2009-04-09

PARA VIVIR MEJOR EL TRIDUO PASCUAL

Escrito por P. Toribio Tapia Bahena
Viernes, 03 de Abril de 2009

Celebrar la Semana Santa es disponernos para conocer, reflexionar y vivir mejor nuestra fe desde la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Deseamos ofrecer algunas pistas de reflexión a partir de tres puntos fundamentales: los pretextos que tuvieron algunos grupos y personas para matar a Jesús; las razones que él tuvo para entregar su vida y el significado y alcance de la resurrección.

¿Por qué mataron a Jesús?

Al preguntarnos ¿por qué mataron a Jesús? estamos tocando directamente su manera de vivir, de relacionarse y de pensar. Sus actitudes incomodaban a quienes, no sólo concebían la vida y a Dios de manera contraria a Jesús, sino que además les convenía mantenerse en sus posturas. Pero ¿qué fue lo que más incomodó a los adversarios de Jesús a tal grado que quisieran matarlo?
Jesús estuvo a favor de la vida de los más desprotegidos. Así, los evangelios presentan a Jesús curando a la gente de diversas enfermedades y expulsando demonios (Mc 1,32-34). Ahora bien, el Señor curaba, pero sobre todo aliviaba. Es decir, quienes se acercaban a Él experimentaban un modo más digno de ver la existencia; ya no era una ley o una costumbre lo más importante, sino la vida, la dignidad del ser humano (Mc 3,1-6). Con la presencia se Jesús experimentaban que lo bueno estaba a su alcance (1,15). Ante Jesús, los enfermos, los pecadores, los pobres, los marginados y excluidos se llenaban de esperanza.

Los evangelios presentan a Jesús rompiendo barreras, superando fronteras. En aquel tiempo existía la idea equivocada de que para mantenerse buenos y puros había que despreciar a los que fueran diferentes, especialmente a quienes no pertenecieran al mismo grupo, al mismo pueblo. Sin embargo, Jesús rompió las fronteras que separaban a las personas. Jesús tocó a los impuros (Mc 1,41; 5,24-28.41), comió con pecadores (2,13-14; Lc 15,1-2); se introdujo en territorio pagano (Mc 5,1-20; 7,24-30), convivió con gente que, de alguna manera, era impura (ciegos, cojos, sordos; Mt 21,14; véase Lev 21,16-24). Y hasta promovió un movimiento de renovación hacia el interior del pueblo judío con una característica muy especial: incluir a todos, sobre todo a los más alejados y rechazados, en este caso los extranjeros.

Además, Jesús proponía unos principios de comportamiento poco comunes que exigían cambiar profundamente no sólo a nivel personal sino también la organización de la vida. Así, por ejemplo, además de no matar hay que evitar cualquier ofensa de desprecio hacia los hermanos (Mt 5,21-26); no es suficiente con evitar el adulterio, es indispensable respetar en todo a la mujer (vv. 27-30); tampoco basta con no hacer más daño que el recibido, debe amarse al enemigo (vv. 38-48). Para Jesús no era suficiente realizar prácticas religiosas; era necesario hacerlas con recta intención (6,5-18); para él la única manera de ser importante era por el servicio a los hermanos en el amor (Jn 13).

Todo esto implicaba, además de un comportamiento personal diferente, un modo más adecuado de experimentar a Dios, de vivenciar las relaciones humanas y de percibir la religión. Para quienes se servían de ideas equivocadas de Dios y vivían de un sistema religioso que los beneficiaba, el comportamiento de Jesús se volvió insoportable, al grado de que muy pronto querían echarle mano para eliminarlo (Mc 3,6). Podríamos decir que a Jesús lo mataron por la vida que llevó y por la misión que cumplió.

¿Por qué entregó la vida Jesús?

