El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga
(Mt 16, 24)
Una sentencia muy fuerte de Jesús hacia sus discípulos. Les dice que para seguirlo es necesario entregarse al servicio de los demás con todas las consecuencias que esto implica, aún hasta el sufrimiento. Sólo así cumpliremos su palabra, seremos dichosos y encontraremos la vida plena en Jesucristo.
Cuando llegamos a este punto en nuestra vida cristiana, que es el momento del compromiso, lo más fácil para todos es sacarle la vuelta. Por eso, seguir a Jesús no es nada fácil. Y más en la cultura actual en la que aprendemos con facilidad, desde nuestras familias y centros de formación, a ser individualistas y a llevar una vida cómoda alejada de las bienaventuranzas. Es decir, optamos por nosotros mismos y tomamos el camino de una vida sólo placentera. Una de las consecuencias más evidentes del individualismo y del despojo es la creciente criminalidad y ola de violencia y secuestros en México.
Aparecida dice que Jesús nos llama a seguirlo y correr su misma suerte (131), puesto que somos misioneros para proclamar la buena nueva de la dignidad humana (103). Ahora bien, los rasgos del discípulo son que Jesucristo sea el centro de nuestra vida, estar familiarizados con la Palabra y con la Eucaristía, insertados en la comunidad eclesial y social, y por último solidarios y misioneros (292). La vida sólo se desarrolla en la comunión fraterna y justa (359).
Desafíos que nos presenta Aparecida para optar por la cruz y seguir a Jesús: Practicar las bienaventuranzas (139). Asumir la pobreza como estilo de vida para ir al encuentro de los hermanos indigentes (540); el pueblo pobre de las periferias necesita sentir la proximidad de la Iglesia (550). Todos los organismos han de estar animados por una espiritualidad de comunión (203).
Agustín, Pbro.
Una sentencia muy fuerte de Jesús hacia sus discípulos. Les dice que para seguirlo es necesario entregarse al servicio de los demás con todas las consecuencias que esto implica, aún hasta el sufrimiento. Sólo así cumpliremos su palabra, seremos dichosos y encontraremos la vida plena en Jesucristo.
Cuando llegamos a este punto en nuestra vida cristiana, que es el momento del compromiso, lo más fácil para todos es sacarle la vuelta. Por eso, seguir a Jesús no es nada fácil. Y más en la cultura actual en la que aprendemos con facilidad, desde nuestras familias y centros de formación, a ser individualistas y a llevar una vida cómoda alejada de las bienaventuranzas. Es decir, optamos por nosotros mismos y tomamos el camino de una vida sólo placentera. Una de las consecuencias más evidentes del individualismo y del despojo es la creciente criminalidad y ola de violencia y secuestros en México.
Aparecida dice que Jesús nos llama a seguirlo y correr su misma suerte (131), puesto que somos misioneros para proclamar la buena nueva de la dignidad humana (103). Ahora bien, los rasgos del discípulo son que Jesucristo sea el centro de nuestra vida, estar familiarizados con la Palabra y con la Eucaristía, insertados en la comunidad eclesial y social, y por último solidarios y misioneros (292). La vida sólo se desarrolla en la comunión fraterna y justa (359).
Desafíos que nos presenta Aparecida para optar por la cruz y seguir a Jesús: Practicar las bienaventuranzas (139). Asumir la pobreza como estilo de vida para ir al encuentro de los hermanos indigentes (540); el pueblo pobre de las periferias necesita sentir la proximidad de la Iglesia (550). Todos los organismos han de estar animados por una espiritualidad de comunión (203).
Agustín, Pbro.
2 comentarios:
Es bueno que después de tus pláticas en la iglesia, puedas leer y aprender mas de la Biblia...excelente....
PARREMEDIOS DIXIT: Gracias por su comentario, saludos
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