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2018-01-20

[cosme] bord03, EL REINO DE DIOS, CORAZÓN DE LA VIDA DEL CREYENTE (20180121)

EL REINO DE DIOS, CORAZÓN DE LA VIDA DEL CREYENTE

COSME CARLOS RÍOS·SÁBADO, 20 DE ENERO DE 2018


Jon 3,1-5.10: Se convirtieron los Ninivitas de su mala vida
Salmo 24: Señor, enséñame tus caminos
1Cor 7,29-31: La presentación de este mundo se termina

Mc 1,14-20: Conviértanse y crean la Buena Nueva


A pesar de que el tema del Reino de Dios aparece en los evangelios como el centro de la palabra y de la actividad de Jesús, por mucho tiempo los cristianos hemos enfocado nuestro ser de cristianos en otra dirección. Hemos practicado mucho la oración y la lectura de la palabra de Dios, pero hemos descuidado el esfuerzo por realizar el cambio de una sociedad en la que hay desigualdades, empobrecimiento y marginación, como lo hizo Jesús.

Nuestra primer lectura de hoy está tomada del libro de Jonás. Este libro es una preciosa novela en la que la misión de Jonás es denunciar la maldad y  las injusticias de la ciudad de Nínive símbolo de los imperios opresores.

En el capítulo 3, para disgusto de Jonás, bastó un día para que los ninivitas se apartaran de su mala conducta: el pueblo se convierte a Dios y cambia de estructuras, lo que se expresa en el hecho de que el rey se despojó de sus vestiduras.

En el evangelio Jesús aparece después de que arrestaron a Juan el Bautizador, aparece proclamando la Buena Noticia, invitando a que acepten esa Buena Noticia, invitando a un cambio de vida y buscando colaboradores.

Jesús se da cuenta de que ha sido silenciada la voz del profeta Juan y que en ese momento no hay quien hable a favor del pueblo y esto constituye para él una preocupación y una oportunidad.

A diferencia de Juan, Jesús proclama su mensaje como una Buena noticia: “El reino de Dios”: no se trata de un territorio, sino de una situación en la que las personas vivan conforme al deseo del Rey, el Padre Dios. 

La sociedad en la que vive Jesús es una sociedad de desigualdades en la que abundan las personas empobrecidas y marginadas, como nos muestran los Evangelios. Por ello, Jesús urge a las personas a un cambio de vida y de corazón que transforme esa sociedad en un mundo de hermanos, donde se viva la fraternidad, el amor, el respeto, la verdad, la justicia y la paz.

Urge transformar la forma de pensar, de sentir y de actuar de las personas, y esto se ha de manifestar en una forma de organización sin desigualdades y sin personas empobrecidas ni marginadas.

Transformar los corazones y transformar la sociedad es una tarea muy grande y por ello, desde el comienzo de su ministerio, Jesús busca colaboradores. 

Parece obvio pensar que Jesús y sus colaboradores ya se conocían en torno a la persona de Juan el Bautizador, y cuando Jesús decide ocupar el lugar del Bautizador, les echa el ojo para que colaboren con él.

El cambio que pide Jesús implica aceptar la Buena Noticia que parte de Dios “El Reino”, pero implica también comprometer la vida en la construcción de un mundo sin desigualdades, sin empobrecidos ni marginados.

Vivir las lecturas de hoy, nos compromete a tomar conciencia de que es necesario en nosotros un cambio en la manera de pensar, de sentir y de actuar, pero unido a la lucha por un cambio de las estructuras desiguales, que empobrecen y marginan.

Vivir el evangelio de hoy, nos compromete a poner en el centro de nuestra vida el Reino de Dios, nos pide un esfuerzo por comprender lo que significa y una lucha por hacerlo vida, ya que el Reino es don del Padre y tarea de nosotros.

Vivir el evangelio de hoy nos compromete a ser mensajeros de buenas noticias, a llevar por todas partes u mensaje de consuelo y esperanza.

Vivir el evangelio de hoy nos urge a detectar las situaciones de desigualdad, de empobrecimiento y marginación y a luchar por cambiar las causas que las provocan.

Cosme Carlos Ríos
Enero 20 del 2018 

2017-12-03

[SBL] Badv01, Mc 13,33-37: Velen, no saben cuándo vendrá el Dueño

Domingo 3 de diciembre de 2017
Domingo primero de Adviento
Francisco Javier, misionero (1552)

Is 63,16b-17.19b; 64,2b-7: ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!
Salmo 79: Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
1Cor 1,3-9: Aguardamos la manifestación de Jesucristo
Mc 13,33-37: Velen, no saben cuándo vendrá el Dueño


La comunidad judía que retorna del exilio enfrenta un gran desafío: reconstruir los fundamentos de la nación, la ciudad y el Templo. No era una tarea fácil. La mayoría de los exiliados ya se habían organizado en Babilonia y en otras regiones del imperio caldeo. La mayor parte de los que habían llegado desde Judea cincuenta años antes ya habían muerto y los descendientes no sentían gran nostalgia por la tierra de sus padres. Los profetas los habían invitado continuamente a reconocer los errores que habían conducido a la ruina, pero la mayor parte de los exiliados ignoraban a los mediadores de Yahvé.

Algunos tomaron entre sus manos el proyecto de reconstruir la identidad, las instituciones y la vida de la nación. Sin embargo, no contaron inicialmente con mucho apoyo, Parecía una idea loca e innecesaria: para qué volver a Jerusalén si ya no haía remedio... Lo mismo nos ocurre a veces a nosotros, vivimos de la nostalgia del pasado pero no nos comprometemos a transformar la realidad del presente. Añoramos otros tiempos en que se vivía mejor, pero no rescatamos los valores que hacen posible una convivencia humana justa y equitativa.

Jesús hace a sus discípulos una recomendación que hoy nos sorprende: mantenerse despiertos. ¡Todo lo contrario de lo que nosotros haríamos! Pero él tiene sus razones. Si cada día estamos embargados por las preocupaciones más superfluas, lo más seguro es que se nos pase la hora apropiada para realizar la misión que Jesús nos encomienda. Jesús, en el evangelio, nos enseña a estar en guardia contra los que creen que las enseñanzas cristianas son algo superfluo. El evangelio debe ser proclamado donde sea necesario, deber ser colocado donde se vea, debe ponerse al alcance de todos. Nuestra misión es hacer del evangelio una lámpara que ilumine el camino de la vida y nos mantenga en actitud vigilante.

La interpretación que se daba a estos textos del evangelio que apuntan hacia el futuro o hacia la escatología estuvo casi siempre revestida de un tinte apocalíptico y de temor: el Señor había establecido un plazo, que se podría cumplir en cualquier momento, imprevisiblemente, por lo cual necesitábamos estar preparados para un juicio sorpresivo y castigador que el Señor podría abrir en cualquier momento contra nosotros. «Que la muerte nos sorprenda confesados». Este miedo funcionó durante mucho tiempo, durante tantos siglos como duró una imagen mítica de Dios, excesivamente calcada de la imagen del emperador soberano o del señor feudal que dispone despóticamente sobre sus súbditos. El miedo a la condenación eterna, tan impregnado en la sociedad cristiana medieval y barroca, hizo que la «huelga de confesonarios» pudo ser en determinados momentos un arma esgrimida por el clero contra las clases altas, por ejemplo por parte de los misioneros defensores del pueblo contra los conquistadores españoles dueños de esclavos (recuérdese el film La misión, o la historia del profeta dominico Antonio Montesinos). Causa sonrisas pensar en la eficacia que una tal «huelga de confesionarios» pudiera tener hoy día. Y es que la estrella de la «vida eterna», el dilema de la salvación/condenación eternas, brillaba con su potencia indiscutible en el firmamento de la cosmovisión del hombre y la mujer premodernos... Pero son ya tiempos idos. Sería un error enfocar el comentario a evangelios como el que hoy leemos en esa misma perspectiva, pensando que nuestros contemporáneos son todavía premodernos...

El estado de alerta, la mirada atenta al futuro que evita el adocenamiento o la rutina... sí que es una categoría y una dimensión del hombre y de la mujer modernos. Si lo interpretamos como «esperanza», la pertinencia del mensaje aún es más vigente.

¿Qué puede significar «Adviento» para la sociedad actual? Como nombre de un tiempo litúrgico significa no significa mucho, y no habría que lamentarse mucho ni gastar pólvora inútilmente, pues cualquier día –tal vez más pronto que tarde– la Iglesia cambiará el esquema de los ciclos de la liturgia, que clama a gritos por una renovación. Lo que importa no es el tiempo litúrgico, sino el Adviento mismo, el «Advenimiento» –que eso significa la palabra–, el «noch nicht Sein» como diría Ernst Bloch, aquello cuya forma de ser consiste en «no ser todavía pero tratando de llegar a ser»... Ateo como era, Bloch construyó todo su poderoso edificio filosófico sobre la base de la utopía y la esperanza, y presentó en bellas páginas inolvidables la grandeza heroica del santo y del mártir ateo, capaz de dar la vida en aras de su esperanza... Ebeling, en la misma línea decía: «lo más real de lo real, no es la realidad misma, sino sus posibilidades»... Lo real más real no es lo real sin más, sino las posibilidades de ser que lo que hoy es lleva consigo.

Después de los años 90 del siglo pasado, estamos en un tiempo en el que se dice que se ha dado un «desfallecimiento utópico». Con el triunfo del neoliberalismo y la derrota de las utopías (no «de las ideologías», alguna de las cuales siguen muy vivas), la cultura moderna –o mejor posmoderna- castiga al pensamiento esperanzado y utopista. El ser humano moderno-posmoderno está escarmentado. Ya no cree en «grandes relatos». Se nos ha impuesto una cultura anti-utópica, antimesiánica, a-escatológica, ¿sin esperanza?, a pesar de la brillantez de que hacen gala los productos de la industria mundial del entretenimiento; detrás del atractivo seductor de ese entretenimiento, la imagen de ser humano que queda está ayuna de toda esperanza que trascienda siquiera mínimamente el «carpe diem», el «disfruta la vida». ¿Qué advenimiento («adviento») espera el hombre y la mujer contemporáneos? 

¿Cómo vivir el adviento en una sociedad que no espera ningún «advenimiento»? Desde luego, no reduciendo el adviento a un «tiempo litúrgico», o a un tiempo pre-navidad... ¿Cómo pues?
El Advenimiento que esperamos los cristianos no es la Navidad... Ni tampoco es «el cielo»... ¡Es el Reino! «No es otro mundo... es este mismo mundo... ¡pero totalmente otro»! Se puede ser cristiano sin celebrar el adviento, ¡pero no sin preparar el Advenimiento! Ser cristiano es hacer propia en el corazón la nostalgia de Aquel que decía: «fuego he venido a traer a la tierra, y ¡cómo deseo que arda...!». Los cristianos no podemos inculturarnos del todo en esta cultura anti-utópica y sin «grandes relatos», porque somos hijos de la gran Utopía de la Causa de Jesús, y tenemos el «gran relato» del Proyecto de Dios... Podríamos no celebrar el adviento, pero no podemos dejar de darnos la mano con los santos y mártires ateos y con todos los hombres y mujeres de la tierra, de cualquier religión del planeta, para trabajar denodadamente por el Advenimiento del Nuevo Mundo.

Cada vez se perfila mejor: crear un Mundo Nuevo, fraterno-sororal y solidario, sin imperios ni instituciones transnacionales o mundiales explotadoras de los pobres, lo que Jesús llamó malkuta Yahvé en su boca aramea, Reino de Dios, pero dicho con palabras y hechos de este ya tercer milenio, ése es el Advenimiento que esperamos, el sueño que nos quita el sueño, lo que nos hace estar en «alerta».

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 105 de la serie «Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «Un cielo nuevo y una tierra nueva». El audio, el guión y un comentario teológico–bíblico ad hoc pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/article/1o5-un-cielo-nuevo-y-una-nueva-tierra/ 

Una sugerencia pastoral:
Durante la segunda parte del adviento y también en la navidad, los evangelios de la infancia van a ser una lectura constante. Recomendamos estas dos obras como texto-base para las reuniones de estudio de los grupos de formación en la comunidad cristiana:
• el texto de Leonardo Boff sobre los evangelios de la infancia, disponible en http://servicioskoinonia.org/biblico/textos/BoffEvangeliosDeLaInfancia.htm
• el libro de John Shelby SPONG, Jesús, hijo de mujer, disponible en la biblioteca de Koinonía (servicioskoinonia.org/biblioteca); en el menú “selección por autor”, seleccionar “todos los autores”, pulsar “ir”, y aparecerá la lista de obras entre las que buscar, por orden alfabético de autores.
• También podrán ser muy útiles los capítulos dedicados a este tema en la conocida serie «Un tal Jesús», cuyos textos, audios (mp3) y comentarios bíblico-teológicos pueden ser recogidos libremente en https://radialistas.net/category/un-tal-jesus/   

Para la revisión de vida

-               Adviento = Advenimiento = Esperanza:
-              ¿Se puede decir que mi vida espera algún Advenimiento (con mayúscula)?
-              ¿Es mi vida una vida de esperanza, de tensión, de búsqueda, de utopía, de proyecto histórico? ¿Camino hacia algún sitio, con algún norte? ¿Cuál? Auscultar realmente mi esperanza y hacer el ejercicio tal vez de expresarla por escrito para mí mismo/a.

Para la reunión de grupo

-              Hagamos en el grupo un «análisis de coyuntura de la esperanza»: ¿Cómo está la esperanza en nuestra sociedad? ¿Es una sociedad de esperanza? ¿Qué esperanzas («largas o cortas») mueven a las personas hoy? ¿Hay lugar para las actitudes utópicas? ¿Por qué?
-              Hagamos un juicio sobre esa situación de la esperanza hoy en nuestra sociedad. ¿Qué actitud debemos adoptar los cristianos ante esta situación? ¿Podemos «inculturarnos» en esta forma de ser y de vivir?
-              Numerosos pasajes del Evangelio contienen una llamada para que estemos vigilantes; clásicamente nos las interpretaron como llamados a estar «preparados para la hora de la muerte»... ¿Será que el Evangelio no tiene otro interés que el de prepararnos a “bien morir”, a que la muerte no pudiera «sorprendernos»? ¿No es más cierto que el Evangelio pretende, sobre todo, enseñarnos a vivir, y a tener una esperanza que no le tema a la muerte?

Para la oración de los fieles

-              Por la Iglesia, para que dé testimonio de la Utopía del Evangelio y anime con su esperanza a todas las personas. Oremos.
-              Por todas las situaciones de injusticia, explotación y violencia en que viven muchas personas, para que confrontemos con ellas nuestra esperanza. Oremos.
-              Por todas las personas de buena voluntad, por los sencillos, por los hijos del pueblo, para que nunca caigan en la trampa de renunciar a la utopía y a la esperanza. Oremos.
-              Por todos los que nos preparamos a celebrar la Navidad, para que la preparemos sobre todo en la transformación de nuestro corazón y nuestra vida. Oremos.
-              Por los obreros y campesinos, por los emigrantes, por los pueblos del tercer mundo, para que dejen de ser las víctimas del progreso y el bienestar de los países ricos y poderosos. Oremos.
-              Por todos nosotros, para que respondamos a la llamada a estar vigilantes, no para bien morir sino para bien vivir. Oremos.

Oración comunitaria

          Oh Misterio inefable que sustentas el Ser y la Vida, al cosmos y al ser humano dentro de él: acoge nuestro deseo de caminar por la vida confiados en la bondad primordial de tu iniciativa, que nos antecede y supera, y en la que queremos tener el coraje de cifrar nuestra esperanza a pesar de todos los signos de desesperanza que nos rodean. Te presentamos la expresión de nuestros sentimientos más profundos. Acógela. Amén.
         
          O bien:

          Dios, Padre nuestro, al comenzar un nuevo Adviento te pedimos que avives nuestra fe, fortalezcas nuestra esperanza y consolides nuestro amor, de modo que podamos celebrar con verdadero gozo el nacimiento de tu Hijo Jesucristo. Que vive y reina.

2017-04-09

Acua_Domingo de Ramos: Ser discípulos de Jesús

Is 50,4-7: No me tapé el rostro ante los ultrajes
Salmo 21: ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?
Flp 2,6-11: Se humilló, por eso Dios lo ensalzó sobre todo
Mt 26,14–27,66: Pasión de N. S. Jesucristo


Muchos cristianos aclamamos a Jesús como nuestro Rey; lo hacemos con oraciones, cánticos y manifestaciones que lo aclaman como tal. Sin embargo, pocos cristianos tienen el oído atento para escuchar, entender y profundizar el proyecto del Reino proclamado por Jesús Rey. Son menos aún, los creyentes que tienen el oído atento a las causas, personales y sociales que provocan el dolor del pueblo.

Tomamos la primera lectura de hoy del 2º. Isaías llamado el profeta evangelista. Se trata de uno de los cánticos llamados: “Cántico del siervo”. Se requiere leerlo como un poema.
Nos encontramos en el momento en que los grandes de Israel, a que se llama “el pueblo” se encuentran en el destierro de Babilonia privados de poder económico, político y religioso añorando la patria.
El texto presenta a un siervo, (persona dispuesta a servir incondicionalmente a Dios), llamado para impulsar la tarea de la liberación del pueblo del destierro en Babilonia, un discípulo, atento a escuchar la voz de Dios y al sufrimiento del pueblo.
Este discípulo está dispuesto a comprometerse con el proyecto de liberación del cautiverio por encima de la represión, de los azotes, de los insultos y salivazos de parte de los hombres de poder.
Los teólogos del Nuevo Testamento suelen identificar a ese siervo con Jesús de Nazaret.

