2011-12-25

CicloB, Nav1, La vida antes, durante y después de la Navidad

EN NAVIDAD, TEJEMOS NUEVAS ALIANZAS PARA LA VIDA

La vida antes, durante y después de la Navidad

Materiales
Semillas o una plantita de nuestra preferencia, botes de PET cortados a la mitad (también pueden ser vasitos pequeñitos de yogurt limpios), tierra, agua y hojas secas.

Canto

Ambiente
El nacimiento.

Preparamos con anticipación a la Navidad (si es posible desde el primer domingo de adviento), un espacio en el nacimiento para poner unas macetas o botecitos, también preparamos unas plantitas o semillas. Las plantas o semillas, pueden ser según el número de los miembros de la familia o grupo. Esa semilla o planta, será el símbolo del Nacimiento, por lo que sería bueno prepararla con tiempo.

Poner junto al Nacimiento los siguientes mensajes en cartulina:
En Navidad, tejemos nuevas alianzas para la vida.
La vida antes, durante y después de la Navidad.

Introducción
Lectora lector 1: “Bendito es el fruto de tu vientre…” (Dt 28, 1), es la promesa en la espera de Jesús, es la bienvenida del fruto sembrado, como las semillas en buena tierra, Así es el Reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo” (Mc 4, 27), así es la espera de la Natividad, silenciosa y discreta pero delicada y paciente.

Madre de familia/Coordinadora o coordinador: Este año, preparemos  el nacimiento del Niño Dios, de manera distinta; esta vez lo podemos comparar con sembrar una planta, para eso hemos de juntar todos los elementos necesarios para esta misión.

Iniciamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Canto

Acto penitencial
Lectora/Lector 2: Nos disponemos a hacer un acto penitencial.
-        Perdón Señor, porque en situaciones de violencia y muerte como las que vive nuestro país es muy difícil hacer posible la Vida. Perdón, Señor, perdón.
-        Perdón Señor, por todos aquellos que en nombre de Dios, en nombre del bien común y en nombre de las victimas justifican la sangre derramada. Perdón Señor, perdón.
-        Perdón Señor, porque la fiesta de la Navidad ha sido robada por las empresas interesadas en vender cosas que no necesitamos y nos distraen de lo verdaderamente importante. Perdón, Señor perdón.
-        Perdón Señor, porque la Navidad simboliza el gran amor que nos tienes, simboliza que has venido a este mundo como un niño, pequeño y amenazado por el poder. Simboliza que has querido nacer pobre para liberar al pobre de la injusticia y muchos de nosotros no estamos interesados por trabajar en la defensa de la vida, la paz y la justicia para nuestro país. Perdón, Señor, perdón.

(Cada uno puede hacer sus propias peticiones de perdón en familia y como grupo.)

Oración
Coordinadora/coordinador: “Que esta Navidad contemplemos en nuestras calles, barrios, comunidades y colonias, la vida que renace cada día cuando nos unimos a trabajar  solidariamente por la paz, la justicia, los derechos y el bien común. Eso hace que cada día pueda ser posible la Navidad”.

VER

Dinámica
Invitamos a todos los miembros de la familia o grupo a ponerse de pie alrededor del nacimiento, a cada uno se le da un botecito o maceta. Preparamos una jarra con agua para regar las plantas, una cubeta pequeña con tierra y un montoncito de hojas secas. También se preparan semillas o las plantitas que elegimos sembrar, una para cada miembro.

Coordinadora/Coordinador:
¿Qué simboliza una planta?
¿Qué relación tienen las plantas con la vida?
¿Qué motivos tenemos para celebrar esta Navidad desde la realidad de nuestro país, como familia y como grupo?

Lectora / lector 3:
(Se pueden sentar todos para escuchar)

¿Qué necesitamos para sembrar la planta del Reino?
  • Primero es necesaria tierra fértil (hombres, mujeres, niños y niñas) donde se encuentran todos los nutrimentos dispuestos a dar vida a través de las raíces; abonos naturales (valores como respeto, honradez, compromiso, trabajo social, fidelidad, servicios, tolerancia, fraternidad, solidaridad, empatía) y composta, se hace también con los residuos orgánicos, a veces lo que pensamos que es basura puede transformarse en tierra de la más alta calidad.
  • Las semillas (Evangelio, la palabra de los hermanos, la memoria de nuestros pastores, voces de nuestros pueblos, la palabra de los iluminadores) contienen en su interior la información esencial–genética-  para procurar vida, para construir esperanza, para crear otras posibilidades y nuevas estructuras.
  • Necesitamos un campo grande (ciudades, barrios, pueblos, comunidades rurales y urbanas, edificios, localidades indígenas, también mestizas, vecindades, casas, zonas habitacionales, fábricas) para esparcir semillas con suficiente espacio.

