JESÚS Y SUS AMIGAS DESAMPARADAS
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA (JN 11, 1-45)Palabra clave: Acompañar
OBJETIVO. Ver cómo Jesús acompaña a sus amigas desamparadas ante la muerte de Lázaro, a fin de que nosotros también acompañemos a las personas que se encuentran desamparadas por diferentes motivos
Preparar: Cruz - Biblia - candela - dibujo ampliado y gráfica de una tumba
Saludo a los participantes
Canto: YA NO TEMO, SEÑOR
http://www.youtube.com/watch?v=UGSWo7304RU&feature=related
CRISTO ESTA CONMIGO,
JUNTO AMI VA EL SEÑOR;
ME ACOMPAÑA SIEMPRE
EN MI VIDA, HASTA EL FIN.
Ya no temo, Señor, la tristeza;
Ya no temo, Señor, la soledad;
Porque eres, Señor, mi alegría;
Tengo siempre tu amistad. /
Ya no temo, Señor, a la noche;
Ya no temo, Señor, la oscuridad;
Porque brilla tu luz en las sombras,
Ya no hay noche, Tú eres luz. /
Ya no temo, Señor, los fracasos;
Ya no temo, Señor, la ingratitud;
Porque el triunfo, Señor, en la vida,
Tú lo tienes, Tú lo das. /Yo no temo, Señor, los abismos,
Ya no temo, Señor, la inmensidad;
Porque eres, Señor, el camino
Y la vida, la verdad. /
Ya no temo, Señor, a la muerte,
Ya no temo, Señor, la eternidad;
Porque Tú estás allá esperando
Que yo llegue hasta Ti. /
Invocar la luz y la fuerza del Espíritu Santo
MIREMOS NUESTRA REALIDAD
Preguntas
Comentar el dibujo ampliado
¿Qué nos recuerda
¿Qué nos hace pensar?
En nuestra comunidad
¿Conocemos personas que estén sólas o desamparadas?
¿Hay alguna persona o institución que haga algo por ellas?
ESCUCHEMOS Y MEDITEMOS JUNTOS LA PALABRA DE DIOS
Introducción: En la última etapa de su vida Jesús conoció la clandestinidad. Tuvo que esconderse como medida de precaución ante el creciente odio de las autoridades (Juan 10, 39-40; 11, 54). Pudo hacerlo en Perea, al otro lado del Jordán
Betania está situada a unos seis kilómetros al este de Jerusalén. Actualmente se puede visitar allí una tumba que la tradición venera como la de Lázaro. Por unas escaleras profundas y estrechas se baja a un reducido espacio en donde hay una mesa de piedra. En ella habría estado el cadáver del hermano de Marta y María. En una de las húmedas paredes están escritas las palabras de Jesús en el evangelio de Juan: «Yo soy la resurrección y la vida».
En tiempos de Jesús las tumbas se construían excavándolas en rocas naturales, en forma de cuevas. A la entrada, para taparlas, se colocaba generalmente una piedra redonda que podía girar como una enorme rueda.
Ante la tumba de su amigo Lázaro, Jesús invocó al Dios de la vida con las palabras del profeta Ezequiel (Ezequiel 37, 1-14), que anunciaban para los tiempos mesiánicos la superación de todos los dolores y también de la muerte. El profeta del Antiguo Testamento proclamó la solemne resurrección de los huesos secos del pueblo oprimido de Israel
Abrimos nuestros corazones a la Palabra de Dios, cantando un himno de alabanza...
Lector(a): (Cita bíblica (Jn 11, 1-45)
Hacemos un rato de silencio, para que la Palabra de Dios pueda anidar en nuestros corazones...
Animador(a): Vamos a descubrir juntos lo que Dios nos quiere decir en este texto:
Preguntas
¿Dónde sitúa San Juan este episodio?
¿Quiénes forman la familia?
¿Qué sentía Jesús por Marta, María y Lázaro?
¿Qué dice claramente Jesús a sus discípulos?
¿Cuáles son las palabras de Marta para Jesús?
¿Qué responde Jesús?
¿Cuáles son las palabras de María para Jesús?
¿Qué responde Jesús?
¿Cuál es el mensaje que nos dan las palabras de Jesús?
¿Qué mensaje nos da la presencia consoladora de Jesús al lado de sus amigas desamparadas?
¿Qué vamos a hacer nosotros para actualizar las palabras y la presencia consoladora de Jesús?
CELEBREMOS JUNTOS LA PALABRA DE DIOS
Animador(a): Alegres por la presencia consoladora de Jesús hagamos nuestra oración final.
Nos ponemos en círculo y vamos diciendo cada uno nuestra súplica por los hermanos desamparados que conocemos
Oremos con el Salmo 37, 28ss: Pues el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles; pero destruye a los malvados
Conclusión: Nuestros Obispos en el documento de Aparecida nos dicen
DA 7. La fe en Dios amor y la tradición católica en la vida y cultura de nuestros pueblos son sus mayores riquezas. Se manifiesta en la fe madura de muchos bautizados y en la piedad popular que expresa “el amor a Cristo sufriente, el Dios de la compasión, del perdón y la reconciliación (…), - el amor al Señor presente en la Eucaristía (…), - el Dios cercano a los pobres y a los que sufren, - la profunda devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe, de Aparecida o de las diversas advocaciones nacionales y locales”. Se expresa también en la caridad que anima por doquier gestos, obras y caminos de solidaridad con los más necesitados y desamparados. Está vigente también en la conciencia de la dignidad de la persona, la sabiduría ante la vida, la pasión por la justicia, la esperanza contra toda esperanza y la alegría de vivir aún en condiciones muy difíciles que mueven el corazón de nuestras gentes. Las raíces católicas permanecen en su arte, lenguaje, tradiciones y estilo de vida, a la vez dramático y festivo, en el afrontamiento de la realidad. Por eso, el Santo Padre nos responsabilizó más aún, como Iglesia, en “la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios”
Cosme
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