Servicio Bíblico Latinoamericano
Domingo 12 de enero de 2014 - Ciclo A
Bautismo del Señor
Is 42,1–4.6–7: Miren a mi siervo, a quien prefiero
Salmo responsorial 28: El Señor bendice a su
pueblo con la paz.
Hch 10,34–38: Ungido por Dios con la fuerza del
Espíritu Santo
Mt 3,13–17: Apenas se bautizó Jesús, vio que el
Espíritu de Dios se posaba sobre él
Hoy, como
comunidad de creyentes, celebramos el bautismo de Jesús y, junto con él,
nuestro bautismo. Así pues, las lecturas de este día nos ofrecen tres elementos
que identifican el verdadero bautismo en el Señor.
Un primer elemento lo encontramos en el texto de Isaías, quien
nos habla de la actitud del siervo de Dios; éste ha sido llamado y asistido por
el Espíritu para llevar a cabo una especial misión en el pueblo de Israel:
hacer presente con su vida la actitud misma de Dios para con la humanidad; es
decir, evidenciar que Dios instaura su justicia y su luz por medio de la
debilidad del ser humano. Por tanto, la tarea de todo bautizado es testimoniar
que Dios está actuando en su vida; signo de ello es su manera de existir en
medio de la comunidad; debe ser una existencia que promueva la solidaridad y la
justicia con los más débiles, pues en ellos Dios actúa y salva; en ellos se
hace presente la liberación querida por Dios.
El segundo elemento está presente en el relato de los Hechos de los
Apóstoles. La intención central de este relato es afirmar que el mensaje de
salvación, vivido y anunciado por Jesús de Nazaret, es para todos sin
excepción. La única exigencia para ser partícipe de la obra de Dios es iniciar
un proceso de cambio (respetar a Dios y practicar la justicia), que
consiste en abrirse a Dios y abandonar toda clase de egoísmo para poder ir, en
total libertad, al encuentro del otro, pues es en el otro donde se manifiesta
Dios. A ejemplo de Jesús, todo bautizado tiene el deber de pasar por la vida
“haciendo el bien”; tiene la tarea constante de cambiar, de despojarse de todo
interés egoísta para poder así ser testigo de la salvación.
El evangelio de Mateo desarrolla el tercer elemento que
identifica el verdadero bautismo: La obediencia a la voluntad del Padre. “La
justicia plena” a la que se refiere Jesús en el diálogo con Juan el Bautista
manifiesta la íntima relación existente entre el Hijo de Dios y el proyecto del
Padre. Esto significa que el bautismo es la plenitud de la justicia de Dios, ya
que las actitudes y comportamientos de Jesús tienen como fin hacer la voluntad
de Dios. Esta obediencia y apertura a la acción de Dios afirma su condición de
hijo; es hijo porque obedece y se identifica con el Padre. Esta identidad de
Jesús con el Padre (ser Hijo de Dios) se corrobora en los sucesos que acompañan
el bautismo: El cielo se abre, desciende el Espíritu y una voz comunica que
Jesús es Hijo predilecto de Dios. Es «hijo» a la manera del siervo sufriente de
Isaías (Is 42,1): hijo obediente que se encarna en la historia y participa
completamente de la realidad humana. El bautismo, en consecuencia, provoca y
muestra la actitud de toda persona abierta a la divinidad y voluntad de Dios; y
hace asumir, como modo normal de vida, el llamado a ser hijos de Dios,
identificándonos en todo con el Padre y procurando, con nuestro actuar, hacer
presente la justicia y el amor de Dios. Por desgracia, en la actualidad el
bautismo se ha limitado al mero rito religioso, desligándolo de la vida y la
experiencia de fe de la persona creyente. Se ha olvidado que el bautismo es el
hecho fundamental del ser cristiano, pues evoca la vida, la muerte y la
resurrección de Cristo y la participación de todo cristiano en este misterio.
El bautismo viene a significar en síntesis, y teniendo en cuenta los elementos
descritos anteriormente, la entrega generosa a Dios y a los hermanos a ejemplo
del mismo Cristo.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 7 de la serie «Un
tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario pueden ser
tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1100007
Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap07b.mp3
Para la revisión de vida
Hoy es el primer domingo del “tiempo
ordinario”; se acabaron los “tiempos fuertes” de la liturgia, el adviento y la
navidad; vuelve la vida ordinaria… Un adagio clásico de ascética decía: “in
ordinariis, non ordinarius”, para expresar la meta de quien quiere ser santo
(‘extraordinario’) en las cosas ordinarias, en la vida diaria… Al comenzar el
“tiempo ordinario” debemos renovar nuestro deseo de vivir
“extraordinariamente”.
Para la reunión de grupo
-
La misión del mesías puede leerse como “implantar el Derecho”.
Reflexionemos: ¿Qué relación tiene el Derecho con la misión de todo un Mesías?
¿Qué relación puede tener el Derecho con la misión de todo un cristiano?
-
¿Cómo está nuestro mundo desde la óptica del Derecho? ¿Es el Derecho
(Internacional, mundial) el que rige el “orden” del mundo? ¿Estamos avanzando
hacia un ordenamiento jurídico mejor, o hemos retrocedido hacia la ley de la
selva, la ley del más fuerte, la justicia (o venganza) por la mano propia…?
¿Puede ser la promoción del derecho y la exigencia de un nuevo Derecho Mundial
uno de los grandes deberes de los cristianos, para hacer efectiva en nosotros
la misión del Mesías en el mundo actual?
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¿Guarda el bautismo de Jesús alguna relación con nuestro bautismo?
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Jesús “se bautizó como adulto”; en no pocos lugares los “nuevos
movimientos religiosos” y las sectas acusan a los católicos de que nuestro bautismo
no es válido, por ser administrado a los niños… ¿Qué pensar? ¿Debería
reformarse la pastoral bautismal?
Para la oración de los fieles
-
Para que todos los hombres y mujeres, sean de la religión que sean,
acepten y fomenten el Amor, la Justicia y el Derecho, roguemos al Señor…
-
Por todos los seguidores de Jesús, para que se distingan siempre –como
el Mesías en el que creen- por su amor a la paz, a la concordia, a la justicia
y al derecho…
-
Para que aprendamos de todos los hombres y mujeres, de cualquier
religión, que han descubierto el imperativo absoluto de los derechos humanos,
que vienen a ser “derechos divinos”…
-
Para que todos renovemos nuestro bautismo: nuestra decisión de seguir
a Jesús y comprometernos con su proyecto mesiánico de “implantar el Derecho en
el mundo”…
-
Para que la Iglesia resuelva de la mejor manera posible la
problemática inherente a la pastoral del bautismo de niños…
Oración comunitaria
* Dios Padre nuestro, que en el bautismo de
Jesús lo has proclamado como tu “Hijo muy amado, el predilecto”; te suplicamos
nos cobijes bajo su nombre y nos concedas conformarnos cada día más
cercanamente a su imagen, haciendo nuestra su Causa y prosiguiendo su misión de
ser “luz de las naciones” y de “implantar el Derecho en la tierra”. Te lo
pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor…
*
Misterio Infinito, inexpresable, que queremos adorar en silencio, sin
palabras... Reconocemos tu Presencia ubicuamente, en el corazón de la Materia y
en las raíces de la Realidad, en lo mejor del ser humano, que nos conduce por
eso a una convergencia incontenible con el Amor, con la Justicia y la
Fraternidad. Ayúdanos a adorarte con el Corazón profundo de nuestro ser, y con
la práctica de la justicia, «pasando por la vida haciendo el bien, y curando a
nuestros hermanos y hermanas de toda opresión».
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