Bord24, COSME, Construir el Reino sirviendo y
renunciando al triunfalismo
Is 50,5-9a: Ofrecí la
espalda a los que me apaleaban
Salmo 114: Caminaré en
presencia del Señor, en el país de la vida
Sant 2,14-18: La fe, si
no tiene obras, está muerta
Mc 8,27-35: Tú eres el
Mesías… El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho
Una tentación
permanente para los cristianos, para los grupos creyentes y para las Iglesias,
es trabajar por el Reino de Dios buscando el éxito, el triunfo y no el
servicio. Esto nos lleva a valorar las grandes personalidades, los grandes
acontecimientos, las liturgias esplendorosas, los lugares más impresionantes y
no valoramos de igual manera al mendigo, al migrante.
Rendimos culto a Dios en las personalidades, en los actos solemnes, pero ignoramos la principal imagen de Dios que se refleja en el indígena, el campesino, el ser humano en desgracia.
Rendimos culto a Dios en las personalidades, en los actos solemnes, pero ignoramos la principal imagen de Dios que se refleja en el indígena, el campesino, el ser humano en desgracia.
El profeta Isaías nos enseña que el camino de la justicia, de la misericordia y la
solidaridad no es un idílico sendero tapizado de rosas. La persona que
opta por la verdad y la equidad debe prepararse al rechazo más rotundo e, incluso,
a una muerte ignominiosa. Basta leer cualquier página del evangelio para
verificar que ésta es la realidad de Jesús, su opción y su camino.
Para Jesús y sus acompañantes el camino a Jerusalén estaba plagado de dificultades, incertidumbres y ambigüedades. Una de ellas, era la incapacidad del grupo de discípulos para reconocer la identidad de Jesús. Aunque él había demostrado a lo largo del camino que su interés no era el poder, en todas sus variedades, sino el servicio, en todas sus posibilidades, sin embargo, sus seguidores se empeñaban en hacerse una imagen triunfalista de su Maestro.
A Pedro le
parece una barbaridad que Jesús diga que va a ser rechazado, perseguido y
llevado a la muerte por los dirigentes del pueblo, senadores, sumos sacerdotes
y letrados. No es ése el camino que debía seguir el mesías según las
tradiciones que ellos habían recibido; al contrario: el camino del descendiente
de David debía ser el del triunfo y la gloria para sí y para el pueblo que Dios
se había elegido en propiedad. Jesús, entonces, debe recurrir a duras palabras
para poner en evidencia la falta de visión de quienes lo seguían. Pedro
sigue aferrado a la ideología del caudillo nacionalista o del líder religioso y
no descubre en Jesús al «siervo sufriente» que anunció el profeta Isaías.
Ninguno de los
discípulos está de acuerdo con Jesús, aunque él esté realizando la voluntad del
Padre. En medio de esta crisis del grupo de discípulos, Jesús decide continuar
el camino y tratar de enderezar la mentalidad de sus discípulos.
El anuncio que Jesús
hace de las dificultades que van a venir,
la debe ser tomado siempre como una
consecuencia inevitable, no como algo buscado... Jesús no buscó la Cruz, ni
debemos buscarla nosotros.
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Buscar el reino
de Dios con Jesús y como Jesús significa para nosotros hoy, renunciar a
buscarlo por el camino del triunfo, renunciar a buscarlo por el camino del
poder que oprime, y renunciar a buscarlo por camino de la riqueza que
discrimina.
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Buscar el reino
de Dios con Jesús y como Jesús significa para nosotros hoy buscar el rostro de
Jesús en el rostro de los más desamparados. En El documento de Puebla y en el
de Aparecida, los Obispos nos ofrecen una lista de los rostros sufrientes de
Jesucristo hoy (Documento de Puebla del número 32 al 39, Documento de Aparecida
del número 407 al 430)
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Pero no basta
contemplar, hay que interpelarnos para descubrir cuál de esos grupos es el que
más reclama nuestro servicio y buscar con otros creyentes la manera de atender
estas situaciones procurando ir a las causas.
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Tenemos que
comenzar por lo que tenemos más cerca, los más débiles que están en nuestro
entorno y promover la organización participativa con objetivos claros y metas
realizables
Septiembre 12 del
2015
Cosme Carlos Ríos
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