En el cuidado necesitamos agua, vigilaremos siempre la humedad en la tierra, justo lo necesario, ni más ni menos. El agua es como la reflexión que debemos tener acerca del mundo, de mi país, mi ciudad, mi pueblo, mi comunidad o colonia o barrio  donde yo vivo y me relaciono. Debemos regar la tierra también con la cultura, el análisis de la situación política, la economía, el proceso social y la iglesia; cualquiera que sea el credo que practicamos. En la oscuridad de la tierra, en silencio y discretamente es cuando salen las raíces, para llevar nutrimentos a la nueva estructura, si las raíces son débiles, aunque tenga tallo, morirá.

Primero salen las hojas débiles, amarillentas, tallos frágiles y tuberosos pero cuando es expuesta a los rayos del sol radiante, nada la puede detener hasta llegar a ser un árbol grande, fuerte, que da frutos y alimenta según lo sembrado, y da sombra y también puede recibir y proteger a otras vidas.

Una vez que asoman las hojas es necesario el Sol y el aire; los rayos llegan a la planta para convertir todo en energía, el sol alumbra, da cobijo a pobres y ricos, a blancos y negros, a campesinos y citadinos, el sol que nos abraza y nos calienta; es como el amor de Dios Padre-Madre derramado con ese mismo cariño, amor derramado al parejo, así caerá en las hojas dispuestas. El sol hace romper la vaina que envuelve a la semilla y va haciendo que poco a poco vaya tomando fuerza, para vencer todos los obstáculos.

Necesitamos el aire del ambiente como el espíritu; invisible pero necesario, sin verlo se siente y en ello lleva también la vida.

También requerimos varas y hojas secas para ponerlo de base, éstas pueden ser el conocimiento de mis ancestros, los testimonios de mis padres, mis raíces, la cultura de mi pueblo y sus tradiciones, sus comidas, fiestas, celebraciones y como ingrediente extra necesito… tiempo. Tiempo para sembrar, pero también necesito amor y paciencia y ¿cómo haría yo para sembrar todo esto?

En el campo grande que ya he ido escogiendo puedo cernir la tierra, quitarle todo lo que estorbe como las semillas que no germinaron; y no quiero piedras como pueden ser los odios, rencores, las malas semillas que sirven de abrojos, filtraré las falsas promesas de algunos políticos y de la publicidad. Ya está mi tierra.

Ha sido limpiada y espera con ansias esta semilla que depositaremos para que pueda crecer en lo oscuro, en hondo, discretamente debajo de la tierra, a solas, oculta del sol por unos días, entendiendo qué sucede o sabiendo qué sucede a nuestro alrededor. ¿Qué pasa con la cultura, la política, los derechos humanos, la soberanía alimentaria? ¿Qué pasa en la iglesia a la que pertenecemos y somos parte? ¿Qué pasa con esta guerra y la violencia? ¿Germinará la semilla en este ambiente?

JUZGAR

Lectora/lector 4:
Desde el Antiguo Testamento recibimos la promesa de bendiciones cuando la palabra es escuchada, nos va mostrando la confianza en la voz del nuestro buen Padre de que las bendiciones vendrán en la vida, en los frutos, en todos y todas, así como en los actos y frutos de nosotros mismos.

Deuteronomio 28: 1-14. Promesas de bendición.
Si escuchas la voz del Señor, tu Dios, y te empeñas en practicar todos los mandamientos que hoy te prescribo, él te pondrá muy por encima de todas las naciones de la tierra. Y por haber escuchado la voz del Señor, tu Dios, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones:Bendito serás en la ciudad y bendito en el campo.Benditos serán el fruto de tus entrañas y el fruto de tu suelo, los partos de tu ganado y las crías de tus vacas y tus ovejas. Bendita será tu canasta y bendito el recipiente donde amasas tu pan.Bendito serás al salir y bendito al entrar.El Señor hará que caigan derrotados todos los enemigos que se alcen contra ti: vendrán a atacarte por un camino y por siete caminos huirán de ti.El Señor ordenará que la bendición esté contigo en tus graneros y en todas tus empresas, y te bendecirá en la tierra que Él te da.El Señor hará de ti su pueblo santo, como te lo juró, si cumples sus mandamientos y sigues sus caminos.

