Servicio Bíblico Latinoamericano
Domingo
28 de diciembre de 2014 - Ciclo B
La Sagrada Familia de Nazaret
Santos Inocentes
Eclo 3,2-6.12.14: El que teme al Señor honra a sus
padres
Salmo responsorial 127: Dichosos los que temen al
Señor y siguen sus caminos
Col 3,12-21: La vida de familia vivida en el Señor
Lc 2,22-40: El niño iba creciendo y se llenaba de
sabiduría
Celebramos
hoy la fiesta de la Sagrada Familia. Los textos de la liturgia hacen referencia
a temas familiares. En la primera
lectura, tomada del libro del Eclesiástico, escuchamos los consejos que un
hombre, Ben Sirac, que vivió varios siglos antes de Jesucristo, da a sus hijos.
El respeto y la veneración de éstos hacia sus padres es cosa agradable a los
ojos de Dios, que éste no dejará sin recompensa. Los hijos que veneren a sus
padres serán venerados a su vez por sus propios hijos. Todo estos consejos, aún
conservando hoy plena validez, parecen insuficientes, puesto que están dados
desde una mentalidad estrictamente rural, en donde otros aspectos de la vida
familiar no son tenidos en cuenta. No sólo importa hablar hoy del respeto que
los hijos deber a los padres, sino de la actitud de éstos con relación a los hijos.
Esta insuficiencia resulta particularmente notable en momentos como los
actuales, cuando la familia tiene planteados problemas de pérdida de sus
funciones.
Desde una perspectiva cristiana, la familia continúa teniendo una
función insustituible: ser una comunidad de amor en donde los que la integran
puedan abrirse a los demás con una total sinceridad y confianza. Dejando aparte
los consejos que en último lugar da San Pablo, y que son puramente
circunstanciales y muy ligados a las costumbres y mentalidad de la época, la
exhortación a la mansedumbre, a la paciencia, al perdón y, sobre todo, al amor,
es algo realmente básico para la familia de nuestro tiempo.
El evangelio de Lucas que
hoy proclamamos nos cuenta –dentro del género de los «relatos de la infancia»-
el rito de la presentación del niño en el Templo, celebrado también por los
padres de Jesús. El fragmento de hoy concluye con unas palabras muy
importantes, que, junto con otros pasajes paralelos de Mateo, proclaman el
“progreso” en el “crecimiento” de Jesús «en edad, sabiduría y gracia, ante los
hombres y ante Dios».
Tiempos hubo en que la «cristología vertical descendente» clásica se
veía en la necesidad de corregir estas palabras diciendo que, obviamente, eran
metáforas, porque Jesús no podía «crecer, progresar en sabiduría ni en gracia»,
ya que era perfecto... La cristología renovada, «ascendente» ahora, por el
contrario, se fijó en estos versículos y los subrayó: sería el evangelio mismo
el que nos estaría afirmando que Jesús «fue haciéndose», no sólo creciendo en
edad, sino «en sabiduría» e incluso «en gracia».
Este evangelio, y sus paralelos, es, por ello muy importante, por
cuanto nos insta a desvincularnos de los planteamientos metafísicos griegos
fixistas. La «encarnación» no sería un chispazo de conexión instantánea entre
dos «naturalezas», sino todo un proceso histórico.
Pablo da algunos consejos para la
convivencia con otros. Se requiere humildad, acogida mutua, paciencia. Y si
fuese necesario, perdonar. Así procede Dios con nosotros. Su actitud debe ser
el modelo de la nuestra (v.12-13). Pero, “por encima de todo”, está el amor, de
Él tenemos que revestirnos, dice Pablo empleando una metáfora frecuente en sus
cartas (v.14). De este modo “la paz de Cristo” presidirá en nuestros corazones
(v.15).
Si el amor es el vínculo que une a las personas, la paz se irá
construyendo en un proceso, los desencuentros irán desapareciendo (los
enfrentamientos también) y las relaciones se harán cada vez más trasparentes.
En el marco de la familia humana, esos lazos son detallados en el texto del
Eclesiástico (3,3-17).
Lucas nos presenta a la familia de Jesús cumpliendo sus deberes
religiosos (vv. 41-42). El niño desconcierta a sus padres quedándose por su
cuenta en la ciudad de Jerusalén. A los tres días, un lapso de tiempo cargado
de significación simbólica, lo encuentran. Sigue un diálogo difícil, suena a
desencuentro; comienza con un reproche: “¿Por qué nos has hecho esto?”. La
pregunta surge de la angustia experimentada (v. 48). La respuesta sorprende: “¿Por
qué me buscaban?” (v. 49), sorprende porque la razón parece obvia. Pero el
segundo interrogante apunta lejos: “¿No sabían que yo debía estar en las cosas
de mi Padre?”. María y José no comprendieron estas palabras de inmediato,
estaban aprendiendo (v.50).
La fe, la confianza, suponen siempre un itinerario. En cuanto
creyentes, María y José maduran su fe en medio de perplejidades, angustias y
gozos. Las cosas se harán paulatinamente más claras. Lucas hace notar que María
“conservaba todas las cosas en su corazón” (v. 51). La meditación de María le
permite profundizar en el sentido de la misión de Jesús. Su particular cercanía
a él no la exime del proceso, por momentos difícil, que lleva a la comprensión
de los designios de Dios. Ella es como primera discípula, la primera
evangelizada por Jesús.
No es fácil entender los planes de Dios. Ni siquiera María “entiende”.
Pero hay tres exigencias fundamentales para entrar en comunión con Dios: 1)
Buscarlo (José y María “se pusieron a buscarlo”); 2) Creer en Él (María es “la
que ha creído”); y 3) Meditar la Palabra de Dios (“María conservaba esto en su
corazón”).
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 138 de la serie «Un
tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «Un viejo con esperanza». El
guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1600138 Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap138b.mp3
Para la revisión de vida
-¿Cómo vivo mi vida familiar? ¿Pueden mis
familiares estar sufriendo por mí?
-¿Tengo
un desajuste entre lo que digo en la sociedad pública y lo que vivo en la
familia?
-La
familia es una realidad estática que pasa por etapas evolutivas muy diferentes…
¿Cuál es la próxima etapa que vivirá mi familia? ¿Precisa ya de alguna
preparación o previsión?
Para la reunión de grupo
-
El tema de la “defensa de al
familia” es un área de conflicto entre la Iglesia y la sociedad actual.
Analizar las posturas de ambos lados. Por parte de la Iglesia: ¿será que
defiende no la familia sino un modelo concreto de familia? ¿Cómo quedan ahí las
relaciones y diferencias entre Iglesia y realidades autónomas, fe y cultura, pluralismo
legítimo, inculturación… Concretamente: ¿qué actitudes nuevas sería bueno que
tomara la Iglesia en este tema?
-
Comparar la migración de Jesús (incluso aunque fuese simbólica) con la
de los millones de desplazados y migrantes del mundo actual.
-
Jesús no destacó por ser un
“defensor de la familia”… Para él, claramente, la familia no es lo más
importante en la vida. Hay valores a los que debe someterse la familia, valores
que uno debe poner también por encima de la relación con su familia… Comentar
la conducta de Jesús.
Para la oración de los fieles
-
Por toda la Iglesia, para que los cristianos hagamos de ella una
verdadera familia en la que no haya discriminaciones sino que reinen la
justicia, el amor y la fraternidad. Oremos.
-
Por todos cristianos, para que seamos solidarios en la tarea de hacer
de este mundo una única familia humana llena de paz y fraternidad. Oremos.
-
Por las familias cristianas, para que estén abiertas a todas las
transformaciones positivas que vive hoy la institución familiar. Oremos.
-
Por las familias rotas, los hijos que sufren las consecuencias de una
separación, los que estén alejados de sus familias, los que no aciertan a saber
convivir con los suyos. Oremos.
-
Por las familias sin vivienda, sin trabajo, emigrantes. Oremos.
-
Por nuestras familias, para que vivamos en coherencia con nuestra fe,
trabajando por el Reino. Oremos.
Oración comunitaria
Oh Dios, Comunidad Trinitaria plena, Padre y
Madre de toda la Familia Humana: haz vibrar en todos nosotros el sentido de
pertenencia a la misma y única Familia Universal, para que el mundo y la
humanidad se transformen a la búsqueda de tu Proyecto de Amor. Tú que vives y
haces vivir, por los siglos de los siglos. Amén.
Señor
Jesús que quisiste comenzar tu vida como todo ser humano, en el seno de una
familia, necesitado del calor, el alimento y el apoyo de los más cercanos;
comenzando a aprender a caminar... Danos apreciar las virtudes domésticas y el
valor de autenticidad que da el compromiso en el día-a-día humilde y oculto.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
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