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2014-01-07

SBLAord01, Bautismo del Señor (SBL20140112)



Servicio Bíblico Latinoamericano
Domingo 12 de enero de 2014 - Ciclo A
Bautismo del Señor

Is 42,1–4.6–7: Miren a mi siervo, a quien prefiero
Salmo responsorial 28: El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hch 10,34–38: Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo
Mt 3,13–17: Apenas se bautizó Jesús, vio que el Espíritu de Dios se posaba sobre él




Hoy, como comunidad de creyentes, celebramos el bautismo de Jesús y, junto con él, nuestro bautismo. Así pues, las lecturas de este día nos ofrecen tres elementos que identifican el verdadero bautismo en el Señor.
Un primer elemento lo encontramos en el texto de Isaías, quien nos habla de la actitud del siervo de Dios; éste ha sido llamado y asistido por el Espíritu para llevar a cabo una especial misión en el pueblo de Israel: hacer presente con su vida la actitud misma de Dios para con la humanidad; es decir, evidenciar que Dios instaura su justicia y su luz por medio de la debilidad del ser humano. Por tanto, la tarea de todo bautizado es testimoniar que Dios está actuando en su vida; signo de ello es su manera de existir en medio de la comunidad; debe ser una existencia que promueva la solidaridad y la justicia con los más débiles, pues en ellos Dios actúa y salva; en ellos se hace presente la liberación querida por Dios.
El segundo elemento está presente en el relato de los Hechos de los Apóstoles. La intención central de este relato es afirmar que el mensaje de salvación, vivido y anunciado por Jesús de Nazaret, es para todos sin excepción. La única exigencia para ser partícipe de la obra de Dios es iniciar un proceso de cambio (respetar a Dios y practicar la justicia), que consiste en abrirse a Dios y abandonar toda clase de egoísmo para poder ir, en total libertad, al encuentro del otro, pues es en el otro donde se manifiesta Dios. A ejemplo de Jesús, todo bautizado tiene el deber de pasar por la vida “haciendo el bien”; tiene la tarea constante de cambiar, de despojarse de todo interés egoísta para poder así ser testigo de la salvación.
El evangelio de Mateo desarrolla el tercer elemento que identifica el verdadero bautismo: La obediencia a la voluntad del Padre. “La justicia plena” a la que se refiere Jesús en el diálogo con Juan el Bautista manifiesta la íntima relación existente entre el Hijo de Dios y el proyecto del Padre. Esto significa que el bautismo es la plenitud de la justicia de Dios, ya que las actitudes y comportamientos de Jesús tienen como fin hacer la voluntad de Dios. Esta obediencia y apertura a la acción de Dios afirma su condición de hijo; es hijo porque obedece y se identifica con el Padre. Esta identidad de Jesús con el Padre (ser Hijo de Dios) se corrobora en los sucesos que acompañan el bautismo: El cielo se abre, desciende el Espíritu y una voz comunica que Jesús es Hijo predilecto de Dios. Es «hijo» a la manera del siervo sufriente de Isaías (Is 42,1): hijo obediente que se encarna en la historia y participa completamente de la realidad humana. El bautismo, en consecuencia, provoca y muestra la actitud de toda persona abierta a la divinidad y voluntad de Dios; y hace asumir, como modo normal de vida, el llamado a ser hijos de Dios, identificándonos en todo con el Padre y procurando, con nuestro actuar, hacer presente la justicia y el amor de Dios. Por desgracia, en la actualidad el bautismo se ha limitado al mero rito religioso, desligándolo de la vida y la experiencia de fe de la persona creyente. Se ha olvidado que el bautismo es el hecho fundamental del ser cristiano, pues evoca la vida, la muerte y la resurrección de Cristo y la participación de todo cristiano en este misterio. El bautismo viene a significar en síntesis, y teniendo en cuenta los elementos descritos anteriormente, la entrega generosa a Dios y a los hermanos a ejemplo del mismo Cristo.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 7 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1100007 Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap07b.mp3 

Para la revisión de vida

          Hoy es el primer domingo del “tiempo ordinario”; se acabaron los “tiempos fuertes” de la liturgia, el adviento y la navidad; vuelve la vida ordinaria… Un adagio clásico de ascética decía: “in ordinariis, non ordinarius”, para expresar la meta de quien quiere ser santo (‘extraordinario’) en las cosas ordinarias, en la vida diaria… Al comenzar el “tiempo ordinario” debemos renovar nuestro deseo de vivir “extraordinariamente”.

