2009-03-06

LA TRANSFIGURACIÓN

Ciclo B, Cua2, 8 de Marzo de 2009

Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías
(Mc 9,5)

JESÚS DE NAZARET había sido ya reconocido por Pedro como el Mesías, pero todavía como un Mesías Político al estilo de David. Ni Pedro, ni los demás discípulos se imaginaban a un Mesías Sufriente y Siervo. Por eso se resistían a la idea de la Cruz. El episodio de la transfiguración fue ocasión para que Pedro todavía intentara retener a Jesús en la comodidad de la Montaña, una vida tranquila y sin problemas, con muchos milagros, con grandes masas de gente siguiendo a Jesús. Dentro del proceso de la Misión Permanente es muy tentador querer quedarnos en la comodidad de las juntas, de los retiros, de las grandes masas, pero con miedo de afrontar el sufrimiento de los pobres (AP 65, 393, 362). Si nuestros programas de pastoral no tocan ni transforman sus vidas, la misión habrá sido estéril. Lograrlo es nuestra cruz. Pero más allá de ella, está la resurrección y la vida eterna, una vida nueva que ya empezó desde ahora, pero su plenitud será después de la parusía.

San Pablo expresa muy bien la identidad mesiánica: Él, que era de condición divina… se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz” (Fil 2, 6-8; AP 143). EN APARECIDA señalan los Obispos que “El llamamiento que hace Jesús a seguirlo (Mc 3, 14) es con la finalidad, de “ser de él y formar parte de los suyos y participar de su misión... correr su misma suerte y hacerse cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas.” (AP 131) Hacer nuevas todas las cosas significa transformar la realidad de muerte y de tinieblas en el Reino de Dios. Buscar la justicia social (385), acompañar a los más desprotegidos para que sean ellos mismos sujetos de cambio y transformen su propia situación (394-395; 151, 407), crear estructuras justas que disminuyan la inequidad que existe hoy (537).

La formación y la espiritualidad en la Iglesia deben contribuir a despertar en la sociedad los valores sociales, contribuir al diálogo y a la transformación social (283 y 385), lo cual requiere intervenir necesariamente en los asuntos sociales (400). QUÉ LES PARECE si nos proponemos leer y orar con la Biblia para conocer más al Mesías (249), qué les parece si empezamos la cruz tratando de vivir pobre al estilo de Jesús y luego nos acercarnos a los hermanos indigentes (540), qué les parece si servimos a los rostros sufrientes con la esperanza de su realización (31).

Agustín Pbro.

2009-03-05

JESÚS ES TENTADO EN EL DESIERTO

Ciclo B, Cuaresma1, 1 de Marzo de 2009


Permaneció en el desierto cuarenta días y fue tentado por Satanás
(Mc 1, 13)

JESÚS DE NAZARET impulsado por el Espíritu Santo se dirigió al desierto en donde fue tentado por Satanás. El evangelista Marcos describe cómo vivía Jesús en el desierto, y sobre el inicio de su predicación en Galilea anunciando la llegada del Reino de Dios. El Reino de Dios ha llegado pero, para alcanzarlo, se requiere una conversión permanente. Ahora bien, ¿qué es el Reino de Dios? ¿Cuáles son las tentaciones más fuertes que obstaculizan la Misión del Reino? ¿Qué significa conversión? Me parece que las tentaciones más fuertes en relación a la Misión Permanente son: “No tengo tiempo”, “no puedo, no estudié”, “no soy digno de entrar”, “como nadie quiere y el que quiere no sabe, entonces todo lo tengo que hacer yo”, “no te juntes con aquella persona porque es mala onda”, “aquí en el templo estamos muy a gusto, ¿para qué salir a asolearte?”

EN APARECIDA nos recuerdan los Obispos que Jesús nos ha encomendado ser misioneros para anunciar el Evangelio del Reino (144 y 131). Un Reino en donde hagamos visible el amor misericordioso del Padre, especialmente a los pobres y pecadores (147). Por tanto, no se trata de una misión fuera de este mundo (148), sino más bien se trata de transformar el mundo en estructuras justas (210). Sin embargo, hay tentaciones. Jesús mismo, cuando se preparaba a su misión fue tentado en el desierto, pero con la oración y el ayuno discernió la voluntad del Padre y venció las tentaciones de seguir otros caminos (149). ¿De cuáles caminos se trata? Algunos son la comodidad, el estancamiento y la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres (362). Por esto, todos estamos llamados a una permanente conversión personal, pastoral y eclesial (366-367). No habrá estructuras nuevas si no hay hombres y mujeres nuevas (538).

QUÉ LES PARECE si dedicamos tiempo a la ORACIÓN Y AYUNO, para disponemos a discernir la voluntad del Padre y, con su misericordia, vencer las tentaciones de seguir otros caminos. Qué les parece si nos animamos a ser misioneros al estilo de Jesús, pobre y dispuesto a la cruz (AP 30); tomar en cuenta el contexto histórico donde la gente vive (367); sectorizar la parroquia para acercarnos más a la gente (372); organizarnos de modo comunitario para que las parroquias sean casas y escuelas de comunión (170). Qué les parece si convertimos a la parroquia en “una red de comunidades y grupos, capaces de articularse” (172).

Agustín Pbro.

2009-02-24

JESÚS LIBERA A UN PARALÍTICO

Ciclo B, Ord7, 22 de Febrero de 2009

Y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla
(Mc 2, 4)

JESÚS DE NAZARET estaba en una casa de Cafarnaúm cuando curó a un paralítico que habían introducido por el techo de la casa en donde se encontraba. El Evangelio subraya el hecho de que Jesús le haya perdonado sus pecados. La curación del paralítico nos hace recordar el programa misionero que Jesús había ya anunciado: “El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos.” (Lc 4, 18) ¿Qué le llamó la atención a Jesús cuando le presentaron al paralítico? ¿Cuál crees que sea la buena nueva y de qué liberación se trataría en este caso? Actualmente es difícil para muchas personas acercarse a los sacramentos por diferentes motivos. Es todavía más difícil para millones de trabajadores acercarse a un salario digno, a tener seguridad médica… Simplemente tener acceso a un empleo. Muchos están paralizados por el hambre y el miedo, y han sido abandonados a su vulnerabilidad.

EN APARECIDA señalan los Obispos que la Iglesia tiene como misión propia la Palabra, los Sacramentos y practicar la Caridad (386), es abogada de la justicia y defensora de los pobres (395), entre ellos, los obreros. De hecho tiene como desafío emplear esfuerzo y creatividad en la evangelización del mundo del trabajo (492), acercarse al pueblo pobre de las periferias (550), llegar con creatividad a las multitudes (173), despertar en la sociedad los valores sociales (385), consolidar una patria de hermanos con dignidad (534). Está llamada también a colaborar en la consolidación de las frágiles democracias (541). La misión de la Iglesia es, pues, la liberación de los paralíticos, una liberación no sólo corporal y del corazón, sino también externa, social. Sin embargo, mientras que la delincuencia organizada crece en poder y creatividad, el Estado y la Iglesia no encuentran el camino para dar salud y dignidad al paralítico.

QUÉ LES PARECE si, con creatividad, astucia y esperanza, buscamos el camino de la conversión personal, eclesial y pastoral, para que, desde las pequeñas comunidades de base hasta los niveles diocesanos, mejoremos juntos el acceso a los sacramentos, a la planificación pastoral y a la comunión eclesial. Y desde allí, encontrar rendijas para colaborar con el Estado en la consolidación de una democracia en donde todos tengamos acceso a la alimentación básica y medicinas, a un empleo y salario dignos, en una palabra a una vida con dignidad.

Agustín Pbro.

2009-02-17

SANACIÓN DE UN LEPROSO

Ciclo BOrd6, 15 de Febrero de 2009

Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio
(Lc 1, 42)

JESÚS DE NAZARET tuvo compasión con un leproso que le suplicó de rodillas que lo curara. Extendiendo su mano sobre él, lo tocó e inmediatamente quedó limpio. Ambos “violaron la ley”. El leproso según la ley antigua era considerado como una persona impura, que no tenía el favor de Dios, y tenía que estar fuera de la comunidad para no contaminar a los demás. Era una persona marginada, es decir, excluida de los beneficios religiosos y sociales de la comunidad. ¿Cuál fue la actitud de Jesús frente al leproso? ¿Qué enseñanza nos quería comunicar? ¿Qué proyecto tenía en mente? Actualmente, ¿quiénes son los marginados? Todas aquellas personas excluidas del bienestar social y religioso son los “leprosos de ahora”. En nuestra parroquia, de acuerdo al análisis de la realidad de 2007, son los adultos mayores y enfermos, y los niños. Y quizá, debiéramos incluir también a los desempleados, que cada vez son más.

