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2014-05-11

Apas04, FeAdulta, Jn10,1-10: YO SOY MI PASTOR (2014-05-11)

YO SOY MI PASTOR
amigos de feadulta
7 de mayo de 2014, 1:16



Amigas y amigos:
He dejado en el coche el cd de Salomé y lo oigo cada vez que me monto en él para hacer algún recado. El caso es que me están rondando las canciones y las tarareo en mi interior siempre que hago silencio. Os confieso que me están ayudando a vivir más y mejor la presencia de Dios. Gracias, Salomé, de corazón, por ayudarme a crecer un poquito en mi relación con el Padre, que buena falta me hacía.


Jesús es la puerta que nos lleva al Padre, y marca el ideal de pastor.


Vicente Martínez: Yo soy mi Pastor.Poema Sinfónico escritoconLetra de Pensamiento, y leído en música de Amor.
Jn 10, 1-10.Quien entra por la puerta en el recinto de las ovejas, es pastor de las ovejas; camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.
Hch 2, 14 y 36-41. El día de Pentecostés, Pedro les dirigió unas palabras que les traspasaron el corazón y preguntaron "¿Qué tenemos que hacer?"
1 Pedro, 2, 20-25. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.

Florentino Ulibarri: A veces, Señor, a veces… Se me rompen los esquemas, a veces, Señor, a veces, sólo anhelo que Tú me llames, y entonces, Señor, entonces, te sigo y salgo al mundo con ilusión.

Vicky Irigaray: Andar por sus caminos. Y que nuestras vidas transmitan la acogida, la bondad y la misericordia del corazón de nuestro buen Dios.
Rafael Calvo: La puerta y el pastor. Jesús es la puerta para llegar a Dios y el modelo de entrega a los demás
José Luís Sicre: Señor, Mesías, modelo, puerta del aprisco.Las lecturas nos proponen una catequesis sobre Jesús, lo que significó para los primeros cristianos y lo que debe seguir significando para nosotros.
Fray Marcos: Jesús nos comunica su misma Vida. No caigamos en la trampa. No se trata de la vida biológica sino de la misma vida de Dios.
José Antonio Pagola: Nueva relación con Jesús. En las comunidades cristianas necesitamos vivir una experiencia nueva de Jesús reavivando nuestra relación con él. Ponerlo decididamente en el centro de nuestra vida.
Enrique Martínez Lozano: La voz de la vida. La Vida habla a través de nosotros cuando la reconocemos como nuestra verdadera identidad.
Faustino Vilabrille: La Política y la Religión  tienen que ser fruto de una vocación de servicio a la comunidad. ¿Por qué se está silenciando oficiosamente LA ALEGRIA DEL EVANGELIO del Papa Francisco, donde denuncia el neoliberalismo capitalista, que está provocando mucho sufrimiento y muchas muertes?
Mari Paz López Santos: Ya no nos sirven los ojos. Para volver a ver hay que derramar lágrimas, que limpien de polvo y tierra nuestros ojos.
M. Asun Gutiérrez: Jesús, puerta  abierta. "De mi confianza en Jesús viene mi fe en su Dios, de ninguna otra fuente" (Galarreta).
Equipo Quiero Ver: "Lo bueno". Vivir diferente, cambiar, vivir en el amor, implica necesariamente, decidirlo, cruzar "la puerta" a la Vida Nueva que nos ofrece Jesús.
Salomé Arricibita: Desde siempre.  Enséñame a escuchar siempre tu voz, enséñame a sentirte en mi interior. Me conoces desde siempre… y me quieres… desde siempre.


En torno a la Iglesia y al Papa...
Felix Jiménez Tutor: Gestos proféticos. Nuestro Papa Francisco durante este primer año de pontificado ha hecho pequeños gestos proféticos pero se necesitan más y más grandes.
Juan José Tamayo: ¿Primavera en la Iglesia? Hay una sintonía entre el Papa Francisco y su antecesor Juan XXIII y es su espíritu reformador del cristianismo volviendo a la opción del Evangelio por los pobres.
Noticias de alcance. Una buena y una mala, esto es, falsa. No vengas a la Iglesia a trepar, vete al norte y practica el alpinismo que es muy sano… Declaraciones falsas que han circulado por Internet sobre el infierno y las religiones.