Para la reunión de grupo

-                 La misión del mesías puede leerse como “implantar el Derecho”. Reflexionemos: ¿Qué relación tiene el Derecho con la misión de todo un Mesías? ¿Qué relación puede tener el Derecho con la misión de todo un cristiano?
-                 ¿Cómo está nuestro mundo desde la óptica del Derecho? ¿Es el Derecho (Internacional, mundial) el que rige el “orden” del mundo? ¿Estamos avanzando hacia un ordenamiento jurídico mejor, o hemos retrocedido hacia la ley de la selva, la ley del más fuerte, la justicia (o venganza) por la mano propia…? ¿Puede ser la promoción del derecho y la exigencia de un nuevo Derecho Mundial uno de los grandes deberes de los cristianos, para hacer efectiva en nosotros la misión del Mesías en el mundo actual?
-                 ¿Guarda el bautismo de Jesús alguna relación con nuestro bautismo?
-                 Jesús “se bautizó como adulto”; en no pocos lugares los “nuevos movimientos religiosos” y las sectas acusan a los católicos de que nuestro bautismo no es válido, por ser administrado a los niños… ¿Qué pensar? ¿Debería reformarse la pastoral bautismal?

Para la oración de los fieles

-                 Para que todos los hombres y mujeres, sean de la religión que sean, acepten y fomenten el Amor, la Justicia y el Derecho, roguemos al Señor…
-                 Por todos los seguidores de Jesús, para que se distingan siempre –como el Mesías en el que creen- por su amor a la paz, a la concordia, a la justicia y al derecho…
-                 Para que aprendamos de todos los hombres y mujeres, de cualquier religión, que han descubierto el imperativo absoluto de los derechos humanos, que vienen a ser “derechos divinos”…
-                 Para que todos renovemos nuestro bautismo: nuestra decisión de seguir a Jesús y comprometernos con su proyecto mesiánico de “implantar el Derecho en el mundo”…
-                 Para que la Iglesia resuelva de la mejor manera posible la problemática inherente a la pastoral del bautismo de niños…

Oración comunitaria

          * Dios Padre nuestro, que en el bautismo de Jesús lo has proclamado como tu “Hijo muy amado, el predilecto”; te suplicamos nos cobijes bajo su nombre y nos concedas conformarnos cada día más cercanamente a su imagen, haciendo nuestra su Causa y prosiguiendo su misión de ser “luz de las naciones” y de “implantar el Derecho en la tierra”. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor…

          * Misterio Infinito, inexpresable, que queremos adorar en silencio, sin palabras... Reconocemos tu Presencia ubicuamente, en el corazón de la Materia y en las raíces de la Realidad, en lo mejor del ser humano, que nos conduce por eso a una convergencia incontenible con el Amor, con la Justicia y la Fraternidad. Ayúdanos a adorarte con el Corazón profundo de nuestro ser, y con la práctica de la justicia, «pasando por la vida haciendo el bien, y curando a nuestros hermanos y hermanas de toda opresión».



2011-08-20

Entregarse a los demás

22º DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO
Entregarse a los demás
(MT 16, 21-27)

Palabra clave: Entrega
OBJETIVO: Entender que Jesús enseño a sus discípulos a entregarse por los demás, a fin de que también nosotros, nos entreguemos al servicio de los demás  
Preparar: Cruz - Biblia - candela - dibujo ampliado

ENTRADA
Saludo a los participantes
Canto: AMAR ES ENTREGARSE
Amar es entregarse, olvidándose de sí,
Buscando lo que al otro, pueda hacerlo feliz,
QUE LINDO ES VIVIR PARA AMAR.
QUE BUENO ES TENER PARA DAR.
DAR ALEGRÍA Y FELICIDAD,
DARSE UNO MISMO ESO ES AMAR. DAR ALEGRIA...
Si amas como a ti mismo, y te entregas a los demás;
Verás que no hay egoísmo que no puedas superar

Invocar la luz y la fuerza del Espíritu Santo

MIREMOS NUESTRA REALIDAD
Contemplar el dibujo ampliado
¿Qué es lo que vemos? ¿Qué nos recuerda? ¿Qué nos hace pensar?
Preguntas
En nuestra comunidad ¿Conoces personas que nada se interesan por los demás? ¿Por qué será?
¿Conoces personas que se entregan al servicio de los demás? Comenta, platica.

ESCUCHEMOS Y MEDITEMOS JUNTOS LA PALABRA DE DIOS
Introducción: Cuando Jesús habla de la cruz, de su futura pasión, de su muerte, no se trata de una “profecía” en el sentido más limitado de esta palabra, como si Jesús fuera un adivinador de su propio futuro. Si así se entendiera, el final dramático que tuvo su vida, no sería un hecho histórico.  Todo habría estado predeterminado desde fuera y sabido desde un principio. Lo que estas palabras de Jesús indicaron fue que, a partir de un cierto momento de su actividad pública, él empezó a contar con la posibilidad de una muerte violenta. Había violado la ley del sábado -quicio del sistema- y esto era suficiente motivo para ser condenado a muerte.
Había sido acusado por los sacerdotes de estar endemoniado, y esto también estaba penado con la muerte. Se había enfrentado a las autoridades, a los terratenientes. Se había relacionado con gente despreciada en la sociedad y les había abierto los ojos sobre su condición de marginados.
Se había juntado con quienes eran considerados como subversivos, los zelotes. Estaba poniendo en pie un movimiento popular. Los jefes religiosos y las autoridades políticas lo consideraron, con creciente preocupación, como un elemento peligroso.
Por todo esto, Jesús podía imaginar, casi con certeza, que le matarían, como habían matado a los profetas.

Abrimos nuestros corazones a la Palabra de Dios, cantando un himno de alabanza...
Lector(a): (Cita bíblica MT 16, 21-27)
Hacemos un rato de silencio, para que la Palabra de Dios pueda anidar en nuestros corazones...
Animador(a): Vamos a descubrir juntos lo que Dios nos quiere decir en este texto:
Preguntas
¿Qué manifiesta Jesús a sus discípulos?
¿Qué se puso a hacer Pedro y en qué forma?
¿Qué responde Jesús a Pedro?
¿Qué exige Jesús a sus discípulos?
¿Qué vamos a hacer nosotros para entregarnos al servicio de los demás? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con quién?

CELEBREMOS JUNTOS LA PALABRA DE DIOS
Animador(a): Aceptando con Jesús, llevar una vida de entrega a Dios y a los demás, pedimos la fortaleza del Espíritu Santo. Respondemos: Danos, Señor, tu Espíritu 
Oremos con el Salmo 95 (94) “Señor, que no seamos sordos a tu voz”

Conclusión: Nuestros Obispos en el documento de Aparecida nos dicen:
DA 102: Jesús es el hijo de Dios, la Palabra hecha carne (cf. Jn 1, 14), verdadero Dios y verdadero hombre, prueba del amor de Dios a los hombres. Su vida es una entrega radical de sí mismo a favor de todas las personas, consumada definitivamente en su muerte y resurrección. Por ser el Cordero de Dios, Él es el salvador. Su pasión, muerte y resurrección posibilita la superación del pecado y la vida nueva para toda la humanidad. En Él, el Padre se hace presente, porque quien conoce al Hijo conoce al Padre (cf. Jn 14, 7).
Cosme

2010-02-28

Con Jesús, transfigurar nuestro mundo

POR LA RECONCILIACIÓN A LA PAZ
Reflexiones Cuaresmales 2010
2° Domingo de Cuaresma

INTRODUCCIÓN.

En el tema anterior entramos con Jesús en el desierto, donde fue probado en su condición de Hijo de Dios. Ante las tentaciones salió adelante, sosteniéndose en su relación filial para con su Padre, para ir luego a la misión. También vimos cómo la violencia y la inseguridad en que vivimos son consecuencia de que muchas personas se están dejando llevar por las tentaciones del tener, del poder y del placer.

En este segundo tema viviremos con Jesús la vivencia de su Transfiguración para continuar en la misión, la cual tiene como referente la entrega de su persona hasta la experiencia de la cruz. Con el tema nos revisaremos personal y comunitariamente en relación a la entrega que estamos teniendo en la construcción del Reino y descubriremos lo que tenemos que hacer como comunidad para que nuestro mundo sea transfigurado.

NUESTRA SITUACIÓN: VIOLENCIA, SECUESTROS, MUERTES, ASALTOS, ROBOS… INSEGURIDAD.