Jesús sabía perfectamente que la determinación por hacer la voluntad de su Padre traería serias consecuencias; y las asumió a tal grado que entregó su vida voluntariamente (Jn 10,17-18). Jesús entrega la vida porque esa es la voluntad de su Padre, que se ame hasta el extremo. Dios no estaba de acuerdo con los verdugos que mataban a su Hijo; sí lo estaba con la extrema muestra de amor por parte de Jesús al grado de entregar su vida en la cruz. Los evangelios, especialmente Lucas, nos muestran a Jesús firme en su decisión de cumplir la voluntad de su Padre; la fidelidad en el amor a la voluntad de Dios lo llevó a mantenerse sólido en su camino, firme en sus convicciones (9,51-19,44).

Ahora bien, esta determinación de Jesús por cumplir la voluntad del Padre, es también por fidelidad al ser humano. El evangelio de Juan insiste en que la entrega de la vida de Jesús tiene también como finalidad inmediata que las personas accedan a la vida que no sea acaba, a la vida eterna (3,15-16). Con mucha claridad el evangelio de Juan va diciendo que con la presencia de Jesús y la entrega de su vida, el ser humano puede renacer (3,1-13), todos pueden acercarse a Dios (4,1-42), cualquiera puede responsabilizarse de su amor y misericordia (8,1-11); con esta vida nueva que ofrece el Señor llega también la luz (8,12; 9,1-40) y el tiempo en el que habrá verdaderos pastores, un sólo rebaño y auténticas ovejas (10,1-21)...

La resurrección del Señor

La resurrección de Jesucristo no sólo es el contenido de la proclamación de fe de los primeros cristianos sino el sentido mismo de toda su misión. Los escritos del Nuevo Testamento hablan de ella en dos bloques: las confesiones de fe y las apariciones del Resucitado.

Las confesiones de fe. El testimonio de los primeros cristianos expresado en afirmaciones de fe, credo o predicación misionera parecen resumirse en uno de los textos más antiguos que nos presenta la Primera Carta a los Corintios: “Porque les transmití en primer lugar, lo que a mi vez recibí que Cristo muriópor nuestros pecados, segú las Escrituras; que fue sepultado y que resucitóal tercer dí, segú las Escrituras; que se aparecióa Cefas y luego a los Doce; despué se aparecióa má de quinientos hermanos a la vez de los cuales todaví la mayor parte viven y otros murieron” (15,3-6). La expresión “por nuestros pecados” puede estar indicando su valor salvador para todos los seres humanos, y “según las Escrituras” recuerda que la entrega de la vida por parte de Jesú hace realidad la promesa hecha por Dios. La resurrección, por tanto, entra en la estructura de la Promesa salvífica antes que en la filosófica; es decir, la resurrección de Jesús no es predicada como una enseñnza precisa principalmente sino como la Buena Noticia para todos los seres humanos, creyentes y no creyentes.

Además de las confesiones de fe tenemos los relatos de las apariciones del Resucitado; todas, sin excepción, contienen un matiz misionero; bien por algún mandato expreso, bien por una reacción inmediata de los testigos (Mt 28,9-20; Mc 16,9-20; Lc 24,13-53; Jn 20,11-21,24). Así por ejemplo, Marcos (16,9-20) enfatiza la incredulidad y dureza de corazón de los discípulos; no obstante es a ellos a quienes envía para que vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación; el Resucitado garantiza a quienes crean que hará cosas semejantes a las que él había realizado; y a los que ya han creído y asumen la misión les promete que estará con ellos para que sean coherentes (vv. 17-18. 20). Por su parte, Mateo (28, 16-20) enfatiza que algunos de los once apótoles dudaban (v. 17); no obstante, los envía y les encarga que consagren a las personas a la Trinidad, es decir, que las introduzcan en la vida de Dios; les encarga que enseñen a vivir más que ayuden a "saber". Lucas, por su parte, da a entender de que si los discíulos quieren ser realmente misioneros tendrá que convencerse de que deben comportarse realmente como testigos (24,44-49). Por último, Juan habla del envío de los discípulos por parte del Resucitado en orden a la reconciliación (20, 22); para Juan el envío que hace Jesús como el Padre lo ha enviado además de remarcar la semejanza señala la continuidad.

Para seguir reflexionando:

Señala los comportamientos más importantes que tuvo Jesús y que incomodaron a ciertos grupos o personas de su tiempo.
¿Qué imagen de Dios y de las relaciones humanas percibimos en la manera de pensar y de actuar de Jesús? ¿A qué nos invita esto?
¿Por qué y para qué entregó Jesús su vida?
¿Por qué decimos que la resurrección tiene que ver con la vida presente?
¿A qué nos compromete la fe en la resurrección del Señor? ¿En qué nos anima?

Tomando en cuenta el contexto eclesial hemos querido ofrecer algunos matices relacionados con la Misión.

Las palabras de Pedro, en su visita a la casa de Cornelio, condensan el recuerdo que aquel apóstol tenía sobre quién había sido Jesús de Nazaret y lo que representaba para los cristianos de entonces (Cf. Hech 10,38). Es cierto que también encontramos los relatos de la tumba vacía (Mt 28,1-8; Mc 16,1-8; Lc 24,1-8; Jn 20,1-10); sin embargo, lo más seguro, es que éstos no tengan intenciones apologéticas a manera de prueba de la resurrección. La Resurrección como Promesa evita la extravagancia (“les queremos compartir algo raríimo”) y el revanchismo (“les demostraremos que no pudieron con él”).
Los primeros cristianos utilizaron tres imágenes principales para hablar de este acontecimiento central: la Resurrecció, la vida y la exaltación. La resurrección está en clave de contraposición muerte/vida; Jesú estaba muerto y despierta de la muerte; yací en la tumba y fue levantado. Las otras imáenes subrayan la novedad; Jesús no se reintegra a nuestro mundo, pasa al mundo de Dios; por esto, el Cristo Resucitado será llamado “primogénito de entre los muertos” (Col 1,18) porque inaugura el mundo nuevo.

No entramos en discusiones sobre los finales de Marcos (16,9-20) y de Juan (21,1-25). Lo importante es que ambos finales precisan lo que se ha dicho en cada uno de ellos anteriormente.

P. Toribio

DOMINGO DE RAMOS

Ciclo B, 5 de Abril de 2009

Se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz
(Fil 2, 8)

JESÚS DE NAZARET, estando en la víspera de su pasión, empezó a sentir tristeza, terror y angustia, y les pide a sus discípulos que se queden velando mientras él hace oración. Decía: “Padre, tú lo puedes todo: aparta de mí este cáliz. Pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres”. Mientras tanto, sus discípulos se durmieron, por lo que Jesús les amonesta. Durante la pasión, todos huyeron y lo abandonaron, excepto algunas mujeres. De hecho, Pedro lo negó en tres ocasiones. Ciertamente nosotros, con el oficial romano decimos: “De veras este hombre era Hijo de Dios”, pero ¿cómo corresponder a Jesucristo su entrega amorosa por cada uno de nosotros? Usted, cuando llega la tristeza, el terror o la angustia a su vida propia o del prójimo, por querer cumplir la voluntad de Jesucristo, ¿le sigue o le abandona?

EN APARECIDA señalan los Obispos que para ser discípulos de Jesús es necesario seguirlo (Mc 3, 14), ser de él y formar parte de los suyos y participar de su misión, es decir, correr su misma suerte y hacerse cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas (AP 131). Después de amonestar a sus discípulos dormidos les da una exhortación: “Velen y oren, para que no caigan en la tentación. El espíritu está pronto, pero la carne es débil”. Por otra parte, san Pablo expresa de manera excelente la identidad y la misión de Jesús: “Cristo, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres.” (Fil 2, 6-7)

QUÉ LES PARECE si nos proponemos renovar nuestro discipulado haciendo todavía más esfuerzo en asumir la actitud de SIERVO. Recordemos que, como el Maestro, los cristianos somos y estamos para servir, no para ser servidos. Por otra parte, ¿estamos al tanto de la realidad personal, social y eclesial que nos envuelve, o vivimos en un mundo aislado e individualista? Nos conviene estar en VELA. Finalmente, aunque muchos de nosotros vivimos en grandes metrópolis y cada vez es más difícil hacer oración, es necesario dedicar tiempo periódico a la ORACIÓN, de preferencia a la Lectio Divina, y todavía mejor: dentro de una pequeña comunidad o comunidad eclesial de base.