Entonces todos los pueblos de la tierra verán que tú eres llamado con el nombre del Señor, tu Dios, y te temerán.El Señor te dará sobreabundancia de bienes en el fruto de tus entrañas, en las crías de tu ganado y en los productos de tu suelo, de la tierra que él te da, porque así lo juró a tus padres. Él te abrirá el cielo —su rico tesoro— para proveer de lluvia a tu tierra en el momento oportuno, y para bendecir todos tus trabajos. Serás acreedor de muchas naciones y deudor de ninguna. El Señor te pondrá al frente, no detrás. Siempre estarás arriba, nunca abajo, con tal que obedezcas los mandamientos del Señor, tu Dios, que hoy te ordenó practicar cuidadosamente, sin apartarte, ni a la derecha ni a la izquierda, de las palabras que hoy te prescribo, y sin ir detrás de otros dioses para servirlos.

Lectora/lector 5:
Dios Padre tuvo el cuidado de bendecir el terreno para cuando envía a Jesús, preparó el campo fértil, María, y la bendijo (Lucas 1:39-45); donde había de germinar esa semilla con todas sus consecuencias.

Lucas 1:39-45. La visita de María a Isabel
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".

Isabel entonces reitera la bendición del fruto por la generosidad del vientre como tierra que recibe la semilla. Entonces la llegada del fruto es mucho más que un solo momento, nos habla del antes y después de la venida del fruto y sus consecuencias. Así pues, la Natividad en nuestros tiempos nos habla de la responsabilidad humana de sembrar y cosechar.

Dar la bienvenida al fruto significa ya un proceso anterior donde ya se construye vida aunque nuestros ojos no se dan cuenta. La Natividad de Jesús es como identificar un árbol por el fruto, podemos ver parecidas todas las plantas verdes y con hojas, pero a veces sólo se identifican cuando echan flor o dan el fruto. La Natividad de Jesús este año nos invita a dar testimonio por los frutos con todas sus consecuencias.

Tampoco fue fácil para María, tuvo tropiezos, dudas, tuvo la presencia solidaria de José y a pesar de todo, el niño nació, creció al cuidado de ella, lo primero que le enseñó a Jesús lo aprendió muy bien y también lo enseñó a escuchar al Padre, a ir dándose cuenta quién era verdaderamente.

Nació la semilla y creció un árbol grande y sus frutos aun los vemos,  curaba enfermos, se compadecía de los débiles, marginados, excluidos, de los hambrientos, fue compañero de publicanos y pecadores, y reconoció amorosamente a las mujeres y caminó optando por los pobres. La Natividad de Jesús este año nos dice que hay mucha vida desde antes de que nazca el fruto y mucha vida después. Hay vida que nos alegra y llena de esperanza, hay vida amenazada por la que hay que luchar y tenemos a muchas personas que trabajan porque en nuestro país todos tengamos vida. Con estas personas debemos unirnos, con estas personas tejamos nuevas alianzas para la vida.

ACTUAR

Coordinadora/Coordinador:
Vamos a sembrar nuestra semilla o plantita para darle la bienvenida al Niño Jesús, para recordar la vida antes, durante y después de la Navidad, como el Adviento como la Epifanía. Como la Iglesia semilla del Reino, como nosotros parte de la vida.

Tal vez, si comenzamos a sembrar se puedan reconstruir tejidos de vida en la sociedad y la Natividad vuelva a tener un sentido de construcción del Reino entre nosotros.
  ¿Quiénes trabajan por la vida de nuestro pueblo, comunidad, barrio o colonia?
  ¿Quiénes trabajan por la vida de nuestro país?
  ¿Con quiénes me he unido o a quiénes he apoyado? ¿Cómo los he apoyado?
  ¿Cómo puedo apoyar o unirme a quienes trabajan por la vida?

Nos disponemos a orar juntos diciendo la oración que Jesús hacía y que enseñó a sus discípulos: Padre nuestro…

Canto
Simbólicamente hacemos nuestra siembra. A cada uno se le pide pasar a poner hojas secas, luego tierra, luego la semilla o plantita y luego un poco de agua  en el botecito o maceta que se les dio al principio.
Esa plantita la vamos a cuidar como compromiso de unirnos a trabajar con quienes buscan la vida de la comunidad y del país. Cada uno se lleva su planta para cuidarla a partir de esta Navidad.

Nuestro Padre-Madre ha bendecido desde antes el terreno y bendecirá todo lo que venga a consecuencia del fruto.

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