Ante el crecimiento de la violencia y la inseguridad con que nos encontramos día a día, los Obispos de nuestro país nos invitan a trabajar por la paz y la reconciliación. Ellos ven la situación grave y triste, preocupante y desafiante:
«En México, al igual que en varios países de América Latina y del Caribe, se está deteriorando, en la vida social, la convivencia armónica y pacífica. Esto sucede por el crecimiento de la violencia, que se manifiesta en robos, asaltos, secuestros, y lo que es más grave, en asesinatos que cada día destruyen más vidas humanas y llenan de dolor a las familias y a la sociedad entera» (No. 10)

y, al mismo tiempo, señalan
«El dolor y angustia, la incertidumbre y el miedo de tantas personas […] los excesos, en algunos casos, en la persecución de los delincuentes. Nos preocupa además, que de la indignación y el coraje natural, brote en el corazón de muchos mexicanos la rabia, el odio, el rencor, el deseo de venganza y de justicia por propia mano» (No. 4).

Comentemos: ¿con qué situaciones de estas nos hemos encontrado? ¿Qué experimentamos al vivirlas o al darnos cuenta de ellas en la experiencia de otras personas?

Todas estas situaciones de la vida personal o familiar no están aisladas del resto de la vida de la sociedad. Solamente expresan lo grave de la injusticia y las desigualdades en que vivimos, además de que existen otros factores que las alimentan y sostienen. Nuestros Obispos señalan esas realidades: el auge que se ha dado a la economía de mercado, en la que no hay oportunidades iguales para todos, pues impera la ley del más fuerte; el crecimiento de la pobreza, que se expresa en rostros concretos; los bajos salarios, el incremento del desempleo, la falta de condiciones para que crezcan las pequeñas y medianas empresas, la concentración de la riqueza en pocas manos, la corrupción y la impunidad. Pareciera que no hay muchas esperanzas de que la situación vaya a cambiar.

EN MEDIO DE LA CRISIS, JESÚS ES TRANSFIGURADO.

Con su servicio diario Jesús anunciaba buenas nuevas a los pobres (Lc 9, 28-36). Pero parecía que su misión no daba resultados: ya estaba condenado a muerte desde el comienzo, había sido tachado como loco y endemoniado por sus familiares, sus paisanos lo rechazaron, estaba siendo atacado por las autoridades religiosas. Llegó a tal grado su crisis que les preguntó a sus discípulos sobre lo que decía la gente de él y lo que ellos mismos decían.

Todavía les anunció que en Jerusalén iba a sufrir mucho a manos de las autoridades y que iba a morir y resucitar. Así andaba Jesús cuando subió a la montaña a orar al Padre, acompañado de algunos de sus discípulos, y en ese encuentro con su Padre se transfiguró.

Jesús fue ungido por el Espíritu Santo para anunciar buenas nuevas a los pobres, para liberar a los cautivos, para devolver la vista a los ciegos y para proclamar el año de gracia del Señor. Jesús vino para liberar, para dar vida digna. Su Padre lo confirmó en esta misión y lo sostuvo en su condición de Hijo amado. Así le devuelve la confianza en sí mismo para continuar con la misión. La transfiguración fue completa, por fuera y por dentro; por fuera apareció radiante, con las vestiduras blancas, reflejo de su situación interior. Así nos da a entender que vale la pena dedicar la vida a la construcción del Reino de Dios. Quiere decir que, al ser transfigurado, Jesús quedó nuevamente con fuerza para seguir en su misión.

Nuestros Obispos nos ayudan a caer en la cuenta de esta misión y de cómo la vivió el Señor.
«Jesús rechazó la violencia como forma de sociabilidad y lo mismo pide a sus discípulos al invitarlos a aprender de su humildad y mansedumbre (Cf. Mt 11,29). Para romper la espiral de la violencia, recomienda poner la otra mejilla (Cf. Mt 5, 39) y el amor a los enemigos (Cf. Lc 6,35), paradoja incomprensible para quienes no conocen a Dios o no lo aceptan en sus vidas. La motivación evangélica que justifica esta recomendación es clara: imitar a Dios (Cf. Mt 5,45); el amor a los enemigos hace al ser humano semejante a Dios y en este sentido, lo eleva, no lo rebaja. Así, el discípulo se incorpora en la corriente perfecta del amor divino para salir de sí mismo y construir una humanidad solidaria y fraterna. El discípulo de Jesús debe amar gratuitamente y sin interés, como ama Dios, con un amor por encima de todo cálculo y reciprocidad» (No. 133).

Y para vivir en el amor, que transfigura el mundo al eliminar toda clase de violencia, el Padre también pide a los discípulos de su Hijo que lo escuchemos, por lo que tenemos que actuar como Él. No debemos quedarnos encerrados, metidos en nuestras casas o en nuestros templos; tenemos que salir a la misión, a luchar por la paz, la justicia y la reconciliación. Por eso Jesús, después de haber sido transfigurado, regresa al anuncio del Reino, que tiene como consecuencia la muerte en cruz de la que hablaba con Moisés y Elías.

