2013-06-04

Comunicado de prensa: "Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto" (Lc 24,49)

12 de mayo / 2013
Comunicado de prensa
 
Asunto: "Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo
alto" (Lc 24,49)
 
 
Celebramos, en comunión con toda la Iglesia, la solemnidad de la Ascensión
del Señor, fiesta que marca de manera especial la invitación que nuestro
Señor nos hace para permanecer unidos en oración, en espera del envío del
Espíritu Santo, que será la fuerza transformadora que iluminará y guiará el
trabajo evangelizador de todo bautizado.
 
Asimismo, en este día, desde hace 47 años, se celebra en la Iglesia, por
iniciativa del Papa Pablo VI y como respuesta a los trabajos del Concilio
Vaticano II, la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, cuyo mensaje
de este año nos invita a reflexionar en el correcto uso que debemos hacer de
las modernas redes sociales, buscando que sean auténticos portales de verdad
y de fe; nuevos espacios para la evangelización.
 
En nuestra Arquidiócesis ya hemos reflexionado en este mensaje en la Jornada
que realizamos la semana pasada.
 
Por lo que hoy, quiero invitar a todos los comunicadores, a quienes
encomiendo de manera particular en esta ocasión, y a quienes hacen uso de
las redes sociales, para que atiendan, desde la caridad, el mensaje que
Cristo nos ha dejado y nunca distorsionen la verdad que nos ha sido
revelada. Buscando, en el buen uso de los instrumentos de la comunicación,
fomentar en la sociedad los valores necesarios para el sano crecimiento y
desarrollo del ser humano.
 
Los comunicadores no deben limitar su labor a la sola información o
entretenimiento, sino que deben ir más allá, recordando que los medios de
comunicación también son partícipes en la educación de quienes hacen uso de
ellos.
 
Bendigo de corazón a todos los que desempeñan sus labores en algún medio de
comunicación social y pido a Dios les ilumine con la gracia del Espíritu
Santo para que realicen su trabajo con un auténtico compromiso, no dejándose
llevar por la corriente superficial que atenta contra la dignidad de la
persona. Recuerden que estar frente a una cámara de televisión, ante un
micrófono o plasmando sus pensamientos en algún medio impreso o electrónico,
implica una gran responsabilidad que no debe ser tomada de forma ligera.
 
Mi oración también se hace extensiva para todos los maestros y maestras,
quienes celebran su día el próximo 15 de mayo. Les pido que nunca se olviden
de la bella misión que implica su vocación; que al compartir sus
conocimientos, recuerden la importancia de formar en la verdad a los hombres
y mujeres que fortalecerán el crecimiento y trascendencia de nuestra
sociedad.
 
 
+ Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
Pbro. Juan José Martínez Segovia
Departamento de Comunicación
 
 
 

Mensaje: APACIENTA A MIS CORDEROS

12 de abril / 2013
Mensaje
 
Asunto: Mensaje. APACIENTA A MIS CORDEROS
 
 
"Después de almorzar le preguntó Jesús a Simón Pedro: 'Simón, hijo de Juan,
¿me amas más que éstos?' Él le contestó: 'Sí, Señor, tú sabes que te
quiero'. Jesús le contesto: 'Apacienta mis corderos'" (Jn 21, 15).
 
Celebramos el tercer domingo del tiempo Pascual. Aún vibra en nuestro
corazón la alegría por la presencia de Cristo Resucitado.
 
En el pasaje del Evangelio de san Juan, que meditamos este domingo, se nos
presenta a los discípulos de Jesús en una actitud pasiva, tal vez aburridos,
sin saber qué hacer; por esta razón, Pedro se ve tentado a regresar a su
antigua situación: ser pescador. Los demás discípulos, que ya reconocen de
alguna manera la autoridad de Pedro, le dicen: "También nosotros vamos
contigo" (Jn 21,3).
 
Viven una noche de pesca, pero sin pescar nada. Qué frustrante debe haber
sido para ellos, diestros pescadores, no obtener ni un solo pez; sin
embargo, Jesús se acerca a preguntarles: "¿han pescado algo?" (Jn 21,5). Con
esto se les indica claramente que es Jesús quien debe orientar el camino que
deben tomar, y es Él quien les dirige en su nueva situación: "Echen las
redes a la derecha" (Jn 21,6).
 
Este "echar las redes", podemos interpretarlo como la misma vida, que se
pone al servicio del Reino de Dios. Hoy, como un día les dijo a los
discípulos, también Jesús nos dice hacia dónde debemos "echar las redes" en
nuestra vida, para que no quede infructuosa y vacía.
 
Después de la pesca, y del reconocimiento de Juan: "Es el Señor" (Jn 21,7),
sienten su cercanía, y Él, come con ellos, permanece con ellos y les hace
experimentar su presencia. Curiosamente, Pedro ha permanecido en silencio,
tal vez le embarga la vergüenza de haber negado al Maestro, de no
reconocerle y hacer, de alguna forma, caso omiso de su presencia resucitada.
 
Ante esto, Jesús lo lleva a aparte y le pregunta por tres veces: "Simón,
hijo de Juan ¿me amas?" (Jn 21,15-17) Es una pregunta a la que no puede
dársele vueltas, es una pregunta concreta que requiere una respuesta
concreta. La contestación de Pedro es afirmativa, y eso demanda un
compromiso preciso. La muestra de que realmente Pedro ama a Jesús lo hará
vida en el "apacentar".
 
Jesús examina a Pedro sobre el amor, porque su tarea como guía de las ovejas
del Buen Pastor, habrá de ejercerse sobre la base del amor al rebaño; según
aquellas palabras de san Ambrosio: "Cristo nos dejó a Pedro como vicario de
su amor".
 
También a nosotros, Jesús se nos aparece en la vida cotidiana, la cual, tal
vez como la de los discípulos, está un poco pasiva, monótona, podemos decir
que, en ocasiones, hasta sin sentido. Él nos pide aventurar la vida para
lograr una verdadera pesca, nos comparte el alimento, la alegría, el fruto
del trabajo. También nos pregunta si realmente le amamos. Nuestra respuesta
tiene que ser concreta, sin vueltas y justificaciones.
 
Nuestro proceder debe ser el de un discípulo que se ha vuelto testigo del
gran amor de Dios y que corresponde de la misma manera. No podemos decir:
"Cristo, sí te amo, pero." continuar con un estilo de vida anticristiana,
llena de vicios o de indiferencia.
 
Como Pedro, le podemos decir: "Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te
amo". Señor no puedo mentirte, sabes cuánto es el amor que tengo y vivo por
ti. Entonces el Señor, nos pedirá un valiente y perenne compromiso:
"Apacienta mis ovejas"; "Levántate, toma tu camilla y vete"; "Sígueme".
Cualquiera que sea la invitación que Jesús nos haga, debemos dar una
respuesta de amor y de perseverancia, sin temor alguno.
 
Agradezco infinitamente a Dios por esta vocación a la que me ha invitado
para ser pescador y para ser pastor de esta Iglesia de Monterrey.
 
Me encomiendo a sus oraciones.
 
Dios les bendiga siempre.
 
 
+ Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey