Ciclo B, Navidad-2, 4 de Enero de 2009
“Unos magos de Oriente llegaron a adorarlo”
(Mt 2, 2)
Celebramos la fiesta de la Epifanía del Señor, es decir, la manifestación de que la salvación de Jesucristo es UNIVERSAL, para todas las gentes de todos los lugares, de todos los tiempos. San Mateo lo simboliza con los magos de oriente, quienes sin ser judíos van en busca de la luz, encuentran al Niño Dios, lo adoran y ofrecen regalos. La fiesta de la Epifanía es, pues, una fiesta “misionera” en donde se resalta a los “paganos” y alejados. Ahora bien, ¿por qué siendo tantos católicos en México y en el Mundo, en vez de constatar cada vez la presencia del Reino de Dios (AP 146), constatamos más pobreza y violencia? Porque nos hemos vuelto una Iglesia encerrada en los salones parroquiales o nuestro alcance misionero son sólo los amigos cercanos, o de plano no hemos entendido la naturaleza de la misión.
Aparecida haciendo resonancia del Concilio Vaticano II (LG 9) afirma: Somos Pueblo de Dios que sale al encuentro de los alejados y marginados: 164 y 168). Se trata de visitar a todas las familias (204; 517-i) incluyendo los que se salen de la Iglesia (225) para favorecer su vida sacramental, su participación comunitaria y su compromiso ciudadano (286). El objetivo de la misión es comunicar la vida (360), una vida digna para todos (361). Por ello, habrá que tomar en cuenta el sufrimiento de los pobres (362).
Se nos presentan entonces algunos desafíos para este nuevo años que comenzamos:
“Unos magos de Oriente llegaron a adorarlo”
(Mt 2, 2)
Celebramos la fiesta de la Epifanía del Señor, es decir, la manifestación de que la salvación de Jesucristo es UNIVERSAL, para todas las gentes de todos los lugares, de todos los tiempos. San Mateo lo simboliza con los magos de oriente, quienes sin ser judíos van en busca de la luz, encuentran al Niño Dios, lo adoran y ofrecen regalos. La fiesta de la Epifanía es, pues, una fiesta “misionera” en donde se resalta a los “paganos” y alejados. Ahora bien, ¿por qué siendo tantos católicos en México y en el Mundo, en vez de constatar cada vez la presencia del Reino de Dios (AP 146), constatamos más pobreza y violencia? Porque nos hemos vuelto una Iglesia encerrada en los salones parroquiales o nuestro alcance misionero son sólo los amigos cercanos, o de plano no hemos entendido la naturaleza de la misión.
Aparecida haciendo resonancia del Concilio Vaticano II (LG 9) afirma: Somos Pueblo de Dios que sale al encuentro de los alejados y marginados: 164 y 168). Se trata de visitar a todas las familias (204; 517-i) incluyendo los que se salen de la Iglesia (225) para favorecer su vida sacramental, su participación comunitaria y su compromiso ciudadano (286). El objetivo de la misión es comunicar la vida (360), una vida digna para todos (361). Por ello, habrá que tomar en cuenta el sufrimiento de los pobres (362).
Se nos presentan entonces algunos desafíos para este nuevo años que comenzamos:
1) No ser un obstáculo para todas aquellas personas “pecadoras” que están alejadas de la Misa, de la comunión eucarística y de los grupos apostólicos, creyendo que la salvación es sólo para los que venimos a Misa y/o participamos en la pastoral.
2) Estar abiertos y respetar a todas aquellas personas que no profesan el cristianismo; también Dios se ha manifestado a ellos. Es formidable trabajar juntos a favor del Reino, en el diálogo y la paz.
3) En cuanto a las miles de organizaciones religiosas, muchas de ellas cristianas, que han estando surgiendo en los últimos dos siglos, saber también respetarlas pero sabiendo que algunas de ellas utilizan métodos agresivos de proselitismo y que conviene no ser ingenuos; pero no hay que perder de vista que mucha gente de buena voluntad buscan el sentido de sus vidas a través de múltiples ofertas religiosas, que no ven o encuentran en la Iglesia Católica, lo cual es otro desafío para todos nosotros.
4) Necesitamos salir; no podemos quedarnos tranquilos en nuestros templos (AP 548).
Agustín, Pbro.
Agustín, Pbro.
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