Miremos por la humanidad y por el mundo que nos sustenta.
Leonardo Boff. "La belleza salvará al mundo": Dostoyevski nos dice cómo.El Papa Francisco nos lo ha dicho: "No basta que el mensaje sea bueno y justo. Tiene que ser bello, pues sólo así llega al corazón de las personas".

Miguel Ángel Munarriz: La generación infame. Las consecuencias del cambio climático ya están aquí, y sólo a través de un rearme moral global organizado se van a poder revertir.

Feliz jornada. Disfruta de lo que te trae cada día. Que la belleza ennoblezca tu alma. La soledad no existe. Vive plenamente lo que te rodea
Dónde ora la gente. Somos muchísimos los que oramos, a ver si somos capaces de ponernos de acuerdo en lo que pedimos. Todo iría mejor.
Universículos 9: Todos hemos sido elegidos para vivir esta experiencia humana y lo más humano es amarse como Jesús nos enseñó a amar. José Luis Cortés y M. Asun Gutiérrez.
Tablón de anuncios. Para agosto, nos proponen unos ejercicios ignacianos con perspectiva de género.

Son varias misivas de esta misma semana que nos dan ánimos para seguir en la brecha y no detenernos. Cartas que nos llegan. Ahí están recogidas. Muy de agradecer.
Seguimos preparando unas cuantas cosillas. Confiamos en que vayan dando frutos tangibles no más tardar. Hoy hemos podido salir antes… bendito sea Dios.

Un fuerte abrazo en nombre de todo el equipo que prepara esta web,
Rafael Calvo



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2010-12-11

HILO-2: Tejiendo nuevas identidades

HILO 2
Tejiendo nuevas identidades

Redescubrir y recrear nuestras identidades, el valor de lo propio y de lo diverso. De víctimas a sujetos, identidades colectivas y ciudadanas.

Día a día escuchamos y vemos en las noticias que México vive situaciones de descomposición social muy graves: crisis económica prolongada y agravada que ha dejado sin empleo a millones de personas, altos índices de violencia e inseguridad por todos lados, lo mismo en el norte que en el sur y el centro del país. La impunidad de un sistema que niega la justicia para todos y otras notas más que nos provocan incertidumbre y temor y nos llevan a replegarnos buscando protección y seguridad en los espacios más familiares. En este escenario no resulta fácil encontrar razones para mantener la esperanza, por eso nos vemos desafiados a mirar dentro de nosotros mismos y a nuestro alrededor para descubrir los signos pequeños y a veces escondidos que nos ayuden a creer que es posible vivir de otra manera.

Este año en la Misión por la Fraternidad nuestro lema es Tejiendo la esperanza esta frase está cargada de un significado que nos lanza a observar y actuar en comunidad, nos llama a ponernos en acción para cambiar nuestro entorno y nuestra realidad. Esta frase nos invita a ser sujetos activos y creativos de una realidad distinta, animada desde la esperanza, construida desde la solidaridad y también desde el reconocimiento de que la vida humana, la persona humana, posee una dignidad que tiene que ser reconocida y respetada.

¿Cómo podemos tejer la esperanza? Un punto de partida posible es centrar la mirada en lo que somos, es decir, en nuestra identidad. Cuando hablamos de la identidad estamos hablando de la conciencia que tenemos de nosotros mismos y la que tienen los demás, recordemos el pasaje en el que Jesús pregunta a sus discípulos. ¿Quién dice la gente que soy yo? (Lc 9, 18 -19 y ss). Los discípulos le ofrecen distintas respuestas y terminan por hacer una profesión de fe: Tú eres el Cristo. Jesús consciente de su realidad interior, de su identidad, les manda callar.

Preguntarnos sobre la propia identidad es una tarea vital: somos lo que hemos vivido, somos los lazos que construimos, la cultura que recreamos, somos lo que creemos y lo que hacemos, es decir la identidad, la idea de los que SOMOS nos remite a nuestra historia, a nuestra cultura, a nuestras relaciones, también a un proyecto de vida o lo que es lo mismo, a la manera de estar presentes en el mundo, en la historia. Pero en la base de la idea que tenemos de nosotros mismos está un principio inquebrantable: somos hijos e hijas de Dios, poseedoras/es de una dignidad que nadie puede pisotear y que nos hace iguales unos a otros.

