2009-01-29

Jesús, el Profeta

Ciclo B, Ord4, 1 de Febrero de 2009

Enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas
(Mc 1, 22)


JESÚS DE NAZARET se puso a enseñar en la sinagoga de Cafarnaúm y nos dice el Evangelio de Marcos que la gente quedó asombrada de su doctrina porque enseñaba con autoridad y no como los escribas. ¿Quiénes son los escribas? Se les denomina también “doctores” o “maestros” de la ley; es decir, eran los expertos de la Biblia, particularmente del Pentateuco. El problema era que con facilidad usaban ese conocimiento para su propia gloria y poder, por eso el mismo Jesús advertía: «Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones» (Mc 12, 38-40) Por tanto, enseñar con autoridad significará ser sencillos ocupando los últimos lugares, ser compasivos siendo cercanos y solidarios con la gente en especial los más vulnerables, y ser auténticos. ¿Conoce usted a algún profeta auténtico de nuestro tiempo?

EN APARECIDA señalan los Obispos que le compete a la Iglesia denunciar lo incompatible con la dignidad del hombre (AP 480), que nuestro servicio pastoral nos exige anunciar y denunciar (95). Sin embargo –también afirman- en la realidad actual hay “una notable ausencia en el ámbito político, comunicativo y universitario, de voces e iniciativas de líderes católicos de fuerte personalidad y de vocación abnegada que sean coherentes” (502). Hace falta que los cristianos seamos portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras (29). Nos advierten, por tanto, que por ejemplo los adolescentes de hoy fácilmente podrían ser víctimas de falsos líderes (442). Finalmente nos desafían diciéndonos que anunciar a Jesucristo como la verdad última del ser humano exige en nuestros días coraje y espíritu profético (480).

QUÉ LES PARECE si nos arriesgamos a denunciar alguna situación de nuestra familia, en el trabajo o en la parroquia que vaya en contra de la dignidad de la persona. Qué les parece si nos animamos a anunciar una buena noticia que en nuestra realidad social y/o eclesial está aconteciendo. ¿Difícil, verdad? Pero todavía lo más difícil de ser profetas es nuestro estilo de vida que avalen tales denuncias y anuncio. Por tanto, qué les parece si intentamos ser profetas de verdad desde una vivencia sencilla, cercana y solidaria con los más marginados.

Agustín Pbro.

2009-01-23

PRIMERA CONDICIÓN DEL REINO

Ciclo B, Ord3, 25 de Enero de 2009

El Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio

(Mc 1, 15)

JESÚS DE NAZARET empezó su predicación en Galilea anunciando el Reino de Dios y llamando al arrepentimiento. Sus primeros discípulos, al ser discípulos del Bautista, eran personas arrepentidas de sus pecados y tenían una gran disponibilidad. Ahora, para nosotros, existe la tentación de ser muy católicos en el templo e incluso de salir a misión y hasta creer que somos misioneros y al mismo tiempo tratar con la punta del pie al compañero o subalterno, de despojar de sus bienes al vecino o empleado, de asfixiar mi propio cuerpo de drogas o promoverlas, o quizá hasta de hacer daño físicamente. Todo esto y otras realidades más, ¿por qué suceden? ¿Por qué en el mundo de hoy no somos capaces de instaurar el Reino de Dios de una manera más plena? Quizá es porque nos brincamos o nos olvidamos de uno de los pasos del proceso misionero: La Conversión Personal.

EN APARECIDA se dice que las señales del Reino son la vivencia de las bienaventuranzas, la evangelización de los pobres, el acceso de todos a los bienes de la creación, entre otros (AP 383). Destaca también cinco aspectos fundamentales del proceso de formación de los discípulos misioneros: 1) El Encuentro con Jesucristo, 2) La Conversión, 3) El Discipulado, 4) La Comunión, y 5) La Misión. La Conversión es la respuesta de quien ha escuchado al Señor, cree en Él por la acción del Espíritu y se decide a ser su amigo, cambiando su forma de pensar y de vivir. Esta conversión se desarrolla no de manera aislada e individualista sino en comunidad: en familia, en las comunidades de base, en la parroquia. Y, finalmente, el discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de anunciar a Jesucristo y de servir a los más necesitados (AP 278).