EN APARECIDA los Obispos nos dicen que la globalización económica está aumentando “las desigualdades que marcan tristemente nuestro continente y que mantienen en la pobreza a una multitud de personas.” (62). Entre ellos, muchas mujeres, jóvenes, desempleados, niños, ancianos, presos. Ahora, los excluidos, además de ‘explotados’ son también ‘desechables’ (65). Reconocen que ha habido de parte de la Iglesia muy poca preocupación por ellos (100, b-c). De hecho, la mayoría de los católicos no tenemos conciencia de ser misioneros, de ser sal y fermento en el mundo (286), sino más bien estamos atrapados por una espiritualidad individualista (100). Sin embargo, cuando Jesús de Nazaret cura al leproso significa que nos ha traído un Reino en donde no haya marginados sino que todos tengamos la oportunidad de vivir de acuerdo a nuestra dignidad humana, creados a imagen y semejanza de Dios (104).

QUÉ LES PARECE si le pedimos todos los días a Dios que nos conceda el don de la COMPASIÓN. Si Jesús ha sido compasivo con usted y conmigo, entonces también nosotros debiéramos serlo con los marginados. Si usted quiere puede incorporarse a la Misión Permanente de la parroquia para ser misionero desde su casa, barrios, integrado en una pequeña comunidad de base, que nos permita acercarnos a los adultos mayores, enfermos, niños y desempleados, para ‘tocarlos’ y procurar integrarlos a la comunidad social y eclesial.

Agustín Pbro.

2009-02-07

Jesús, el Predicador y Liberador

Ciclo B, Ord5, 8 de Febrero de 2009

Curó a muchos enfermos de diversos males
(Mc 1, 34)


JESÚS DE NAZARET empezó a predicar la Buena Nueva del Reino en Galilea. “Para eso he venido”, decía. Los hechos que abarcan su evangelización son la predicación en las sinagogas, la visita a la casa de Simón y Andrés en donde cura a la suegra de Pedro, la oración de madrugada en un lugar solitario, y la curación de diversos enfermos. A excepción de la oración personal, lo demás lo hacía acompañado de sus discípulos. Se trata de una evangelización completa. Ahora bien, nosotros, ¿Predicamos el evangelio? ¿Participamos en algún grupo apostólico o pequeña comunidad de base? ¿Hacemos visitas domiciliarias? ¿Hacemos oración profunda y constante? ¿Procuramos transformar la vida de las personas marginadas, maltratadas, enfermas, desempleadas o que tienen hambre? ¿Procuramos evangelizar en comunión, es decir, en equipo?

EN APARECIDA se dice que “cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva” (AP 146). Este anuncio se da mejor desde una parroquia organizada en pequeñas comunidades de base (170, 203, 310 y 372). No podemos quedarnos tranquilos en nuestros templos, necesitamos salir al encuentro de las personas y las familias, visitarlos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo y ofrecerles procesos de iniciación cristiana (300, 517-i, 548). Para lograr esto, es necesaria la oración personal y comunitaria, y alimentarnos de la Palabra y de la Eucaristía (255). Finalmente, si “el proyecto de Jesús es el Reino de una vida digna para todos” (361), entonces el fin de nuestra pastoral deberán ser los rostros sufrientes de Cristo (393), transformar, desde ellos, su situación (394, 210). Nos recuerdan los Obispos que “todo proceso evangelizador implica una auténtica liberación” (399)

QUÉ LES PARECE si nos cuestionamos. Si haces oración constante está bien pero no es suficiente; si haces oración y sales de misión está muy bien pero no es suficiente; si haces oración, eres misionero y lo haces desde la parroquia y una pequeña comunidad de base es excelente pero no es suficiente. Para ser discípulo y misionero de Jesucristo se requiere, además de todo esto, TRANSFORMAR la situación de los rostros sufrientes de Cristo; de lo contrario, nuestra evangelización sería a medias y estaríamos reprobados.

Agustín Pbro.