Agustín Pbro.

2009-03-24

JESUS ES EL GRANO DE TRIGO

Ciclo B, Cua5, 29 de Marzo de 2009

Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto
(Jn 3,21)

JESÚS DE NAZARET, estando en Jerusalén en las fiestas de Pascua, es buscado por unos griegos que tenían la curiosidad de conocerlo. Les responde a ellos y a todos que “Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado… Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí”. Jesús ha decidido ya entregar su vida por la salvación de todos los que creen en él. Como hombre, tiene miedo a la muerte, sin embargo decide ser obediente al Padre hasta las últimas consecuencias. Aprendió a obedecer padeciendo para salvar a todos los que le obedezcan. Observemos su metodología: obedecer-cruz-salvación. En la actualidad experimentamos la influencia de una cultura individualista que nos lleva a querer mandar sin obedecer, a una vida cómoda sin compromiso y, finalmente, a la destrucción de nosotros mismos y del planeta. ¿Con cuál desobediencia nos identificamos más? ¿Por qué cree usted que Jesús eligió la cruz y no otro camino?

EN APARECIDA señalan los Obispos que para producir frutos de amor es necesario estar unidos íntimamente a Jesucristo y ser obedientes a la Palabra del Padre (133). Que para configurarnos con el Maestro es necesario asumir el Mandamiento del amor (Jn 15, 12), principal anuncio y testimonio de la Iglesia (138). Que Identificarse con Jesucristo es también compartir su destino. El cristiano corre la misma suerte del Señor, incluso hasta la cruz (Mc 8, 34). Nos alienta el testimonio de tantos misioneros y mártires de ayer y de hoy (140). En el seguimiento de Jesucristo, aprendemos y practicamos las bienaventuranzas del Reino, su estilo de vida, su obediencia, su compasión ante el dolor humano, su cercanía a los pobres (139)

QUÉ LES PARECE si en las reuniones de nuestra pequeña comunidad donde vivimos le ponemos más atención a la Palabra de Dios, donde Dios nos va diciendo lo que tenemos que hacer de acuerdo a la realidad que vivimos. Qué les parece si aceptamos la cruz del sufrimiento que seguramente implicará obedecer a Dios. Qué les parece si realizamos acciones que nos den vida no sólo a nosotros sino también al planeta. ¿Se te ocurren algunos ejemplos?

Agustín Pbro.

2009-03-23

JESÚS ES LA LUZ QUE NOS SALVA

Ciclo B, Cua4, 22 de Marzo de 2009

El que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz
(Jn 3,21)

JESÚS DE NAZARET estando en Jerusalén se puso a dialogar con un fariseo de buena voluntad llamado Nicodemo. Esta había ido a ver a Jesús de noche, por lo que el Señor aprovecha para decirle que Dios envío al mundo a su hijo único para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Jesús es la luz y todo el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz. Sin embargo, existe la posibilidad de caminar en las tinieblas cuando hacemos obras malas. La causa de la condenación es preferir las tinieblas a la luz. Ahora bien, ¿sabe usted lo que es el pecado? ¿Identifica el pecado grave? ¿Podría explicar el relativismo ético? ¿Podría explicar lo que es el pecado estructural? ¿Cuáles serán los pecados más graves y que nos dominan en la actualidad? ¿Tiene usted presente sus pecados?

EN APARECIDA señalan los Obispos que vivimos un nuevo período de la historia con desafíos y exigencias, caracterizado por el desconcierto generalizado que se propaga por nuevas turbulencias sociales y políticas, por la difusión de una cultura lejana y hostil a la tradición cristiana, por la emergencia de variadas ofertas religiosas (10). Viendo nuestro mundo, tratamos de discernir sus caminos con la gozosa esperanza y la indecible gratitud de creer en Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. En el clima cultural relativista que nos circunda se hace siempre más importante y urgente hacer madurar en todo el cuerpo eclesial la certeza que Cristo, el Dios de rostro humano, es nuestro verdadero y único salvador (22).

