Servicio Bíblico Latinoamericano
Ciclo C Domingo
3 de noviembre de 2013
31º domingo del Tiempo Ordinario
Martín de Porres, religioso (Perú, a. 1639)
Sab 11,22–12,2: Dios ama a todas sus criaturas
Salmo Responsorial 144: Te ensalzaré, Dios mío, mi
rey
2 Tes 1,11–2,2: No pierdan la cabeza por supuestas
revelaciones
Lc 19:1-10: El Hijo del Hombre ha venido a salvar
lo que estaba perdido
La primera lectura es una bella oración
meditativa sobre Dios, que nos posibilita hacer unas reflexiones menos
habituales.
Solemos hablar a y escuchar hablar sobre Dios como algo ya sabido,
como algo que, por definición, no puede necesitar replanteamiento. Ello ha
empezado a cambiar, a la altura de la crisis que atraviesan las religiones,
ante la constatada «crisis de Dios» (Gotteskreise,
Juan Bautista Metz), crisis que ya nadie considera coyuntural o pasajera, sino
epocal. Algo muy profundo está cambiando en la cultura y en la conciencia humana,
que hace que ese concepto central que ha brillado con luz propia en el centro
del firmamento mental de la humanidad durante los últimos milenios, el de Dios,
se opaque y entre en lo que ya Martín Buber llamó el «eclipse de Dios».
La lectura de hoy del libro de la Sabiduría habla muy correctamente a
Dios, y no lo presenta con ninguno de los rasgos menos éticamente adecuados, de
los que hemos tenido que purificar tantas veces la imagen de Dios. No; este
texto presenta una bella e impecable imagen de Dios... sólo que sigue no deja
de utilizar un lenguaje «teísta».
La palabra «Dios» viene de deus
en latín, que a su vez viene de theos
en griego. Aunque el concepto tiene orígenes más antiguos, para nuestra cultura
occidental fueron ellos, los filósofos griegos, quienes lo configuraron
definitivamente. Siempre que decimos dios
estamos evocando el theos griego,
pues nos servimos de un concepto suyo. No importa que a veces queramos matizar
la palabra; la palabra está ya ocupada en nuestra cultura, y el concepto que le
está asociado está registrado en el subconsciente colectivo, como un tipo de
divinidad que está «ahí afuera, ahí arriba», en una especie de segundo piso
celestial, desde donde puede intervenir en nuestro mundo, para revelarse, para
actuar, para reaccionar... en función de su manera de ser, concebida muy
antropomórficamente (los dioses piensan, aman, deciden, se ofenden, se
arrepienten, perdonan... como nosotros, que al fin y al cabo estaríamos hechos
«a su imagen y semejanza» -¿y viceversa?-).
Concebir la razón y el misterio supremos de la Realidad en forma de theos (en sentido genérico), eso es lo
que llamamos «teísmo». Es un «modelo» de representación del Misterio, el que
hemos llamado Dios. Con mucha frecuencia ese «modelo» conceptual nos ha resultado
transparente: no hemos sido conscientes de su mediación. Nos parecía como que
nuestro hablar de Dios evocaba automáticamente su descripción directa, en vez
de caer en la cuenta de que simplemente utilizábamos un modelo (theos), y que al Misterio que denominábamos
con ese nombre, se le puede concebir con otros modelos muy diferentes.
Podríamos, en efecto, pensar -y amar- a la Divinidad de un modo no teísta...
Hay religiones no teístas. El judeo-cristianismo ha tenido una expresión teísta
constante en la historia, pero hoy sabemos que aunque ese modelo teísta nos
haya acompañado de modo permanente, no es esencial al cristianismo, ni resulta
inseparable del mismo.
Más aún. La evolución de la espiritualidad -sin descartar el influjo
de otras religiones- hace sentir a muchos cristianos un no disimulado malestar
ante el uso y abuso del teísmo en nuestra tradición. Son cada vez más los que
abogan por colocar al teísmo en su sitio, en una consideración simplemente
mediacional: es una mediación, con sus ventajas y sus dificultades. Las
dificultades no son pocas, y son crecientes en nuestra sociedad de mentalidad
crítica; no faltan teólogos que postulan su superación. La alternativa al
teísmo no es el ateísmo, obviamente, sino el pos-teísmo: una consideración y una
(no-)representación de la Divinidad más allá del modelo del teísmo...
El tema es profundo y desafiante. Merece la pena prestarle atención,
para no quedarnos en «la fe del carbonero», la fe acrítica, repetitiva y
fundamentalista. (John Shelby SPONG es un obispo-teólogo anglicano -que apenas
ahora está comenzando a ser conocido en el ámbito latino- que está escribiendo
bastante sobre el tema; véase Un
cristianismo nuevo para un mundo nuevo, en la colección Tiempo Axial, http://tiempoaxial.org;
también la Agenda Latinoamericana’2011, dedicada este año al tema de la
religión, aborda en varios artículos el tema del teísmo y la necesidad de renovar
las imágenes de Dios –puede tomarse esa Agenda de su página digital:
latinoamericana.org/digital).
En el evangelio de hoy,
Jesús nos enseña hoy que el Padre–Dios no deja de ser el mismo, siempre
compasivo perdonador, amigo de la vida, siempre saliendo al encuentro de sus
hijos y construyendo con ellos una relación nueva de amor. Las lecturas de este
domingo son una preciosa descripción de este comportamiento de Dios con la
persona humana. Nos dicen que Dios ama entrañablemente todo lo que existe, porque
su aliento de vida está en todas las cosas.
El episodio de la conversión de Zaqueo se encuentra en el itinerario o
“camino” de Jesús hacia Jerusalén y sólo lo encontramos narrado por el
evangelio de Lucas. En él pone de manifiesto el evangelista, una vez más,
algunas de las características más destacadas de su teología: la misericordia
de Dios hacia los pecadores, la necesidad del arrepentimiento, la exigencia de
renunciar a los bienes, el interés de Jesús por rescatar lo que está “perdido”.
Este evangelio es una ocasión excelente para recordar que éstos son los temas
que se destacan en el material particular de la tradición lucana y que resaltan
la predilección de Jesús por los pobres, marginados y excluidos.
El relato nos muestra la pedagogía de Dios, en la persona de Jesús,
hacia aquellos que actúan mal. Dios es paciente y compasivo, lento a la ira y
rico en misericordia, corrige lentamente, respeta los ritmos y siempre busca la
vida y la reconciliación. En este sentido, Dios es definido como “el amigo de
la vida”, y buscando ésta, su auténtica gloria, sale hacia el pecador y lo
corrige, le brinda su amor y lo salva.
Muy seguramente nosotros, por nuestra incapacidad de acoger y
perdonar, no hubiéramos considerado a Zaqueo como un hijo bienaventurado de
Dios, como no lo consideraron sus paisanos que murmuraron contra Jesús
diciendo: “Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador”. Decididamente,
Jesús y sus coetáneos creían en un Dios diferente. Por eso pensaban también de
forma diferente. Para el judaísmo de la época el perdón era cuestión de ritos
de purificación hechos en el templo con la mediación del sacerdote, era un puro
cumplimiento; para Jesús la oferta del perdón se realiza por medio del Hijo del
hombre, ya no en el templo sino en cualquier casa, y con ese perdón se ofrece
también la liberación total de lo que oprime al ser humano.
Por eso, la actitud de Jesús es sorprendente, sale al encuentro de
Zaqueo y le regala su amor: lo mira, le habla, desea hospedarse en su casa,
quiere compartir su propia miseria y su pecado (robo, fraude, corrupción) y ser
acogido en su libertad para la conversión.
