2010-12-01

MISION POR LA FRATERNIDAD 2011: Tejiendo una esperanza activa

MISIÓN POR LA FRATERNIDAD 2011
Adviento-Navidad
Tejiendo una esperanza activa
"harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas" (Is 2, 4b)

La esperanza es lo último que muere, reza un dicho popular mexicano. Pero qué difícil mantenerla viva ante las realidades actuales de nuestro país: una violencia exacerbada y fuera de control en todas las relaciones, en todos los niveles. La muerte ha alcanzado a tantos niños, mujeres y hombres víctimas inocentes de “fuegos cruzados” o de “grupos organizados”; o aún los defensores de los derechos humanos han sufrido pérdidas humanas. Por desgracia, la mayoría de estas muertes quedan en la impunidad, pues nadie se hace responsable.

Hay una carestía creciente por los precios de la comida, de los servicios públicos y una exclusión indignante a los servicios de salud. Aunque el gobierno diga lo contrario las fuentes de empleo son muy escasas, hay miles de personas que pasan hasta dos años sin un empleo digno. Y muchos de los empleos o subempleos tienen salarios muy injustos y horarios de trabajo de muchas horas más de lo que la ley permite.

Cada vez hay menos oportunidades para que niños, adolescentes y jóvenes accedan a otros niveles de estudio. Más triste aún es que los niños y adolescentes dejan sus estudios por ponerse a trabajar y, cada vez con más frecuencia, se introducen a redes de grupos perversos, por “dinero fácil”. Las consecuencias son trágicas muchas de las veces. Los desastres llamados “naturales”, sequías, inundaciones, terremotos, tienen algo de la intervención humana, que por abusos y una explotación irracional van dejando una tierra que ya no produce lo necesario para el sustento de la vida.

El panorama descrito nos deja un poco pasmados, ¿o inmovilizados? ante este presente o futuro aún más incierto. Tal vez nos sentimos algo destejidos: como personas, familias, como ciudades o poblados, como país…algo desanimados para emprender colectivamente propuestas y acciones para mejorar nuestras condiciones de vida en la comunidad. Sin embargo, las realidades de muerte o de miedo no tienen la última palabra, no pueden lograr que la esperanza se nos muera, no pueden quitarnos la posibilidad de creer, luchar y apostar por ese otro mundo mejor y posible. Esta es nuestra fe que se fundamenta en la esperanza cristiana, una esperanza que va contra toda desesperanza.

Es precisamente la esperanza fundamentada en Jesús y el Reino, a la que Misión por la Fraternidad nos convoca y anima en este año, a que juntas/os en comunidad meditemos, celebremos y nos pongamos en marcha…Tejiendo una esperanza activa, fundamentados en la palabra del profeta Isaías: “harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas. (Is 2, 4b). ¡Fuertes y poderosas palabras!

La fuerza de la simbología en la imaginación profética, unida a la certeza y radicalidad del mensaje del evangelio y de la iluminación del Espíritu que lleva a toda verdad y justicia, es la que nos hace imaginar los rumbos y los desafíos de tejer una esperanza activa.

Los temas que proponemos para las celebraciones están ordenados en una lógica que dé sentido a una configuración dimensional de esta esperanza cristiana. Compartimos las siguientes ideas-guía a las que entendemos como los hilos que queremos entretejer al reunirnos, al discernir, al celebrar y, sobre todo, al ponerlas en práctica:

Hilo 1: Tejiendo nuestro cuidado por la tierra. La forma de ver el mundo, las cosas, la naturaleza y al ser humano como formando parte de un todo integral, formado por seres armónicamente entrelazados, interdependientes unos de otros, implica también una nueva forma creyente y religiosa de comprender el mundo, la historia, la humanidad y aún a la misma divinidad. Si todo está interrelacionado y es interdependiente, lo que hacemos al cosmos y a los seres le afecta a ‘Dios’ presente en sus creaturas, y por tanto nos afecta a nosotros los seres humanos. Lo que destruyamos y descuidemos, lo que contaminemos y desechemos, afectará a La Vida en su totalidad. Y lo que cuidemos, regeneremos y construyamos recreará la totalidad de La Vida.