QUÉ LES PARECE si nos proponemos conocer más a Jesús a través de su Palabra y del magisterio eclesial para caminar más seguros en el camino de la verdad que nos lleva a la vida. Así podremos saber cuáles son las buenas obras que hay que emprender y cuáles son las malas que habría que eliminar. Una vez que sabemos cuáles son nuestros pecados, conviene tenerlos presente, como dice David en el Salmo 51. Cuando estamos conscientes de ellos y todos los días nos incomodan entonces ya hemos emprendido el camino de una conversión profunda que nos animará a emprender obras según la verdad del Maestro.

Agustín Pbro.

2009-03-14

JESÚS EXPULSA A LOS MERCADERES

Ciclo B, Cua3, 15 de Marzo de 2009

No conviertan en un mercado la casa de mi Padre
(Jn 2,16)

JESÚS DE NAZARET llegando a Jerusalén, poco antes de la pascua judía, tuvo un fuerte incidente en el templo: expulsó a los cambistas y comerciantes de animales. ¿Por qué cree usted que se enojó Jesús? ¿Acaso también nosotros en la actualidad deberíamos quitar la venta de tamales y enchiladas? ¿Cree usted que en la actualidad haya integrantes de la Iglesia que aprovechen su puesto para enriquecerse? ¿A qué le dedicamos más tiempo: a los sacramentos y sacramentales, a la construcción del templo o a la evangelización? Por otro lado, ¿cree usted que haya servidores públicos que aprovechen su puesto para lucrar? Conclusión: Es muy tentador aprovecharse de un puesto religioso o político para lucrar a costa de la buena voluntad de la gente. Si nuestra vida cristiana la reducimos sólo a andar construyendo templos y/o administrando sacramentos, sin trabajar en una evangelización que transforma corazones y nos conduce a una vida plena para todos, entonces seríamos los expulsados del templo si Jesús viniese ahora.

EN APARECIDA señalan los Obispos que es necesario presentar a la persona humana como el centro de toda la vida social y cultural (480). Que la globalización debe regirse por la ética y estar al servicio de la persona humana (60). Que todo proceso evangelizador implica una liberación integral (GS 76), para que sea posible un orden justo en la sociedad (399). Sin embargo, las nuevas reformas en América Latina y El Caribe se centran en adquirir conocimiento y habilidades en función de la productividad, la competitividad y el mercado, descuidando la felicidad personal (328). La vida, la dignidad y la integridad de la persona humana no se pueden desarrollar en medio de los ídolos del lucro y la eficacia (468; Cf. 45 y 61).

QUÉ LES PARECE si evaluamos nuestras actividades parroquiales para saber a qué le estamos dedicando más tiempo. Qué les parece si ofrecemos al Consejo Económico, representante de los grupos y de los templos, un informe económico mensual de cuánto ingresa y cómo se gasta el dinero de la parroquia, incluyendo la percepción del sacerdote. Qué les parece si, además de vender enchiladas y tamales, andar haciendo quinielas y sorteos; además de preocuparnos en celebrar a cada rato primeras comuniones, quinceañeras y matrimonios, iniciamos procesos pastorales para una Misión Permanente, Profunda y Transformadora que beneficie a todos.

Agustín Pbro.

2009-03-06

LA TRANSFIGURACIÓN

Ciclo B, Cua2, 8 de Marzo de 2009

Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías
(Mc 9,5)

JESÚS DE NAZARET había sido ya reconocido por Pedro como el Mesías, pero todavía como un Mesías Político al estilo de David. Ni Pedro, ni los demás discípulos se imaginaban a un Mesías Sufriente y Siervo. Por eso se resistían a la idea de la Cruz. El episodio de la transfiguración fue ocasión para que Pedro todavía intentara retener a Jesús en la comodidad de la Montaña, una vida tranquila y sin problemas, con muchos milagros, con grandes masas de gente siguiendo a Jesús. Dentro del proceso de la Misión Permanente es muy tentador querer quedarnos en la comodidad de las juntas, de los retiros, de las grandes masas, pero con miedo de afrontar el sufrimiento de los pobres (AP 65, 393, 362). Si nuestros programas de pastoral no tocan ni transforman sus vidas, la misión habrá sido estéril. Lograrlo es nuestra cruz. Pero más allá de ella, está la resurrección y la vida eterna, una vida nueva que ya empezó desde ahora, pero su plenitud será después de la parusía.

San Pablo expresa muy bien la identidad mesiánica: Él, que era de condición divina… se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz” (Fil 2, 6-8; AP 143). EN APARECIDA señalan los Obispos que “El llamamiento que hace Jesús a seguirlo (Mc 3, 14) es con la finalidad, de “ser de él y formar parte de los suyos y participar de su misión... correr su misma suerte y hacerse cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas.” (AP 131) Hacer nuevas todas las cosas significa transformar la realidad de muerte y de tinieblas en el Reino de Dios. Buscar la justicia social (385), acompañar a los más desprotegidos para que sean ellos mismos sujetos de cambio y transformen su propia situación (394-395; 151, 407), crear estructuras justas que disminuyan la inequidad que existe hoy (537).

La formación y la espiritualidad en la Iglesia deben contribuir a despertar en la sociedad los valores sociales, contribuir al diálogo y a la transformación social (283 y 385), lo cual requiere intervenir necesariamente en los asuntos sociales (400). QUÉ LES PARECE si nos proponemos leer y orar con la Biblia para conocer más al Mesías (249), qué les parece si empezamos la cruz tratando de vivir pobre al estilo de Jesús y luego nos acercarnos a los hermanos indigentes (540), qué les parece si servimos a los rostros sufrientes con la esperanza de su realización (31).

Agustín Pbro.

2009-03-05

JESÚS ES TENTADO EN EL DESIERTO

Ciclo B, Cuaresma1, 1 de Marzo de 2009


Permaneció en el desierto cuarenta días y fue tentado por Satanás
(Mc 1, 13)

JESÚS DE NAZARET impulsado por el Espíritu Santo se dirigió al desierto en donde fue tentado por Satanás. El evangelista Marcos describe cómo vivía Jesús en el desierto, y sobre el inicio de su predicación en Galilea anunciando la llegada del Reino de Dios. El Reino de Dios ha llegado pero, para alcanzarlo, se requiere una conversión permanente. Ahora bien, ¿qué es el Reino de Dios? ¿Cuáles son las tentaciones más fuertes que obstaculizan la Misión del Reino? ¿Qué significa conversión? Me parece que las tentaciones más fuertes en relación a la Misión Permanente son: “No tengo tiempo”, “no puedo, no estudié”, “no soy digno de entrar”, “como nadie quiere y el que quiere no sabe, entonces todo lo tengo que hacer yo”, “no te juntes con aquella persona porque es mala onda”, “aquí en el templo estamos muy a gusto, ¿para qué salir a asolearte?”

EN APARECIDA nos recuerdan los Obispos que Jesús nos ha encomendado ser misioneros para anunciar el Evangelio del Reino (144 y 131). Un Reino en donde hagamos visible el amor misericordioso del Padre, especialmente a los pobres y pecadores (147). Por tanto, no se trata de una misión fuera de este mundo (148), sino más bien se trata de transformar el mundo en estructuras justas (210). Sin embargo, hay tentaciones. Jesús mismo, cuando se preparaba a su misión fue tentado en el desierto, pero con la oración y el ayuno discernió la voluntad del Padre y venció las tentaciones de seguir otros caminos (149). ¿De cuáles caminos se trata? Algunos son la comodidad, el estancamiento y la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres (362). Por esto, todos estamos llamados a una permanente conversión personal, pastoral y eclesial (366-367). No habrá estructuras nuevas si no hay hombres y mujeres nuevas (538).

