Ciclo A, 33° Dom.Ord., 16 de Noviembre de 2008
“Te felicito, siervo bueno y fiel”(Mt 25, 23)
INTRODUCCIÓN. Hoy escucharemos una llamada de Jesús al Trabajo y a la Vigilancia, con la hermosa parábola de “Los Talentos”, la cual consta de tres partes: 1) El Señor encomienda la hacienda a sus servidotes, 2) Los servidores negocian los talentos que se les han confiado, 3) El Señor regresa y pide cuentas a sus servidores.
EL SIERVO PEREZOSO. Con toda intención la parábola se centra en el empleado inútil y perezoso. Todas las razones que tuvo el siervo perezoso para esconder el talento desprestigian al amo: hombre duro, que recoge lo que no siembra. El temor a una reacción peor lo obliga a ocultar en tierra el talento del amo. Cuando el amo reclama al siervo, este le responde con indolencia: aquí tienes lo tuyo. El amo reacciona de acuerdo con las palabras del siervo y lo tacha de Malo y Perezoso.
El siervo al conocer cómo es su señor, hubiera puesto el dinero en el banco para recibir al menos los réditos; pero su indolencia ni eso le permite hacer. En definitiva el siervo no quiere explotar sus capacidades personales, aún cuando fueran mínimas. Un doble castigo presenta la parábola: El siervo es despojado del talento que se le había confiado, y será arrojado por su inutilidad a las tinieblas, símbolo de la separación definitiva del Reino de Dios. El talento, propiedad del amo, y que no debe quedar sin dar fruto, se le dará al que tiene diez.
ENSEÑANZA. Es evidente que el empleado inútil representa a las personas que no se esfuerzan por sacarle provecho a las cualidades y dones que recibieron de Dios. Jesús quiere recordar que no se conseguirán premios del cielo si primero no se han hecho esfuerzos ni se han corregido riesgos. El MEJOR TALENTO es nuestra capacidad de amar a Dios y al prójimo. Es un talento que debemos ir repartiendo entre los pobres, enfermos, angustiados, entre los familiares, vecinos y todos los que vengan en busca de un favor.
David, Pbro.
“Te felicito, siervo bueno y fiel”(Mt 25, 23)
INTRODUCCIÓN. Hoy escucharemos una llamada de Jesús al Trabajo y a la Vigilancia, con la hermosa parábola de “Los Talentos”, la cual consta de tres partes: 1) El Señor encomienda la hacienda a sus servidotes, 2) Los servidores negocian los talentos que se les han confiado, 3) El Señor regresa y pide cuentas a sus servidores.
EL SIERVO PEREZOSO. Con toda intención la parábola se centra en el empleado inútil y perezoso. Todas las razones que tuvo el siervo perezoso para esconder el talento desprestigian al amo: hombre duro, que recoge lo que no siembra. El temor a una reacción peor lo obliga a ocultar en tierra el talento del amo. Cuando el amo reclama al siervo, este le responde con indolencia: aquí tienes lo tuyo. El amo reacciona de acuerdo con las palabras del siervo y lo tacha de Malo y Perezoso.
El siervo al conocer cómo es su señor, hubiera puesto el dinero en el banco para recibir al menos los réditos; pero su indolencia ni eso le permite hacer. En definitiva el siervo no quiere explotar sus capacidades personales, aún cuando fueran mínimas. Un doble castigo presenta la parábola: El siervo es despojado del talento que se le había confiado, y será arrojado por su inutilidad a las tinieblas, símbolo de la separación definitiva del Reino de Dios. El talento, propiedad del amo, y que no debe quedar sin dar fruto, se le dará al que tiene diez.
ENSEÑANZA. Es evidente que el empleado inútil representa a las personas que no se esfuerzan por sacarle provecho a las cualidades y dones que recibieron de Dios. Jesús quiere recordar que no se conseguirán premios del cielo si primero no se han hecho esfuerzos ni se han corregido riesgos. El MEJOR TALENTO es nuestra capacidad de amar a Dios y al prójimo. Es un talento que debemos ir repartiendo entre los pobres, enfermos, angustiados, entre los familiares, vecinos y todos los que vengan en busca de un favor.
David, Pbro.
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