Servicio Bíblico Latinoamericano
Domingo 8 de
febrero de 2015 - Ciclo B
Domingo quinto del tiempo ordinario
Jerónimo, Emiliano
Job 7,1-4.6-7: Me harto de dolores hasta la noche
Salmo responsorial 146: Alabad al Señor, que sana
los corazones destrozados.
1Cor 9,16-19.22-23: ¡Ay de mí si no anuncio el
Evangelio!
Mc 1,29-39: Jesús cura a la suegra de Pedro y a
otros enfermos
Hoy el
libro de Job nos lo presenta sumido
en un gran sufrimiento. Delante de sus amigos desnuda su corazón, su
desilusión. Ellos, que defienden una teología alejada de la vida, no pueden
comprender la queja de su amigo ni acompañarlo plenamente en su dolor. El grito
de Job está presente en la vida diaria de muchos hombres y mujeres en todos los
rincones del planeta, que enfrentan una vida de lucha y dificultad. Job compara
su existencia con la vida de un «mercenario»; mercenario es quien vende su
lucha, que libra por dinero causas que no son suyas y se fatiga por empresas
que no ama.
El libro de Job, como sabemos, es una joya literaria dentro de la
Biblia hebrea (de la que está tomado nuestro «Primer Testamento»). Es una
reflexión sapiencial sobre ese problema irresoluble, o mejor, sobre ese
misterio eterno que es «el mal». El misterio del mal, su presencia
injustificada en el mundo, ante la cual necesitamos justificar a quienes
podrían resultar implicados por la existencia del mal. A Dios, en primer lugar.
En efecto, la «teodicea» o disciplina filosófica que trata de mostrar la
existencia de Dios, trata en realidad de «justificar» a Dios –como expresa
la etimología misma de la palabra–.
Lo importante del libro de Job no son sus «datos históricos» (que no
existen, pues no es un libro histórico), ni las respuestas de tipo explicativo
que quisiera dar sobre el dolor humano (que estarían hoy absolutamente
sobrepasadas), sino la sabiduría que encierra en sus reflexiones.
En efecto, la ciencia avanza cada día, y no tiene sentido hoy estudiar
la óptica en la obra de Newton por ejemplo, que fue uno de sus fundadores, pues
como ciencia su obra está hoy enteramente sobrepasada. En cambio, no avanzamos
cada día en sabiduría –que no está en el mismo plano de la ciencia–, y hoy la
humanidad sigue viviendo de la sabiduría de personajes como Confucio, Buda,
Sócrates, Jesús... En realidad no hemos avanzado sobre aquella sabiduría
fundamental adquirida hace ya tres mil años... Esa constatación nos permite
escuchar y leer el libro de Job.
Pablo, de manera parecida a Job, se encuentra en una discusión
acalorada con sus interlocutores, en la comunidad de Corinto, en la que grupos fracciones que critican y cuestionan su
autoridad (v.3). Pablo responde haciendo una defensa radical de su misión y
declara su absoluta libertad frente a toda manipulación o poder humano. No se
declara miembro de un movimiento o representante de alguna institución, sino
como un hombre “obligado a cumplir una tarea”. En el imperio Romano era común
la práctica del clientelismo, en la cual el benefactor se convertía en patrón
de quien recibía sus beneficios. El apóstol desea dejar en claro la pureza de
su mensaje, que no está vendido a ningún “cliente”, ni moldeado por ningún
interés personal (v. 17-18). Esta libertad en Cristo, le permite al apóstol ser
un servidor de los demás. No teme amoldarse a las condiciones de vida de los
destinatarios de su mensaje: judíos, seguidores de la ley o rebeldes a ella,
débiles. Pablo anuncia así el Evangelio de la libertad que no se matricula con
la rigidez, ni hace el juego a ningún interés particular o sectario, sino que
es capaz de entrar en diálogo con la diferencia y de llegar a “todas” las
realidades humanas, como una Buena Noticia del amor de Dios.
Esto es precisamente lo que hace Jesús en el evangelio de Marcos: entrar en la vida de las
personas, ser uno de ellos en su cotidianidad. El domingo pasado, lo vimos
sanando a un endemoniado. Hoy, lo acompañamos con Simón y Andrés a la casa de
Pedro. La casa, el lugar íntimo donde se comparte el techo, la mesa. Allí se
encuentra con una anciana enferma, la suegra de Pedro, Jesús se acerca, la toma
de la mano y la levanta. Un gesto tan simple como es el acercarse, y tomar de
la mano hace el milagro de recuperar a esta mujer, que no sólo recupera su
salud, sino su capacidad de servicio. Al atardecer muchos vinieron a buscarlos,
y relata el evangelista que Jesús continuó sanando. Era común en la época de
Jesús que los enfermos fueran tenidos por malditos o poseídos por espíritus
malos, de manera que eran alejados, excluidos y nadie se atrevía a acercarse a
ellos. Jesús, al contrario, se entrega con amor y dedicación a su cuidado,
siendo su servidor.
