Ciclo B, Cuaresma1, 1 de Marzo de 2009
Permaneció en el desierto cuarenta días y fue tentado por Satanás
Permaneció en el desierto cuarenta días y fue tentado por Satanás
(Mc 1, 13)
JESÚS DE NAZARET impulsado por el Espíritu Santo se dirigió al desierto en donde fue tentado por Satanás. El evangelista Marcos describe cómo vivía Jesús en el desierto, y sobre el inicio de su predicación en Galilea anunciando la llegada del Reino de Dios. El Reino de Dios ha llegado pero, para alcanzarlo, se requiere una conversión permanente. Ahora bien, ¿qué es el Reino de Dios? ¿Cuáles son las tentaciones más fuertes que obstaculizan la Misión del Reino? ¿Qué significa conversión? Me parece que las tentaciones más fuertes en relación a la Misión Permanente son: “No tengo tiempo”, “no puedo, no estudié”, “no soy digno de entrar”, “como nadie quiere y el que quiere no sabe, entonces todo lo tengo que hacer yo”, “no te juntes con aquella persona porque es mala onda”, “aquí en el templo estamos muy a gusto, ¿para qué salir a asolearte?”
EN APARECIDA nos recuerdan los Obispos que Jesús nos ha encomendado ser misioneros para anunciar el Evangelio del Reino (144 y 131). Un Reino en donde hagamos visible el amor misericordioso del Padre, especialmente a los pobres y pecadores (147). Por tanto, no se trata de una misión fuera de este mundo (148), sino más bien se trata de transformar el mundo en estructuras justas (210). Sin embargo, hay tentaciones. Jesús mismo, cuando se preparaba a su misión fue tentado en el desierto, pero con la oración y el ayuno discernió la voluntad del Padre y venció las tentaciones de seguir otros caminos (149). ¿De cuáles caminos se trata? Algunos son la comodidad, el estancamiento y la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres (362). Por esto, todos estamos llamados a una permanente conversión personal, pastoral y eclesial (366-367). No habrá estructuras nuevas si no hay hombres y mujeres nuevas (538).
QUÉ LES PARECE si dedicamos tiempo a la ORACIÓN Y AYUNO, para disponemos a discernir la voluntad del Padre y, con su misericordia, vencer las tentaciones de seguir otros caminos. Qué les parece si nos animamos a ser misioneros al estilo de Jesús, pobre y dispuesto a la cruz (AP 30); tomar en cuenta el contexto histórico donde la gente vive (367); sectorizar la parroquia para acercarnos más a la gente (372); organizarnos de modo comunitario para que las parroquias sean casas y escuelas de comunión (170). Qué les parece si convertimos a la parroquia en “una red de comunidades y grupos, capaces de articularse” (172).
Agustín Pbro.
JESÚS DE NAZARET impulsado por el Espíritu Santo se dirigió al desierto en donde fue tentado por Satanás. El evangelista Marcos describe cómo vivía Jesús en el desierto, y sobre el inicio de su predicación en Galilea anunciando la llegada del Reino de Dios. El Reino de Dios ha llegado pero, para alcanzarlo, se requiere una conversión permanente. Ahora bien, ¿qué es el Reino de Dios? ¿Cuáles son las tentaciones más fuertes que obstaculizan la Misión del Reino? ¿Qué significa conversión? Me parece que las tentaciones más fuertes en relación a la Misión Permanente son: “No tengo tiempo”, “no puedo, no estudié”, “no soy digno de entrar”, “como nadie quiere y el que quiere no sabe, entonces todo lo tengo que hacer yo”, “no te juntes con aquella persona porque es mala onda”, “aquí en el templo estamos muy a gusto, ¿para qué salir a asolearte?”
EN APARECIDA nos recuerdan los Obispos que Jesús nos ha encomendado ser misioneros para anunciar el Evangelio del Reino (144 y 131). Un Reino en donde hagamos visible el amor misericordioso del Padre, especialmente a los pobres y pecadores (147). Por tanto, no se trata de una misión fuera de este mundo (148), sino más bien se trata de transformar el mundo en estructuras justas (210). Sin embargo, hay tentaciones. Jesús mismo, cuando se preparaba a su misión fue tentado en el desierto, pero con la oración y el ayuno discernió la voluntad del Padre y venció las tentaciones de seguir otros caminos (149). ¿De cuáles caminos se trata? Algunos son la comodidad, el estancamiento y la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres (362). Por esto, todos estamos llamados a una permanente conversión personal, pastoral y eclesial (366-367). No habrá estructuras nuevas si no hay hombres y mujeres nuevas (538).
QUÉ LES PARECE si dedicamos tiempo a la ORACIÓN Y AYUNO, para disponemos a discernir la voluntad del Padre y, con su misericordia, vencer las tentaciones de seguir otros caminos. Qué les parece si nos animamos a ser misioneros al estilo de Jesús, pobre y dispuesto a la cruz (AP 30); tomar en cuenta el contexto histórico donde la gente vive (367); sectorizar la parroquia para acercarnos más a la gente (372); organizarnos de modo comunitario para que las parroquias sean casas y escuelas de comunión (170). Qué les parece si convertimos a la parroquia en “una red de comunidades y grupos, capaces de articularse” (172).
Agustín Pbro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario