2018-02-18

[cosme] Bcua1, SEGUIR A JESÚS AL DESIERTO Y A GALILEA

SEGUIR A JESÚS AL DESIERTO Y A GALILEA

SÁBADO, 17 DE FEBRERO DE 2018

Cosme Carlos Ríos

Gn 9,8-15: El pacto de Dios con Noé
Salmo 24: Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad
1Pe 3,18-22: Actualmente los salva el bautismo
Mc 1,12-15: Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían


Para la mayoría de los grupos religiosos la conversión consiste en cambiar algunas cosas, o algunas actitudes, (algo transitorio), pero no implica un cambio en el estilo de vida, una actitud permanente. 

Insistimos mucho en el cumplimiento de normas, reglas y costumbres y no mostramos tanto el evangelio como un mensaje de consuelo y esperanza.

Reducimos el trabajo pastoral a los espacios oficiales y no vamos en busca de los alejados ni tenemos la preocupación por crear nuevos espacios de evangelización, cercanos al pueblo.

Un número importante de la clase alta judía se encuentra cautivo en Babilonia y allí debe profundizar su fe que corre el riesgo de quebrarse. 

En ese contexto profundizará la alianza con Dios (la cual ha quebrantado, y por eso ha perdido la tierra y ha sido conducido al exilio).

Ahí es donde se dan los últimos toques al libro del Génesis, que no pretende contar relatos históricos, sino ayudarnos a conocer a Dios en su actuar en la vida del pueblo.

El texto que se nos presenta hoy describe el diluvio como un castigo de Dios al pueblo, por haber roto la alianza, pero Dios suspende el castigo y pone como señal el arco iris.

Colgar el arco, instrumento de guerra, significa deponer las actitudes belicosas de Dios hacia el pueblo, y el deseo de Dios de hacer una alianza con el pueblo para caminar juntos y juntos realizar el proyecto de vida de Dios.

El relato del Evangelio que se nos propone hoy, afirma que Jesús, después de su bautismo se retira al desierto; esto no necesariamente significa un lugar árido y desolado, sino más bien un espacio para entrar en diálogo profundo y amistoso con Dios.

Por situarse antes del comienzo de la misión, las tentaciones, son los caminos que Jesús tiene que descartar para dar comienzo al encargo del Padre.

Jesús, atento a  la voz del Padre, descubre que ha sido amordazada la voz de Juan, el único que fortalecía la esperanza y la lucha del pueblo.

Se le presenta la oportunidad de tomar el relevo del Bautizador, pero en vez de iniciar su ministerio por el desierto de Judea, como Juan, decide iniciar por la Galilea de los gentiles, los más alejados de la vida religiosa.

Ahí en la tierra de gentiles, Jesús presenta su mensaje como buena noticia, mensaje de consuelo y esperanza para con los más maltratados.

La situación que se vive en el pueblo es injusta y desigual y por ello, Jesús invita a la conversión es decir cambiar nuestra manera de relacionarnos con Dios, con los hermanos, con nosotros mismos y con la naturaleza.

Ante Dios necesitamos situarnos como hijos amados, que buscan, aman, escuchan y hace lo que el Padre propone

Ante los hermanos tenemos que situarnos respetuosos, solidarios y compasivos sobre todo con los más desamparados.

Con nosotros mismos tenemos que valorar y cuidar la vida y la salud, evitando las cosas que la deterioran.

Con la naturaleza, tenemos que conservar y cuidar los elementos que el Padre nos dio para nuestro uso, sin maltratarlos.

Escuchar a Jesús que se retira al desierto para descubrir con mayor claridad el proyecto del Padre implica para nosotros dedicar más tiempo a revisar nuestra vida para darle el rumbo que Dios quiere.

Seguir a Jesús que está atento al pueblo, a sus necesidades de consuelo y esperanza implica para nosotros favorecer un práctica pastoral que privilegio con hechos y palabras el consuelo y esperanza del pueblo.

Seguir a Jesús que inicia su actividad por los más alejados y marginados implica para nosotros salir de la comodidad de las instalaciones oficiales para ir al encuentro de los hermanos para fortalecer su esperanza.


Cosme Carlos Ríos
Febrero 17 del 2018 


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