El principio de la dignidad humana con el que nacemos, nos hace buscar alternativas, salir de la pasividad resignada frente a la desolación para reconocernos como sujetos, es decir como personas pensantes y actuantes en la realidad. La identidad es un tesoro que cada ser humano posee, por eso decimos que podemos tejer la esperanza reconociendo lo valioso que hay en cada uno de nosotros, la alegría, la solidaridad, el compromiso con los nuestros, la sensibilidad frente a las necesidades de los demás, la creatividad… cada quien tiene lo propio.
Pero reconocer la identidad propia en tiempos de crisis nos lleva a recrearla, a aferrarnos a lo bueno que hay en nosotros y expresarlo creativamente en las realidad que nos desafían día con día.

El reconocimiento de la propia dignidad nos lleva también a reconocer lo valioso de los demás, ese es un segundo punto importante para animar nuestra esperanza. Seguramente alrededor nuestro hay hombres y mujeres, viejos y niños, adolescentes jóvenes y adultos originales, que expresan su identidad de maneras diferentes a las nuestras pero no por ello menos valiosas. Pareciera que el tiempo presente está marcado por la intolerancia, por el miedo a los y las diferentes y eso en lugar de permitir el diálogo, acrecienta las divisiones, el recelo y desafortunadamente también la rivalidad.

Para tejer la esperanza es necesario superar el miedo a lo que desconocemos y aventurarnos a dar pasos para acercarnos, dialogar, comprendernos y colaborar juntos en las tareas comunes, en el interés común por salir adelante.

Finalmente un tercer punto de apoyo para tejer activamente la esperanza es sacudirnos el pesimismo, ponernos de pie y en marcha, como lo hizo el Pueblo de Israel para liberarse de la esclavitud de los egipcios, enfrentándose a lo desconocido, sintiendo añoranza por las cebollas de Egipto, pero también decididos a vivir en una tierra propia. Ser sujetos de nuestra historia implica dejar de lamentarnos, de ser víctimas para apropiarnos y responsabilizarnos de las decisiones que tomamos buscando el bien común.

Reconocernos como sujetos de la historia significa reconocernos como ciudadanos de verdad, no solo como los ciudadanos que van a votar en tiempos de elecciones, sino como los ciudadanos que se saben poseedores de derechos que el Estado debe respetar y garantizar, que están informados de lo que sucede en la sociedad y que se organizan para exigir sus derechos y los derechos de todos aquellos que sufren atropellos, que son marginados, vistos con sospecha por ser pobres, por ser jóvenes, por ser diferentes.

El ejercicio de la ciudadanía nos hace personas incluyentes, preocupadas y corresponsables de la vida de los demás, de la vida de la comunidad y de las transformaciones que este país y el mundo necesitan para que la vida plena sea un derecho y una realidad para todo ser humano que aquí habita. El ejercicio de la ciudadanía no es pues cuestión de los “políticos” que vemos en la televisión lanzando discursos de los que todos dudamos. El ejercicio de la ciudadanía, para los cristianos y cristianas de hoy significa comprometernos con la vida digna, con la justicia, la paz, la libertad y la igualdad de todos los seres humanos. Estas son palabras actuales para describir el proyecto de Dios para la humanidad, porque además la ciudadanía no se vive en aislamiento, por el contrario, nos conecta unos a otros, desde la familia, la comunidad, la localidad, el estado, la región, el país y con el mundo, en otras palabras nos hermana con la familia humana, más allá de credos, posición económica, sexo y preferencia sexual, cultura y raza.

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ANEXOS

CANTO DE ADVIENTO


POBREZA Y HAMBRE
http://www.youtube.com/watch?v=MCdoQDjmGx4&feature=related

MARGINACIÓN EN AMÉRICA LATINA
http://www.youtube.com/watch?v=W-D5L8Ls2jI

CANTO: DIOS NO VENDRÁ


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Misión por la Fraternidad 2011, Tejiendo una esperanza activa

2010-12-02

HILO-1: Tejiendo nuestro cuidado por la tierra

HILO 1
TEJIENDO NUESTRO CUIDADO POR LA TIERRA
Tejer Esperanza, Cuidando la Tierra



VER: La ceguera de mirar torcidamente
Todos conocemos los enormes y graves problemas por los que está pasando el planeta en estos momentos de la historia
: deforestación y desertificación, cambio climático y calentamiento global, escasez de agua dulce cada vez más aguda, los agujeros en la capa de ozono, sobrepoblación mundial, etc. Estos problemas ecológicos no son causados simplemente por procesos naturales. Son generados por prácticas humanas, las cuales tienen su origen en la forma de “ver” el mundo, de situarse ante él y de actuar sobre él. En las últimas décadas estos problemas se han agravado de manera alarmante. Como alguien lo ha expresado, el ser humano está serruchando la rama del árbol sobre la que está sentado.

El problema de fondo es que tenemos una visión dualista, o sea que separa y desune indebidamente lo que de por sí está unido e integrado. En este caso, separa a los seres humanos de nuestro entorno, del medio ambiente en que crecemos, porque se lo ve como algo externo, lejano y sin importancia. Y una visión así por consecuencia influye negativamente en la forma como nos relacionamos con las cosas y la naturaleza, por eso las tratamos sin respeto y sin cuidado.

La utilización mercantil de la tierra, las cosas, la naturaleza es una de las formas más extendidas y burdas de su descuido y maltrato. Cuando vemos las cosas y a los demás seres como meros valores de cambio, como “recursos”, como meras instrumentos para ser usados y lograr con ello algún tipo de beneficio en términos de ganancia económica, entonces estamos degradando a los seres a meros productos, objetos de compra y venta.



PENSAR: El necesario cambio de mirada
Ya no podemos considerar la relación con las cosas, los animales y las plantas como algo secundario, que puede ser tomado en cuenta si nos queda tiempo, ganas y energía después de hacer muchas cosas por las personas, los individuos y la sociedad. Hoy ya sabemos, porque nos lo dicen todas las ciencias, que todos los seres, incluidos los seres humanos, estamos totalmente insertos en la trama, en el tejido de la vida, y por lo tanto somos todos interdependientes unos de otros. Lo que le pasa a unos, le afecta a otros, lo que le beneficia a unos, le beneficia a todos.

Esta nueva forma de ver nos hace que descubramos el cosmos y la naturaleza no como algo que “está afuera”, que está aparte de nosotros los humanos, y por lo tanto como algo que sólo de manera muy superficial tiene que ver con el desarrollo de nuestras vidas. Por lo contrario, nuestra vida es parte de esa Vida global que es la Tierra en todas sus múltiples manifestaciones.

Los seres humanos tenemos que cambiar nuestra mirada, así como nuestra forma de situarnos en el mundo, que implica nuestras actitudes y acciones. El cambio radical de mirada nos pide, nos exige ya no ponernos por encima de las cosas y de los demás seres, sino al lado de todos, sabiéndonos parte de un Todo que requiere de aprecio y cuidado. Somos parte de una casa común que es el planeta.

Implicaciones desde la religión y la fe cristiana
Esta forma de ver el mundo, las cosas, la naturaleza y al ser humano como formando parte de un todo integral, formado por seres armónicamente entrelazados, interdependientes unos de otros, implica también una nueva forma creyente y religiosa de comprender el mundo, la historia, la humanidad y aún a la misma divinidad.

La visión dualista que señalábamos antes, contempla a ‘Dios’ como un ser superior que está más allá y afuera de este mundo, en otra dimensión, en “el cielo”. Es un Dios que está “por encima” del cosmos y de todos los seres. Es un Dios separado de su creación, la que al perder su carácter sagrado es algo que puede ser manipulado a discreción y al antojo, algo que puede ser usado y desechado, algo carente de vida y derechos. De ahí que la actitud y la práctica anti-ecológicas tienen también su explicación religiosa en imágenes de Dios como las que aquí se describen.

El cambio radical y profundo que tenemos que hacer en nuestra mirada y en nuestras actitudes y prácticas debe pasar necesariamente también por esta dimensión creyente, de fe o religiosa de nuestras vidas y de las vidas de nuestros pueblos y de nuestras sociedades. La era ecológica en la que estamos ya inmersos debe fomentar una nueva y profunda conciencia de la presencia de lo sagrado en cada realidad del universo. ‘Dios’ ya no puede ser el ser lejano y separado de su creación, del mundo y de los seres. En esta Realidad Total que es el cosmos y los seres que lo habitan, incluido el ser humano, está presente la divinidad. ‘Dios’ está inmerso, metido de lleno en esta realidad en evolución. ‘Dios’ está presente en el cosmos y el cosmos está presente en ‘Dios’, como dos realidades íntimamente conectadas. ‘Dios’ en todo y todo en ‘Dios’.

Si es esto así, entonces el cosmos, la naturaleza y los seres todos que en ella habitan no son simplemente cosas indiferentes, o realidades sin valor, menos aún cosas que valen sólo por su calidad de compra-venta y su precio. Por lo contrario, toda la realidad recupera su carácter de sagrada, impregnada de divinidad, y por tanto merece todo nuestro aprecio, nuestra atención y nuestro cuidado. El mundo pasa a ser como el “cuerpo de Dios”. La implicación profunda de esta afirmación está en que, como dijimos, si todo está interrelacionado y es interdependiente, lo que hacemos al cosmos y a los seres le afecta a ’Dios’ presente en sus creaturas, y por tanto nos afecta a nosotros los seres humanos. Lo que destruyamos y descuidemos, lo que contaminemos y desechemos, afectará a La Vida en su totalidad. Y lo que cuidemos, regeneremos y construyamos recreará la totalidad de La Vida.

Todo esto nos pide una conversión muy radical al Dios de la Vida, el Dios que nos reveló Jesús el Cristo: “Yo vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10). Todos los procesos de guerra, violencia, destrucción y muerte, causados a cualquier ser de la creación –sobre todo al ser humano-, niegan la presencia de la Vida y niegan a Dios.

ACTUAR: La Ecología y nuestra Misión por la Fraternidad planetaria
Existen ya muchas prácticas ecológicas que viven nuestros pueblos autóctonos que no han perdido aún esa mirada nueva y a la vez muy antigua de armonía y cuidado de la tierra, la naturaleza y las personas y comunidades. Quizá habría que comenzar por conocer y aprender de esa sabiduría ancestral. Hay otras muchas acciones que están realizando otras personas y comunidades rurales y urbanas que caminan hacia esta consciencia. Y habrá múltiples acciones nuevas que se podrán ir encontrando al comenzar a integrar de manera más consciente esta dimensión en nuestras vidas. Lo importante es comenzar a caminar en esta dirección.

Esta dimensión ecológica de la vida, que tiene implicaciones en los ámbitos personal, comunitario, social, cultural y político, tiene que ser una dimensión transversal, un eje de acción que cruza todos los ámbitos y aspectos de la realidad. No lo consideramos un aspecto o elemento opcional. Demanda por lo tanto una gran responsabilidad ética y un profundo compromiso teológico. La Misión por la Fraternidad quiere ser un eco más de esta responsabilidad y compromiso, invitando a todas las personas que colaboran de diversas maneras con esta iniciativa y a todas las comunidades que la usan y la operan, a ser parte de las múltiples voces que cada vez con más decisión, ternura y vigor se preocupan y ocupan del Cuidado de la Tierra y de La Vida.
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La realidad del deterioro de la tierra es inminente y también es inminente que los seres humanos somos causantes de esta destrucción. Pero hoy ¿qué me toca hacer a mí por cambiar esta realidad desde mis propias convicciones? ¿Qué granito de arena pongo para volver a restaurar la tierra, mi casa? ¿Realmente me sé agente de cambio en el cuidado del planeta?

