2009-01-23

PRIMERA CONDICIÓN DEL REINO

Ciclo B, Ord3, 25 de Enero de 2009

El Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio

(Mc 1, 15)

JESÚS DE NAZARET empezó su predicación en Galilea anunciando el Reino de Dios y llamando al arrepentimiento. Sus primeros discípulos, al ser discípulos del Bautista, eran personas arrepentidas de sus pecados y tenían una gran disponibilidad. Ahora, para nosotros, existe la tentación de ser muy católicos en el templo e incluso de salir a misión y hasta creer que somos misioneros y al mismo tiempo tratar con la punta del pie al compañero o subalterno, de despojar de sus bienes al vecino o empleado, de asfixiar mi propio cuerpo de drogas o promoverlas, o quizá hasta de hacer daño físicamente. Todo esto y otras realidades más, ¿por qué suceden? ¿Por qué en el mundo de hoy no somos capaces de instaurar el Reino de Dios de una manera más plena? Quizá es porque nos brincamos o nos olvidamos de uno de los pasos del proceso misionero: La Conversión Personal.

EN APARECIDA se dice que las señales del Reino son la vivencia de las bienaventuranzas, la evangelización de los pobres, el acceso de todos a los bienes de la creación, entre otros (AP 383). Destaca también cinco aspectos fundamentales del proceso de formación de los discípulos misioneros: 1) El Encuentro con Jesucristo, 2) La Conversión, 3) El Discipulado, 4) La Comunión, y 5) La Misión. La Conversión es la respuesta de quien ha escuchado al Señor, cree en Él por la acción del Espíritu y se decide a ser su amigo, cambiando su forma de pensar y de vivir. Esta conversión se desarrolla no de manera aislada e individualista sino en comunidad: en familia, en las comunidades de base, en la parroquia. Y, finalmente, el discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de anunciar a Jesucristo y de servir a los más necesitados (AP 278).

QUÉ LES PARECE si nos proponemos la lectura completa del Evangelio de San Marcos desde ahora y hasta la Semana Santa, y que esta lectura nos prepare para una buena Confesión durante la Cuaresma. Qué les parece si procuramos rezar el viacrucis los viernes de Cuaresma y le pedimos a Nuestro Señor Jesucristo nos conceda el don del arrepentimiento y de ser sus discípulos. Qué les parece si nos proponemos practicar de manera más intensa alguna bienaventuranza, de evangelizar a alguna familia que viva en la miseria y de compartir mi dinero con ellos o algún desempleado.

Agustín Pbro.

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