Hilo 2: Tejiendo nuevas identidades. En la base de la idea que tenemos de nosotros mismos está un principio inquebrantable: somos hijos e hijas de Dios, poseedoras/es de una dignidad que nadie puede pisotear y que nos hace iguales unos a otros. El principio de la dignidad humana con el que nacemos, nos hace buscar alternativas, salir de la pasividad resignada frente a la desolación para reconocernos como sujetos, es decir como personas pensantes y actuantes en la realidad. La identidad es un tesoro que cada ser humano posee, por eso decimos que podemos tejer la esperanza reconociendo lo valioso que hay en cada uno de nosotros, la alegría, la solidaridad, el compromiso con los nuestros, la sensibilidad frente a las necesidades de los demás, la creatividad... cada quien tiene lo propio.

Hilo 3: Tejiendo comunidades solidarias. La experiencia del Resucitado en la vida de las primeras comunidades cristianas (Hch. 2, 42-47; 4, 32-37), nos muestra la fuerza y el valor de unas comunidades organizadas, que intentan en medio de sus contradicciones y de su momento histórico, ser comunidades alternativas e inclusivas, llamadas a buscar el bien común, responsables unos de otros, sobre todo de los más vulnerables. Es posible cambiar los mecanismos de exclusión, de violencia y marginación tanto personal como comunitaria, desde la experiencia de sabernos pueblo, y un pueblo llamado a ser hermano por el camino de la solidaridad, la justicia y la paz. La comunidad nos hace ser personas con la posibilidad de crear vínculos reales, que sanan y curan las heridas; la comunidad nos devuelve la confianza de sabernos acompañados en el camino.

Hilo 4: Tejiendo nuevas relaciones con sentido. Siempre nos movemos y actuamos en relaciones. Son relaciones familiares de pareja y de padres e hijos y viceversa, relaciones con vecinos del pueblo o del barrio y con colegas y compañeras laborales. Hay relaciones amistosas, de cuates y compadres y relaciones de palancas y políticas y de luchas sociales y civiles. Relaciones por doquier...

Y en todo esto, nos relacionamos también con lo divino: Religión es sobre todo nuestra relación con el Dios de la Vida. Nos relacionamos y nos ligamos con Él; y lo divino hace lo suyo con nosotras y nosotros. En esta relación con lo divino nos ligamos a las luchas arduas en defensa de la dignidad humana y de relaciones de equidad. Recordemos las luchas históricas para abolir la esclavitud y el apartheid; los movimientos obreros y sus organizaciones sindicales, los movimientos obreros y sus organizaciones sindicales para equilibrar las relaciones laborales; los movimientos indígenas, los movimientos ciudadanos de participación política, los movimientos ecológicos, de diversidad sexual, contra la discriminación, etc. ¡Ya no víctimas de asimetrías, sino sujetos que comparten para tejer juntos una vida más plena para todas y todos!

Hilo 5: Tejiendo espiritualidades en movimiento. El pueblo busca tener fe en algo o alguien donde depositar su confianza y alimentar su esperanza para dar sentido a su vida. A esto le llamamos prácticas de fe o experiencias religiosas, también espiritualidades, o sea, diversas maneras de expresar esta vivencia de lo sagrado, una espiritualidad que va más allá de los templos, o de los ritos religiosos que se han vuelto costumbres o tradiciones, es una espiritualidad que se mueve hacia la vida. Vivir una espiritualidad con una esperanza activa es resistencia y subversión, que nos permite tejernos como personas con derechos, como familias, comunidades y organizaciones que se muevan hacia una vida digna y justa. Y sobre todo, con una esperanza valiente y organizada, que no espera sentada, ni indiferente, y menos aislada, una esperanza activa es colectiva y solidaria, en movimiento, que da luz, da rumbo, proyecto y transformación a la vida en todas sus relaciones.

Esto es la esperanza cristiana, en el niño de Belén, como en el hermano y compañero Jesús resucitado, que continúa tejiéndose en medio de la vida de las comunidades que van y apuestan por la Vida que transforma tejiendo una nueva tierra, nuevas identidades, nuevas formas de ser comunidades organizadas, nuevas relaciones y nuevas espiritualidades. Esta es la Vida y vida en abundancia, como lo afirma Jesús (Jn. 10,10) Sólo en esta puesta en marcha es posible imaginar y construir arados y hoces, pesebres y cruces vacías, todos símbolos y huellas necesarias para seguir tejiendo un mundo nuevo…en comunidad, siempre en comunidad.

Tomado de Misión por la fraternidad 2011, adv-nav

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