2009-01-29

Jesús, el Profeta

Ciclo B, Ord4, 1 de Febrero de 2009

Enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas
(Mc 1, 22)


JESÚS DE NAZARET se puso a enseñar en la sinagoga de Cafarnaúm y nos dice el Evangelio de Marcos que la gente quedó asombrada de su doctrina porque enseñaba con autoridad y no como los escribas. ¿Quiénes son los escribas? Se les denomina también “doctores” o “maestros” de la ley; es decir, eran los expertos de la Biblia, particularmente del Pentateuco. El problema era que con facilidad usaban ese conocimiento para su propia gloria y poder, por eso el mismo Jesús advertía: «Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones» (Mc 12, 38-40) Por tanto, enseñar con autoridad significará ser sencillos ocupando los últimos lugares, ser compasivos siendo cercanos y solidarios con la gente en especial los más vulnerables, y ser auténticos. ¿Conoce usted a algún profeta auténtico de nuestro tiempo?

EN APARECIDA señalan los Obispos que le compete a la Iglesia denunciar lo incompatible con la dignidad del hombre (AP 480), que nuestro servicio pastoral nos exige anunciar y denunciar (95). Sin embargo –también afirman- en la realidad actual hay “una notable ausencia en el ámbito político, comunicativo y universitario, de voces e iniciativas de líderes católicos de fuerte personalidad y de vocación abnegada que sean coherentes” (502). Hace falta que los cristianos seamos portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras (29). Nos advierten, por tanto, que por ejemplo los adolescentes de hoy fácilmente podrían ser víctimas de falsos líderes (442). Finalmente nos desafían diciéndonos que anunciar a Jesucristo como la verdad última del ser humano exige en nuestros días coraje y espíritu profético (480).

QUÉ LES PARECE si nos arriesgamos a denunciar alguna situación de nuestra familia, en el trabajo o en la parroquia que vaya en contra de la dignidad de la persona. Qué les parece si nos animamos a anunciar una buena noticia que en nuestra realidad social y/o eclesial está aconteciendo. ¿Difícil, verdad? Pero todavía lo más difícil de ser profetas es nuestro estilo de vida que avalen tales denuncias y anuncio. Por tanto, qué les parece si intentamos ser profetas de verdad desde una vivencia sencilla, cercana y solidaria con los más marginados.

Agustín Pbro.

2009-01-23

PRIMERA CONDICIÓN DEL REINO

Ciclo B, Ord3, 25 de Enero de 2009

El Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio

(Mc 1, 15)

JESÚS DE NAZARET empezó su predicación en Galilea anunciando el Reino de Dios y llamando al arrepentimiento. Sus primeros discípulos, al ser discípulos del Bautista, eran personas arrepentidas de sus pecados y tenían una gran disponibilidad. Ahora, para nosotros, existe la tentación de ser muy católicos en el templo e incluso de salir a misión y hasta creer que somos misioneros y al mismo tiempo tratar con la punta del pie al compañero o subalterno, de despojar de sus bienes al vecino o empleado, de asfixiar mi propio cuerpo de drogas o promoverlas, o quizá hasta de hacer daño físicamente. Todo esto y otras realidades más, ¿por qué suceden? ¿Por qué en el mundo de hoy no somos capaces de instaurar el Reino de Dios de una manera más plena? Quizá es porque nos brincamos o nos olvidamos de uno de los pasos del proceso misionero: La Conversión Personal.

EN APARECIDA se dice que las señales del Reino son la vivencia de las bienaventuranzas, la evangelización de los pobres, el acceso de todos a los bienes de la creación, entre otros (AP 383). Destaca también cinco aspectos fundamentales del proceso de formación de los discípulos misioneros: 1) El Encuentro con Jesucristo, 2) La Conversión, 3) El Discipulado, 4) La Comunión, y 5) La Misión. La Conversión es la respuesta de quien ha escuchado al Señor, cree en Él por la acción del Espíritu y se decide a ser su amigo, cambiando su forma de pensar y de vivir. Esta conversión se desarrolla no de manera aislada e individualista sino en comunidad: en familia, en las comunidades de base, en la parroquia. Y, finalmente, el discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de anunciar a Jesucristo y de servir a los más necesitados (AP 278).

