25º DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO: Los desempleados
(MT 20, 1-16)
Palabra clave: Vida
OBJETIVO: Entender que Jesús se preocupa por las personas desempleadas, a fin de que nosotros luchemos para que todas las personas tengan lo necesario para una vida digna
Preparar: Cruz - Biblia - candela - dibujo ampliado
ENTRADA
Saludo a los participantes
Canto: TU ERES EL DIOS DE LOS POBRES
TU ERES EL DIOS DE LOS POBRES,
EL DIOS HUMANO Y SENCILLO;
EL DIOS QUE SUDA EN LA CALLE.
EL DIOS DE ROSTRO CURTIDO.
POR ESO ES QUE TE HABLO YO
ASI COMO HABLA MI PUEBLO;
PORQUE ERES EL DIOS OBRERO,
EL CRISTO TRABAJADOR.
Tú vas de la mano con mi gente,
Luchas en el campo y la ciudad;
Haces fila allá en el campamento,
Para que te paguen tu jornal.
Tú comes raspado allá en la calle
Con Eusebio, Pancho y Juan José;
Tú estás dando vueltas por el parque
y juegas pelota con Miguel.
Yo te he visto en un camión de carga, cortando la caña y el maíz;
Te he visto vendiendo lotería sin que te avergüence ese papel.
Yo te he visto en las gasolineras checando las llantas de un camión;
Y hasta componiendo carreteras con guantes de cuero y overol.
Invocar la luz y la fuerza del Espíritu Santo
MIREMOS NUESTRA REALIDAD
Contemplar el dibujo ampliado
¿Qué vemos? ¿Qué pensamos? ¿Qué sentimientos despierta en nosotros?
Preguntas
¿Conoces personas desempleadas? ¿Por qué están así?
¿Qué problemas pasan las personas que están desempleadas?
¿Cómo afecta esto a su vida?
¿Conoces personas o grupos que luchan para que haya empleos dignos?
Comenta, platica, habla también de los migrantes
ESCUCHEMOS Y MEDITEMOS JUNTOS LA PALABRA DE DIOS
Introducción: El jornal de un trabajador en tiempos de Jesús era ordinariamente un denario. En algunos casos la comida se incluía en el jornal. En pueblos pequeños se pagaba frecuentemente en especie.
El denario fue la moneda oficial en Israel en tiempos de la dominación romana. Era de plata y llevaba inscrita el rostro del emperador que gobernaba desde Roma las provincias. Equivalía a la dracma, moneda también de plata, que se había usado oficialmente, en tiempos de la dominación griega, unos 200 años antes de Jesús.
En las plazas se reunían quienes buscaban trabajo. En los tiempos de Jesús abundaban los trabajadores eventuales, contratados por unas horas, por unos días, para una cosecha. En los pueblos pequeños, en el campo, esto era aún más generalizado que en Jerusalén. No existía ninguna seguridad en el empleo ni tampoco derechos o especialización laboral.
La dominación romana había agravado aún más esta situación, típica de un sistema económico primitivo. En tierras galileas los impuestos a que obligaba el imperio habían ido acabando con la propiedad comunal de la tierra y favoreciendo, a la par, la concentración de la tierra cultivable en muy pocas manos.
La venta forzosa de la tierra a la que se habían visto obligados los pequeños propietarios les convirtió de repente en asalariados. Gran cantidad de jornaleros no organizados vivía buscando trabajo en donde apareciera. De no encontrarlo en pocos días, quedaban en la miseria más absoluta.
Abrimos nuestros corazones a la Palabra de Dios, cantando un himno de alabanza...
Lector(a): (Cita bíblica Mt 20, 1-16)
Hacemos un rato de silencio, para que la Palabra de Dios pueda anidar en nuestros corazones...
Animador(a): Vamos a descubrir juntos lo que Dios nos quiere decir en este texto:
Preguntas
¿Con quién compara Jesús el Reino de los cielos?
¿Cuál es la situación común a todos los obreros? ¿Para qué necesitan el empleo?
¿Qué crees que busca el propietario al darles a cada uno un denario?
¿Qué mensaje nos da Jesús en esta parábola?
¿Qué vamos a hacer nosotros a fin de que mejore la situación de los desempleados?
CELEBREMOS JUNTOS LA PALABRA DE DIOS
Animador(a): Preocupados por la situación de los desempleados, pidamos a Dios por ellos y por sus familias
Oremos con el Salmo 144
Conclusión: Nuestros Obispos en el documento de Aparecida nos dicen:
402 La globalización hace emerger en nuestros pueblos, nuevos rostros de pobres. Con especial atención y en continuidad con las Conferencias Generales anteriores, fijamos nuestra mirada en los rostros de los nuevos excluidos: los migrantes, las víctimas de la violencia, desplazados y refugiados, víctimas del tráfico de personas y secuestros, desaparecidos, enfermos de HIV y de enfermedades endémicas, tóxicodependientes, adultos mayores, niños y niñas que son víctimas de la prostitución, pornografía y violencia o del trabajo infantil, mujeres maltratadas, víctimas de la exclusión y del tráfico para la explotación sexual, personas con capacidades diferentes, grandes grupos de desempleados/as, los excluidos por el analfabetismo tecnológico, las personas que viven en la calle de las grandes urbes, los indígenas y afrodescendientes, campesinos sin tierra y los mineros. La Iglesia con su Pastoral Social debe dar acogida y acompañar a estas personas excluidas en los ámbitos que correspondan.
Cosme
No hay comentarios:
Publicar un comentario