¿De qué manera nos reanima Jesús con su experiencia de transfiguración?

NUESTRO COMPROMISO: TRANSFIGURAR NUESTRO PAÍS LUCHANDO POR LA PAZ.

El encuentro con Jesús en el Monte de la Transfiguración vuelve a los discípulos al trabajo de construcción del Reino de Dios. Si ya antes de subir al monte Jesús les había anunciado su muerte y resurrección, después de la experiencia de la transfiguración ellos tienen que guardar silencio y seguirlo en su camino hacia la cruz.

En relación a la situación de violencia creciente en México, nuestros Obispos en su documento sobre la Paz y la Reconciliación dicen:
«El Reino de Dios no se impone por la fuerza ni con la violencia; es una realidad sobrenatural, presente en el corazón y en el testimonio de los discípulos, que critica y desenmascara las falsas paces y las estructuras que hacen imposible la paz. Jesús alienta a quienes le siguen a trabajar por la paz que es don de Dios y tarea del hombre. Quienes se comprometen en construirla son llamados “hijos de Dios” (Mt 5,9). Ya en el Antiguo Testamento encontramos la concepción del ser humano como artífice de la paz (Cf. 1 Mac 6,58‐59) y ello no se refiere a quienes tienen ánimo pacífico, de quietud o sosiego, sino a quienes se comprometen en “hacer” la paz, en tomar la iniciativa, en trabajar, en esforzarse por conseguirla. Tampoco se refiere a los que cultivan la paz para sí mismos, sino a quienes se empeñan activamente por establecerla, allí donde los hombres la han roto y se encuentran enemistados» (No. 136).

También nos dicen:
«Esta misión, por la que hacemos nuestro el deseo del Padre de construir el Reino y de anunciar la Buena Nueva a los pobres y a todos los que sufren, exige de nosotros una mirada inocente que nos permita desenmascarar la obra del mal, denunciar con valentía las situaciones de pecado, evidenciar las estructuras de muerte, de violencia y de injusticia, con la consigna de vencer al mal con la fuerza del bien» (No. 159).

A la luz de lo reflexionado en este tema asumamos un compromiso: ¿Qué vamos a hacer en nuestra familia, en nuestro barrio o pequeña comunidad para que en nuestro pueblo haya un ambiente pacífico? (tomar un acuerdo a realizar).
CEPS

2008-08-26

EL SEGUIMIENTO DE JESÚS

Ciclo A, 22° Dom.Ord. El seguimiento de Jesús, 31 de Agosto de 2008


El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga
(Mt 16, 24)

Una sentencia muy fuerte de Jesús hacia sus discípulos. Les dice que para seguirlo es necesario entregarse al servicio de los demás con todas las consecuencias que esto implica, aún hasta el sufrimiento. Sólo así cumpliremos su palabra, seremos dichosos y encontraremos la vida plena en Jesucristo.

Cuando llegamos a este punto en nuestra vida cristiana, que es el momento del compromiso, lo más fácil para todos es sacarle la vuelta. Por eso, seguir a Jesús no es nada fácil. Y más en la cultura actual en la que aprendemos con facilidad, desde nuestras familias y centros de formación, a ser individualistas y a llevar una vida cómoda alejada de las bienaventuranzas. Es decir, optamos por nosotros mismos y tomamos el camino de una vida sólo placentera. Una de las consecuencias más evidentes del individualismo y del despojo es la creciente criminalidad y ola de violencia y secuestros en México.

Aparecida dice que Jesús nos llama a seguirlo y correr su misma suerte (131), puesto que somos misioneros para proclamar la buena nueva de la dignidad humana (103). Ahora bien, los rasgos del discípulo son que Jesucristo sea el centro de nuestra vida, estar familiarizados con la Palabra y con la Eucaristía, insertados en la comunidad eclesial y social, y por último solidarios y misioneros (292). La vida sólo se desarrolla en la comunión fraterna y justa (359).

Desafíos que nos presenta Aparecida para optar por la cruz y seguir a Jesús: Practicar las bienaventuranzas (139). Asumir la pobreza como estilo de vida para ir al encuentro de los hermanos indigentes (540); el pueblo pobre de las periferias necesita sentir la proximidad de la Iglesia (550). Todos los organismos han de estar animados por una espiritualidad de comunión (203).

Agustín, Pbro.