Cord25, El administrador astuto, 19 de Septiembre de 2010
Salmo: 112: Alaben al Señor, que alza al pobre.
1Tim 2, 1-8: Que se hagan oraciones a Dios, que quiere que todos se salven
Lc 16, 1-13: No se puede servir a Dios y al dinero
JESÚS DE NAZARET vuelve a arremeter contra los fariseos, amantes del dinero (Lc 16, 14), con la parábola del "administrador astuto". Este, acusado de derrochar el dinero de su amo, y sabiendo que pronto será despedido, utiliza una estrategia que hasta será reconocida como astuta por su amo. Decide renunciar a su comisión de administrador que habría de ganar con los deudores de su amo. Esto le permite que al ser despedido, aquellos deudores le den chamba. Eso nos recomienda ahora el Maestro a nosotros: Que aprovechemos el dinero para hacer amigos que nos reciban en la morada eterna. ¿Cómo manejamos nuestro dinero? ¿Lo prestamos a usura? ¿Con intereses altísimos? ¿Acumulamos explotando a los trabajadores? ¿Acumulamos cobrando harto dinero por los servicios básicos? Hoy el evangelio nos invita a invertir nuestro dinero en beneficio de los demás. Podríamos decir que este beneficio podría ser lo justo o rayar en lo generoso, dependiendo de cómo lo hayamos obtenido. ¿En qué invertimos desde la Iglesia? ¿En qué invertimos desde el gobierno?
La Palabra dice que "No pueden estar al servicio de Dios y del dinero" (Lc 16, 13). San Pablo afirma que para los vanidosos "la religión es una fuente de riqueza", y su afán de enriquecimiento los hacer caer "en tentaciones y trampas… que precipitan a los hombres en la ruina y la perdición. La raíz de todos los males es la codicia" (1 Tim 6, 5.9-10). APARECIDA por su parte afirma que "Ante la tentación del consumismo individualista, nuestra opción por los pobres corre el riesgo de quedarse en un plano teórico o meramente emotivo. Por tanto, se nos pide dedicar tiempo a los pobres, escucharlos, acompañarlos, compartir con ellos nuestro tiempo y buscar, desde ellos, la transformación de su situación (Lc 14, 13). / Ser sus amigos." (AP 397-398).
QUÉ LES PARECE si desde la Iglesia invertimos mucho más dinero para la planeación y ejecución de la misión continental permanente: Retiros, talleres, cuadernos, transporte, personal a tiempo completo, etc. Qué les parece si empezamos a conocer cómo ingresa el dinero a las arcas públicas y, lo más importante, cómo se gasta, para luego, ejerciendo nuestros derechos ciudadanos, busquemos la manera de participar cada vez más en las decisiones que tienen que ver con el sistema económico del país.
Agustín, Pbro.
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