QUÉ LES PARECE si nos proponemos la lectura completa del Evangelio de San Marcos desde ahora y hasta la Semana Santa, y que esta lectura nos prepare para una buena Confesión durante la Cuaresma. Qué les parece si procuramos rezar el viacrucis los viernes de Cuaresma y le pedimos a Nuestro Señor Jesucristo nos conceda el don del arrepentimiento y de ser sus discípulos. Qué les parece si nos proponemos practicar de manera más intensa alguna bienaventuranza, de evangelizar a alguna familia que viva en la miseria y de compartir mi dinero con ellos o algún desempleado.

Agustín Pbro.

2009-01-13

VOCACIÓN DE LOS PRIMEROS DOS

Ciclo B, Ord2, 18 de Enero de 2009

Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús
(Jn 1, 37)
JESÚS DE NAZARET llamó a los primeros dos discípulos del grupo del Bautista. Eran personas sencillas y que se les consideraba pecadoras. Ellos confiaron en la palabra del Bautista, quien los acercó al “Cordero de Dios” y, a su vez, Jesús confío en el Bautista. En el prefacio del domingo anterior se decía que Jesús, después del bautismo en el Jordán, fue enviado a evangelizar a los pobres. He ahí el escenario: confianza en los pobres, más aún, ser pobres, para evangelizar a los pobres. Ahora, frente al desafío de la “Misión Permanente” tenemos las siguientes tentaciones: No ser pobres como Jesús; no confiar en los pecadores y/o pobres para la misión; o bien acapararlos para mi grupo, movimiento o asociación… alejándolos del Mesías.

EN APARECIDA se lamentan los Obispos que poco nos hemos preocupado por los pobres (100-b) y que, en ocasiones, nos hemos apartado de una vida más sencilla, austera y solidaria (100-h), siendo que la Iglesia es casa de los pobres (8). Por eso se nos invita a que los discípulos y misioneros de Jesucristo seamos pobres para ir al encuentro de los pobres (540). Es necesario dedicar tiempo a ellos y transformar su situación, desde ellos (397), ser sus amigos (398). En la construcción del Reino participamos todas las personas de buena voluntad, pero en especial los pecadores y débiles. “Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres (Mt 25, 40)” (AP 393). “Nuestra solidaridad se ha de manifestar en la defensa de la vida, de los derechos humanos, y en el acompañamiento de los más débiles y excluidos para que sean sujetos de cambio.” (394). Por otro lado también se afirma desde el magisterio: “En las últimas décadas, varias asociaciones y movimientos apostólicos laicales han desarrollado un fuerte protagonismo.” (214).

QUÉ LES PARECE si nos incorporamos con grupos o familias pobres para convivir con ellos y, así, tengamos las mismas actitudes de Jesús de Nazaret. Qué les parece si nos proponemos un Programa Personal de Pobreza que nos permita seguir mejor los pasos de Jesús de Nazaret y nos haga tomar más conciencia de la realidad de miseria, y su consecuente inseguridad y violencia, que mucha gente de nuestro alrededor vive. Qué les parece si estudiamos y reflexionamos a profundidad las Bienaventuranzas, la primera de las cuales es una buena noticia para los pobres: “¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!” (Lc 6, 20)

Agustín Pbro.

2009-01-07

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Ciclo B, Ord1, 11 de Enero de 2009


Jesús de Nazaret fue bautizado por Juan en el Jordán

JESÚS DE NAZARET optó por distanciarse de las autoridades religiosas de su tiempo por considerarlos muy alejados de los pecadores y pobres. Por eso tomó la determinación de acercarse a Juan el Bautista, “hacer fila” con los pecadores y recibir el bautismo de arrepentimiento. En esa fila seguramente había corruptos, prostitutas, alcohólicos, enfermos… que buscaban a Dios de todo corazón, pero que eran marginados por las autoridades religiosas de su tiempo. Ya Isaías había profetizado “será contado entre los pecadores”; aunque él no tenía pecado, decidió realizar su misión con y desde los pecadores y pobres a quienes pasó su vida sirviéndoles. Y precisamente habiendo sido bautizado se oyó entonces una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias”. Y, en medio de tentaciones y persecuciones, empezó su misión…

EN APARECIDA se lamentan los Obispos que poco nos hemos preocupado por los pobres (100-b) y que, en ocasiones, nos hemos apartado de una vida más sencilla, austera y solidaria (100-h), siendo que la Iglesia es casa de los pobres (8), y que el discípulo misionero “ha de ser un hombre o una mujer que hace visible el amor misericordioso del Padre, especialmente a los pobres y pecadores” (147). Asimismo, subraya que son muchos los alejados de la misa dominical (173). Por eso se nos invitan a que los discípulos y misioneros de Jesucristo seamos pobres para ir al encuentro de los pobres (540). Es necesario dedicar tiempo a ellos y transformar su situación, desde ellos (397), ser sus amigos (398). También nos invitan a que pasemos de “una pastoral de conservación a una pastoral misionera” (370), lo cual implica necesariamente acercarnos y proponer la vida nueva en Cristo a todos los pecadores y tratar de “hacer fila con ellos”, con los arrepentidos, puesto que también nosotros somos pecadores. Misericordiosos como Jesús.

QUÉ LES PARECE si visitamos algún lugar que nos permita encontrarnos con personas pobres y que son consideradas pecadoras para convivir con ellos y, así, tengamos las mismas actitudes de Jesús de Nazaret. Que les parece si nos incorporamos al proceso de Pueblo de Dios en Misión o Misión Permanente y procuramos visitar y convivir en los barrios. Qué les parece si nos dejamos cuestionar por personas que piensan diferente a nosotros (no sea que estemos alejados de Jesús y del Bautista) y con humildad reconocer nuestras debilidades. Qué les parece si intensificamos la Oración para fortalecernos frente a las tentaciones y persecuciones.

Agustín Pbro.

2009-01-01

LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

Ciclo B, Navidad-2, 4 de Enero de 2009


“Unos magos de Oriente llegaron a adorarlo”
(Mt 2, 2)

Celebramos la fiesta de la Epifanía del Señor, es decir, la manifestación de que la salvación de Jesucristo es UNIVERSAL, para todas las gentes de todos los lugares, de todos los tiempos. San Mateo lo simboliza con los magos de oriente, quienes sin ser judíos van en busca de la luz, encuentran al Niño Dios, lo adoran y ofrecen regalos. La fiesta de la Epifanía es, pues, una fiesta “misionera” en donde se resalta a los “paganos” y alejados. Ahora bien, ¿por qué siendo tantos católicos en México y en el Mundo, en vez de constatar cada vez la presencia del Reino de Dios (AP 146), constatamos más pobreza y violencia? Porque nos hemos vuelto una Iglesia encerrada en los salones parroquiales o nuestro alcance misionero son sólo los amigos cercanos, o de plano no hemos entendido la naturaleza de la misión.

Aparecida haciendo resonancia del Concilio Vaticano II (LG 9) afirma: Somos Pueblo de Dios que sale al encuentro de los alejados y marginados: 164 y 168). Se trata de visitar a todas las familias (204; 517-i) incluyendo los que se salen de la Iglesia (225) para favorecer su vida sacramental, su participación comunitaria y su compromiso ciudadano (286). El objetivo de la misión es comunicar la vida (360), una vida digna para todos (361). Por ello, habrá que tomar en cuenta el sufrimiento de los pobres (362).

Se nos presentan entonces algunos desafíos para este nuevo años que comenzamos:
1) No ser un obstáculo para todas aquellas personas “pecadoras” que están alejadas de la Misa, de la comunión eucarística y de los grupos apostólicos, creyendo que la salvación es sólo para los que venimos a Misa y/o participamos en la pastoral.
2) Estar abiertos y respetar a todas aquellas personas que no profesan el cristianismo; también Dios se ha manifestado a ellos. Es formidable trabajar juntos a favor del Reino, en el diálogo y la paz.
3) En cuanto a las miles de organizaciones religiosas, muchas de ellas cristianas, que han estando surgiendo en los últimos dos siglos, saber también respetarlas pero sabiendo que algunas de ellas utilizan métodos agresivos de proselitismo y que conviene no ser ingenuos; pero no hay que perder de vista que mucha gente de buena voluntad buscan el sentido de sus vidas a través de múltiples ofertas religiosas, que no ven o encuentran en la Iglesia Católica, lo cual es otro desafío para todos nosotros.
4) Necesitamos salir; no podemos quedarnos tranquilos en nuestros templos (AP 548).

Agustín, Pbro.