Servicio Bíblico Latinoamericano
Domingo 27 de octubre de 2013
Domingo 27 de octubre de 2013
30º domingo del Tiempo Ordinario
Bartolomé de Bregantia, obispo (a. 1270)
Eclo 35,12-14.16-18: Los gritos del pobre
atraviesan las nubes
Salmo Responsorial 33: Cuando el pobre llama, el
Señor le escucha
2 Tim 4,6-8.16-18: Ahora me aguarda la corona
merecida
Lc 18,9-14: Quien se humilla será exaltado
La mayor
parte de las parábolas de Jesús tienen como telón de fondo la vida de las
aldeas de Galilea y refleja distintas experiencias de vida del campesinado.
Solamente unas pocas se salen de este marco. Una de éstas es la del fariseo y el recaudador que se sitúa en
contexto urbano y, más en concreto, en la ciudad de Jerusalén: en el recinto
del templo, el lugar propicio para obtener la purificación y redención de los
pecados.
La influencia y atracción del templo para los judíos se extendía
incluso más allá de las fronteras de Palestina, como lo mostraba claramente la
obligación del pago del impuesto al templo por parte de los judíos que no
vivían en Palestina. Pagar ese impuesto se había convertido en tiempos de Jesús
en un acto de devoción hacia el templo, porque éste hacía posible que los
judíos mantuviesen una relación saludable con Dios.
En tiempos de Jesús, el cobro
de impuestos no lo hacían los romanos directamente, sino indirectamente,
adjudicando puestos de arbitrios y aduanas a los mejores postores, que solían
ser gente de las élites urbanas o aristocracia. Estas élites, sin embargo, no
regentaban las aduanas, sino que, a su vez, dejaban la gestión de las mismas a
gente sencilla, que recibía a cambio un salario de subsistencia. Los
recaudadores de impuestos practicaban sistemáticamente el pillaje y la
extorsión de los campesinos. Debido a esto, el pueblo tenía hacia estos
cobradores de impuestos la más fuerte hostilidad, por ser colaboracionistas con
el poder romano. La población los odiaba y los consideraba ladrones. Tan
desprestigiados estaban que se pensaba que ni siquiera podían obtener el
arrepentimiento de sus pecados, pues para ello tendrían que restituir todos los
bienes extorsionados, más una quinta parte, tarea prácticamente imposible al
trabajar siempre con público diferente. Esto hace pensar que el recaudador de la parábola era un blanco
fácil de los ataques del fariseo, pues era pobre, socialmente vulnerable,
virtualmente sin pudor y sin honor, o lo que es igual, un paria considerado
extorsionador y estafador.
En su oración, el fariseo aparece centrado en sí mismo, en lo que
hace. Sabe lo que no es: ladrón, injusto
o adúltero; ni tampoco es como ese recaudador, pero no sabe quién es en
realidad. La parábola lo llevará a reconocer quién es, precisamente no por lo
que hace (ayunar, dar el diezmo...), sino por lo que deja de hacer
(relacionarse bien con los demás).
El fariseo decimos que ayuna dos veces por semana y paga el diezmo de
todo lo que gana. Hace incluso más de lo que está mandado en la Torá. Pero su
oración no es tan inocente. Lo que parecen tres clases diferentes de pecadores
a las que él alude (ladrón, injusto, pecador) se puede entender como tres modos
de describir al recaudador. El recaudador, sin embargo, reconoce con gestos y
palabras que es pecador y en esto consiste su oración.
El mensaje de la parábola es sorprendente, pues subvierte el orden
establecido por el sistema religioso judío: hay quien, como el fariseo, cree
estar dentro, y resulta que está fuera; y hay quien se cree excluido, y sin
embargo está dentro.
En el relato se ha presentado
al fariseo como un justo y ahora se dice que este justo no es reconocido; debe
haber algo en él que resulte inaceptable a los ojos de Dios. Sin embargo, el
recaudador, al que se nombra con un despectivo “ése”, no es en modo alguno
despreciable. ¿Qué pecado ha cometido el fariseo? Tal vez solamente uno: mirar
despectivamente al recaudador y a los pecadores que él representa. El fariseo
se separa del recaudador y lo excluye del favor de Dios.
Dios, justificando al pecador sin condiciones, adopta un
comportamiento diametralmente opuesto al que el fariseo le atribuía con tanta
seguridad. El error del fariseo es el de ser “un justo que no es bueno con los
demás”, mientras que Dios acoge graciosamente incluso al pecador. Esta parábola
proclama, por tanto, la misericordia como valor fundamental del reino de Dios.
Con su comportamiento el recaudador rompe todas las expectativas y esquemas,
desafía la pretensión del fariseo y del templo con sus medios redentores y
reclama ser oído por Dios, ya que no lo era por el sistema del templo y por la
teología oficial, representada por el fariseo.
Si la interpretación de la parábola es ésta, entonces se puede
vislumbrar por qué Jesús fue estigmatizado como amigo de recaudadores y de
pecadores y por qué fue crucificado finalmente por las élites de Jerusalén con
la ayuda de los romanos y el pueblo.
En esta parábola se cumple lo que leemos en la primera lectura del libro del Eclesiástico: “Dios no es parcial
contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido, no desoye los gritos del
huérfano o de la viuda cuando repite su queja”. Dios está con los que el
sistema ha dejado fuera. Como estuvo con Pablo de Tarso, como se lee en la segunda lectura, que, a pesar de no
haber tenido quien lo defendiera, sentía que el Señor estaba a su lado, dándole
fuerzas.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 80 de la serie «Un
tal Jesús», de los hnos. López Vigil, titulado «El piadoso y el granuja». El
guión del capítulo, y su comentario, puede ser tomado de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1400080
Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap80b.mp3
Para la revisión de vida
Analicemos : ¿cómo es mi manera de tratar con
Dios?
¿Cómo
hago oración? ¿Me creo mejor que los demás?
¿Tengo
conciencia de mi ser pecador? ¿Soy humilde ante Dios y ante los hermanos?
¿Abro
mi corazón al amor gratuito de Dios?
Para la reunión de grupo
-
¿Qué actitudes "farisaicas" conocemos: en el mundo, en la
Iglesia, en nuestro país, en nuestro ambiente...?
-
¿Qué es lo esencial del "fariseísmo"? ¿Por qué es contrario
al Evangelio?
-
¿Tenemos algo también nosotros de ello? ¿Cómo podríamos evitarlo? ¿Qué
podemos hacer para comprometernos en la superación del fariseísmo en la
sociedad y en la Iglesia?
-
«Dios no es parcial contra el pobre»... Ser «neutral entre ricos y
pobres», ¿es la actitud de Dios? ¿Se puede ser neutral en la lucha de clases (o
el “conflicto de intereses sociales”)? ¿Se puede vivir una vida en plenitud sin
definirse ante los pobres y desheredados?
-
Buena ocasión para estudiar de nuevo en el grupo la «opción por los
pobres». En la Revista Electrónica Latinoamericana de Teología (http://servicioskoinonia.org/relat)
y en la biblioteca de Koinonía (http://servicioskoinonia.org/biblioteca) hay
artículos y algún libro completo sobre el tema (públicamente disponibles).
Para la oración de los fieles
-
Para que el Señor nos dé a todos el conocimiento íntimo de nuestras
limitaciones y de nuestros pecados, de forma que nunca despreciemos a los
demás, roguemos al Señor.
-
Para que seamos humildes, "andando en la verdad", sin
enorgullecernos ni infravalorarnos,
-
Para que nuestras comunidades sean ejemplo de relaciones fraternas
maduras, donde cada uno ponga todos sus dones al servicio de los demás y todos
valoren los dones -pequeños o grandes- que Dios dio incluso al más pequeño de
los hermanos...
-
Para que la Iglesia dé al el mundo el ejemplo de ser una comunidad en
cuyo seno sus miembros no buscan el poder ni el arribismo, sino el servicio
desinteresado y humilde...
-
Para que la comunidad cristiana, siempre esté del lado de los pobres,
tomando partido incondicionalmente por la Justicia y por los «injusticiados»...
Oración comunitaria
• Dios Padre Nuestro, cuyo Hijo se encarnó en
nuestro linaje humano despojándose de sus títulos de gloria y pasando por
"uno de tantos": enséñanos a caminar tras sus huellas, poniendo
nuestro corazón sinceramente en la verdadera gloria: el dar nuestra vida
humildemente en el amor y el servicio. Así te lo pedimos gracias al ejemplo que
nos dio Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina, y lucha y camina con
nosotros, en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los
siglos. Amén.
•
Oh Dios, Padre-Madre nuestro, Amor sin límites, totalmente parcializado hacia
la Justicia, en favor de los injusticiados, de todos aquellos que sufren la
explotación o marginación, excluidos de la fraternidad-sororidad. Haznos
apasionados luchadores por la Utopía-Reino del «otro mundo posible» que nos anunció
Jesús, e imitadores radicales de su opción por los pobres. Nosotros te lo
pedimos apoyados en Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro. Amén.
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