QUÉ LES PARECE si nos proponemos la lectura completa del Evangelio de San Marcos desde ahora y hasta la Semana Santa, y que esta lectura nos prepare para una buena Confesión durante la Cuaresma. Qué les parece si procuramos rezar el viacrucis los viernes de Cuaresma y le pedimos a Nuestro Señor Jesucristo nos conceda el don del arrepentimiento y de ser sus discípulos. Qué les parece si nos proponemos practicar de manera más intensa alguna bienaventuranza, de evangelizar a alguna familia que viva en la miseria y de compartir mi dinero con ellos o algún desempleado.

Agustín Pbro.

2009-01-13

VOCACIÓN DE LOS PRIMEROS DOS

Ciclo B, Ord2, 18 de Enero de 2009

Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús
(Jn 1, 37)
JESÚS DE NAZARET llamó a los primeros dos discípulos del grupo del Bautista. Eran personas sencillas y que se les consideraba pecadoras. Ellos confiaron en la palabra del Bautista, quien los acercó al “Cordero de Dios” y, a su vez, Jesús confío en el Bautista. En el prefacio del domingo anterior se decía que Jesús, después del bautismo en el Jordán, fue enviado a evangelizar a los pobres. He ahí el escenario: confianza en los pobres, más aún, ser pobres, para evangelizar a los pobres. Ahora, frente al desafío de la “Misión Permanente” tenemos las siguientes tentaciones: No ser pobres como Jesús; no confiar en los pecadores y/o pobres para la misión; o bien acapararlos para mi grupo, movimiento o asociación… alejándolos del Mesías.

EN APARECIDA se lamentan los Obispos que poco nos hemos preocupado por los pobres (100-b) y que, en ocasiones, nos hemos apartado de una vida más sencilla, austera y solidaria (100-h), siendo que la Iglesia es casa de los pobres (8). Por eso se nos invita a que los discípulos y misioneros de Jesucristo seamos pobres para ir al encuentro de los pobres (540). Es necesario dedicar tiempo a ellos y transformar su situación, desde ellos (397), ser sus amigos (398). En la construcción del Reino participamos todas las personas de buena voluntad, pero en especial los pecadores y débiles. “Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres (Mt 25, 40)” (AP 393). “Nuestra solidaridad se ha de manifestar en la defensa de la vida, de los derechos humanos, y en el acompañamiento de los más débiles y excluidos para que sean sujetos de cambio.” (394). Por otro lado también se afirma desde el magisterio: “En las últimas décadas, varias asociaciones y movimientos apostólicos laicales han desarrollado un fuerte protagonismo.” (214).

QUÉ LES PARECE si nos incorporamos con grupos o familias pobres para convivir con ellos y, así, tengamos las mismas actitudes de Jesús de Nazaret. Qué les parece si nos proponemos un Programa Personal de Pobreza que nos permita seguir mejor los pasos de Jesús de Nazaret y nos haga tomar más conciencia de la realidad de miseria, y su consecuente inseguridad y violencia, que mucha gente de nuestro alrededor vive. Qué les parece si estudiamos y reflexionamos a profundidad las Bienaventuranzas, la primera de las cuales es una buena noticia para los pobres: “¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!” (Lc 6, 20)

Agustín Pbro.

2009-01-07

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Ciclo B, Ord1, 11 de Enero de 2009


Jesús de Nazaret fue bautizado por Juan en el Jordán

JESÚS DE NAZARET optó por distanciarse de las autoridades religiosas de su tiempo por considerarlos muy alejados de los pecadores y pobres. Por eso tomó la determinación de acercarse a Juan el Bautista, “hacer fila” con los pecadores y recibir el bautismo de arrepentimiento. En esa fila seguramente había corruptos, prostitutas, alcohólicos, enfermos… que buscaban a Dios de todo corazón, pero que eran marginados por las autoridades religiosas de su tiempo. Ya Isaías había profetizado “será contado entre los pecadores”; aunque él no tenía pecado, decidió realizar su misión con y desde los pecadores y pobres a quienes pasó su vida sirviéndoles. Y precisamente habiendo sido bautizado se oyó entonces una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias”. Y, en medio de tentaciones y persecuciones, empezó su misión…

EN APARECIDA se lamentan los Obispos que poco nos hemos preocupado por los pobres (100-b) y que, en ocasiones, nos hemos apartado de una vida más sencilla, austera y solidaria (100-h), siendo que la Iglesia es casa de los pobres (8), y que el discípulo misionero “ha de ser un hombre o una mujer que hace visible el amor misericordioso del Padre, especialmente a los pobres y pecadores” (147). Asimismo, subraya que son muchos los alejados de la misa dominical (173). Por eso se nos invitan a que los discípulos y misioneros de Jesucristo seamos pobres para ir al encuentro de los pobres (540). Es necesario dedicar tiempo a ellos y transformar su situación, desde ellos (397), ser sus amigos (398). También nos invitan a que pasemos de “una pastoral de conservación a una pastoral misionera” (370), lo cual implica necesariamente acercarnos y proponer la vida nueva en Cristo a todos los pecadores y tratar de “hacer fila con ellos”, con los arrepentidos, puesto que también nosotros somos pecadores. Misericordiosos como Jesús.

QUÉ LES PARECE si visitamos algún lugar que nos permita encontrarnos con personas pobres y que son consideradas pecadoras para convivir con ellos y, así, tengamos las mismas actitudes de Jesús de Nazaret. Que les parece si nos incorporamos al proceso de Pueblo de Dios en Misión o Misión Permanente y procuramos visitar y convivir en los barrios. Qué les parece si nos dejamos cuestionar por personas que piensan diferente a nosotros (no sea que estemos alejados de Jesús y del Bautista) y con humildad reconocer nuestras debilidades. Qué les parece si intensificamos la Oración para fortalecernos frente a las tentaciones y persecuciones.

Agustín Pbro.

2009-01-01

LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

Ciclo B, Navidad-2, 4 de Enero de 2009


“Unos magos de Oriente llegaron a adorarlo”
(Mt 2, 2)

Celebramos la fiesta de la Epifanía del Señor, es decir, la manifestación de que la salvación de Jesucristo es UNIVERSAL, para todas las gentes de todos los lugares, de todos los tiempos. San Mateo lo simboliza con los magos de oriente, quienes sin ser judíos van en busca de la luz, encuentran al Niño Dios, lo adoran y ofrecen regalos. La fiesta de la Epifanía es, pues, una fiesta “misionera” en donde se resalta a los “paganos” y alejados. Ahora bien, ¿por qué siendo tantos católicos en México y en el Mundo, en vez de constatar cada vez la presencia del Reino de Dios (AP 146), constatamos más pobreza y violencia? Porque nos hemos vuelto una Iglesia encerrada en los salones parroquiales o nuestro alcance misionero son sólo los amigos cercanos, o de plano no hemos entendido la naturaleza de la misión.

Aparecida haciendo resonancia del Concilio Vaticano II (LG 9) afirma: Somos Pueblo de Dios que sale al encuentro de los alejados y marginados: 164 y 168). Se trata de visitar a todas las familias (204; 517-i) incluyendo los que se salen de la Iglesia (225) para favorecer su vida sacramental, su participación comunitaria y su compromiso ciudadano (286). El objetivo de la misión es comunicar la vida (360), una vida digna para todos (361). Por ello, habrá que tomar en cuenta el sufrimiento de los pobres (362).

Se nos presentan entonces algunos desafíos para este nuevo años que comenzamos:
1) No ser un obstáculo para todas aquellas personas “pecadoras” que están alejadas de la Misa, de la comunión eucarística y de los grupos apostólicos, creyendo que la salvación es sólo para los que venimos a Misa y/o participamos en la pastoral.
2) Estar abiertos y respetar a todas aquellas personas que no profesan el cristianismo; también Dios se ha manifestado a ellos. Es formidable trabajar juntos a favor del Reino, en el diálogo y la paz.
3) En cuanto a las miles de organizaciones religiosas, muchas de ellas cristianas, que han estando surgiendo en los últimos dos siglos, saber también respetarlas pero sabiendo que algunas de ellas utilizan métodos agresivos de proselitismo y que conviene no ser ingenuos; pero no hay que perder de vista que mucha gente de buena voluntad buscan el sentido de sus vidas a través de múltiples ofertas religiosas, que no ven o encuentran en la Iglesia Católica, lo cual es otro desafío para todos nosotros.
4) Necesitamos salir; no podemos quedarnos tranquilos en nuestros templos (AP 548).

Agustín, Pbro.