2010-09-29

El rico epulón

C26, El rico epulón, 26 de Septiembre de 2010

Am 6, 1a. 4-7: ¡Ay de ustedes, que viven tan tranquilos!
Salmo 145: Alaba, alma mía, al Señor.
Lc 16, 19-31: Parábola del rico Epulón

JESÚS DE NAZARET cierra con broche de oro el tema de la tentación del dinero con la parábola del rico epulón. Personaje que le gustaba vestir elegantemente con prendas muy caras y le gustaba banquetear espléndidamente todos los días, pero a la puerta de su casa estaba Lázaro, andrajoso, enfermo y hambriento. Ambos murieron y el rico se fue al infierno... y le suplicaba a Abrahán que mandara a Lázaro a advertir a sus hermanos para que no les pasara lo mismo. Pero Abrahan dijo que tenían a Moisés y a los profetas. La vida eterna se gana con la solidaridad presente, pero el mal uso del dinero es una piedra de tropiezo, y corremos el riesgo de pasar por alto lo realmente importante. Nos preguntamos: Desde el erario público: ¿Cómo gastamos el dinero? ¿Por qué sigue habiendo tanta pobreza, desigualdad y enfermedades en México? Desde las acciones eclesiales: ¿A qué le dedicamos más tiempo: a la misión permanente o a recabar fondos para x proyecto? ¿Qué porcentaje gastamos en la pastoral social, particularmente en los enfermos y hambrientos? Es posible que nuestro apego al dinero impida asomarnos fuera del templo y más aún, que nos mantengamos insensibles ante el enfermo y hambriento.

La Palabra dice que en el juicio final, los que fueron indiferentes en hacer el bien a los más vulnerables preguntarán al Señor que cómo fue, y "Él responderá: Les aseguro que lo que no hicieron a uno de estos más pequeños no me lo hicieron a mí. Éstos irán al castigo perpetuo y los justos a la vida eterna."(Mt 25, 45-46; Mt 6, 19; 16, 26) Por su parte en APARECIDA se dice que el consumismo y la acumulación de bienes nos lleva a un placer inmediato y oscurece el sentido de la vida (AP 357).

QUÉ LES PARECE si dentro del proceso de la misión permanente en que estamos incorporados, nos convencemos de llevarla a cabo principal y directamente en las casas de las pequeñas comunidades que hemos estado promoviendo. Y hacemos un buen análisis de la realidad para detectar a los "Lázaros" hoy en día. El Señor, con la parábola del rico y Lázaro nos invita a no ser atrapados por el dinero. Por tanto, ¡salgamos de nosotros mismos, de nuestros templos y salones parroquiales, y accedamos hasta el Señor presente en los marginados de hoy!

Agustín, Pbro.

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