Ciclo B, Navidad-1, 28-Dic-2008
“El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría”
(Lc 2, 40)
Atención: Los principales problemas sociales en nuestra parroquia son la poca comunicación familiar, la mucha desintegración y la violencia familiar. Estos tres problemas tienen como común denominador a la Familia. Ahora bien, uno de los efectos más críticos de esta problemática son los crecientes divorcios o separaciones y el daño tremendo que se les ocasiona a sus hijos, sobre todo a los más pequeños quienes son los que finalmente pagan los platos rotos. De hecho, muchos de ellos ya ni quieren vivir. La institución de la familia está pues muy deteriorada en la actualidad.
¿Cuál será la causa? Ciertamente mucho tendrá que ver la educación o formación, el ambiente donde crecemos y los medios de comunicación (DAP 39), pero ha sido el lado oscuro de la globalización que, por su imposición en nuestras culturas, ha estado lastimando a millones de personas y familias. Y la mayoría ni nos damos cuenta. El Documento de Aparecida nos advierte que la globalización económica (llamado también neoliberalismo) promueve fuertemente el mercado, la eficacia y la productividad por encima de la persona y la familia provocando que unas cuantas familias acaparen casi toda la riqueza, mientras que millones de familias son excluidas y marginadas (DAP 61, 62 y 45; 432, 444-445).
Las estructuras y mecanismos neoliberales que nos rigen, cuyo dios es el dinero y santa claus su patrono, están afectando negativamente a las familias. Cada vez más, el trabajador se ve obligado a tener que trabajar horas extras y hasta el Domingo, Día del Señor, porque tiene que comer. Además, ahora muchas mamás también trabajan, provocando con más razón que ya no se tenga tiempo para cultivar el cariño, el acompañamiento y la vivencia de la fe en familia. Aparecida nos recomienda denunciar este tipo de situaciones (DAP 463-e).
Por tanto, nuestros programas pastorales estarán orientados a tratar de atender directamente a los matrimonios y sus niños, sobre todo a aquellas familias que están ya en proceso de descomposición. Pero también pondremos atención en uno de los causantes principales: La actual globalización económica. Si tenemos temor de Dios, seguramente daremos tiempo, respeto, cariño y una vida digna a todas las familias que nos rodean con el fin de construir en los niños personas fuertes, sabias y llenas de la gracia de Dios.
Agustín, Pbro.
“El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría”
(Lc 2, 40)
Atención: Los principales problemas sociales en nuestra parroquia son la poca comunicación familiar, la mucha desintegración y la violencia familiar. Estos tres problemas tienen como común denominador a la Familia. Ahora bien, uno de los efectos más críticos de esta problemática son los crecientes divorcios o separaciones y el daño tremendo que se les ocasiona a sus hijos, sobre todo a los más pequeños quienes son los que finalmente pagan los platos rotos. De hecho, muchos de ellos ya ni quieren vivir. La institución de la familia está pues muy deteriorada en la actualidad.
¿Cuál será la causa? Ciertamente mucho tendrá que ver la educación o formación, el ambiente donde crecemos y los medios de comunicación (DAP 39), pero ha sido el lado oscuro de la globalización que, por su imposición en nuestras culturas, ha estado lastimando a millones de personas y familias. Y la mayoría ni nos damos cuenta. El Documento de Aparecida nos advierte que la globalización económica (llamado también neoliberalismo) promueve fuertemente el mercado, la eficacia y la productividad por encima de la persona y la familia provocando que unas cuantas familias acaparen casi toda la riqueza, mientras que millones de familias son excluidas y marginadas (DAP 61, 62 y 45; 432, 444-445).
Las estructuras y mecanismos neoliberales que nos rigen, cuyo dios es el dinero y santa claus su patrono, están afectando negativamente a las familias. Cada vez más, el trabajador se ve obligado a tener que trabajar horas extras y hasta el Domingo, Día del Señor, porque tiene que comer. Además, ahora muchas mamás también trabajan, provocando con más razón que ya no se tenga tiempo para cultivar el cariño, el acompañamiento y la vivencia de la fe en familia. Aparecida nos recomienda denunciar este tipo de situaciones (DAP 463-e).
Por tanto, nuestros programas pastorales estarán orientados a tratar de atender directamente a los matrimonios y sus niños, sobre todo a aquellas familias que están ya en proceso de descomposición. Pero también pondremos atención en uno de los causantes principales: La actual globalización económica. Si tenemos temor de Dios, seguramente daremos tiempo, respeto, cariño y una vida digna a todas las familias que nos rodean con el fin de construir en los niños personas fuertes, sabias y llenas de la gracia de Dios.
Agustín, Pbro.