La actitud de Jesús es la que produce la conversión que se realiza en
la libertad. Todo lo que le pasa a Zaqueo es fruto del amor de Dios que actúa
en su hijo Jesús, es la manifestación de la misericordia y la compasión de Dios
que perdona y da la fuerza para cambiar. De esta manera la vida se reconstruye
y me puedo liberar de todas las ataduras que me esclavizan, puedo entregarlo
todo, sin miedos y sin restricciones.
Con esta actitud, Zaqueo se constituye en prototipo de discípulo,
porque nos muestra de qué manera la conversión influye en nuestra relación con
los bienes materiales; y en segundo lugar nos recuerda las exigencias que
conlleva seguir a Jesús hasta el final. Aquí la salvación que llega en la
persona de Jesús opera un cambio radical de vida.
No dudemos que Jesús nos está llamando también a nosotros a la
conversión, nos está invitando a que cambiemos radicalmente nuestra vida. No se
lo neguemos, no se lo impidamos. El Señor nos propone unirnos a El, ser sus
discípulos y a ejemplo de Zaqueo ser capaces de despojarnos de todo lo que no
nos permite vivir auténticamente como cristianos. Esta misma experiencia es la
de muchos otros testigos de Jesús que, mirados por El, se convirtieron, renació
su dignidad, y recuperaron la vida. Aceptemos la mirada de Jesús, dejemos que
El se tropiece con nosotros en el camino e invitémoslo a nuestra casa para que
Él pueda sanar nuestras heridas y reconfortar nuestro corazón. No tengamos
miedo, dejémonos seducir por el Señor, por el maestro, para confesar nuestras
mentiras, arrepentirnos, expresar nuestra necesidad de ser justos, devolver lo
que le hemos quitado al otro... No dudemos, Jesús nos dará la fuerza de su perdón.
El Señor está con nosotros para que experimentemos su amor. El ya nos ha
perdonado, por eso es posible la conversión.
El caso de Zaqueo puede ser iluminador para el tema de la opción por
los pobres. En la polémica oficial contra esta opción que sacaron a la luz la
teología y la espiritualidad latinoamericanas, se insistió mucho en que no
podría tratarse sino de una opción «preferencial», no de una «opción por los
pobres» sin más, porque sin aquel adjetivo podría entenderse como una opción
«exclusiva o excluyente»... Pero el adjetivo «preferencial» rebaja y diluye la
esencia de la opción por los pobres, porque quien opta por los pobres
preferencialmente, se entiende que opta también por los ricos, aunque sea menos
preferencialmente... Una opción preferencial es una opción que no acaba de
optar, que no quiere definirse, que no toma partido, que «se queda encima del
muro», como dice la expresión brasileña...
Jesús opta por los pobres, mira la vida desde su óptica, es uno de los
pobres, y comparte con ellos su causa. Evidentemente, no excluye a las personas
ricas, y ése es el caso de Zaqueo. Pero Jesús no es neutral en el tema de
riqueza-pobreza. Su encuentro con Zaqueo no deja a éste indiferente: Jesús lo
desafía a pronunciarse, incluso económicamente. Jesús no excluye a Zaqueo, ni a
ninguna otra persona rica, pero «sí excluye el modo de vida de los ricos»,
exigiéndoles la justicia y el amor. La opción por los pobres no excluye a
ninguna persona (¡al contrario, desearía alcanzar y cambiar a todos los que no
asumen la causa de los pobres!). Lo que excluye es la forma de vida de los
ricos, la opresión y la injusticia. Buen tema éste para enfocar la homilía
sobre la opción por los pobres.
