2008-07-15

LAS PARÁBOLAS DEL REINO

Ciclo A, 16° Dom.Ord., 20 de Julio de 2008


LAS PARÁBOLAS DEL REINO
El trigo y la cizaña, la semilla de mostaza y la levadura que fermenta
(Mateo 13, 24-43)


El Reino de los Cielos es un nuevo estilo de vida en donde impera fundamentalmente la Justicia. Ahora, el Maestro nos enseña que el Reino es Incluyente, es decir, cabemos todos: buenos y malos. También nos enseña que el Reino tiene muy pocos y débiles ciudadanos, pero sus acciones se van convirtiendo poco a poco en obras maravillosas, como un árbol frondoso en el semidesierto, y van fermentando la sociedad.

En México y América Latina muchos son los católicos que no tienen conciencia de su misión de ser sal y fermento en el mundo (DAP 286). Además, la cultura del mundo actual está marcado por un fuerte individualismo y una fragmentación social que está dando como resultado familia y grupos sociales excluidos y muchas veces discriminados, entre ellos, los niños, las mujeres, los adultos mayores, los desempleados y los migrantes (65). Hasta en la Iglesia tenemos la tentación de regirnos por criterios excluyentes, por ejemplo, la preparación académica, el estrato social, la imagen, etc. Se nos puede olvidar que pretender una Iglesia de puros buenos y eficientes es una pretensión diabólica.

El Documento de Aparecida dice que ser “familia latinoamericana implica una experiencia de fraternidad y solidaridad. / América Latina es La ‘Patria Grande’ se decía en Santo Domingo. / Y será realmente grande cuando los sea para todos, con mayor justicia, porque es una contradicción que el Continente del mayor número de católicos sea también el de mayor inequidad social.” (DAP 525-527). Los cristianos estamos llamados a “actuar a manera de fermento en la masa para construir una ciudad temporal que esté de acuerdo con el proyecto de Dios.” (505). Los cristianos estamos llamados a “promover la cultura del compartir” (540), y a “promover una ciudadanía universal en la que no haya distinción de personas” (414).

La Palabra de Dios, pues, nos invita a aceptar y convivir con todas las personas, buenas o malas, con sus diferentes culturas, muchas veces distintas y hasta opuestas a la nuestra, para ir construyendo una familia latinoamericana y universal, cuyo sello sea la Justicia.

Agustín, Pbro.

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