Servicio Bíblico Latinoamericano
Domingo 22 de febrero de 2015 - Ciclo B
Domingo primero de cuaresma
Cátedra de Pedro, Leonora
Gén 9,8-15: Pondré mi arco iris en el cielo, como
señal de mi alianza con la tierra
Salmo 24: Descúbrenos, Señor, tus caminos
1Pe 3,18-22: El agua del diluvio es un símbolo del
bautismo, que los salva
Mc 1,12-15: Fue tentado por Satanás y los ángeles
le servían
La primera lectura, Génesis 9, contiene la
«alianza de Dios con Noé». La alianza famosa, la más importante, tendrá lugar
más tarde, la alianza con Abraham. La Alianza con Noé pertenece a un segundo
plano de “la economía de la salvación”. ¡Nunca más habrá diluvio para destruir
la tierra!, le asegura Dios a Noé (Gn 9,11). Y esta promesa va acompañada de un
memorial: el arco iris, señal del nuevo pacto entre Dios y la humanidad.
¡El miedo al “diluvio” ha sido quebrado! Ahora tenemos una nueva
alianza a partir de una alternativa de vida para todos los seres vivientes. El
arca que ha abrigado a la familia se transforma en una gran casa acogedora de
la vida, en donde el cuidado con los animales se destaca de una manera especial
(Gn 9,1-7). Es la casa de la vida que coloca al ser humano en comunión con la
tierra, con la naturaleza, con el cosmos.
El río Jordán, el desierto, y la Galilea son como un mismo “hilo conductor” de un desplazamiento
fundamental que da inicio al evangelio de Marcos. Ahí percibimos el movimiento
del reino de Dios que nos invita a movilizarnos en búsqueda de nuestros propios
“lugares del Reino” donde se concreten y desarrollen nuestras opciones por la
vida, por la dignificación de las personas y de las comunidades.
El río Jordán evoca grandes
y significativos hechos de la historia de Israel. El más importante, sin duda,
cuando Josué y el grupo del desierto atraviesan el río para entrar en la tierra
prometida (Jos 3-4). Relato de los orígenes de aquel proyecto de vida
igualitaria revelado por Dios a los esclavos fugitivos de Egipto. A partir de
esta memoria primordial, Juan el Bautista convoca al pueblo alrededor de una
nueva esperanza mesiánica. Allí también acude Jesús, procurando “las aguas de
Juan”.
El desierto es muy
frecuentemente mediación de discernimiento, formación y maduración en el
proyecto de Dios. Jesús es llevado por el Espíritu al desierto, lugar por
excelencia donde Israel aprendió a ser pueblo. Sujeto y proyecto anudados
alrededor de la memoria del éxodo dando inicio al evangelio de Jesús.
Galilea es el lugar donde Jesús
concreta su opción de humanidad y de humanización. Esta geografía es para Jesús
el espacio vital del Reino. Es un mar, una tierra y un pueblo abierto a las
naciones del entorno. Las fronteras se “cruzan” dando lugar a la inclusión de
lo diverso en múltiples “misturas”. Favorabilidad donde madura e irrumpe el kairós del reino de Dios.
El paso del Jordán al desierto, plantea la articulación de movimientos
mesiánicos proféticos que tienen en esos lugares, sus fuentes de inspiración y
de organización. La confrontación con Satanás, como principio cósmico del mal
que Marcos lo vincula con la enfermedad, la marginación y la muerte de los
pobres, será para Jesús la definición de su vida por la ruta del reino de Dios.
El desierto deja de ser lugar de prueba y penitencia según la tradición judía,
para convertirse en lugar de aprendizaje definitivo en la confrontación y el
desequilibrio. El Espíritu de Dios lleva a Jesús hasta la memoria fundacional
de Israel, donde, venciendo a Satán, la vida se torna en fidelidad hacia Dios y
hacia lo humano.
El simbolismo de los “cuarenta” tiene que ver con el trauma del nuevo
nacimiento. Los poderes de la historia se hallan enfrentados: Jesús como principio de la humanidad
liberada desde Dios, y Satanás, que
es signo y causa de la muerte en el mundo. Nos hallamos frente al relato de un
nuevo origen. Marcos re-escribe la historia, llevándonos del agua del bautismo
a la re-construcción de la humanidad, para decirnos que Jesús está ahí
apostando por una opción de vida, dignidad y felicidad humana. Pero Jesús no
asume el combate solitario. Está junto con los animales y los ángeles como
evocando un nuevo paraíso. El servicio angélico comunica esperanza y porta
salvación. Al retomar el “paraíso” para re-iniciar el camino de lo humano,
Jesús cuenta con fuerzas naturales y angelicales (la tierra y el cielo)
favorables. Jesús se encuentra entre la tentación
satánica y el servicio angélico. Es
el dilema que permanentemente enfrentaremos. Marcos ha evocado estos poderes
como en un espejo para que podamos mirarnos en ellos. Nos ha dicho lo que es
tentar y servir, nos ha arraigado en la “historia original”. Ya en la historia
concreta esos actores sobrenaturales desaparecen y es cuando Jesús nos enseña a
servir, sirviendo a su comunidad discipular.