[Cfr J.M. VIGIL, La opción por
los pobres es opción por la justicia, y no es preferencial. Para un
reencuadramiento teológico-sistemático de la opción por los pobres, RELaT
371 (servicioskoinonia.org/relat/371.htm). Y VIGIL (coord.), Sobre la opción por los pobres,
disponible en la biblioteca de Koinonia: servicioskoinonia.org/biblioteca
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 87 de la serie «Un
tal Jesús», de los hnos. López Vigil, titulado «En la rama de un sicómoro». El
guión del capítulo, y su comentario, puede ser tomado de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1400087 Puede
ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap87b.mp3
Para la revisión de vida
Nuestra experiencia de fe no puede quedarse
en un reconocimiento frío y estático de Dios. La fe nos debe llevar a la
conversión, a mejorar nuestra vida y nuestras actitudes, a concretar nuestra
vivencia cristiana en obras, en generosidad, en solidaridad y en servicio a los
demás. Cada uno de nosotros y cada comunidad ha de revisar su práctica de la
misericordia -a la luz de Jesús- buscando testificar con la vida y las palabras
la Novedad del Reino. Un paso ineludible es la constante "experiencia
personal" de la misericordia del Padre; mendigarla, gustarla,
compartirla... ¿Cómo experimento en mi vida la misericordia de Dios? ¿Qué
significa convertirse?
Para la reunión de grupo
-
Adoptar el libro de John Shelby Spong, Un cristianismo nuevo para un
mundo nuevo (Abya Yala, Quito, Ecuador, colección «Tiempo axial»), como guión
de estudio comunitario sobre su propuesta de superación del teísmo.
-
La Agenda Latinoamericana’2011 presenta un breve estudio titulado:
“Creer o no creer en Dios, ya no es la cuestión. El teísmo, un modelo útil pero
no absoluto para ‘imaginar’ a Dios”. Tomarlo como materia de debate y formación
(http://latinoamericana.org/digital).
-
En el trabajo que realizamos como grupo o como comunidad. ¿quiénes
están siendo los destinatarios del anuncio y la práctica de la misericordia?
¿quiénes deben serlo en primer lugar, viendo los destinatarios preferenciales
del anuncio y la práctica de Jesús?.
-
Nuestra vida, ¿está llena de aquella compasión y amistad que nos hace
llorar con quien llora y compartir la alegría del que se siente gozoso, o bien
se limita simplemente a “solucionar problemas”?
Para la oración de los fieles
-
Por cada uno de nosotros, para que encontremos en el camino de nuestra
vida la presencia de Jesús que nos invita al cambio y la conversión.
-
Por los empobrecidos, excluidos y marginados de nuestra sociedad, para
que encuentren manos solidarias que les ayuden a buscar propuestas de cambio y
transformación de su realidad.
-
Por los sacerdotes, religiosos y religiosas, para que se decidan
efectivamente a buscar estilos de vida más austeros como signo y compromiso con
los pobres.
-
Por toda la comunidad, para que en la Iglesia encuentre una casa donde
vivir el perdón y la reconciliación.
-
Por los que tienen la tarea y la responsabilidad de gobernar las
naciones y manejar los recursos económicos, para que sean transparentes,
honestos y leales en el compromiso que el pueblo ha puesto en sus manos.
Oración comunitaria
• Te damos gracias Señor porque en Jesús nos
has manifestado tu rostro amoroso de Padre Misericordioso. Te pedimos que nos
ayudes a cambiar y a transformar nuestras vidas asumiendo actitudes verdaderas
de conversión que se expresen en Justicia, Solidaridad y Amor con nuestros
hermanos. Nosotros te lo pedimos por Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro...
•
Misterio infinito, forma sin forma, presencia sin figura, que superas todas las
formas y modelos de conocimiento, y también toda nuestra capacidad de imaginar
y de pensar... Te evocamos presente en esa desasosegada ausencia siempre
inasequible a nuestro deseo más profundo de encuentro y de unión. Respetamos tu
distancia, y sentimos tu intimidad más íntima que nuestra propia conciencia. Te
sabemos transcendente, hacia la inmanencia más profunda, no desde arriba, sino
aquí abajo, no hacia afuera, sino hacia el totalmente adentro. Y para más
hablarte sin manipular tu imagen, te hablaremos y contemplaremos en silencio...
No hay comentarios:
Publicar un comentario