QUÉ LES PARECE si dedicamos tiempo a la ORACIÓN Y AYUNO, para disponemos a discernir la voluntad del Padre y, con su misericordia, vencer las tentaciones de seguir otros caminos. Qué les parece si nos animamos a ser misioneros al estilo de Jesús, pobre y dispuesto a la cruz (AP 30); tomar en cuenta el contexto histórico donde la gente vive (367); sectorizar la parroquia para acercarnos más a la gente (372); organizarnos de modo comunitario para que las parroquias sean casas y escuelas de comunión (170). Qué les parece si convertimos a la parroquia en “una red de comunidades y grupos, capaces de articularse” (172).

Agustín Pbro.

2009-02-24

JESÚS LIBERA A UN PARALÍTICO

Ciclo B, Ord7, 22 de Febrero de 2009

Y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla
(Mc 2, 4)

JESÚS DE NAZARET estaba en una casa de Cafarnaúm cuando curó a un paralítico que habían introducido por el techo de la casa en donde se encontraba. El Evangelio subraya el hecho de que Jesús le haya perdonado sus pecados. La curación del paralítico nos hace recordar el programa misionero que Jesús había ya anunciado: “El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos.” (Lc 4, 18) ¿Qué le llamó la atención a Jesús cuando le presentaron al paralítico? ¿Cuál crees que sea la buena nueva y de qué liberación se trataría en este caso? Actualmente es difícil para muchas personas acercarse a los sacramentos por diferentes motivos. Es todavía más difícil para millones de trabajadores acercarse a un salario digno, a tener seguridad médica… Simplemente tener acceso a un empleo. Muchos están paralizados por el hambre y el miedo, y han sido abandonados a su vulnerabilidad.

EN APARECIDA señalan los Obispos que la Iglesia tiene como misión propia la Palabra, los Sacramentos y practicar la Caridad (386), es abogada de la justicia y defensora de los pobres (395), entre ellos, los obreros. De hecho tiene como desafío emplear esfuerzo y creatividad en la evangelización del mundo del trabajo (492), acercarse al pueblo pobre de las periferias (550), llegar con creatividad a las multitudes (173), despertar en la sociedad los valores sociales (385), consolidar una patria de hermanos con dignidad (534). Está llamada también a colaborar en la consolidación de las frágiles democracias (541). La misión de la Iglesia es, pues, la liberación de los paralíticos, una liberación no sólo corporal y del corazón, sino también externa, social. Sin embargo, mientras que la delincuencia organizada crece en poder y creatividad, el Estado y la Iglesia no encuentran el camino para dar salud y dignidad al paralítico.

QUÉ LES PARECE si, con creatividad, astucia y esperanza, buscamos el camino de la conversión personal, eclesial y pastoral, para que, desde las pequeñas comunidades de base hasta los niveles diocesanos, mejoremos juntos el acceso a los sacramentos, a la planificación pastoral y a la comunión eclesial. Y desde allí, encontrar rendijas para colaborar con el Estado en la consolidación de una democracia en donde todos tengamos acceso a la alimentación básica y medicinas, a un empleo y salario dignos, en una palabra a una vida con dignidad.

Agustín Pbro.

2009-02-17

SANACIÓN DE UN LEPROSO

Ciclo BOrd6, 15 de Febrero de 2009

Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio
(Lc 1, 42)

JESÚS DE NAZARET tuvo compasión con un leproso que le suplicó de rodillas que lo curara. Extendiendo su mano sobre él, lo tocó e inmediatamente quedó limpio. Ambos “violaron la ley”. El leproso según la ley antigua era considerado como una persona impura, que no tenía el favor de Dios, y tenía que estar fuera de la comunidad para no contaminar a los demás. Era una persona marginada, es decir, excluida de los beneficios religiosos y sociales de la comunidad. ¿Cuál fue la actitud de Jesús frente al leproso? ¿Qué enseñanza nos quería comunicar? ¿Qué proyecto tenía en mente? Actualmente, ¿quiénes son los marginados? Todas aquellas personas excluidas del bienestar social y religioso son los “leprosos de ahora”. En nuestra parroquia, de acuerdo al análisis de la realidad de 2007, son los adultos mayores y enfermos, y los niños. Y quizá, debiéramos incluir también a los desempleados, que cada vez son más.

EN APARECIDA los Obispos nos dicen que la globalización económica está aumentando “las desigualdades que marcan tristemente nuestro continente y que mantienen en la pobreza a una multitud de personas.” (62). Entre ellos, muchas mujeres, jóvenes, desempleados, niños, ancianos, presos. Ahora, los excluidos, además de ‘explotados’ son también ‘desechables’ (65). Reconocen que ha habido de parte de la Iglesia muy poca preocupación por ellos (100, b-c). De hecho, la mayoría de los católicos no tenemos conciencia de ser misioneros, de ser sal y fermento en el mundo (286), sino más bien estamos atrapados por una espiritualidad individualista (100). Sin embargo, cuando Jesús de Nazaret cura al leproso significa que nos ha traído un Reino en donde no haya marginados sino que todos tengamos la oportunidad de vivir de acuerdo a nuestra dignidad humana, creados a imagen y semejanza de Dios (104).

QUÉ LES PARECE si le pedimos todos los días a Dios que nos conceda el don de la COMPASIÓN. Si Jesús ha sido compasivo con usted y conmigo, entonces también nosotros debiéramos serlo con los marginados. Si usted quiere puede incorporarse a la Misión Permanente de la parroquia para ser misionero desde su casa, barrios, integrado en una pequeña comunidad de base, que nos permita acercarnos a los adultos mayores, enfermos, niños y desempleados, para ‘tocarlos’ y procurar integrarlos a la comunidad social y eclesial.

Agustín Pbro.

2009-02-07

Jesús, el Predicador y Liberador

Ciclo B, Ord5, 8 de Febrero de 2009

Curó a muchos enfermos de diversos males
(Mc 1, 34)


JESÚS DE NAZARET empezó a predicar la Buena Nueva del Reino en Galilea. “Para eso he venido”, decía. Los hechos que abarcan su evangelización son la predicación en las sinagogas, la visita a la casa de Simón y Andrés en donde cura a la suegra de Pedro, la oración de madrugada en un lugar solitario, y la curación de diversos enfermos. A excepción de la oración personal, lo demás lo hacía acompañado de sus discípulos. Se trata de una evangelización completa. Ahora bien, nosotros, ¿Predicamos el evangelio? ¿Participamos en algún grupo apostólico o pequeña comunidad de base? ¿Hacemos visitas domiciliarias? ¿Hacemos oración profunda y constante? ¿Procuramos transformar la vida de las personas marginadas, maltratadas, enfermas, desempleadas o que tienen hambre? ¿Procuramos evangelizar en comunión, es decir, en equipo?

EN APARECIDA se dice que “cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva” (AP 146). Este anuncio se da mejor desde una parroquia organizada en pequeñas comunidades de base (170, 203, 310 y 372). No podemos quedarnos tranquilos en nuestros templos, necesitamos salir al encuentro de las personas y las familias, visitarlos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo y ofrecerles procesos de iniciación cristiana (300, 517-i, 548). Para lograr esto, es necesaria la oración personal y comunitaria, y alimentarnos de la Palabra y de la Eucaristía (255). Finalmente, si “el proyecto de Jesús es el Reino de una vida digna para todos” (361), entonces el fin de nuestra pastoral deberán ser los rostros sufrientes de Cristo (393), transformar, desde ellos, su situación (394, 210). Nos recuerdan los Obispos que “todo proceso evangelizador implica una auténtica liberación” (399)

QUÉ LES PARECE si nos cuestionamos. Si haces oración constante está bien pero no es suficiente; si haces oración y sales de misión está muy bien pero no es suficiente; si haces oración, eres misionero y lo haces desde la parroquia y una pequeña comunidad de base es excelente pero no es suficiente. Para ser discípulo y misionero de Jesucristo se requiere, además de todo esto, TRANSFORMAR la situación de los rostros sufrientes de Cristo; de lo contrario, nuestra evangelización sería a medias y estaríamos reprobados.

Agustín Pbro.