La práctica de curación, la lucha contra el mal, es decir, la praxis
liberación del ser humano... es la práctica habitual de Jesús. Tan importante
como hacer el bien, es evitar el mal, y luchar contra él: dar la vida en la
tarea de procurar la paz, la salud, el bienestar, la felicidad... a todos
aquellos que la han perdido. Ser cristiano es, entre otras muchas cosas, luchar
contra el mal, no quedarse de brazos cruzados, o ensimismado en los propios
asuntos, cuando vivimos en un mundo con las cifras escalofriantes de pobreza y
miseria que hoy padecemos.
«Anunciar hoy el Reino» no es cuestión de sólo palabras; exige simultáneamente construirlo. La «evangelización», la nuestra, ha de ser como la de Jesús. Su «anunciar» la buena noticia no es cuestión de simplemente transmitir información... sino de hacer, de construir, de luchar contra el mal, de sanar, curar, rehabilitar a los hermanos, ponernos a su servicio, acompañar y dignificar la vida que, en todas sus manifestaciones, es manifestación de la mano creadora de Dios.
El evangelio de este domingo es dramatizado en el capítulo 19 de la
serie «Un tal Jesús», titulado «La suegra de Pedro», de los hnos. López Vigil.
El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1100019 Puede
ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap19b.mp3
La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un
capítulo, el 29, que se titula «¿Curó enfermos?», que puede ser útil para
suscitar un diálogo-debate sobre el tema. Su guión y su audio puede recogerse
en http://www.emisoraslatinas.net/entrevista.php?id=120
La «casa de Pedro» es uno de los lugares obligados de visita
actualmente en Cafarnaúm. Hay numerosos estudios sobre el redescubrimiento, en
este pasado siglo XX, de esta ubicación, hoy prácticamente segura según los
criterios arqueológicos. Puede ser interesante asomarse a este punto concreto,
que, asociadamente, revela mucho sobre el tipo de vivienda y de la forma de
vida en la Palestina de los tiempos de Jesús y en el entorno concreto de sus
discípulos. Sólo como puna pista, puede consultarse GONZÁLEZ ECHEGARAY,
Joaquín, Arqueología y evangelios, Verbo
Divino, Estella 1994, p. 79ss (accesible por internet). Véase también: http://es.wikipedia.org/wiki/Cafarnaúm
Por otra parte, a pesar de que en nuestro imaginario religioso hemos
solido tomar muy a la letra aquello de «el Hijo del Hombre no tiene dónde
reclinar su cabeza», algunos exégetas creen haber demostrado que Jesús tenía
también su casa, y que podía ser una casa en Cafarnaúm, posiblemente compartida
con Pedro... Cfr. NOLAN, Albert, Quién es
este hombre, Sal Terrae, 1981, p. 63-64 (accesible también en internet).
Para la revisión de vida
¿Cómo me afectan los momentos bajos de la
vida, los momentos de cansancio, de depresión, cuando el tiempo se hace largo y
uno echa en falta el entusiasmo del vivir?
¿En
qué momentos de mi vida la imagen lejana que tenía de Dios se ha tornado más
cercana y presente en la vida?
¿Cómo
he alimentado en mí la verdadera libertad de los hijos de Dios?
¿Me
acerco a las personas valorando su condición o juzgo y rechazo a quienes son
diferentes a mí?
Para la reunión de grupo
-
¿Qué está viviendo Job que le hace decir las palabras que escuchamos
de su boca?
-
Ante el dolor y lo problemas, ¿somos capaces de acompañar y respetar a
los otros o simplemente respondemos con frases aprendidas frías e indiferentes?
-
¿Cómo se observa en nuestro entorno la manipulación que se hace del
mensaje de Jesús en beneficio de personas o grupos?
-
¿Cómo podemos desarrollar en nuestro grupo la libertad de anunciar el
Evangelio, sin manipulaciones ni intereses egoístas?
-
¿En qué gestos concretos nos hacemos cercanos a los hermanos que
sufren o están marginados de la sociedad?
Para la oración de los fieles
-
Por quienes sufren el hambre, la guerra y el abandono para que
encuentren en los cristianos personas capaces de acompañar y comprometerse en
el mejoramiento de su vida.
-
Por las Iglesias de Jesús para que defiendan cada día la libertad ante
cualquier forma de poder o manipulación para que puedan ser autenticas
servidoras de la vida.
-
Para que en las Iglesias se supere toda forma de exclusión, dominio, o
alejamiento de la vida y las necesidades de las personas.
-
Para que la evangelización, la catequesis, el servicio pastoral, el
apostolado... sea siempre, en la Iglesia de Jesús, algo que brota del
entusiasmo y se hace por vocación generosa, y no por oficios pastorales
remunerados apetecibles económicamente.
Oración comunitaria
Padre creador, que escuchas y atiendes los
clamores de la humanidad, y que en Jesús nos mostraste el proyecto de Bondad y
libertad para tus hijos e hijas. Haz de nosotros creyentes audaces, que libres
de todo afán de dominio o ganancia, sepamos ser servidores de todos,
especialmente de tus hijos solos y abandonados. Que seamos constructores de un
mundo sin exclusiones en el que todos y todas quepamos con igual dignidad e
iguales oportunidades, para que la humanidad y la creación que sufre pueda
también un día levantarse, y realizarse plenamente en paz y bienestar. Tú que
vives y amas por los siglos de los siglos.
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