2008-10-20

DOMINGO MUNDIAL DE LAS MISIONES

Ciclo A, 29° Dom.Ord. 19 Octubre de 2008


Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones
(Mt 28, 19)

Por el bautismo todos somos misioneros, no sólo los sacerdotes y las religiosas.

Somos misioneros desde nuestra casa con la familia, en el trabajo, en la escuela, es decir, no sólo en los retiros, en los salones del templo y en la Misa.

Somos una Iglesia misionera, por eso es también necesario participar desde la comunidad eclesial en la misión. Es decir, no es suficiente hacer la misión de manera personal, ni siquiera desde mi grupo o movimiento.

La misión no es temporal, mientras dura el gusto. Debe ser permanente. Para ello se requiere abrir muchos centros de misión o pequeñas comunidades o comunidades eclesiales de base: es lo mismo. Lo importante es abrir un nivel de Iglesia en un barrio que permita que las familias vivan su fe.

En la misión participan todos, no sólo los que saben más, los que se saben el rosario, los que se llevan bien con todos, etc. La misión incluye, no margina. Pretender una Iglesia con una pastoral de puras personas seleccionadas es una pretensión diabólica.

Los destinatarios de la misión son todos, pero hay que empezar con los más vulnerables. Por tanto, empieza analizando la realidad, y a la luz de la Palabra y con la fuerza de la Eucaristía se transforma el contexto de los destinatarios en Reino de Dios.

Todos tenemos obligación de cooperar económicamente en la misión, tanto para las tierras lejanas como para la misión local.

No seremos misioneros si primero no somos discípulos de Jesucristo. No seremos discípulos de Jesucristo si no tenemos un corazón disponible para una renovación o conversión personal y pastoral.


Agustín, Pbro.

No hay comentarios: