2011-07-12

Déjenlos crecer juntos hasta la siega

16º DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO: (MT 13, 24-43)
DEJENLOS CRECER JUNTOS HASTA LA SIEGA

Palabra clave: Dejar
OBJETIVO: Entender que Dios permite que existan los malos en el mundo como una oportunidad de que cambien, a fin de que nosotros también ofrezcamos una oportunidad de cambiar  a las personas que hacen el mal entre nosotros
Preparar: Cruz - Biblia - candela - dibujo ampliado
ENTRADA
Saludo a los participantes
Canto:
Invocar la luz y la fuerza del Espíritu Santo

MIREMOS NUESTRA REALIDAD
Contemplar el dibujo ampliado
¿Qué vemos? ¿Qué nos hace pensar? ¿Qué nos recuerda?
Preguntas
¿Existen entre nosotros actos de vandalismo?
¿Quiénes los realizan con mucha frecuencia?
¿Cómo reaccionan las personas de la comunidad?
Tú ¿Qué piensas de esas reacciones?

ESCUCHEMOS Y MEDITEMOS JUNTOS LA PALABRA DE DIOS
Introducción: En Palestina crece una variedad de cizaña, la llamada “cizaña venenosa”, que es una hierba mala muy parecida al trigo. Cuando está creciendo, apenas se distingue de éste. Si hay mucha de esta hierba mala en el campo resulta peligroso escardar la cizaña antes de tiempo, porque sus raíces podrían estar enredadas bajo la tierra con las del trigo.
Los campesinos acostumbran aprovechar la cizaña dejándola secar y usándola después para hacer fuego. Palestina es una tierra muy pobre en bosques y escasea el material combustible.   Cuando el trigo estaba listo, se segaba con hoces y se trillaba con ayuda del ganado o de tablas de madera con dientes de pedernal en su parte inferior. Después, se aventaba el grano con horquillas de madera para separarlo de la paja.

Abrimos nuestros corazones a la Palabra de Dios, cantando un himno de alabanza...
Lector(a): (Cita bíblica MT 13, 24-43)
Hacemos un rato de silencio, para que la Palabra de Dios pueda anidar en nuestros corazones...
Animador(a):
Vamos a descubrir juntos lo que Dios nos quiere decir en este texto:
Preguntas
¿Con qué compara Jesús el Reino?
¿Qué le pasó al hombre que sembró buena semilla en su campo?
¿Qué le proponían los trabajadores?
¿Qué respondió el hombre?
¿Qué mensaje nos da el propietario a nosotros hoy frente al vandalismo?
¿Qué vamos a hacer para ayudar a las personas de nuestra comunidad a que ofrezcan a los muchachos oportunidades de cambiar?

CELEBREMOS JUNTOS LA PALABRA DE DIOS
Animador(a):
Oremos con el Salmo 86 (85): Tú, Señor, eres bueno y clemente

Conclusión: Nuestros Obispos en el documento de aparecida nos dicen:
DA 65 Esto nos debería llevar a contemplar los rostros de quienes sufren. Entre ellos están las comunidades indígenas y afrodescendientes, que en muchas ocasiones no son tratadas con dignidad e igualdad de condiciones; muchas mujeres que son excluidas, en razón de su sexo, raza o situación socioeconómica; jóvenes que reciben una educación de baja calidad y no tienen oportunidades de progresar en sus estudios ni de entrar en el mercado del trabajo para desarrollarse y constituir una familia; muchos pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la economía informal; niños y niñas sometidos a la prostitución infantil, ligada muchas veces al turismo sexual; también los niños víctimas del aborto. Millones de personas y familias viven en la miseria e incluso pasan hambre. Nos preocupan también quienes dependen de las drogas, las personas con capacidades diferentes, los portadores y víctima de enfermedades graves como la malaria, la tuberculosis y VIH - SIDA, que sufren de soledad y se ven excluidos de la convivencia familiar y social. No olvidamos tampoco a los secuestrados y a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo, de conflictos armados y de la inseguridad ciudadana. También los ancianos, que además de sentirse excluidos del sistema productivo, se ven muchas veces rechazados por su familia como personas incómodas e inútiles. Nos duele, en fin, la situación inhumana en que vive la gran mayoría de los presos, que también necesitan de nuestra presencia solidaria y de nuestra ayuda fraterna. Una globalización sin solidaridad afecta negativamente a los sectores más pobres. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y opresión, sino de algo nuevo: la exclusión social. Con ella queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y “desechables”.

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