico-social alcanzó una cúspide determinante para el resto de su camino hacia Dios, porque en él ya se había hecho presente el final y había sido alcanzada la meta dentro del tiempo.
Este es el mensaje fundamental que pretenden transmitirnos los relatos de la infancia, a fin de que, aceptándolo, tengamos esperanza y alegría: ya no estamos solos en nuestra inmensa soledad y en nuestra búsqueda de unidad, integración, solidaridad y reconciliación de todo con todas las cosas. Él está en medio de nosotros, el Emmanuel, el Dios-con-nosotros: «Nos ha nacido hoy un Libertador, que es el Cristo Señor» (Lc 2, 11). Quien quisiere salvaguardar a toda costa la historicidad de cada una de las escenas de los relatos navideños, acabará perdiendo de vista el mensaje que pretendieron transmitir sus autores inspirados y, en definitiva, se situará fuera de la atmósfera evangélica creada por Lucas y Mateo; una atmósfera en la que la preocupación no la constituye el saber si existió o no la estrella de los reyes magos, o si se aparecieron o no los ángeles en Belén, sino el conocer el significado religioso del Niño, que está ahí para ser recibido por nosotros no en un frío establo, sino en el calor de nuestros corazones llenos de fe.

Pero ¿qué podemos hacer con los mitos, una vez desmitologizados? Están ahí, y siguen estando siempre representados en el pesebre, y vividos en el recuerdo de las criaturas, grandes y pequeñas. ¿Han perdido su valor? Si han perdido su valor histórico-factual, tal vez comiencen ahora a adquirir su verdadero significado religioso-antropológico. ¿Podemos hablar de los misterios profundos del Dios que se encarna, del insondable misterio de la propia existencia humana, del bien y del mal, de la salvación y la perdición, sin tener que recurrir a leyendas, mitos y símbolos? El estructuralismo lo vio con toda claridad; pero la teología ha sabido desde siempre que el mito, el símbolo y la analogía constituyen lo específico del lenguaje religioso, porque acerca de las realidades profundas de la vida, del bien y del mal, de la alegría y la tristeza, del ser humano y del Absoluto, únicamente somos capaces de balbucir y hacer uso de un lenguaje figurado y representativo Sin embargo, ese lenguaje es más envolvente que el frío concepto. Al carecer de límites fijos y determinados, es mucho más sugerente de lo transcendente y lo inefable que cualquier otro lenguaje científico o del método historicista. Por eso es bueno que sigamos hablando del Niño, del buey y el asno, de los pastores y las ovejas, de la estrella y de los magos, del rey malo y del buen José, de la Virgen-madre y de los pañales con que envolvió al Niño sobre el lecho de pajas.
Pero hemos de ser conscientes -y esto es vitalmente necesario si no queremos alimentar el magicismo y el sentimentalismo- de que todo eso pertenece al reino del símbolo, y no al reino de la realidad de los hechos escuetos El símbolo es humanamente más real y significativo que la historia fáctica y los datos fríos y objetivos. El mito y la leyenda (decía Guimaraes Rosa, y tenía razón, que en la leyenda todo es verdadero y cierto porque todo es inventado), cuando son concientizados y aceptados como tales por la razón, no alienan, no magifican ni sentimentalizan al ser humano, sino que le hacen sumirse en una realidad en la que comienza a percibir lo que significan la inocencia, la reconciliación, la transparencia divina y humana de las cosas más banales y el sentido desinteresado de la vida, encarnado todo ello en el divino niño aquí, en la Navidad ¿Qué hacer, pues, con los relatos de la Navidad y con el pesebre? Que continúen Pero que sean entendidos y revelen aquello que quieren y deben revelar: que la eterna juventud de Dios penetró este mundo para nunca más dejarlo; que en la noche feliz de su nacimiento nació un sol que ya no ha de conocer ocaso.


Notas:
1. Desde el punto de vista exegético, no pretendemos aportar nada nuevo. Sólo tratamos de reproducir lo que la más seria exégesis católica se permite afirmar hoy. Omitimos toda referencia a la exégesis protestante, aun cuando en el ocaso que nos ocupa haya llegado a las mismas conclusiones que la exégesis católica: J. Riedl, Die Vorgeschichte Jesu, Stuttgart 1968. A. Heising, Gott wird Mensch, eine Einführung in die Aussageab sicht und Darstellungsweise von Mt 1-2; Lk 1-2; 3, 28-38, Trier 1967. R. SCHNACKENBURG, Die Geburt Chrfsti ohne Mythos und Legende, Mainz 1969. A. VOEGTLE, Die Genealogie Mt 1, 2-16 und die matthäische Kindheitsgeschichte, en Biblische Zeitschrift 8(1964)45-58 y 239-262; 9(1965)3249; Id., Das Schicksal des Messiaskindes. Zur Auslegung und Theologie von Mt 21, en Bibel und Leben 6(1965)246-279; Id., Erzahlung oder Wirklichkeit. Die Weihnachtsgeschichte als Frohbotschaft, en Publik n. 51/52, pp. 33-34. H. SCHUERMANN, Aufbau, Eigenart und Geschichtswert der Vorgeschichte von Lk 1-2, en Bibel und Kirche 21(1966)106-111. G. VOSS, Die Christusverkundigung der Kindheits­geschichte im Rahmen des Lukasevangelium, en Bibel und Kirche 21(1966)112-115; Id., Die Christologie der lukanischen Schriften in Grundzugen, Paris-Brujas 1965, pp. 62-83. M. M. BOURKE, The literary genus of Matthew 1-21, en Catholic Biblical Quarterly 22(1960)160-175. R. LAURENTIN, Structure et Théologie de Luc 1-2, Paris 1957. A. M. DENIS, L'adoration des Mages vue par S. Matthieu, en Nouvelle Revue Théologique 82(1960)32-39. J. RACETTE, L'Evangile de l'enfance selon Saint Matthieu, en Sciences Ecclesiastiques 9(1957)77-82. S. MUÑOZ IGLESIAS, EI Evangelio de la infancia de San Mateo, en Estudios Bíblicos 17(l958)234-273. W.TRlLLlNG, Jesús y los problemas de su historicidad, Barcelona 1970, pp. 85-97. J. DANIELOU, Los Evangelios de la infancia, Barcelona 1969. A. LAEPPLE, A mensagem dos Evangelhos hoje, São Paulo 1971, pp. 413-446 (Trad. cast.: El mensaje de los Evangelios hoy, Madrid 1971). U. E. LATTANZI, Il vangelo dell'infanzia e verità o mito?, en De primordiis cultus mariani (Pontificia Academia Mariana Internationalis), vol. IV, Roma 1960, pp. 3146 (se trata de un estudio muy polémico). E. NELLESSEN, Das Kind und seine Mutter, Stuttgart 1969. O. KNOCH, Die Botschaft des Matthausevangeliums uber Empfangnis und Geburt Jesu vor dem Hintergrund der Christusverkundigung des Neuen Testaments, en Zum Thema Jungfrauengeburt, Stuttgart 1970, pp. 37-60. G. LATTKE, Lukas 1 und die Jungfrauengeburt, en Zum Thema Jungfrauengeburt, op. cit., pp. 61-90. E. CYWINSKI, Historicidade do Evangelho da Infancia segundo São Lucas, en Revista de Cultura Biblica, vol. V. cuad. 10/11 (1968)15-29. D. E. BETTENCOURT, Os Magos, Herodes e Jesus, Ibid., pp. 30-42: el autor conoce la exégesis protestante, pero por motivos de prudencia prefiere quedarse con «el punto de vista de la sana exégesis católica contemporánea» (p. 41).
2. C. MESTERS, Origem dos quatro evangelhos: do ‘Evangelho’ aos quatro evangelhos, en Deus, onde estás?, Belo Horizonte 1971, pp. 125-128. A. Heising, Gott wird Mensch (op. cit. en nota 1), p. 26.
3. Cf. J. RIEDL, Die Vorgeschichte Jesu (op. cit. en nota 1), pp. 12-13
4. A concepçâo virginal de Jesus e a mentalidade contemporânea, en Revista Eclesiástica Brasileira 29(1969)38-63 (la cita, es concretamente, de las pp. 39-40). Cf. El excelente libro de K. Susso Frank, R. Kilian, O. Knoch, G. Lattke y K. Ranher, Zum Thema Jungfrauengeburt, Stuttgart 1970.
5. Cf. R. Schnackenburg, Die Geburt Christi onhe Mythos un Legende (op. cit. en nota 1), p. 8.
6. Cf. W. Trilling, Jesús y los problemas de su historicidad (op. cit. en nota 1), pp.88 –89. G. Krol, Auf den Spuren Jesu, Leipzig 1963, p.29.
7. Cf. R. Bloch, Die Gestalt des Moses in der rabinischen Tradition, en Moses, publicado por F. Stier y E. Beck, Düsseldorf 1963, pp. 71-95 y esp. 108-110. A. Voegtle, Das Schicksal des Messiaskindes, en Bibel und Leben 6(1965)267-270. A. Heising, Gott wird Mensch (op. cit. en nota 1), pp. 48-49.
8. Cf. J. Riedl, Die Vorgeschichte Jesu (op. cit. en nota 1), pp. 43-45.


http://servicioskoinonia.org/biblico/textos/BoffEvangeliosDeLaInfancia.htm