Obviamente, los cuarenta días del desierto no desaparecen. Duran todo
el evangelio, toda la vida. Son paradigma de la contradicción y el
desequilibrio que permanentemente atraviesan la historia. En la trama de la
vida humana se ha venido a introducir y decidir la trama de pecado y esperanza
de todos los vivientes (incluidos los animales, los ángeles y los diablos).
En definitiva, la liturgia nos presenta este evangelio del comienzo
del ministerio de Jesús, por paralelo con el comienzo de la cuaresma. La
Cuaresma es la vida humana...
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 9 de la serie «Un
tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario pueden ser
tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1100009
Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap09b.mp3
La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un
capítulo titulado «Biblia y ecología», el 90, que puede ser útil para suscitar
un diálogo-debate sobre el tema. Su guión y su audio puede recogerse en http://emisoraslatinas.net/entrevista.php?id=180090
Un llamado a la conversión
ecológica urgente
La primera lectura de este domingo da pie claramente a introducir el
tema ecológico en la liturgia, concretamente en el tema de la conversión. Si el
mensaje de este domingo primero de cuaresma lo centramos en la conversión, este
texto nos da pie bíblico para incluir la dimensión ecológica en esa conversión
hoy necesaria.
Es sabido que, aunque a los tres monoteísmos nos cuesta admitirlo, hoy
es voz común en la sociedad que estas «religiones del libro» han tenido y
todavía tienen muy poca sensibilidad ecológica. Más aún: la dimensión cultural
de la explotación inmisericorde de la naturaleza, vista como mero objeto, como
materia que comer o que explotar, cosificada, objetivada como mera despensa de
recursos a nuestra disposición, no ha sido una invención humana ajena a lo
religioso, sino que se apoya literalmente en las palabras del Génesis (1,26,
¡en el mismísimo primer capítulo de la Biblia!).
Y todo ello por el «antropocentrismo», un error de perspectiva del que
la Biblia no nos liberó –sino que confirmó–, por el que nos hemos considerado
el centro de la realidad y del cosmos. (Como diría el sofista griego
Protágoras: «el ser humano es la medida de todas las cosas»). Puede ser
importante recordar el famoso artículo de Lynn White «Raíces históricas de
nuestra crisis ecológica» (publicado en la revista Science
155(1967) 1203-1207, accesible en http://latinoamericana.org/2010/info), en el que
sostenía la tesis de que el cristianismo es «la religión más antropocéntrica de
la historia». Muy grave acusación.
Un concepto nuevo, que especifica bien el del «antropocentrismo» es el
del «especismo»: concretamente, resulta que nosotros somos la última especie,
somos unos recién venidos al mundo, nos hemos convertido en una auténtica
fuerza geológica, y nos consideramos los dueños y los protagonistas,
postergando a todas las demás especies, considerándolas además de estatuto
biológico y filosófico inferior. (Cfr. Pedro Ribeiro de Oliveira, Agenda
Latinoamericana’2010, descargable en http://latinoamericana.org/digital).
La «alianza con Noé» es un pacto con el que, según la tradición
recogida en el génesis, Dios quiere comprometerse con toda la humanidad y todo
ser vivo, respecto a que no enviará ningún nuevo diluvio que destruya al ser
humano ni a la vida sobre la faz de la tierra. El arco iris será su
recordatorio para Dios, dice Gn 9,13.
Hoy es necesario otro pacto ecológico, una alianza de paz del ser
humano con la naturaleza, para dejar de agredirla y de destruirla, para pasar a
una actitud de cuidado y de responsabilidad.
Hay que superar la postura tradicional de «concordismo bíblico», por
el que pensamos que todo lo bueno que vayamos descubriendo o madurando... ya
estaba previamente en la Biblia, aunque hubiéramos pasado veinte siglos sin
percibirlo... La dimensión ecológica que hoy estamos descubriendo no está en la
Biblia. Más: en la Biblia están fundamentadas actitudes que hoy nos parecen
ecológicamente irresponsables, incluso antiecológicas. La Biblia fue escrita en
una época sin perspectiva ecológica, y por eso es que en la liturgia y en el
año litúrgico está tan ausente la ecología. Es necesario «forzar» adecuadamente
la situación para introducir el tema, por la urgencia del mismo.
En este momento, aumentar la conciencia de la responsabilidad
ecológica de la humanidad, sobre todo de cara a la urgencia de evitar el «punto
de no retorno» que se aproxima peligrosamente según todos los cálculos, es uno
de los deberes máximos del cristiano y de todo simple ser humano consciente. Si
la Humanidad no toma urgentemente una nueva actitud, peligra su misma
supervivencia. Y aunque cambiemos mañana mismo, los destrozos que hemos causado
ya en el planeta resultan irreversibles, y los vamos a pagar caro, durante
mucho tiempo.
Es importante que la conversión de que nos habla la cuaresma incluya
la conversión ecológica. ¿Por qué no orientar ecológicamente este año toda la
cuaresma?
Para la revisión de vida
Acaba de comenzar la Cuaresma. ¿Qué va a
significar para mí? Tal vez puedo darle un significado personal, diferente, el
que yo quisiera que tuviera… Tengo espacio para la originalidad y creatividad.
¿Qué voy a hacer?
Para la reunión de grupo
-
Si el evangelio no hubiera afirmado taxativamente que Jesús sufrió
tentaciones, muchos cristianos hubieran dicho que él no podría haberlas
experimentado, por ser simultáneamente Dios. Pero una persona humana que no
pueda sentir tentaciones, ¿sería realmente humana? ¿Qué implicaciones tiene
esto para nuestra comprensión de la humanidad de Jesús?
-
Marcos no explicita cuáles fueron las tentaciones que experimentó
Jesús. Otros evangelistas nos las señalan de un modo arquetípico. Recordemos
cuáles fueron y qué significación tienen fundamentalmente.
-
En la situación actual de nuestro Continente, y del mundo, ¿cuáles
podríamos decir que son las tres más grandes tentaciones con las que se
encuentra todo ser humano y todo cristiano?
-
El evangelio de Marcos que hoy proclamamos incluye el "primer
sermón de Jesús", su primera predicación, o, si queremos, lo que fue de
algún modo su "manifiesto", su "proclama", que resume de
algún modo todo lo que será su mensaje. Es un texto muy sintético y muy preciso
el que nos presenta Marcos. Comentemos el significado de los cuatro elementos
que contiene esa "proclama de Jesús".
-
Si la alianza con Abraham abarca por derecho a las tres religiones
monoteístas (judaísmo, cristianismo e Islam), la alianza hecha por Dios con Noé
abarca tal vez a la humanidad de todas las religiones y a la naturaleza
misma... Si Dios es Dios, y si Dios es uno, ¿qué significan para nosotros,
cristianos, las diversas religiones? Si el tema del pluralismo y del diálogo
religioso está siendo actualmente uno de los temas más cultivados por los
teólogos, ¿qué información estamos teniendo sobre ello? ¿Quién, cómo, cuando...
nos puede informar?
-
Tomar el artículo de Lynn White (loc. cit.) y examinar su desafío
sobre el cristianismo como la religión más antropocéntrica del mundo.
-
¿Cuál es el año que la ciencia actual está entreviendo que será el año
«de no retorno» en la evolución del calentamiento climático, el año a partir
del cual parece que “se nos va a escapar de las manos” ese calentamiento,
incidiendo en unos bucles de retorno y de realimentación por los que entrarán
en una espiral de calentamiento autoalimentado ante el que no podremos ya hacer
nada. Hace tiempo se dijo que sería 2050, luego se dijo que 2030, 2020... pero
hay observadores que ponen una fecha anterior... ¿Y qué pensar religiosa y
teológicamente si fuese que estamos ante la posibilidad real de una catástrofe
apocalíptica, sin ninguna concesión a la retórica ni a la literatura?
Para la oración de los fieles
-
Por la comunidad de creyentes en Jesús, para que, en medio del
desierto de la vida, sea capaz de animar la esperanza de las personas en
conseguir la plena liberación. Oremos.
-
Por toda la comunidad humana, para que en medio de sus egoísmos,
injusticias e insolidaridades sepa escuchar y poner en marcha los mensajes de
liberación que se siguen pronunciando en nuestro mundo. Oremos.
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Por los que sufren en su carne el azote del hambre, el paro, la
violencia, la injusticia, la explotación, para que renazca su esperanza al
encontrar personas que les apoyen y luchen por sus derechos. Oremos.
-
Por los creyentes, para que nuestra condición de bautizados nos haga
vivir una nueva forma de vida, como hijos de un Dios de Vida y de vivos.
Oremos.
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Por nuestra comunidad, para que se esfuerce en construir una sociedad
cada día más fraterna y esperanzada. Oremos.
-
Oración comunitaria
Dios, Padre nuestro: al comenzar esta
Cuaresma te pedimos nos ayudes a empeñarnos en una auténtica conversión de
nuestros corazones y nuestra vida personal y comunitaria, a la vez que nos
esforzamos por transformar nuestra familia, nuestra sociedad, el mundo. Nosotros
te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo, nuestro hermano.
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