Hoy Domingo de Ramos iniciamos la semana mayor en la que realizamos la celebración del Misterio pascual de Jesús de Nazaret. Esta celebración tiene que verse siempre, relacionada con la vida y ministerio pastoral de Jesús de Nazaret.
El eje de toda la actividad pastoral de Jesús es el anuncio y presencia del Reinado de Dios como Buena noticia que invita y provoca la conversión
·        Jesús fue mensajero de Buenas Noticias con sus obras y con sus palabras: Las obras ponen de manifiesto su proyecto y sus palabras lo aclaran y explican.
·        Con su palabra, Jesús nos presentó a Dios como Padre de todos los hombres, un Padre que ama a todos sus hijos, pero que privilegia a los más desamparados y quiere para ellos vida y vida en abundancia.
·        Jesús denunció los abusos que se cometían en el templo convertido en lugar de negocio y denunció a las autoridades civiles y religiosas como causantes del dolor del pueblo.
·        Invitó a sus seguidores a distinguirse por sus acciones y actitudes de servicio.
·        El actuar de Jesús se caracterizó por la misericordia incluyente y transformadora, de las situaciones sufrientes de las personas en situaciones de vida.
·        Para realizar su proyecto, prefiriendo la vida y la misericordia, Jesús realizó curaciones en sábado, tocó enfermos y leprosos y descuidó (si es posible hablar así), algunas leyes de pureza.
Esto molestó supremamente a las personas del sistema religioso que se preocupaban más por la observancia estricta de normas y costumbres que del bienestar del pueblo
Las autoridades religiosas en complicidad con el poder económico y con el apoyo de los representantes del imperio romano, programaron su muerte.
De esta manera en el Domingo de Ramos nos encontramos a Jesús recibiendo la gratitud y el cariño del pueblo sencillo, testigo de su misericordia, y la crítica y represión de las personas del poder.

Ser discípulo de Jesús hoy, implica para nosotros:
ü  Estar atentos, conocer y profundizar el Proyecto del Reino de Dios, empezando por cambiar nuestra mentalidad a partir de esa lógica de Jesús.
ü  Tener el oído atento a las causas de todo tipo que provocan el sufrimiento del pueblo.
ü  Hacer conciencia en el pueblo de la necesidad de entender y transformar las causas que hacen sufrir al pueblo.
ü  Comprometer nuestra vida, (desde nuestra propia situación y posibilidades) en la lucha para combatir, en forma organizada, las causas que provocan el dolor del pueblo; eso es una Buena Noticia para el pueblo.

Cosme Carlos Ríos
Abril 08 2017


2015-09-14

Bord24, COSME, Construir el Reino sirviendo y renunciando al triunfalismo

Bord24, COSME, Construir el Reino sirviendo y renunciando al triunfalismo

Is 50,5-9a: Ofrecí la espalda a los que me apaleaban
Salmo 114: Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida
Sant 2,14-18: La fe, si no tiene obras, está muerta
Mc 8,27-35: Tú eres el Mesías… El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho


Una tentación permanente para los cristianos, para los grupos creyentes y para las Iglesias, es trabajar por el Reino de Dios buscando el éxito, el triunfo y no el servicio. Esto nos lleva a valorar las grandes personalidades, los grandes acontecimientos, las liturgias esplendorosas, los lugares más impresionantes y no valoramos de igual manera al mendigo, al migrante.
Rendimos culto a Dios en las personalidades, en los actos solemnes, pero ignoramos la principal imagen de Dios que se refleja en el indígena, el campesino, el ser humano en desgracia.

El profeta Isaías nos enseña que el camino de la justicia, de la misericordia y la solidaridad no es un idílico sendero tapizado de rosas. La persona que opta por la verdad y la equidad debe prepararse al rechazo más rotundo e, incluso, a una muerte ignominiosa. Basta leer cualquier página del evangelio para verificar que ésta es la realidad de Jesús, su opción y su camino.

Para Jesús y sus acompañantes el camino a Jerusalén estaba plagado de dificultades, incertidumbres y ambigüedades. Una de ellas, era la incapacidad del grupo de discípulos para reconocer la identidad de Jesús. Aunque él había demostrado a lo largo del camino que su interés no era el poder, en todas sus variedades, sino el servicio, en todas sus posibilidades, sin embargo, sus seguidores se empeñaban en hacerse una imagen triunfalista de su Maestro.

A Pedro le parece una barbaridad que Jesús diga que va a ser rechazado, perseguido y llevado a la muerte por los dirigentes del pueblo, senadores, sumos sacerdotes y letrados. No es ése el camino que debía seguir el mesías según las tradiciones que ellos habían recibido; al contrario: el camino del descendiente de David debía ser el del triunfo y la gloria para sí y para el pueblo que Dios se había elegido en propiedad. Jesús, entonces, debe recurrir a duras palabras para poner en evidencia la falta de visión de quienes lo seguían. Pedro sigue aferrado a la ideología del caudillo nacionalista o del líder religioso y no descubre en Jesús al «siervo sufriente» que anunció el profeta Isaías.
Ninguno de los discípulos está de acuerdo con Jesús, aunque él esté realizando la voluntad del Padre. En medio de esta crisis del grupo de discípulos, Jesús decide continuar el camino y tratar de enderezar la mentalidad de sus discípulos. 

El anuncio que Jesús hace de las dificultades que van a venir, la debe ser tomado siempre como una consecuencia inevitable, no como algo buscado... Jesús no buscó la Cruz, ni debemos buscarla nosotros.

ü Buscar el reino de Dios con Jesús y como Jesús significa para nosotros hoy, renunciar a buscarlo por el camino del triunfo, renunciar a buscarlo por el camino del poder que oprime, y renunciar a buscarlo por camino de la riqueza que discrimina.
ü Buscar el reino de Dios con Jesús y como Jesús significa para nosotros hoy buscar el rostro de Jesús en el rostro de los más desamparados. En El documento de Puebla y en el de Aparecida, los Obispos nos ofrecen una lista de los rostros sufrientes de Jesucristo hoy (Documento de Puebla del número 32 al 39, Documento de Aparecida del número 407 al 430)
ü Pero no basta contemplar, hay que interpelarnos para descubrir cuál de esos grupos es el que más reclama nuestro servicio y buscar con otros creyentes la manera de atender estas situaciones procurando ir a las causas.
ü Tenemos que comenzar por lo que tenemos más cerca, los más débiles que están en nuestro entorno y promover la organización participativa con objetivos claros y metas realizables

Septiembre 12 del 2015 
Cosme Carlos Ríos


2015-07-16

Bord16, SBL, Mc 6,30-34: Andaban como ovejas sin pastor | 20150719

Servicio Bíblico Latinoamericano
Domingo 19 de julio de 2015
Domingo 16º de tiempo ordinario, Ciclo B
Justa, Rufina, Arsenio

Jer 23,1-6: Reuniré el resto de mis ovejas y les pondré pastores
Salmo 22: El Señor es mi pastor, nada me falta
Ef 2,13-18: Él es nuestra paz y ha hecho de los dos pueblos una sola cosa
Mc 6,30-34: Andaban como ovejas sin pastor




Jr 23, 1-6
En el Primer (Antiguo) Testamento los guías políticos y religiosos son presentados con frecuencia como pastores y el pueblo como el rebaño. La figura del jefe como pastor cobró vigencia a partir de David, el pastor convertido en rey. El rebaño no es propiedad de los pastores sino del Señor, ante el cual ellos son sus representantes, por eso él mismo les tomará cuentas. El oficio de los jefes se ha pervertido y esto ha permitido la dispersión y el extravío del rebaño. El rey Joaquín con su política desatinada provocó la intervención de Babilonia. La expulsión que se menciona aquí parece referirse a la primera deportación. La intervención del Señor se justifica por tratarse de su rebaño, está desarrollada en tres tiempos: repatriación de los deportados, nombramiento de pastores ejemplares y resonancia escatológica. Se pasa de los pastores al Pastor-Jefe, al rey davídico en quien los judíos ponen su confianza.

Jeremías es consciente de que el desorden, la situación de injusticia y el desplazamiento que tiene que soportar y sufrir el pueblo, se debe a los mandatarios que no han sabido gobernar en función del bien público sino en función de sus intereses personales y de clase, por eso han fracasado como gobernantes y es necesario entonces que Dios suscite nuevos pastores. Los pueblos viven añorando el cambio de la situación cada vez que se presenta la oportunidad de un nuevo gobierno. La esperanza y la ilusión de que algún día haya oportunidad para vivir en la justicia no se acaban aunque los hechos nos muestren que las situaciones siguen iguales. En este momento el problema de injusticia se ha agudizado más, porque los dirigentes de los pueblos tienen que obedecer al orden económico internacional, aunque haya esperanza no se encuentran las salidas, porque se requiere de la voluntad política de los grandes dirigentes del mundo y principalmente de quienes manejan la economía mundial. Hoy encontramos en el mundo más desorden, más injusticia, más desplazamiento. Que la palabra de Jeremías nos ayude a seguir creyendo que es posible la justicia.

Ef 2, 13-18
Este texto parece ser una inserción dentro de la carta a los Efesios, es diferente en el lenguaje, en las ideas y en la forma. Inserción en forma de himno sobre Cristo: la paz y la persona que nos trae la paz. Cristo derribó la pared divisoria, hizo de los dos ámbitos: judíos y gentiles, uno solo y destruyó por medio de su carne la enemistad.

El convertir la ley en una norma absoluta trae como consecuencias el casuismo y el legalismo; destruyendo este carácter de la ley, se elimina la enemistad. La gran acción de Cristo por la cual se demostró que es nuestra paz fue la eliminación de la ley como dogma, como norma absoluta y suprema que separaba a Dios y a los seres humanos, y a judíos y gentiles. Si los jefes dispersan, Jesús tiene la capacidad de reunir y de acabar con todo aquello que separa y divide a hombres y mujeres.

A Pablo le tocó enfrentar el problema cultural en la Iglesia primitiva entre cristianos judaizantes y gentiles, y luchó hasta conseguir que los gentiles fueran admitidos también dentro de la comunidad cristiana. En el texto de hoy nos recuerda que en Cristo Jesús desaparecen todo antagonismo y toda situación de injusticia que hacen que hombres y mujeres de la misma cultura y de culturas diferentes, no se entiendan entre sí... El evangelio es un mensaje de carácter universal, derriba los muros sociales, políticos, económicos, culturales y hermana a todos los hombres y mujeres.

Mc 6, 30-34
Dice el texto de Marcos hoy que a Jesús le dio lástima de la multitud porque andaban como ovejas sin pastor. Los discípulos han llegado de su labor apostólica a contarle a Jesús todo lo que les había pasado, Jesús entonces los invita a descansar en un lugar apartado pero cuando llegan allí fue imposible porque una gran multitud ya estaba en el lugar esperándolos. Jesús comprendió que más urgente que comer y descansar era atender a la multitud.

Si Jeremías en su tiempo se queja de los guías políticos mucha más aguda es la situación en tiempos de Jesús. En la época de Jesús los jefes políticos y religiosos dispersaban cada vez más al pueblo. El régimen político, militar y económico impuesto por Roma era una carga que pesaba sobre el pueblo y que se hacía más gravosa porque había gente que le hacía el juego a los romanos, entre ellos los saduceos, que administraban el Templo. El rey y los cobradores de impuestos eran nombrados por Roma y las fuerzas militares romanas tenían su fortaleza junto al templo de Jerusalén. Esta situación además de oprimir ofendía la dignidad del pueblo. El régimen tributario era demasiado minucioso y había que cumplir con el diezmo para el templo. La situación económica era crítica.

La sociedad se encontraba dividida y se atomizaba cada vez más tratando de buscar solución al problema del momento; unos creían en la fuerza de las armas, otros se aislaban y vivían en forma independiente. Se esperaba una irrupción de Dios que pusiera fin a esta situación y diera oportunidad al pueblo de Israel. Por otro lado después de la reconstrucción del templo al regresar del exilio, las leyes de purificación dominaron la religión judía hasta convertirla en un simple cumplimiento de normas, actitud con la cual Jesús no está de acuerdo porque se ha desligado totalmente de la vida haciendo falta la práctica de la justicia, del amor y de la misericordia. En una situación de éstas hay más desorientación y desconcierto en el pueblo, por eso Jesús es la alternativa de Dios en ese momento. Muchos se encuentran marginados del templo, han sido desplazados de allí por no cumplir con las normas rituales de purificación, cuando oyen hablar a Jesús se sienten identificados con su enseñanza y con su práctica, descubren que no están tan lejos de los caminos de Dios, encuentran en él al pastor que en vez de dispersar, congrega y reúne. Por eso, mientras los guías políticos y religiosos encuentran tiempo suficiente para descansar y comer, Jesús y los suyos tienen que inventar tiempo para satisfacer estas necesidades vitales. Marcos reconoce que Jesús, movido por la compasión de ver a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se pone a enseñarles. Es la causa del Reino la que le consume su tiempo y su vida. Para esto ha venido, su pasión y su locura es el Reino, en otro pasaje del evangelio cuando María y los familiares de Jesús se enteran de que no les queda tiempo de comer por andar en los trabajos del Reino, vienen a buscarlo porque creen que se está enloqueciendo. Sólo quien ha andado en la vida motivado por una Causa entiende estas actitudes de Jesús, y no siente hambre ni fatiga por andar haciendo lo que le gusta y motiva.

Al evangelio de hoy se refiere el capítulo 57 de la serie «Un tal Jesús», titulado «Cinco panes y dos peces», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: http://radialistas.net/article/57-cinco-panes-y-dos-peces Puede ser escuchado aquí: http://radioteca.net/media//uploads/audios/%25Y_%25m/057.mp3 

Para la revisión de vida

          Dios promete a su pueblo que le dará pastores que realmente lo guíen por los caminos de la paz, la justicia y la libertad. Y, aunque nosotros solemos repartir los papeles, haciendo “pastores” a unos y a otros “ovejas”, tenemos que reconocer que todos debemos ser “pastores amorosos” de todos. ¿Reconozco mi responsabilidad por la suerte de mis hermanos, me siento responsable de su vida, de su paz, de su felicidad, o dejo siempre el bien de los demás como tarea para otros?

Para la reunión de grupo

-                 Que Jesús diga “Vengan a un sitio tranquilo, a descansar un poco” se les antojaría a muchos como un detalle que desentona del resto del evangelio... Parecería que en el cristianismo el descanso, y mucho más el recreo o el placer... no tendrían carta de ciudadanía, serían siempre extraños y mal acogidos... El cristianismo de calidad siempre se llevaría mejor con preceptos, normas, obligaciones, oraciones, devociones, abstinencias, ayunos, heroísmos… ¿De dónde viene esta sensación? ¿Qué imagen de Dios lo fundamenta? ¿Es ésa la imagen de Dios que tiene Jesús?
-                 Aunque todo debemos ser en la Iglesia "pastores unos de otros", el tema bíblico de los pastores puede ser referido legítimamente al tema capital -y de tanta actualidad- de los ministerios en la comunidad cristiana: ¿cómo sentimos ese tema? Muchos cristianos "de a pie" se desentienden del tema, como si eso fuera responsabilidad sólo de los "pastores" precisamente... Una buena reunión del grupo de reflexión puede ser estudiar el tema en cualquiera de sus aspectos. Se puede llamar a alguien que lo introduzca con una exposición. Se puede partir de un artículo. Por ejemplo, de éste: http://servicioskoinonia.org/relat/201.htm

Para la oración de los fieles

-                 Por los responsables de las comunidades cristianas, para que sirvan con generosidad y entrega a todos sus miembros, sin acepción de personas, y atentos a sus necesidades, siendo los primeros en afrontar los problemas de la comunidad. Oremos.
-                 Por los gobiernos de las naciones, para que no busquen sus propios intereses sino que sirvan al bien común. Oremos.
-                 Para que en este mundo en que vivimos haya cada día más posibilidades para que las personas puedan desarrollarse en toda su integridad y con toda su dignidad. Oremos.
-                 Por todos los que sufren las consecuencias de una sociedad clasista, racista y egoísta, para que obtengan la ayuda que necesitan. Oremos.
-                 Por nuestra Iglesia, para que sepa afrontar con creatividad la continua reforma y mejora de los modelos ministeriales, como forma creativa de servir al pueblo de Dios que peregrina siempre por contextos históricos diversos. Oremos.
-                 Por esta nuestra comunidad, para que, después de reflexionar su fe, la traduzca en generosidad, en entrega a los demás y en cuidado amoroso hacia todos. Oremos.

Oración comunitaria

          Dios, Padre nuestro, míranos con amor, pues somos hijos e hijas tuyos, y aunque no siempre nos comportemos como los hermanos y hermanas que somos, no dejes nunca de guiarnos como buen pastor, para que transformemos nuestro corazón a semejanza del tuyo y se amos buenos pastores los unos de los otros. Por Jesucristo nuestro Señor.



2014-11-28

Badv01, SBL20141130, Mc 13,33-37: Velen, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa

Servicio Bíblico Latinoamericano 
Domingo 30 de noviembre de 2014 - Ciclo B
Domingo 1º de Adviento
Andrés, Apóstol (s. I)

Is 63,16b-17.19b; 64,2b-7: ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!
Salmo responsorial 79: Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
1Cor1,3-9: Aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo
Mc 13,33-37: Velen, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa




La comunidad judía que retorna del exilio enfrenta un gran desafío: reconstruir los fundamentos de la nación, la ciudad y el Templo. No era una tarea fácil. La mayoría de los exiliados ya se habían organizado en Babilonia y en otras regiones del imperio caldeo. La mayor parte de los que habían llegado desde Judea cincuenta años antes ya habían muerto y los descendientes no sentían gran nostalgia por la tierra de sus padres. Los profetas los habían invitado continuamente a reconocer los errores que habían conducido a la ruina, pero la mayor parte de los exiliados ignoraban a los mediadores de Yahvé.
Algunos tomaron entre sus manos el proyecto de reconstruir la identidad, las instituciones y la vida de la nación. Sin embargo, no contaron inicialmente con mucho apoyo, Parecía una idea loca e innecesaria: para qué volver a Jerusalén si ya no había remedio... Lo mismo nos ocurre a veces a nosotros, vivimos de la nostalgia del pasado pero no nos comprometemos a transformar la realidad del presente. Añoramos otros tiempos en que se vivía mejor, pero no rescatamos los valores que hacen posible una convivencia humana justa y equitativa.

Jesús hace a sus discípulos una recomendación que hoy nos sorprenden: mantenerse despiertos. ¡Todo lo contrario de lo que nosotros haríamos! Pero él tiene sus razones. Si cada día estamos embargados por las preocupaciones más superfluas, lo más seguro es que se nos pase la hora apropiada para realizar la misión que Jesús nos encomienda. Jesús, en el evangelio, nos enseña a estar en guardia contra los que creen que las enseñanzas cristianas son algo superfluo. El evangelio debe ser proclamado donde sea necesario, deber ser colocado donde se vea, debe ponerse al alcance de todos. Nuestra misión es hacer del evangelio una lámpara que ilumine el camino de la vida y nos mantenga en actitud vigilante.

La interpretación que se daba a estos textos del evangelio que apuntan hacia el futuro o hacia la escatología estuvo casi siempre revestida de un tinte apocalíptico y de temor: el Señor había establecido un plazo, que se nos podría acabar en cualquier momento, imprevisiblemente, por lo cual necesitábamos estar preparados para un juicio sorpresivo y castigador que el Señor podría abrir en cualquier momento contra nosotros. «Que la muerte nos sorprenda confesados». Este miedo funcionó durante mucho tiempo, durante tantos siglos como duró una imagen mítica de Dios, excesivamente calcada de la imagen del señor soberano feudal que dispone despóticamente sobre sus súbditos. El miedo a la condenación eterna, tan impregnado en la sociedad cristiana medieval y barroca, hizo que la «huelga de confesonarios» pudo ser en determinados momentos un arma esgrimida por el clero contra las clases altas, por ejemplo por parte de los misioneros defensores del pueblo contra los conquistadores españoles dueños de esclavos (recuérdese el film La misión). Causa sonrisas pensar en la eficacia que una tal «huelga de confesionarios» pudiera tener hoy día... Y es que la estrella de la «vida eterna», el dilema de la salvación/condenación eternas, brillaba con su potencia indiscutible en el firmamento de la cosmovisión del hombre y la mujer premodernos... Pero son tiempos idos. Sería un error enfocar el comentario a evangelios como el que hoy leemos en esa misma perspectiva, pensando que nuestros contemporáneos son todavía premodernos...
El estado de alerta, la mirada atenta al futuro que evita el adocenamiento o la rutina... sí que es una categoría y una dimensión del hombre y de la mujer modernos. Si lo interpretamos como «esperanza», la pertinencia del mensaje aún es más vigente.

¿Qué puede significar «Adviento» para la sociedad actual? Como nombre de un tiempo litúrgico significa bien poco, y no habría que lamentarse mucho ni gastar pólvora inútilmente, pues cualquier día –tal vez más pronto que tarde- la Iglesia cambiará el esquema de los ciclos de la liturgia, que clama a gritos por una renovación. Lo que importa no es el tiempo litúrgico, sino el Adviento mismo, el «Advenimiento» –que eso significa la palabra–, el «noch nicht Sein» como diría Ernst Bloch, aquello cuya forma de ser consiste en «no ser todavía pero tratando de llegar a ser»... Ateo como era, Bloch construyó toda su poderoso edificio filosófico sobre la base de la utopía y la esperanza, y presentó en bellas páginas inolvidables la grandeza heroica del santo y del mártir ateo, capaz de dar la vida en aras de su esperanza... Ebeling, en la misma línea decía: «lo más real de lo real, no es la realidad misma, sino sus posibilidades»... Lo real más real no es sin más lo real, sino las posibilidades de ser que lo que hoy es lleva consigo.
Después de los años 90 del siglo pasado, estamos en un tiempo en el que se dice que se ha dado un «desfallecimiento utópico». Con el triunfo del neoliberalismo y la derrota de las utopías (no «de las ideologías», alguna de las cuales siguen muy vivas), la cultura moderna –o mejor posmoderna- castiga al pensamiento esperanzado y utopista. El ser humano moderno-posmoderno está escarmentado. Ya no cree en «grandes relatos». Se nos ha impuesto una cultura anti-utópica, antimesiánica, a-escatológica, ¿sin esperanza?, a pesar de la brillantez de que hacen gala los productos de la industria mundial del entretenimiento; detrás del atractivo seductor de ese entretenimiento, la imagen de ser humano que queda está ayuna de toda esperanza que trascienda siquiera mínimamente el «carpe diem» o el «disfruta la vida». ¿Qué advenimiento («adviento») espera el hombre y la mujer contemporáneos? ¿Cómo vivir el adviento en una sociedad que no espera ningún «advenimiento»? Desde luego, no reduciendo el adviento a un «tiempo litúrgico», o a un tiempo pre-navidad... ¿Cómo pues?
El Advenimiento que esperamos los cristianos no es la Navidad... Ni siquiera es «el cielo»... ¡Es el Reino! No es otro mundo... es este mismo mundo... ¡pero «totalmente otro»! Se puede ser cristiano sin celebrar el adviento, ¡pero no sin preparar el Advenimiento! Ser cristiano es hacer propia en el corazón la nostalgia de Aquel que decía: «fuego he venido a traer a la tierra, y ¡cómo deseo que arda...!». Los cristianos no pueden inculturarse del todo en esta cultura anti-utópica y sin «grandes relatos», porque somos hijos de la gran Utopía de la Causa de Jesús, y tenemos el «gran relato» del Proyecto de Dios... Podríamos no celebrar el adviento, pero no podemos dejar de darnos la mano con los santos y mártires ateos (quedan pocos) y con todos los hombres y mujeres de la tierra, de cualquier religión del planeta, para trabajar denodadamente por el Advenimiento del Nuevo Mundo.
Cada vez se perfila mejor: crear un Mundo Nuevo, fraterno-sororal y solidario, sin imperios ni instituciones transnacionales o mundiales explotadoras de los pobres, lo que Jesús llamó «malkuta Yahvé» en su boca aramea, Reino de Dios, pero dicho con palabras y hechos de este ya tercer milenio, ése es el Advenimiento que esperamos, el sueño que nos quita el sueño, lo que nos hace estar en «alerta».

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 105 de la serie «Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «Un cielo nuevo y una tierra nueva». El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1500105 Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap105b.mp3

[Una sugerencia pastoral:
Durante la segunda parte del adviento y también en la navidad, los evangelios de la infancia van a ser una lectura constante. Recomendamos estas dos obras como texto-base para las reuniones de estudio de los grupos de formación en la comunidad cristiana:
• el texto de Leonardo Boff sobre los evangelios de la infancia, disponible en http://servicioskoinonia.org/biblico/textos/BoffEvangeliosDeLaInfancia.htm
• el libro de John Shelby SPONG, Jesús, hijo de mujer, disponible en la biblioteca de Koinonía (www.servicioskoinonia.org/biblioteca); en el menú “selección por autor”, seleccionar “todos los autores” y pulsar “ir”, y aparece la lista de obras, por orden alfabético de autores.
• También podrán ser muy útiles los capítulos dedicados a este tema en la conocida serie «Un tal Jesús», cuyos textos, audios (mp3) y comentarios bíblico-teológicos pueden ser recogidos libremente en www.untajesus.net ]. 

Para la revisión de vida

          Adviento = Advenimiento = Esperanza:
          ¿Se puede decir que mi vida espera algún Advenimiento (con mayúscula)?
          ¿Es mi vida una vida de esperanza, de tensión, de búsqueda, de utopía, de proyecto histórico? ¿Camino hacia algún sitio, con algún norte? ¿Cuál? Auscultar realmente mi esperanza y hacer el ejercicio tal vez de expresarla por escrito para mí mismo/a.

Para la reunión de grupo

-                 Hagamos en el grupo un «análisis de coyuntura de la esperanza»: ¿Cómo está la esperanza en nuestra sociedad? ¿Es una sociedad de esperanza? ¿Qué esperanzas («largas o cortas») mueven a las personas hoy? ¿Hay lugar para las actitudes utópicas? ¿Por qué?
-                 Hagamos un juicio sobre esa situación de la esperanza hoy en nuestra sociedad. ¿Qué actitud debemos adoptar los cristianos ante esta situación? ¿Podemos «inculturarnos» en esta forma de ser y de vivir?
-                 Numerosos pasajes del Evangelio contienen una llamada para que estemos vigilantes; clásicamente nos las interpretaron como llamados a estar «preparados para la hora de la muerte»... ¿Será que el Evangelio no tiene otro interés que el de prepararnos a “bien morir”, a que la muerte no pudiera «sorprendernos»? ¿No es más cierto que el Evangelio pretende, sobre todo, enseñarnos a vivir, y a tener una esperanza que no le tema a la muerte?

Para la oración de los fieles

-                 Por la Iglesia, para que dé testimonio de la Utopía del Evangelio y anime con su esperanza a todas las personas. Oremos.
-                 Por todas las situaciones de injusticia, explotación y violencia en que viven muchas personas, para que confrontemos con ellas nuestra esperanza. Oremos.
-                 Por todas las personas de buena voluntad, por los sencillos, por los hijos del pueblo, para que nunca caigan en la trampa de renunciar a la utopía y a la esperanza. Oremos.
-                 Por todos los que nos preparamos a celebrar la Navidad, para que la preparemos sobre todo en la transformación de nuestro corazón y nuestra vida. Oremos.
-                 Por los obreros y campesinos, por los emigrantes, por los pueblos del tercer mundo, para que dejen de ser las víctimas del progreso y el bienestar de los países ricos y poderosos. Oremos.
-                 Por todos nosotros, para que respondamos a la llamada a estar vigilantes, no para bien morir sino para bien vivir. Oremos.

Oración comunitaria

          Oh Misterio inefable que sustentas el Ser y la Vida, al cosmos y al ser humano dentro de él: acoge nuestro deseo de caminar por la vida confiados en la bondad primordial de tu iniciativa, que nos antecede y supera, y en la que queremos tener el coraje de cifrar nuestra esperanza a pesar de todos los signos de desesperanza que nos rodean. Te presentamos la expresión de nuestros sentimientos más profundos. Acógela. Amén.

          Dios, Padre nuestro, al comenzar un nuevo Adviento te pedimos que avives nuestra fe, fortalezcas nuestra esperanza y consolides nuestro amor, de modo que podamos celebrar con verdadero gozo el nacimiento de tu Hijo Jesucristo. Que vive y reina.