Ciclo A, 25° Dom.Ord., 21 de Septiembre de 2008
¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?
(Mt 20, 15)
INTRODUCCIÓN: El dueño de la viña nos busca para trabajar. No se fija en nuestras capacidades, sino que confía en que haremos las cosas bien. Nos dará, evidentemente, un pago justo: ¡La vida eterna! No nos hagamos sordos a esa invitación, porque hay mucho trabajo.
ENSEÑANZA: Los primeros destinatarios de esta parábola son los fariseos y escribas, que murmuraban contra Jesús y lo criticaban por ir con los pecadores, acogerlos y aceptar su amistad. Jesús responde a estas críticas aludiendo al buen padre de los cielos, cuya bondad es tanta, que supera los límites de la justicia humana.
Los fariseos y escribas rechazaban a los pecadores, como impuros y malditos de Dios. Jesús, en cambio, los invita a entrar en su viña, y aún cuando hayan sido invitados a la última hora del día, él, en su generosidad sin límites, les dará como salario ¡el mismo Reino de los cielos!
CONCLUSIÓN: Muchas personas se pasan la vida lamentándose y pretendiendo privilegios, creyéndose más merecedores que los otros que “sí son malos”, sin darse cuenta de que es un honor servir a ese Jesús desde la mañana hasta las horas de la tarde. Decía la Madre Teresa de Calcuta: para amar y servir a Dios, ¡no hay edad!
ORACIÓN: Señor Jesús, ¡líbranos de envidiar a los hermanos!
David, Pbro.
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