COSME CARLOS RÍOS·SÁBADO, 16 DE DICIEMBRE DE 2017
Is 61,1-2a.10-11: Desbordo de gozo con el Señor
Interleccional: Lc 1,46-54: Me alegro con mi Dios
1Tes 5,16-24: El Dios de la paz los santifique
Jn 1,6-8.19-28: En medio de ustedes hay uno que no conocen
Ayer por la noche asistí a una convivencia y en el transcurso alguien leyó una reflexión que refleja la vida de nuestra sociedad en este tiempo de Posadas.
La reflexión presenta a María preocupada y triste porque ve que por todos lados hay arreglos, fiesta, luces, comida, bebida y regalos, pero que no encontró a alguien que se preocupara por su hijo y por los pobres.
El profeta declara que el Espíritu del Señor está sobre él porque lo ha consagrado y lo ha enviado a llevar buenas noticias a los desamparados: a abrir los ojos, romper las cadenas y dejar libres a los oprimidos ya proclamar el año de gracia.
El profeta invita a todo el pueblo que retorna del destierro, a la esperanza pues la acción de Dios es efectiva y eficaz. La Jerusalén que ahora ven arruinada, será en un futuro centro de peregrinaciones a la que acudirán todas las naciones de la tierra.
Parece decir el profeta: Las cosas están difíciles pero podemos salir adelante, Dios no nos abandona.
Aunque haya dificultades al regreso, el Señor ha revestido al pueblo de ropas de salvación, le ha retornado el don de la tierra; el que hace germinar la justicia y la alabanza es el Señor.
Aunque haya dificultades al regreso, el Señor ha revestido al pueblo de ropas de salvación, le ha retornado el don de la tierra; el que hace germinar la justicia y la alabanza es el Señor.
La lectura del evangelio de hoy nos presenta el testimonio de Juan: Él vino como testigo de la luz, y nos cuenta que de Jerusalén los dirigentes judíos enviaron una comisión para preguntarle si era el Mesías o Elías que precedería a la llegada del Mesías.
Juan, al responder, no se reconoce como Mesías, tampoco se reconoce como Elías que ha de venir; sin embargo, sí se reconoce como la voz que clama en el desierto, que preparen la venida del Mesías.
Por ello los enviados preguntan: si no eres nada de eso, entonces ¿por qué bautizas?
Juan responde que su bautismo es un bautismo de agua, (un bautismo purificador, externo), pero hay alguien que traerá un bautismo que purificará a todo el ser humano y ante el cual su bautismo es solo anticipo.
Juan da testimonio de Jesús y le prepara el camino con su discurso, pero sobre todo con su estilo de vida austera y solidaria, que denuncia los excesos de una sociedad que se preocupa por el lujo y la abundante comida.
Vivir el Adviento de acuerdo a lo que nos dice la lectura de Isaías significa para nosotros, los creyentes, vivir una profunda alegría porque Dios quiere cambiar nuestras situaciones inhumanas en un mundo más humano
Vivir el Adviento de acuerdo a lo que nos dice la lectura de Isaías significa para nosotros, los creyentes, tomar consciencia de que fuimos consagrados y enviados a una misión que consiste en hacer que nuestro mundo sea más humano.
Vivir el Adviento conforme al modelo de Juan el Bautizador, nos compromete a ser testigos de Jesús, hablar de su vida y de su proyecto, no sólo con los labios, sino con nuestra forma austera y solidaria de vivir
Diciembre 16 del 2017
Cosme Carlos Ríos
Cosme Carlos Ríos
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