EL PERFUME DE... ¡GRACIAS!
Escrito por Vicente Martínez
13 de octubre, domingo 28 del TO
Lc 17, 11-19
"Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Este era un samaritano".
El Maestro Eckhart dijo una vez: "Si la única oración que dices en toda tu vida es 'gracias', ésta será suficiente".
Jesús encomia del leproso curado no solo sus palabras –alaba a Dios a grandes gritos- sino la demostración de su agradecimiento: se echó por tierra a sus pies. Porque dar las gracias y mostrar agradecimiento son significativamente diferentes. La gratitud no debe ser nunca deuda moral, es perfume de rosa porque es rosa, y nada más.
Ambos –dar y mostrar- pueden entregarse como de oficio, envueltos en papel de celofán: los condicionalismos sociales. Las ¡gracias! sinceras se dan por lo recibido, son siempre sentidas, y nunca por la esperanza del volver a recibir. "El amor no tiene nada que ver con lo que esperas conseguir, solo con lo que esperas dar; es decir, todo" (Katherine Hepburn)
Otro mal de esta gran virtud es el vicio de depender de los agradecimientos de los demás. Cuando Jesús adivinó que le querían proclamar rey porque les había satisfecho el hambre, se retiró solo al monte (Jn 6. 15).
La gratitud ha sido muy valorada por todas las religiones, y en sus textos sagrados brilla como astro de primera magnitud. Cicerón dijo de ella: "no solo es la más grande de las virtudes, sino madre de todas las demás". Y el comediógrafo Plauto sentenció que "mal hombre es el que sabe recibir un beneficio y no sabe devolverlo". La Psicología la cataloga como un sentimiento. Y de quienes la poseen, solemos decir que son personas de corazón agradecido.
"El arte hace los versos, pero sólo el corazón es poeta, cantó Andrea Chénier. Es la belleza de la hija del Rey, que está en el interior según el Salmo, y que necesita un clima propicio para su natural eclosión. Las erupciones solares afectan al campo magnético de la Tierra y las ondas llegan distorsionadas a destino. En tiempos de tormenta emocional la gratitud se refugia en las cavernas. Saldrá cuando el temporal haya amainado.
Pitágoras de Samos lo advirtió de esta manera: "Purifica tu corazón antes de permitir que el amor se asiente en él, ya que la miel más dulce se agria en un vaso sucio". Y en Mt 5, 24 se recomienda que antes de presentar la ofrenda ante el altar, hay que reconciliarse con el otro. ¿Es La Gratitud, hermana menor del Amor, y por eso la Historia no la ha querido elevar todavía al Olimpo supremo de los Dioses?
¡ESTÁ BIEN!
Porque contemplo aún albas radiosas
y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas
en que tiembla el lucero de Belén,
y hay rosas, muchas rosas, muchas rosas
gracias, ¡está bien!
Porque en las tardes, con sutil desmayo,
piadosamente besa el sol mi sien,
y aun la transfigura con su rayo:
gracias, ¡está bien!
Porque en las noches una voz me nombra
(¡voz de quien yo me sé!), y hay un edén
escondido en los pliegues de mi sombra:
gracias, ¡está bien!
Porque hasta el mal en mí don es del cielo,
pues que, al minarme va, con rudo celo,
desmoronando mi prisión también;
porque se acerca ya mi primer vuelo:
gracias, ¡está bien!
Amado Nervo
Vicente Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario