2008-12-24

LA SAGRADA FAMILIA

Ciclo B, Navidad-1, 28-Dic-2008


“El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría”
(Lc 2, 40)

Atención: Los principales problemas sociales en nuestra parroquia son la poca comunicación familiar, la mucha desintegración y la violencia familiar. Estos tres problemas tienen como común denominador a la Familia. Ahora bien, uno de los efectos más críticos de esta problemática son los crecientes divorcios o separaciones y el daño tremendo que se les ocasiona a sus hijos, sobre todo a los más pequeños quienes son los que finalmente pagan los platos rotos. De hecho, muchos de ellos ya ni quieren vivir. La institución de la familia está pues muy deteriorada en la actualidad.

¿Cuál será la causa? Ciertamente mucho tendrá que ver la educación o formación, el ambiente donde crecemos y los medios de comunicación (DAP 39), pero ha sido el lado oscuro de la globalización que, por su imposición en nuestras culturas, ha estado lastimando a millones de personas y familias. Y la mayoría ni nos damos cuenta. El Documento de Aparecida nos advierte que la globalización económica (llamado también neoliberalismo) promueve fuertemente el mercado, la eficacia y la productividad por encima de la persona y la familia provocando que unas cuantas familias acaparen casi toda la riqueza, mientras que millones de familias son excluidas y marginadas (DAP 61, 62 y 45; 432, 444-445).

Las estructuras y mecanismos neoliberales que nos rigen, cuyo dios es el dinero y santa claus su patrono, están afectando negativamente a las familias. Cada vez más, el trabajador se ve obligado a tener que trabajar horas extras y hasta el Domingo, Día del Señor, porque tiene que comer. Además, ahora muchas mamás también trabajan, provocando con más razón que ya no se tenga tiempo para cultivar el cariño, el acompañamiento y la vivencia de la fe en familia. Aparecida nos recomienda denunciar este tipo de situaciones (DAP 463-e).

Por tanto, nuestros programas pastorales estarán orientados a tratar de atender directamente a los matrimonios y sus niños, sobre todo a aquellas familias que están ya en proceso de descomposición. Pero también pondremos atención en uno de los causantes principales: La actual globalización económica. Si tenemos temor de Dios, seguramente daremos tiempo, respeto, cariño y una vida digna a todas las familias que nos rodean con el fin de construir en los niños personas fuertes, sabias y llenas de la gracia de Dios.

Agustín, Pbro.

2008-12-16

¡FELIZ NAVIDAD!

CONSOLIDAR DESDE LA FAMILIA UNA ECONOMÍA SOLIDARIA

Ciclo B, 4° DomAdv., 21-Dic-2008


“Consolidaré su reino”
(2-Sam 7,12)

Por economía se entiende la generación de bienes y servicios, su distribución y administración, por ejemplo los alimentos y la medicina. Este proceso requiere de trabajo, creatividad y sentido de justicia. Se trata de administrar los bienes y servicios de acuerdo a una justa distribución de la riqueza, y de no dañar ni acabar con los recursos naturales. Sin embargo, en nuestro mundo globalizado de hoy está sucediendo de otra manera. Lo expresan muy bien los Obispos: La globalización sigue una dinámica de concentración de poder y de riquezas en manos de pocos, no sólo de los recursos físicos y monetarios, sino sobre todo de la información y de los recursos humanos, lo que produce la exclusión, aumentando las desigualdades que marcan tristemente nuestro continente y que mantienen en la pobreza a una multitud de personas (AP 62). La avidez del mercado y su publicidad descontrola el deseo de niños, jóvenes y adultos (AP 50), haciéndolos víctimas de la cultura del consumo y adictos por las sensaciones (AP 51). Muchos de nosotros compramos cosas sólo por comprar y sentir, sin que realmente las necesitemos. En este sistema económico, mientras que algunos acumulan y acumulan bienes y servicios, muchos otros acumulan sólo aire o grasa (AP 357). En algunos casos, ambas cosas.
Esta situación provoca angustia para muchas familias que apenas tienen para sobrevivir, y en donde, por acumular, se van generando relaciones egoístas y excluyentes, dejando de lado la alegría del compartir.

La Palabra de Dios nos dice que más bien acumulemos “tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben.” (Mt 6, 19-20). No se puede servir a Dios y al Dinero (Mt 6, 24). Nos advierte el Señor de la tentación de la avaricia (Lc 12, 13). Aparecida nos dice que el neoliberalismo es un sistema económico inicuo (385), que está destruyendo a la familia (463-e), y provoca su crisis (479).

Ya próximos a la Navidad sería bueno que en nuestras familias revisemos nuestra manera de consumir, de acumular y distribuir lo bienes y servicios que tenemos. Además, ¿compartimos nuestros bienes y servicios con otras personas fuera del círculo familiar? Y no estaría de más que pronto nos sometamos a estudios clínicos para saber que tanto aire o grasa hemos consumido. Estamos llamados a consolidar desde nuestras familias una economía solidaria y humana.

Agustín, Pbro.

GUADALUPE, NUESTRA MADRE

LE DIJO LA SEÑORA A JUAN DIEGO:

Digno Juan, Digno Juan Diego. Sabe y ten seguro en tu corazón, hijo mío el más desamparado, que yo soy la siempre Virgen, Santa María, madre de El Dios de Gran Verdad…

¿Acaso no soy yo aquí tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y mi resguardo?... Que ya nada te apene ni te dé amarguras. No te aflija la enfermedad de tu tío. Porque no ha de morir de lo que ahora tiene. Ten seguro en tu corazón que ya sanó. (Y en aquel mismo momento sanó su tío, como después se supo).

(Nican Mopohua, vv. 13, 22, 76 y 77)

A partir de 1521, la conquista de los pueblos indígenas en lo que hoy es la República Mexicana, se extendió como una plaga que despojó a nuestros pueblos de su autonomía, su libertad, y en algunos casos su vida.

Con las Apariciones en el Tepeyac en 1531, Dios quiere otra cosa, quiere pueblos libres y dignos, y para que esto se realice, es de absoluta necesidad que los indios y los pobres en general, tomen conciencia de que son depositarios del encargo guadalupano de cambiar la realidad histórica.

Agustín

2008-12-09

FAMILIAS QUE TRANSFORMAN LA REALIDAD

Ciclo B, 3° DomAdv., 14-Dic-2008


“En medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen”
(Jn 1, 26)

En tiempo de Jesús se pensaba que el reino de los cielos estaba reservado sólo para aquellos hombres cumplidores de la ley de Moisés. Las mujeres, los niños y los hombres enfermos o con oficios impuros (como cobrar impuestos) estaban excluidos de la posibilidad de llegar al cielo. A las mujeres se les consideraba impuras, y sólo ganaban un poco de “respeto” si engendraban hijos varones. Las mujeres, sobre todo desde niñas, finalmente tenían que hacer lo que su padre, hermano o marido les impusieran. Es más, eran impuras sólo por el hecho de menstruar y estaban imposibilitadas de heredar, por lo que muchas de ellas siempre fueron pobres. Llegada a la edad suficiente a los niños se les instruía en la ley, mientras que a las mujeres se les marginaba. Los enfermos eran considerados impuros porque se creía que Dios los había castigado por sus acciones pecaminosas.
Sin embargo, Jesús rompe con este molde cultural machista. En muchos pasajes bíblicos lo vemos acercarse a los niños, a los enfermos, con mujeres en general y de mala fama, por ejemplo con la mujer samaritana en el pozo de Jacob. De hecho, hasta llama a algunos de ellos para que sean sus discípulos. Ahora bien, ¿cómo se dio cuenta y cómo le hizo Jesús para actuar de esa manera? Además del Espíritu Santo, seguramente fue María y José, sus padres, quienes le empezaron a inculcar ese respeto hacia las mujeres, los niños y los enfermos. Por eso hará suyas las palabras del profeta: E1 espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres…

En Aparecida se vuelve a proclamar el valor supremo de cada hombre y cada mujer desde su concepción hasta su muerte natural (387-388), y se nos urge a vivir de acuerdo a la dignidad que Dios nos ha dado (389), poniendo especial atención a los Rostros Sufrientes de Cristo (393), y ciertamente entre ellos están los ancianos y enfermos, las mujeres y los niños (402).

En este tiempo de adviento el Señor nos invita, por la voz del Bautista, a redescubrir a aquella persona de la familia y/o de la comunidad, que “no conocemos”, que la hemos excluido del círculo familiar, del grupo apostólico, o bien la hemos maltratado, para anunciarle la buena nueva de Jesucristo, el Mesías.

Agustín, Pbro.

SAN JUAN DIEGO Y N. S. DE GUADALUPE

Dos grandes fiestas en nuestra parroquia se avecinan:
9 de Diciembre: San Juan Diego
12 de Diciembre: N. S. de Guadalupe

2008-12-06

VIVIR EN FAMILIA CON PLENITUD

Ciclo B, 2° DomAdv., 7 de Diciembre de 2008


“Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”
(Mc 1,2)

A sus 31 años Pedro fue sentenciado a cadena perpetua por “revoltoso” y estar en contra de la dictadura de su pueblo. Su esposa Alma y su hija Rumina lo visitaban en la cárcel todos los domingos. En cierta ocasión, Rumina le llevó a su padre un dibujo dobladito entre los pliegues de su calceta, pues estaba prohibido andar metiendo frutas y estas cosas en la cárcel. Al llegar frente a su padre, sacó el dibujo de su calceta y se lo mostró a su papá diciendo: “¡Mira lo que te traje papá!, ¿verdad que es bonito? Era el dibujo de un árbol que estaba iluminado con verde follaje y por todos lados tenía círculos rojos. Pedro le dijo a Rumania, que por ese entonces tenía 8 años, “Pero es un árbol lleno de manzanas. Si te ven los policías seguro que ya no me permitirán verlas a ustedes. La niña le dice al oído: “Papá esto no es un árbol de manzanas, es un árbol lleno de pajaritos que te están cantando…”
Al paso del tiempo Rumina se convirtió en una mujer que estudió literatura en la Universidad a través de una beca. Actualmente vive en España en donde trabaja con niños y niñas que han padecido guerras. En una ocasión la entrevistaron y comentó que esos niños y niñas eran su familia. Decía: “Mi familia me enseñó que la alegría es el antídoto al dolor y que aunque nos quiten la libertad de andar por las calles, nuestra mente y corazón serán siempre libres. Eso es lo quiero para los pequeños… Ellos son mis hijos.”

¿Es mi familia un espacio donde me siento tratado con amor, respeto e igualdad, o por el contrario con humillación, burla y rencor? ¿Puedo tener una vida plena aún cuando mis padres están separados, divorciados, en la cárcel o de emigrante?

Hoy el Señor nos dice Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos (Mc 1,2) Es decir, el Señor nos pide que quitemos toda acción y actitud de maltrato en nuestras familias, y que tengamos más bien actitudes de respeto y cariño. Por su parte el Documento de Aparecida dice: “La vida sólo se desarrolla plenamente en la comunión fraterna y justa” (# 359)

El tiempo de Adviento es tiempo de reflexionar sobre las experiencias familiares que hemos vivido para discernir si han sido gratificantes y plenas, o por el contrario si han sido autoritarias por parte de la mamá o papá, o de ambos.

Agustín, Pbro.