Misión por la Fraternidad 2011, Tejiendo una esperanza activa

2010-12-01

MISION POR LA FRATERNIDAD 2011: Tejiendo una esperanza activa

MISIÓN POR LA FRATERNIDAD 2011
Adviento-Navidad
Tejiendo una esperanza activa
"harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas" (Is 2, 4b)

La esperanza es lo último que muere, reza un dicho popular mexicano. Pero qué difícil mantenerla viva ante las realidades actuales de nuestro país: una violencia exacerbada y fuera de control en todas las relaciones, en todos los niveles. La muerte ha alcanzado a tantos niños, mujeres y hombres víctimas inocentes de “fuegos cruzados” o de “grupos organizados”; o aún los defensores de los derechos humanos han sufrido pérdidas humanas. Por desgracia, la mayoría de estas muertes quedan en la impunidad, pues nadie se hace responsable.

Hay una carestía creciente por los precios de la comida, de los servicios públicos y una exclusión indignante a los servicios de salud. Aunque el gobierno diga lo contrario las fuentes de empleo son muy escasas, hay miles de personas que pasan hasta dos años sin un empleo digno. Y muchos de los empleos o subempleos tienen salarios muy injustos y horarios de trabajo de muchas horas más de lo que la ley permite.

Cada vez hay menos oportunidades para que niños, adolescentes y jóvenes accedan a otros niveles de estudio. Más triste aún es que los niños y adolescentes dejan sus estudios por ponerse a trabajar y, cada vez con más frecuencia, se introducen a redes de grupos perversos, por “dinero fácil”. Las consecuencias son trágicas muchas de las veces. Los desastres llamados “naturales”, sequías, inundaciones, terremotos, tienen algo de la intervención humana, que por abusos y una explotación irracional van dejando una tierra que ya no produce lo necesario para el sustento de la vida.

El panorama descrito nos deja un poco pasmados, ¿o inmovilizados? ante este presente o futuro aún más incierto. Tal vez nos sentimos algo destejidos: como personas, familias, como ciudades o poblados, como país…algo desanimados para emprender colectivamente propuestas y acciones para mejorar nuestras condiciones de vida en la comunidad. Sin embargo, las realidades de muerte o de miedo no tienen la última palabra, no pueden lograr que la esperanza se nos muera, no pueden quitarnos la posibilidad de creer, luchar y apostar por ese otro mundo mejor y posible. Esta es nuestra fe que se fundamenta en la esperanza cristiana, una esperanza que va contra toda desesperanza.

Es precisamente la esperanza fundamentada en Jesús y el Reino, a la que Misión por la Fraternidad nos convoca y anima en este año, a que juntas/os en comunidad meditemos, celebremos y nos pongamos en marcha…Tejiendo una esperanza activa, fundamentados en la palabra del profeta Isaías: “harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas. (Is 2, 4b). ¡Fuertes y poderosas palabras!

La fuerza de la simbología en la imaginación profética, unida a la certeza y radicalidad del mensaje del evangelio y de la iluminación del Espíritu que lleva a toda verdad y justicia, es la que nos hace imaginar los rumbos y los desafíos de tejer una esperanza activa.

Los temas que proponemos para las celebraciones están ordenados en una lógica que dé sentido a una configuración dimensional de esta esperanza cristiana. Compartimos las siguientes ideas-guía a las que entendemos como los hilos que queremos entretejer al reunirnos, al discernir, al celebrar y, sobre todo, al ponerlas en práctica:

Hilo 1: Tejiendo nuestro cuidado por la tierra. La forma de ver el mundo, las cosas, la naturaleza y al ser humano como formando parte de un todo integral, formado por seres armónicamente entrelazados, interdependientes unos de otros, implica también una nueva forma creyente y religiosa de comprender el mundo, la historia, la humanidad y aún a la misma divinidad. Si todo está interrelacionado y es interdependiente, lo que hacemos al cosmos y a los seres le afecta a ‘Dios’ presente en sus creaturas, y por tanto nos afecta a nosotros los seres humanos. Lo que destruyamos y descuidemos, lo que contaminemos y desechemos, afectará a La Vida en su totalidad. Y lo que cuidemos, regeneremos y construyamos recreará la totalidad de La Vida.

