2008-09-29

LOS VIÑADORES HOMICIDAS

Ciclo A, 27° Dom.Ord., 5 Octubre de 2008


… arrendará el viñedo a otros viñadores
(Mt 21, 41)

La parábola de este domingo se da en el contexto de un fuerte conflicto entre Jesús y los dirigentes de su pueblo. Utiliza de nuevo el símbolo de la viña, que se utilizaba a menudo para hablar del pueblo de Israel (Is 27, 1-6; Sal 80, 9-17). La parábola tendría entonces el siguiente significado: los jornaleros que atropellan a los mensajeros son los jefes religiosos de Israel quienes se han apropiado del pueblo, y ven como un peligro al hijo del amo, por lo que deciden asesinarlo. A nosotros, esta parábola nos invita a no apropiarnos del nuevo Pueblo de Dios sino más bien a dar frutos de caridad, comunión y participación.

En la realidad actual son cada vez más las personas alejadas de la Iglesia y los rostros sufrientes en el mundo y en México, lo que significa que quizá estamos más ocupados en apropiarnos del pueblo de Dios que en dar frutos de justicia, solidaridad y fraternidad. Por eso, el Documento de Aparecida, que es la voz de nuestros pastores en Latinoamérica, nos invitan a una renovación eclesial en lo espiritual, pastoral e institucional (DAP 367).

Frente a una globalización económica que nos está destruyendo, sentimos un fuerte llamado para promover una globalización por la solidaridad, por la justicia y por el respeto a los ddhh (DAP 64). Frente a una Iglesia en donde la mayoría de sus integrantes son solo espectadores, estamos llamados a una participación desde la elaboración y ejecución de los proyectos pastorales (213).

Cuando el Documento de la “La Misión Continental” nos da los Medios para una Misión Permanente: Beber de la Palabra, Alimentarse de la Eucaristía y Construir la Iglesia formando pequeñas comunidades (Mt 18, 20; RM 20), lo hace para que preparemos mejor el banquete para los pobres, en quienes está presente el Mesías. En su promoción y la defensa de sus derechos se juega la fidelidad de la Iglesia a Jesucristo (Mt 25, 37-40; NMI 49).

Agustín, Pbro.

2008-09-22

LOS DOS HIJOS

LOS ADELANTADOS EN EL REINO DE DIOS
Ciclo A, 26° Dom.Ord. 28 de Septiembre de 2008

¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?...
(Mt 21, 31)


La pregunta que Jesús hace a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, no deja escapatoria y exige discernimiento para contestar.

EL PRIMER HIJO, representa sobre todo al pueblo judío que dijo que sí a la ley de Moisés, pero se ha negado a aceptar la invitación a la Conversión, hecha por Juan el Bautista y por Jesús, que les dijo: “Conviértanse porque está llegando el Reino de los cielos” (Mt 3, 2; 4, 17). Son aquellos que les gusta aparentar, que se la dan de muy religiosos, pero no transitan por el camino del amor del perdón y de la justicia.

EL SEGUNDO HIJO, representa a los paganos y pecadores (publicanos y prostitutas) que primero dijeron no con su mal comportamiento, pero finalmente han escuchado la invitación a trabajar por el Reino y se han convertido. Son Aquellos de espíritu rebelde, que de entrada se niegan, pero en el fondo tienen un buen corazón, generoso, y practican sin mucha ostentación las obras de justicia y misericordia.

Evidentemente que a Dios le agradan los que dicen sí y hacen sí. En su Palabra leemos: “No todo el que diga ‘Señor, Señor’ entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre” (Mt 7, 21)

CONCLUSIÓN: ¡Cuántos brillantes oradores existen en nuestra sociedad! Argumentan principios morales sólidos y dan consejos, corrigen al prójimo con autoridad, son inflexibles frente al mal… Pero actúan igual que sus corregidos.

ORACIÓN: Señor Jesús, danos la fuerza de corregir más con nuestras buenas obras que con las palabras. Amén

David, Pbro.

2008-09-19

LOS TRABAJADORES DE LA VIÑA

Ciclo A, 25° Dom.Ord., 21 de Septiembre de 2008


¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?
(Mt 20, 15)

INTRODUCCIÓN: El dueño de la viña nos busca para trabajar. No se fija en nuestras capacidades, sino que confía en que haremos las cosas bien. Nos dará, evidentemente, un pago justo: ¡La vida eterna! No nos hagamos sordos a esa invitación, porque hay mucho trabajo.

ENSEÑANZA: Los primeros destinatarios de esta parábola son los fariseos y escribas, que murmuraban contra Jesús y lo criticaban por ir con los pecadores, acogerlos y aceptar su amistad. Jesús responde a estas críticas aludiendo al buen padre de los cielos, cuya bondad es tanta, que supera los límites de la justicia humana.

Los fariseos y escribas rechazaban a los pecadores, como impuros y malditos de Dios. Jesús, en cambio, los invita a entrar en su viña, y aún cuando hayan sido invitados a la última hora del día, él, en su generosidad sin límites, les dará como salario ¡el mismo Reino de los cielos!

CONCLUSIÓN: Muchas personas se pasan la vida lamentándose y pretendiendo privilegios, creyéndose más merecedores que los otros que “sí son malos”, sin darse cuenta de que es un honor servir a ese Jesús desde la mañana hasta las horas de la tarde. Decía la Madre Teresa de Calcuta: para amar y servir a Dios, ¡no hay edad!

ORACIÓN: Señor Jesús, ¡líbranos de envidiar a los hermanos!

David, Pbro.

2008-09-08

EL DEUDOR DESPIADADO

Ciclo A, 24° Dom.Ord. 14 de Septiembre de 2008


No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete
(Mt 18, 22)

“Perdona nuestros ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (decimos en el Padre Nuestro). Así como Dios perdona, también nosotros tenemos que perdonar.

En el evangelio de este domingo, Pedro se cree muy generoso y, en efecto, lo es, porque ¿quién es capaz de perdonar siete veces a la misma persona que nos trata mal? Sin embargo, el Señor no se contenta con ese tipo de perdón, un poco medido y reflexionado, sino que exige el perdón completo.

La parábola que Mateo nos relata de “el deudor despiadado” ilustra muy bien la doctrina del Maestro divino sobre el perdón, que debe ser una de las actitudes fundamentales del discípulo de Cristo. Toda la narración está sostenida por el contraste de dos conductas, dos comportamientos opuestos: la deuda del siervo es impagable, pero bastó un gesto de buena voluntad del rey y le concedió el perdón; el siervo tiene por su parte un compañero con una pequeña deuda, sin embargo su exigencia es implacable y no conoce esperas ni tolerancias, no perdona. Se porta con insolencia y sin el menor humanismo hacia su amigo, y lo mete a la cárcel. ¡Qué hermoso hubiera sido si, en respuesta al gesto misericordioso de su amo, también hubiera perdonado la deuda a su amigo! A este siervo se le ofrecía la posibilidad de imitar la conducta de su rey. Lamentablemente dejó escapar tan estupenda ocasión. Procedió en sentido contrario.

Finalmente el rey, “encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.” Y termina el evangelio con la siguiente sentencia de Nuestro Señor: “Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.

CONCLUSIÓN: En nuestra sociedad actual parece ser que la venganza es la cosa más natural que existe. La historia como la vida de los individuos está marcada por esta lacra. El cristiano está llamado a cambiar este proceso de venganza en perdón.


David, Pbro.