30 de abril de 2016
Cpas06, Fidelidad a Jesús, a su palabra
Hch 15,1-2.22-29: Hemos decidido no imponerles más cargas
que las indispensables
Salmo 66: ¡Oh Dios, que todos los pueblos te alaben!
Ap 21,10-14.22-23: Me enseñó la ciudad santa, que bajaba
del cielo
Jn 14,23-29: El Espíritu Santo les recordará lo que les
he dicho
Estamos
acostumbrados a que los asuntos importantes en la Iglesia los resuelvan las
autoridades; tenemos miedo o desconfianza de hacerlo en Asambleas; dejamos que
los demás decidan por nosotros.
Nos consideramos
discípulos de Jesús, afirmamos que lo queremos, pero nos falta preguntarnos si
conocemos y ponemos en práctica las palabras que Él nos enseñó: su Evangelio.
A pesar de que
profesamos que Dios está en todas partes, nos encerramos en los templos para
rendir culto a Dios: evidentemente el templo es el lugar de la comunidad, pero,
no el único.
En el capítulo 13, el libro de los Hechos nos refiere que el Espíritu Santo pidió a la
comunidad de Antioquía de Siria que les separara a Pablo y a Bernabé para una
misión. Pablo y Bernabé emprenden el viaje misionero y acuden en primer lugar a
las sinagogas de los judíos, presentando la persona de Jesús, su vida, su
Muerte y Resurrección como único medio de salvación.
Los judíos,
aferrados a que la salvación viene por la observancia de la Ley de Moisés,
rechazan la predicación de Pablo y Bernabé y provocan una fuerte persecución en
contra de ellos. Entonces Pablo y Bernabé toman la firme determinación de
realizar su misión fuera del mundo Judío: ahí van formando pequeñas comunidades
a las que no se les exige la práctica de la circuncisión.
Regresan a su
comunidad de Antioquía de Siria y cuentan cómo Dios ha abierto a los paganos
las puertas de la fe. Esto, que para ellos era motivo de profunda alegría, es
escándalo para algunas personas venidas de Judea que piden que se les exija la
práctica de la circuncisión, provocando con ello una violenta discusión.
Para resolver el
asunto se decide presentarlo a las autoridades de Jerusalén, quienes deciden
tratar el asunto en una asamblea. La solución que salió de la Asamblea dice: “Hemos decidido de común
acuerdo” “El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles
ninguna carga más que las indispensables”.
Por fidelidad a la palabra de Jesús, se busca en Asamblea la
respuesta a las nuevas situaciones.
La lectura del Apocalipsis que se nos propone hoy, supone una verdadera
revolución en la manera de entender las relaciones del hombre con Dios. En la
antigua religión el hombre tenía que salir del mundo profano y entrar en
recintos sagrados para encontrarse con Dios: Dios no estaba más que
en algunos lugares consagrados a él. A partir de ahora todo será distinto.
Ya no es necesario
que haya templos, porque Dios ha elegido para vivir una residencia nueva: el
ser humano, la persona que elige el amor como forma de vida, el grupo en el que
se ha establecido el amor como única norma de convivencia.
Es la ciudad nueva
que describe el libro del Apocalipsis.
Jesús nos dice hoy:
“El que me ama guardará mi palabra” El dio en la clave:
amarlo a él equivale a guardar su palabra, llevándola a la práctica. Y su
palabra, mensaje, no fue otra cosa que la fidelidad al pueblo por el que hay
que desvivirse; el servicio incondicional; la abolición de las nuevas
esclavitudes, la construcción de una sociedad diferente.
No es fácil guardar
esta palabra del Maestro. Supondrá una fuerte lucha contra los que, desde
arriba, traten de conservar sus privilegios; contra los que, desde abajo,
pretendan excusar o exculpar su pasividad; y contra los que, desde el medio no
toman partido,
Por guardar la
palabra del Padre, Jesús sufrió la persecución, el rechazo, la soledad y el
abandono de todos. Algo similar sucederá a todos los que hayan ligado su suerte
a la del pueblo como Jesús.
- Ser fieles a la palabra de Jesús implica para nosotros, hoy, entender las nuevas situaciones y los nuevos problemas por los que estamos pasando y buscar en Asamblea la palabra orientadora de Jesús.
- Ser fieles a la palabra de Jesús implica para nosotros, hoy, rendir culto a Dios en los diferentes lugares que manifiestan su presencia sobre todo en el ser humano, principal imagen de Dios y en la comunidad que vive el amor de Jesús.
- Ser fieles a la palabra de Jesús implica para nosotros, hoy, esforzarnos por conocer la Palabra de Jesús en el Evangelio y convertirla en norma de nuestra vida
Cosme Carlos Ríos
Abril 29 del 2016
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