Servicio Bíblico Latinoamericano
Domingo 29 de Septiembre
26º domingo del Tiempo Ordinario
Miguel, Gabriel y Rafael, arcángeles
Am 6,1.4-7: Ustedes, que llevan una vida disoluta,
irán al destierro
Salmo Responsorial 145: Alaba, alma mía, al Señor
1 Tim 6,11-16: Guarda el mandamiento hasta la
manifestación del Señor
Lc 16,19-31: Tienen a Moisés y los profetas;
escúchenlos
El profeta
Amós denuncia las injusticias de los poderosos que vivían en lujos y en banquetes y no se afligían por
desastre o ruina de José. Esta es una denominación a las tribus del Norte
(Israel). Tal indiferencia denota una vez más la ceguera de los que se sienten
seguros, sin tener en cuenta las advertencias que les hacía el profeta. En el
camino al cautiverio, estos notables irán al frente de los deportados.
Pablo exhorta a su amigo Timoteo a que
permanezca siempre firme en su fe, en busca de la justicia, la piedad, la
caridad. Teniendo en cuenta el llamado de atención que hace Pablo en el
versículo 10, donde afirma que la raíz de
todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar por él, se
extraviaron de la fe y se atormentaron con muchos sufrimientos, enseguida
viene la otra exhortación al discípulo que huya de estas cosas y el llamado a
vivir de los valores del Reino. Pablo invita a Timoteo a que conserve el
mandato del Señor, a que se mantenga firme en su compromiso y busque siempre la
vida eterna a la que ha sido llamado y a la que ha hecho profesión solemne
delante de muchos testigos.
Se llamaba Lázaro (nombre derivado del hebreo el ‘azar que significa “Dios ayuda”), aunque en vida no gozó, al
parecer, de la ayuda divina. Le tocó en desgracia ser mendigo, como a tantos
millones de seres humanos hoy, estar postrado en el portal de la casa de un
rico sin nombre, uno de tantos, al que tradicionalmente se le ha calificado de “epulón”,
banqueteador.
Lázaro o “Dios ayuda” tenía en realidad pocas aspiraciones: se
contentaba con llenarse el estómago con lo que tiraban de la mesa del rico, las
migajas de pan en las que los señores se limpiaban las manos a modo de
servilletas. Pero ni siquiera esto pudo conseguirlo, pues nadie le hizo entrar
a la sala del banquete. Para colmo, unos perros callejeros, animales
considerados impuros y en estado semisalvaje, tan comunes en la antigüedad, se
le acercaban para lamerle las llagas. Imposible mayor marginación: pobreza e
impureza de la mano. Nada dice el evangelio de las creencias religiosas de este
hombre, con razones sobradas para dudar seriamente de la reconocida compasión
divina para con el pobre y el oprimido. Tal vez ni siquiera tuviese tiempo ni
ganas de pararse a pensar en semejantes disquisiciones teológicas.
Tanto al rico como al pobre les llegó la hora de la muerte, a partir
de la cual se cambiarían en el más allá las tornas, como pensaban los fariseos.
Aunque, dicho sea de paso, con esto del “más allá”, quienes hacían de la
religión baluarte de conservadurismo e inmovilismo han invitado mil veces a la
resignación, tildada de “cristiana”, a la paciencia y al mantenimiento de
situaciones injustas a los que las sufrían; en el más allá -se decía- Dios dará
a cada uno su merecido. Aunque siempre cabe pensar: ¿y por qué no ya desde el
más acá?
Para muchos predicadores, satisfechos con la imagen de un Dios que
“premia a los buenos y castiga a los malos”, como el dios que profesaban los
fariseos, la parábola terminaba en el más allá contemplando el triunfo del
pobre y la caída del rico. Apenas se comentaba la última escena, clave
importante para comprender su mensaje. De ser así, esta parábola sería una
invitación a aceptar cada uno su situación, a resignarse, a cargar con su cruz,
a no rebelarse contra la injusticia, a esperar un más allá en el que Dios
arregle todos los desarreglos y desmesuras humanas. Entendido así, el mensaje
evangélico se hermanaría con un conformismo a ultranza que ayuda a mantener el
desorden establecido, la injusticia humana y las clases sociales enfrentadas.
Pero esta parábola no es una promesa para el futuro. Mira a la vida
presente y va dirigida a los cinco hermanos del rico, que continuaban -después
de la muerte de su hermano y de Lázaro- en la abundancia y el despilfarro. Por
eso, el rico, alarmado por lo que espera a sus hermanos si siguen viviendo de
espaldas a los pobres- pide a Abrahán que envíe a Lázaro a su casa, a sus
hermanos, para que los prevenga, no sea que acaben en el mismo lugar de
tormento. Para cambiar la situación en que viven sus hermanos, el rico epulón
piensa que hace falta un milagro: que un muerto vaya a verlos. Crudo realismo
de quien conoce la dinámica del dinero, que cierra el corazón humano a la
evidencia de la palabra profética, al dolor y al sufrimiento del pobre, a la
exigencia de justicia, al amor e incluso a la voz de Dios. El dinero
deshumaniza. Me remito a la experiencia de cada uno.
Bien lo sabía el profeta Amós cuando amenazaba a los ricos que se
acostaban en lechos de marfil, arrellanados en divanes y se daban a la gran
vida entre comilonas, música, vino abundante y perfumes exquisitos, sin dolerse
del sufrimiento de los pobres (Am 6,1a.4-7). Aquellos fingían devoción a Dios y
veneración hacia la ciudad santa y el templo, creyendo de este modo contentar a
Dios y quedar justificados. Pero el verdadero Dios no es amigo de una religión
que separa el culto de la vida, el incienso de la práctica del amor al prójimo.
Este Dios, según el libro del Deuteronomio, comparte suerte con el pobre, el
huérfano, la viuda y el extranjero; con todos aquellos a quienes los poderosos
les han arrebatado el derecho a una vida vivida con dignidad.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 37 de la serie «Un
tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión del capítulo, y su comentario,
puede ser tomado de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1200037 Puede
ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap37b.mp3
Para reflexionar
-"Yo afirmo que los pobres salvarán al mundo, y que lo salvarán
sin querer, lo salvarán a pesar de ellos mismos, que no pedirán nada a cambio
de ello, sencillamente porque no sabrían el precio del servicio que han
prestado" (Georges Bernanos).
-El primer mundo se parece, en palabras de Jean Guitton, "a una
isla de oro sacudida por todas partes por las olas de la infelicidad de los
otros".
-Una gran cuestión social consiste en saber si la pared de vidrio
protegerá eternamente el festín de los animales maravillosos y si los hombres
oscuros que miran ávidamente en la noche no irán a cogerlos en su acuario y
devorarlos" (M. Proust).
-Según el último Informe del Banco Mundial, más de mil millones de
personas viven por debajo del umbral absoluto de pobreza, es decir, que sólo
disponen de un dólar por día. La mayor parte de esos pobres se encuentran en el
sur de Asia y en África Negra.
-Existen 385 personas o familias en el mundo que, juntas, poseen una
riqueza mayor que las 2.500 millones de personas más pobres del mundo, o sea,
que el 45% de la población mundial. En EEUU, paradigma del modelo liberal, el
1% de la población posee más del 40% de toda la riqueza nacional, y esa
desigualdad está creciendo.
-Los niveles de la distribución del conocimiento son cuatro veces más
desiguales que los que se dan en la riqueza en el mundo. Peter Marchetti.
-Si no actuamos ya, en los próximos años las desigualdades serán
gigantescas y se convertirán en una bomba de relojería que estallará en la cara
de nuestros hijos (James Wolfensohn, ex-presidente del Banco Mundial).
- Según un informe de la OCDE (mayo 2013), el 10% más rico de las
sociedades de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) tenían 9,5 veces más ingresos que el 10% más pobre en el 2010
respecto al 2007, cuando los ingresos de los ricos eran 9 veces superiores a
los de los pobres. Más: la crisis ha acelerado la brecha entre ricos y pobres
en los países que integran esa organización. Las desigualdades aumentaron más
entre 2007 y 2010 que en los 12 años precedentes.
Para la revisión de vida
¿En nuestra comunidad cristiana hay proyectos
que busquen mejorar el nivel de vida de las personas más pobres? ¿Hemos
desarrollado una mentalidad crítica que nos permita ver la injusticia y la
violencia que se esconden tras la riqueza? ¿Enfrentamos el futuro con un
proyecto que busque una sociedad mejor o nos contentamos con vivir plácidamente
el presente?
Para la reunión de grupo
-
Jesús, en la parábola, no dice que el rico estuviera haciendo
positivamente nada respecto al pobre; no dice que lo explotaba, ni que lo
maltrataba o despreciaba; simplemente coexistía con el pobre; pero Jesús da por
supuesto que al morir es llevado a la condenación. ¿Cómo se explica?
-
"Urge traducir la parábola del rico malvado en términos
económicos y políticos, en términos de derechos humanos, de relaciones entre el
primero, el segundo y el tercer mundo" (Juan Pablo II en la ONU,
2.10.1979; cfr. igualmente Redemptor Hominis 16, del 4.3.1979). Hacer una
«lectura internacional actual» de la parábola.
Para la oración de los fieles
-
Por ese 15% de la humanidad que acapara los recursos del mundo, frente
a la inmensa masa de los desheredados de la tierra: para que mediten atenta y
compungidamente la parábola de Jesús, roguemos al Señor...
-
Por los Lázaros de este mundo: para que comprendan que Dios no los
quiere resignados a su pobreza, sino que quiere su dignidad, su compromiso, su
reivindicación...
-
Por todos los cristianos: para que comprendamos que nuestro
cristianismo tiene mucho que ver con esta situación del mundo...
-
Por todos los que pretenden una lectura simplemente interior o
espiritualista del evangelio, para que entiendan que Jesús hablaba en lenguaje
directo y sin recurso a simples metáforas cuando decía que había venido a dar
la buena noticia a los pobres...
Oración comunitaria
Oh Dios Padre-Madre universal, que en
la corriente religiosa del judeo-cristianismo nos has dado esta sensibilidad
peculiar de encontrar un valor absoluto y espiritual a la Justicia, al Amor, a
la opción por la liberación del todo lo que oprime. Ayúdanos a mantenernos
siempre agradecidos en el don de esta corriente espiritual, sabiendo a la vez
abrirnos a las otras sensibilidades espirituales que Tú mismo has suscitado en
la Humanidad a través de las otras grandes religiones hermanas. Nosotros
concretamente te lo agradecemos por Jesús de Nazaret, Hijo tuyo y hermano
nuestro.
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