Hilo 2: Tejiendo nuevas identidades. En la base de la idea que tenemos de nosotros mismos está un principio inquebrantable: somos hijos e hijas de Dios, poseedoras/es de una dignidad que nadie puede pisotear y que nos hace iguales unos a otros. El principio de la dignidad humana con el que nacemos, nos hace buscar alternativas, salir de la pasividad resignada frente a la desolación para reconocernos como sujetos, es decir como personas pensantes y actuantes en la realidad. La identidad es un tesoro que cada ser humano posee, por eso decimos que podemos tejer la esperanza reconociendo lo valioso que hay en cada uno de nosotros, la alegría, la solidaridad, el compromiso con los nuestros, la sensibilidad frente a las necesidades de los demás, la creatividad... cada quien tiene lo propio.

Hilo 3: Tejiendo comunidades solidarias. La experiencia del Resucitado en la vida de las primeras comunidades cristianas (Hch. 2, 42-47; 4, 32-37), nos muestra la fuerza y el valor de unas comunidades organizadas, que intentan en medio de sus contradicciones y de su momento histórico, ser comunidades alternativas e inclusivas, llamadas a buscar el bien común, responsables unos de otros, sobre todo de los más vulnerables. Es posible cambiar los mecanismos de exclusión, de violencia y marginación tanto personal como comunitaria, desde la experiencia de sabernos pueblo, y un pueblo llamado a ser hermano por el camino de la solidaridad, la justicia y la paz. La comunidad nos hace ser personas con la posibilidad de crear vínculos reales, que sanan y curan las heridas; la comunidad nos devuelve la confianza de sabernos acompañados en el camino.

Hilo 4: Tejiendo nuevas relaciones con sentido. Siempre nos movemos y actuamos en relaciones. Son relaciones familiares de pareja y de padres e hijos y viceversa, relaciones con vecinos del pueblo o del barrio y con colegas y compañeras laborales. Hay relaciones amistosas, de cuates y compadres y relaciones de palancas y políticas y de luchas sociales y civiles. Relaciones por doquier...

Y en todo esto, nos relacionamos también con lo divino: Religión es sobre todo nuestra relación con el Dios de la Vida. Nos relacionamos y nos ligamos con Él; y lo divino hace lo suyo con nosotras y nosotros. En esta relación con lo divino nos ligamos a las luchas arduas en defensa de la dignidad humana y de relaciones de equidad. Recordemos las luchas históricas para abolir la esclavitud y el apartheid; los movimientos obreros y sus organizaciones sindicales, los movimientos obreros y sus organizaciones sindicales para equilibrar las relaciones laborales; los movimientos indígenas, los movimientos ciudadanos de participación política, los movimientos ecológicos, de diversidad sexual, contra la discriminación, etc. ¡Ya no víctimas de asimetrías, sino sujetos que comparten para tejer juntos una vida más plena para todas y todos!

Hilo 5: Tejiendo espiritualidades en movimiento. El pueblo busca tener fe en algo o alguien donde depositar su confianza y alimentar su esperanza para dar sentido a su vida. A esto le llamamos prácticas de fe o experiencias religiosas, también espiritualidades, o sea, diversas maneras de expresar esta vivencia de lo sagrado, una espiritualidad que va más allá de los templos, o de los ritos religiosos que se han vuelto costumbres o tradiciones, es una espiritualidad que se mueve hacia la vida. Vivir una espiritualidad con una esperanza activa es resistencia y subversión, que nos permite tejernos como personas con derechos, como familias, comunidades y organizaciones que se muevan hacia una vida digna y justa. Y sobre todo, con una esperanza valiente y organizada, que no espera sentada, ni indiferente, y menos aislada, una esperanza activa es colectiva y solidaria, en movimiento, que da luz, da rumbo, proyecto y transformación a la vida en todas sus relaciones.

Esto es la esperanza cristiana, en el niño de Belén, como en el hermano y compañero Jesús resucitado, que continúa tejiéndose en medio de la vida de las comunidades que van y apuestan por la Vida que transforma tejiendo una nueva tierra, nuevas identidades, nuevas formas de ser comunidades organizadas, nuevas relaciones y nuevas espiritualidades. Esta es la Vida y vida en abundancia, como lo afirma Jesús (Jn. 10,10) Sólo en esta puesta en marcha es posible imaginar y construir arados y hoces, pesebres y cruces vacías, todos símbolos y huellas necesarias para seguir tejiendo un mundo nuevo…en comunidad, siempre en comunidad.

Tomado de Misión por la fraternidad 2011, adv-nav